A veces me vienen amigos y conocidos que tienen algún tipo de afición o profesión artística y me miran como si fuera una especie de alienígena del espacio exterior.
Entrecierran los ojillos y ya sé lo que se aproxima.
«¿Y a ti cómo es que te sigue tanta gente en redes sociales?».
Mi respuesta inicial es sentirme muy ofendida. ¡Porque hay mucha gente a la que les gustan mis libros y mis artículos, claro! ¿Cómo pueden poner eso en duda? ¡Menudo descaro!
Y ellos ponen esos ojillos en blanco y muestran su mejor cara de: «Ya, lo que tú digas, que desde que superaste los siete mil seguidores en Twitter te has vuelto de un creído insoportable».
Solo que no dicen eso, porque escojo a mis amigos por su educación y comportamiento respetuoso, entre otras cosas (por desgracia, a fecha de hoy todavía no puedo controlar lo que piensan. Sigo en ello). Tienen mucho cuidado de no decirme a la cara lo mal que me ha sentado la fama; prefieren hacerlo a mis espaldas, mientras niegan con la cabeza y recuerdan tiempos mejores, en los que no los invitaba a fiestas multitudinarias en mi mansión de Beverly Hills ni los llevaba de paseo en mi limusina de tres plantas con chófer y minibar.
Regalías de mi último libro
Es que es culpa mía, es culpa mía por no saber escuchar.
Tengo que aprender a fijarme mejor en lo que me preguntan en realidad. Fijaos en que la pregunta es «¿cómo tienes tantos seguidores?» frente a «¿qué puedo hacer yo para conseguir seguidores?«.
Si escuchara mejor, contestaría a la primera pregunta en vez de a la segunda. Porque contesto a la segunda y ellos en realidad no querían esa respuesta, así que yo hablo un rato hasta que me doy cuenta de que están mirando a otro lado y su atención ahora está fija en una mosca especialmente atractiva que se frota las patitas en la lámpara más cercana.
No puedo culparlos demasiado, porque, sí, esa mosca es bastante más interesante que yo, y porque eso es mucho mejor que los que asienten con energía y me dicen que vale, que muy bien, que muchas gracias, y que luego vuelven a sus redes sociales y siguen haciendo exactamente lo mismo de siempre (con los mismos resultados de siempre).
Preferiría, supongo, que fueran sinceros y me dijeran: «Pero es que todo eso que tú haces es demasiado trabajo. Además, seguro que a mí no me funciona, porque (insértense veinte excusas diferentes aquí)».
Por lo visto, conseguir mil seguidores (o diez mil, o cien mil) es algo que ocurre cuando chasqueas los dedos y te secuestran y te presentan a una logia ultrasecreta formada por tuitstars, Facebook influencers y starlets de Instagram, donde vas pasando una serie de pruebas de habilidad mágica hasta que demuestras que eres digno/a de tener mil, diez mil o cien mil seguidores en las redes de tu elección.
Y esta noche, amigos, tenemos a Carmen, la escritora de romántica-gore que nos asegura que en sus libros puedes ver a sus personajes fornicando del derecho... ¡y del revés!
Hay muchos cursos sobre cómo utilizar las redes sociales. Lo curioso es que mucha gente quiere tener más seguidores (y lectores potenciales), pero sospecho que pocos están dispuestos a hacer todo lo que se indica en esos cursos. Todos siguen esperando ese chasquido milagroso.
Al final todo esto de los seguidores se reduce a un solo principio, a un «truco» que, por desgracia, está lleno de trabajo y, sí, esfuerzo.
Que sea un truco no implica que sea mágico, ni fácil. Funciona, eso sí.
El informa-yo y el comunicador
Hace algún tiempo leí por primera vez sobre la diferencia entre meformer e informer, que, si no me equivoco, proviene originalmente de un estudio de la Universidad Rutgers. Sí, en Nueva Jersey se hacen otras cosas que no son crear realities realmente malos u ofrecer viviendas más baratas y mejores pero que no están en Nueva York.
Lo reconozco. Todo lo que sé de Nueva Jersey lo aprendí de Futurama.
La mayoría de nosotros empezamos en las redes sociales utilizando un perfil personal. ¿Recordáis la primera vez que os hicisteis una cuenta en Facebook? ¿Recordáis vuestras primeras publicaciones? Probablemente fueran de carácter personal, porque, sí, era una cuenta personal. Hablabas de cómo te había ido al día, te quejabas de alguien que se te había colado en la cola del supermercado, comentabas el último titular político de moda o compartías un vídeo de gatitos o una foto de unos tacones que te habían enamorado.
