Este artículo es una traducción/adaptación del artículo de Leanne Regalla 30 Warning Signs That Spell Failure for Your Creative Business. Tened en cuenta que en el mundo anglosajón hay una cultura muy distinta respecto al emprendimiento artístico que aquí en España. Cuando Leanne habla de «negocios» (business), no se está refiriendo a una gran empresa, sino al trabajo de cualquier artista (escritor, actor, músico, pintor, etc.) que busque vivir de lo que hace. Lo que aquí sería un emprendedor autónomo dentro de algún sector artístico.
Tenemos la conciencia de que en España es imposible vivir del arte. Tal vez sea cierto, sobre todo en un mercado en crisis como el nuestro, donde además las trabas burocráticas, económicas y fiscales para emprender son las que son. Lo que sí es cierto es que todo lo que dice Leanne a continuación lo he visto mil veces en mil «artistas» (yo incluida), ya que nos creemos a pies juntillas el sueño del loco bohemio, en vez de intentar concebir qué lugar ocupa nuestro arte dentro del sistema que aquí nos incumbe: el económico.
Tal vez no sea posible vivir del arte como tal, pero si buscamos remuneración por nuestro trabajo artístico, algo tendremos que aprender de monetización, comercialización, mercadotecnia y dominio del producto, si queremos intentarlo siquiera.
Y todo eso sin vender nuestra alma ni poner en jaque nuestros valores estéticos y personales. Madre mía.
Si alguien tiene alguna idea de cómo conseguirlo, esa es Leanne. Muchas gracias a ella por permitirme compartir su artículo con todos vosotros. Todas las que siguen a continuación son palabras suyas:
Es probable que te hayas preguntado si tienes lo que hace falta.
Te encanta crear, ya sea componiendo una historia o una canción, produciendo un espectáculo nuevo, capturando un amanecer para conservar un momento para siempre o transformando un poco de plata en una obra de arte que alguien puede llevar puesta.
¿Pero qué ocurre cuando se trata de hacer dinero con todo eso?
Eso es algo muy distinto.
Hay tantas cosas con las que estás haciendo malabares ahora mismo… y todas son importantes.
Es fácil dejar pasar las cosas que no te gusta hacer, buscar excusas para evitarlas o decirte a ti mismo que ya las harás un día de estos.
Además de todo eso, tienes que lidiar con todos esos miedos y dudas insistentes:
- «No se me dan bien los negocios».
- «No creo que pueda aprender a llevar todo esto».
- «Es que no hay dinero en la música/fotografía/poesía», o el mayor de todos:
- «¿Importa realmente lo que hago? ¿Se daría alguien cuenta si dejara de hacerlo?».
Todos hemos pasado por ahí.
¿La dura verdad? No tienes forma de saberlo.
No puedo decirte si tienes lo que hace falta para alcanzar aquello que tú definas como éxito. Nadie puede. Pero lo cierto es que hay determinadas señales de que tu empresa creativa se tambalea, y no sería justo que te mintiera y te dijera otra cosa.
Estos son algunos de los errores más comunes que cometen emprendedores creativos. Yo misma he caído en muchas de estas trampas y todavía estoy trabajando en algunas.
La buena noticia es que ninguna de estas señales es una condena a muerte, todas tienen remedio. Pero no te engañes, son críticas. Si ignoras alguna de estas cuestiones durante el tiempo suficiente te causarán bastante dolor y sufrimiento, y tal vez incluso signifiquen el final de tu sueño.
Conforme vayas leyendo todos estos puntos, debes entender que ninguno te convierte a ti en un fracasado. Solo significa que tu empresa o negocio podría fallar si no te lo tomas en serio.
Señales de que te estás saboteando a ti mismo
¿Sientes alguna vez que te iría todo genial si no fuera por ti mismo? Aquí hay unas cuantas maneras en las que podrías estar impidiéndote avanzar:
1. Dejas que la duda te paralice
Eres inseguro e inconstante a la hora de compartir tu trabajo con el mundo. Vacilas con tus compromisos y no te tomas en serio tu vocación. Dejas que los subidones y bajones de lo artístico y creativo te afecten y, como resultado, no produces de forma constante.
