No sé qué tiene el verano contra mí.
En serio, yo al verano no le he hecho nada.
Para empezar, en verano viajo a festivales y cosas de esas, y mis problemas logísticos crecen. Mis micrófonos viven en un estado de suspensión de Schrödinger, atrapados en cajas que la mensajería tal vez o tal vez no recoja.
Surgen también dificultades técnicas inesperadas. ¿Sabías que aunque cierres las ventanas el micro sigue recogiendo EL RUIDO INSOPORTABLE DE LAS CIGARRAS?
Suma a eso la dificultad de hacer trabajo creativo cuando el calor no te deja pensar. Pero no se trata solo de eso.
El verano tiene una bajona particular. Llegas a mitad de año y el mundo se para, las tiendas se cierran, caminas en un charco de tus propios sudores y te preguntas:
¿Espera, yo exactamente qué me había propuesto?
Y otras cosas tan divertidas como:
¿Qué diantres estoy haciendo con mi vida?
Pero este año me he curado en salud. Pueden venir todos los problemas logísticos y técnicos del mundo, así que no necesito también los mentales: la inseguridad, el despiste, el caos.
En este email os traigo un solo recurso. Un ejercicio para prevenir y también para curar la bajona de verano*.
Un ejercicio que te devolverá a tu camino creativo. |
Acaba con la bajona de verano y resetea tu año
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