Eras, como la mayoría de los usuarios de esa red, un meformer (de me+informer), un informa-yo. Informabas a los demás de cosas sobre tu vida y compartías contenidos de tu interés. Probablemente te comportabas del mismo modo en Twitter y en cualquier otra red (excepto Instagram. En Instagram, de hecho, triunfas si eres un meformer a lo grande y con una buena cámara).
El problema llega cuando tienes que salir del ámbito personal y entras en el profesional o en el artístico (o ambos a la vez). Como no has hecho ningún curso especializado, ni nadie te ha indicado lo contrario, sigues manteniendo tu mentalidad de informa-yo, intentando que otros se interesen por tus productos, servicios o creaciones, y no entiendes por qué no obtienes respuesta.
Yo tardé mucho en cambiar esa mentalidad. No recuerdo cómo ni por qué modifiqué mi forma de actuar en redes, pero mirando atrás veo una diferencia clarísima de resultados. Y, sin embargo, nadie me hace caso cuando intento explicar lo importante que es ese cambio.
Bueno, miento. Ha habido un puñado de alumnos y clientes que me hicieron caso, modificaron radicalmente su acercamiento a las redes sociales y ahora hay editoriales que se pelean por ellos. LITERALMENTE. En serio, esto es verdad. En algunos sectores os sorprendería lo pendientes que están algunas editoriales de algunos autoeditados si tienen el seguimiento adecuado.
Y todo es porque entendieron ese cambio necesario. El paso del informa-yo al comunicador.
Informar no es lo mismo que comunicar
En el estudio del que os hablaba, se diferenciaba entre meformer (informa-yo) e informer (informador). El informador es alguien que no solo comparte contenidos propios, sino también contenidos que pueden tener interés para otras personas, lo que añade un gran valor a su persona social en línea. No es sorprendente ver en ese estudio que los segundos obtenían mejores resultados que los primeros.
Algunos de mis alumnos, amigos y clientes dieron ese paso, pero se sintieron frustrados cuando vieron que no conseguían nada espectacular. Esto es porque habían pasado de informa-yo a informador, pero no a comunicador.
Y es en el comunicador donde está el seguimiento.
¿Qué diferencia al informador del comunicador? El que informa se limita a compartir contenidos de valor para su público objetivo, sin más. El comunicador busca, ¡oh, sorpresa!, comunicación. Y ya sabéis cómo va esto de la comunicación:
Emisor-Mensaje-Receptor
No tiene más. Pero la mayoría de nosotros, cuando compartimos contenidos que creemos que serán de interés para nuestro público objetivo, hacemos esto:
Emitimos un mensaje y este es recibido por alguien. Cualquier contenido: ya sea un artículo, una imagen, una infografía… Y ya.
¿Pero qué pasa cuando hacemos esto?:
Cuando no nos limitamos a darle al botón de compartir sin más, cuando buscamos una interacción válida con nuestro público, ese público responde. Y la atención que obtenemos es mayor, por no hablar del empujoncito que dan todas las redes sociales a publicaciones que obtienen respuesta activa, ya sea en forma de comentarios, compartidos, me gustas, +1… lo que sea. En Facebook, por ejemplo, es la diferencia entre que vean tus publicaciones un 2% de tus seguidores y un 30% (o más, si eres REALMENTE bueno).
Vamos a ver los tres casos (informa-yo, informador y comunicador) con ejemplos de Twitter, pero en realidad sirven para cualquier red:
El ejemplo del informa-yo
¿Qué tipo de respuesta puede tener este tuit? ¿Es verdad que tengo una contractura y me espera otro día dolorido? Pues sí, es verdad.
¿Y de qué sirve, exactamente, que yo comparta esto, aparte de desahogo personal? Tal vez obtenga algún comentario de consuelo y ánimo, pero, creedme, si hago esto todos los días, a todas horas, la gente se va a cansar muy pronto. Además, los mensajes positivos siempre obtienen mejores resultados que los negativos en los que se refiere a seguimiento en línea. No digo que tengas que convertirte en el unicornio feliz de la calle Feliz que vive en el número 7 de las Maravillas, pero andar todo el tiempo quejándote y protestando tampoco te va a llevar a ningún lado. Todos tenemos nuestras contracturas y nuestros días de mierda, no estoy aportando absolutamente nada al mundo con esto.
Ese sería un ejemplo claro de informa-yo. Vamos ahora con el tuit de informador.
El ejemplo del informador
Como mi blog está orientado a escritores y lectores, suelo compartir contenidos que van a ser interesantes para ellos, ya sean propios o ajenos. Por ejemplo, voy a compartir un artículo de Alejandro Gamero para La piedra de Sísifo, sobre un tema muy chulo: una librería escocesa te ofrece ser librero durante unos días. El tuit de un informador a secas sería más o menos así:
Como veis, me he limitado a copiar el título del artículo, tal cual, y a poner el enlace. Tal vez haya quien pinche, ya que el título está bien hecho y es llamativo, pero así, a solas, ¿no os parece el típico tuit automatizado?