2. Estás siempre intentando que los demás se fijen en ti
Pareces desesperado y necesitado cuando interactúas con colegas de profesión y personas influyentes. Tal vez no seas consciente de ello, o tal vez te das cuenta demasiado tarde, y piensas que te habría gustado hablar o presentarte de forma diferente. Te centras en pensamientos como: «Si solo consiguiera que tal persona me hiciera caso, sé que me ayudaría»; «si tan solo vieran mi trabajo, sé que les encantaría»; «si solo tuviera un agente/mánager/una aparición en La voz, se acabarían mis problemas», etc.
3. No cumples tus promesas
Le das tu palabra a tus clientes, colegas, profesores, familiares o a ti mismo, pero luego no la cumples. No te has hecho con una reputación de confianza y eso no te preocupa. Te dices a ti mismo que eso no importa.
4. Echas de menos los días gloriosos del pasado
Es cierto que las salas de concierto ya no pagan como antes, que el mundo de las galerías de arte ha cambiado y que la edición de libros ya no tiene nada que ver con como era hace unos años. El mundo y la economía han cambiado. Pero dedicas más tiempo a mirar atrás que a ajustarte a las nuevas realidades.
5. Esperas a la inspiración
Solo trabajas cuando llega la musa, en vez de sentarte todos los días a la misma hora a trabajar.
6. Procrastinas en vez de hacer todo lo que sabes que tienes que hacer
Tienes toda una letanía de excusas y de historias que te cuentas a ti mismo sobre por qué no puedes hacer tu trabajo, por qué no puedes organizarte, o por qué no tienes tiempo. Pero si eres sincero contigo mismo, sabes que hay distracciones de las que podrías librarte y mejores formas de gestionar tu tiempo.
7. No eres persistente
Te rindes en cuanto se complican las cosas, en vez de buscar maneras alternativas de atravesar o rodear los obstáculos que encuentras en tu camino. No perseveras, e interpretas dichos obstáculos como señal de que deberías estar haciendo otra cosa.
8. No sabes pedir ayuda
Intentas ser Superman o la Mujer Maravilla, y te cuesta pedir consejo o ayuda de amigos, colegas de oficio, o guías/profesores. Intentas hacerlo todo tú mismo, hasta las cosas pequeñas, incluso cuando sabes que deberías invertir tu tiempo en actividades estratégicas para que crezca tu negocio.
9. No tienes una visión clara para tu vida ni tu futuro
Lewis Carroll dijo: «Cuando no sabes dónde vas, cualquier camino te sirve».
No te has tomado el tiempo de definir tus metas para tu vida personal ni para tu negocio. Tienes una perspectiva dispersa; simplemente respondes a las oportunidades, con una sensación vaga de que no estás donde realmente quieres estar.
10. No comunicas tu misión, tu pasión, o la razón que te impulsa a crear
No sabes o no puedes explicar por qué haces lo que haces o por qué le debería importar a otras personas. Te gustaría que tu público se entusiasmara con tu trabajo, pero al mismo tiempo te da miedo defender lo que sea. Intentas hacer feliz a todo el mundo y serlo todo para todos.
Señales de que te falta perspectiva respecto a tu arte
Puede ser duro verte a ti mismo tal y como te ven los demás. A lo mejor eres más duro contigo mismo de lo que serías con amigos en la misma situación, o tal vez eres demasiado optimista a la hora de apreciar tus propios talentos y habilidades.
11. Sabes que tu trabajo todavía no es lo bastante bueno, pero no cambias tu forma de hacer las cosas
Tu nivel de habilidad no es el que te gustaría, pero no estás buscando los mejores recursos, estudiando con los mejores profesores, practicando por tu cuenta o exponiendo tu trabajo al público. Procuras evitar cualquier tipo de retroalimentación, te resistes a la valoración que no sea positiva, o te tomas demasiado en serio lo que te dicen todos y acabas confundido al intentar actuar en consecuencia. Preferirías estar cómodo haciendo lo de siempre.
12. Te has confiado
No estás siempre aprendiendo cosas nuevas sobre tu arte o negocio. Crees que tienes tanta experiencia que no necesitas la opinión de los expertos. Culpas a los demás y a situaciones ajenas a ti (como el no estar en el sitio adecuado en el momento adecuado) de tu falta de éxito.
13. No compartes tu trabajo porque te da vergüenza
Te falta confianza y dejas que esa confianza te impida enseñarle a los demás tus proyectos creativos. Como resultado, no estás creciendo como artista. No te das cuenta de que el progreso llega cuando avanzas a pesar de tus miedos.
Señales de que no entiendes cómo funciona la mercadotecnia
Hay muchos negocios sin escrúpulos que le han dado a la mercadotecnia un mal nombre, pero sin promoción no podrás vender tu trabajo. ¿Has sufrido alguno de estos problemas?
14. Ves la promoción como algo feo
Te da miedo quedar como un vendededor pesado. No te ves como un artista que simplemente se está comunicando y construyendo relaciones auténticas con amigos que necesitan lo que les está ofreciendo. Te dices a ti mismo que odias el marketing, que no se te da bien, y que de alguna manera abarata tu trabajo y disminuye tu habilidad para ser creativo y artístico.
15. No tienes una lista de correo, o la que tienes es pequeña y la tienes olvidada
Sabes que tienes que hacer crecer tu lista de emails, pero no te lo has tomado en serio. No ofreces ningún valor más allá de boletines o actualizaciones, y no tienes ningún incentivo irresistible para que la gente se dé de alta en tu lista.
16. No has estado en contacto con tu lista desde hace meses
Piensas en ello, pero nunca lo haces. Te has confiado, estás demasiado cómodo haciendo las cosas como siempre, y no te animas a pensar en algo interesante que decir, ni a darle al botón de «enviar».
17. Desperdicias una gran cantidad de tiempo en las redes sociales
Imitas lo que ves que hacen otros en Facebook, Twitter, Pinterest o Instagram, sin una estrategia clara. Tienes una meta vaga para aumentar ventas o conseguir que la gente venga a tus eventos, pero sigues adelante sin intentar aprender a usar las redes de forma más eficiente.
18. No tienes tarjetas de visita
Cuando hablas con la gente en persona, te apoyan y parecen interesadas en lo que haces. Entonces te piden una tarjeta, pero no la tienes. No parece que te tomes tu trabajo en serio, y no dispones de ningún medio para que los demás sigan tu trabajo, se apunten a tu lista o se pongan en contacto contigo.
Señales de que tu presencia online es débil
Tu página web importa. Tus nuevos seguidores, los conozcas en persona o en internet, querrán saber más sobre ti y seguir en contacto contigo. Necesitas encontrar una manera de fomentar esa relación. Podrías estar perdiéndote buenas oportunidades si contestas «sí» a cualquiera de estos puntos.
19. Te avergüenzas de tu página web
La última vez que le hiciste algún cambio importante fue hace siete años, cuando un amigo que sabía HTML te echó una mano. Sospechas que tu web es confusa para tus visitantes, y estás seguro de que podrías mejorarla, pero dejas que la inseguridad e indecisión te lo impidan.
20. Tus actualizaciones y publicaciones en las redes sociales son casi siempre sobre ti
Dejas que la gente sepa lo que tienes y lo que estás haciendo, pero no intentas averiguar qué funciona mejor con tus seguidores. No les preguntas qué cosas quieren saber o aprender sobre ti o qué es lo que más les gusta de lo que haces, para poder darles más de eso.
21. No estás consiguiendo una reacción
Tienes muy pocos comentarios y muy poca interacción, entusiasmo o seguimiento en tus publicaciones de blog o perfiles de redes sociales. No sabes cómo incrementar esa interacción o el tráfico a tu web, así que sigues publicando en tus propios sitios, con la esperanza de que algún día todo despegue. Pero en el fondo (o no tan en el fondo) sospechas que lo que estás haciendo no funciona.
22. No actualizas tu web de forma constante
No publicas contenido nuevo con regularidad ni mantienes tus páginas al día. No te planteas el blogging o el videoblogging para crear una relación con tu público, consolidar tu reputación con los que visitan tu página, ni para ayudarlos a decidir que tú eres la persona con la que quieren trabajar o de la que quieren comprar. Tu web tiene el mismo aspecto ahora que hace un par de años.
23. No tienes tu propio dominio
Tu sitio web se aloja como subdominio de otro sitio mayor, o tu mayor presencia online está en tus perfiles de las redes sociales. En el momento en que la empresa que aloja tu web cierre o decide que hiciste algo inapropiado, podrías perder tu página.
24. Ni siquiera tienes una página web
Ya sabes que hoy en día es fácil tener una web de aspecto profesional por un precio razonable, pero aun así resistes. A lo mejor no consigues superar las barreras técnicas. O tal vez tienes en tu cabeza una visión de una web perfecta pero crees que nunca la vas a conseguir, así que prefieres no tener nada.