El ejemplo del comunicador
Ahora vamos a crear un tuit de comunicador. Veréis qué diferencia:
He añadido la imagen que incluía el artículo original (si hubiera sido una imagen rotulada, con el título del artículo, habría sido aún mejor) y he procurado mencionar a la persona que lo escribió (así sabe que lo he compartido. Esto es genial para ampliar tus redes de conocidos y amigos en el sector. Además, creo que es importante destacar quién ha escrito un artículo por encima de la plataforma que lo/la publica. El mundo está lleno de plataformas inmensas cuyos redactores no los conoce ni su madre, y me parece una pena).
¿Cuál de esos tres tipos de tuits creéis que conseguirá más atención? Acabo de publicar ese tuit y ya está generando movimiento. No es que yo sea especialmente chachipiruli: es que he dado con un contenido que despierta curiosidad e interés en mi público de Twitter y he intentado transmitirlo de manera interactiva (usando una pregunta) y visualmente atrayente.
Por supuesto, no tenéis que usar el mismo tono ni hacerlo de la misma manera. No tenéis que usar una pregunta: podéis usar un comentario reflexivo, personal, citar algo que os guste del artículo… Es solo un ejemplo para explicar la diferencia entre esas tres formas de comunicación, y para que se entienda cómo esa tercera forma es la que, poco a poco, puede hacer que otros se interesen por lo que tienes que decir. También hay que tener en cuenta que tus mensajes dependerán de tus objetivos.
Qué buscas de las redes sociales
Parto de la base de que buscas seguidores en redes sociales por alguna razón concreta, no por el simple orgullo de chulear de números (aunque hay gente para todo. Si ese es tu objetivo, fabuloso, pero igual estás en el artículo equivocado). Si eres escritor, estas razones suelen resumirse en:
–Quieres vender libros. Aquí me parece que lo responsable es hacer la advertencia habitual: la gente no entra en redes sociales a comprar libros, entra para entretenerse. Las redes sociales llevan a una conversión directa muy escasa. Lo que vas a conseguir es a más gente que entre en ese embudo ya mencionado, que cada vez más gente sepa quién eres, que visite tu plataforma y que, sí, en la parte más estrecha del embudo, acabe comprando tu libro. Pero no sirve de nada una gran presencia en redes si no sabes a dónde dirigir a tu público.
–Quieres promocionar tu marca. Ya he hablado de lo que opino sobre la marca personal y cómo podemos utilizarla de una manera ética y artística, consecuente. Las redes sociales son el máximo escaparate para que tus lectores potenciales comprendan quién eres y cómo escribes, para que cada vez conozcan más y mejor tu trabajo.
–Quieres conseguir clientes. Muchos escritores complementan su trabajo creativo con servicios relacionados con la lengua y literatura. Las redes sociales son una manera fantástica de establecerse como experto en un sector (y sobre todo si ofreces consejo y ayuda a personas que lo necesitan), sobre todo si se complementan con una página web bien hecha y un blog que ofrezca información útil.
–Quieres tener más posibilidades de publicar. Desde que tengo este blog y desde que me muevo de forma activa por redes, he recibido varias ofertas de editoriales (grandes y pequeñas) para publicar con ellos. En mi caso, como sabéis, me considero una autora híbrida y solo publico de manera tradicional si veo que me compensa en relación con la autoedición, pero para autores que busquen un contrato típico editorial, una presencia poderosa en redes es un arma muy efectiva. No lo digo solo por mí: como ya he mencionado antes, sé de autores a los que les ha funcionado bien en ese sentido.
–Quieres conocer a tus lectores. Vale, esta puede que sea una razón más emocional que práctica (aunque conocer a tu público objetivo también es muy útil a nivel práctico), pero ¿quién no quiere recibir ánimos y feedback positivo de sus lectores? Claro que caerá algo de alimentación negativa, pero a la larga os prometo que compensa. Nada hay cuando estás con la inseguridad y la bajona como interaccionar con aquellos que leen tus chorradas.
También ayuda saber qué tácticas concretas de promoción funcionan y cuáles solo sirven para irritar a los demás. Teniendo todo esto en cuenta, vamos a ver un último apartado: qué podemos preguntarnos antes de publicar en redes para sacarle el máximo rendimiento a nuestra interacción:
Algunas preguntas que ayudan
Antes de publicar cualquier cosa en redes sociales, tal vez convenga hacerse las siguientes preguntas:
- ¿Está esto dirigido al público que me interesa?