Señales de que tienes una actitud poco saludable respecto al dinero
Asegúrate de que estas trampas comunes no te estén impidiendo obtener buenos ingresos.
25. No sabes qué es lo que hace que la gente abra sus carteras y te pague
No entiendes las emociones que hacen que la gente actúe, los beneficios que consiguen de tu trabajo, ni el valor que les ofreces. Como resultado, no eres de capaz de sintonizar con esos impulsos emocionales e incrementar tus ventas.
26. Eres un maestro de los rollos de una noche (en lo que se refiere a ventas)
No tienes materiales promocionales ni sistemas implementados para hacerle seguimiento a tus compradores que hagan que a la gente les sea fácil recordarte, encontrarte y comprar de nuevo. Ves los eventos como ventas de un día, en vez del comienzo de una relación larga y provechosa.
27. Subestimas el tiempo que lleva construir un negocio que te sustente
Solo te apetece dedicarte a tu arte, así que dependes solo de una fuente de ingresos, y no es suficiente. Estás a punto de tirar la toalla porque crees que no vas a conseguirlo nunca.
28. Rara vez has vendido algo a alguien que no fuera de tu familia o círculo de amigos
Te da miedo ofrecerte o pedir dinero por tu trabajo. En el fondo, hay una parte de ti que cree que no te mereces un pago decente.
29. No le facilitas a los demás que te compren
Has terminado ciertas piezas u obras, pero no están organizadas, ni son fácil de encontrar ni de explicar. Tus clientes potenciales no te compran porque o bien tienen muy poco donde elegir o porque hay demasiado. Basas tu oferta de productos en lo que está haciendo la competencia. No tienes una oferta de productos exclusivos de gama alta porque no crees que puedes crear obras que merezcan un precio más alto.
30. Tus registros, listas de clientes, sistemas de contabilidad y sistemas de seguimiento son un desastre
Sientes que siempre estás respondiendo a emergencias, apagando incendios. Tienes pilas de papeles sin archivar. Siempre estás peleando y a la carrera para llegar a tiempo a la fecha de entrega. Sabes que cualquier incremento en ventas o trabajo te superaría. No tienes implementado ningún sistema para crecer.
Qué significa todo esto
Me encantaría decirte que es fácil hacer dinero en un campo artístico. Me encantaría darte permiso para que dediques todo tu tiempo a las redes sociales porque te ayudará a hacer crecer un negocio fantástica y pujante. Me encantaría darte un botón de «fácil» que hiciera que te ingresaran dinero en tu cuenta bancaria mientras duermes.
Qué diablos, ¡compraría ese botón yo misma!
Pero esto no funciona así, y tampoco estás aquí por eso.
Yo he cometido muchos de los errores de esta lista. He aprendido, he perseverado, he dado con gente genial que me ha ayudado y tú puedes hacer lo mismo.
Si has leído hasta aquí, es porque esto te importa. Quieres saber la verdad, y quieres aclararte con este tema.
Si te estás preguntando si tienes lo que hay que tener para alcanzar tus metas, esa es buena señal.
Si te despiertas a las tres de la mañana y no puedes dormirte precisamente por esa preocupación, eso es incluso mejor.
Eres uno de los pocos dispuestos a hacer lo que haga falta, durante el tiempo que haga falta.
Si estás haciendo un buen trabajo, te garantizo que la gente lo querrá.
No te rindas. Es un camino difícil, pero no imposible, y los resultados merecen muchísimo la pena.
Así que, ¿a qué estás esperando? Elige una cosa que has estado evitando hacer y ponte a ello.
¡Empieza hoy mismo!
Para más artículos de Leanne (en inglés), podéis visitar su página web, Make Creativity Pay.
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Uf, duro, pero cierto…
Y útil. Los exámenes de conciencia como este pueden venir muy bien.
Muy buena guía para saber en que está metiendo la pata cada uno, y como ponerle remedio. Un saludo.
Gracias, Javier, me alegro de que te guste 🙂
¡Gracias por traducirlo! Y mira que me fastidia porque cumplo casi todo, pero está bien leer algo así. Lo dicho, muchas gracias.
¡De nada! Me alegro de que te fuera útil 🙂