- ¿Qué valor tiene para ese público (informativo, utilitario, entretenimiento, estético…)? Un contenido útil siempre funciona mejor que uno meramente informativo. Uno que despierte curiosidad funciona mejor que uno meramente entretenido. Por desgracia, a nivel estético más te vale ser muy bueno y visual para generar interés.
- ¿Estoy creando interacción? ¿Estoy buscando una respuesta de mi público?
- ¿Estoy aprovechando al máximo el formato del que dispongo (piensa si has incluido una imagen, si necesitas un hashtag, si has mencionado a las personas directamente involucradas…)?
- ¿Cómo voy a contestar a las personas que interaccionen conmigo? (Esto es más importante de lo que parece. En breve espero publicar un artículo orientado específicamente al manejo de conflicto y crítica negativa en el mundo virtual, pero la respuesta a lo positivo es crucial también: ¿puedes mantener el diálogo? Sobre todo cuando estés empezando a crecer, es fundamental contestar a todos los comentarios e intentar crear un poco de debate).
- ¿Dónde voy a compartir esto? No todas las redes son iguales: algunos contenidos son mejores para Facebook, otros para Twitter, otros para LinkedIn y otros para Google+. Cada red tiene sus horarios, su frecuencia de publicación aconsejable, sus formatos de imagen y mil detalles más. Por eso creo que es mejor lidiar solo con una red para empezar, hasta entender bien cómo funciona y cuánto tiempo te quitará, antes de meterte en ocho distintas.
Creo que contestando a estas preguntas puedes eludir fácilmente cualquiera de esos temidos errores que andamos cometiendo siempre los escritores en redes sociales, además de sacarle muuucho más provecho a tu tiempo dedicado a estas herramientas.
Cuando planifiqué temas para las publicaciones de estos meses por venir, pensaba escribir un artículo con mis lecturas del 2016, como hice el año pasado y el anterior. Pero he pensado que este artículo que os traigo hoy, este tema, podía ser bastante más útil. Mis lecturas del 2016 (con sus reseñas) podéis verlas en Goodreads. Allí subo casi todo lo que es lectura de ocio (no suelo incluir lecturas de trabajo, para presentaciones, etc.).
Y reconozco que me siento un poco tonta con este artículo sobre redes. Estoy hablando de algo que igual os parece simplón y evidente (¡y efectivo!), pero todos los días veo a personas que intentan usar una estrategia de contenidos para dar a conocer sus blogs, libros, proyectos y etc., y que siguen anclados en la perspectiva del informa-yo.
No seas un meformer, querido o querida.
El mundo ya está lleno de gente que se queja de sus contracturas.
Ouch.
Nota: Por si alguien no se había dado cuenta, lo de la mansión y las regalías es mentira. Por favor, comprad mis libros para que pueda tener, por lo menos, una piscina donde organizar fiestas decadentes. Por ejemplo, si eres escritor, puedes comprarte este para corregir tu libro. O, si tienes ganas de cachondeo, puedes pillarte este de fantasía cómica, que tiene dragones y ratones parlantes y magos muy ridículos. Más cosas aquí.
¡Oro líquido! Digo digital, como siempre. Felicitaciones y gracias por el artículo.
¡Gracias, Alex!
Hola, Gabriella,
Enhorabuena por vuestros proyectos y por seguir incansable con tu blog, siempre provechoso.
Muchas gracias a ti por tu apoyo, Laura 🙂
Poco a poco, a base de leer artículos como estos, va uno aprendiendo a no ser un ombliguista en las redes sociales.
Por cierto, gracias por descubrirme el término de la fantasía cómica, creo que echa menos atrás que el de ficción absurda, que es el que le atribuyen a Pratchett normalmente.
Me lo apunto.
¡Saludos!
Pues fíjate que yo lo de ficción absurda lo había oído menos. Lo más parecido que conozco es el far-fetched fiction, que suele atribuirse más a gente como Robert Rankin. Con Pratchett siempre he visto asociado comic fantasy. Lo de las etiquetas es muy divertido 😉
Un besazo y gracias por pasarte por aquí.
Gabriella, si no es mucho abusar de tu sapiencia, ¿a Christopher Moore en qué género lo ubican?
Porque más o menos esos dos escritores (Pratchett y Moore) son mi brújula para ubicar mi estilo, y la verdad es que en cada sitio les ponen una etiqueta.
Me interesa mucho tu opinión.
Gracias por adelantado 🙂
¡Saludos!
Yo no he leído nada de Moore personalmente (no sé por qué, no me llama, me da la impresión de que es un poco juvenil/blanco), pero que yo sepa suelen meterlo en fantasía cómica. Tom Holt también ha hecho algunas cosas chulas, pero de los que he probado solo me terminan de convencer Pratchett y Rankin (y Connie Willis, pero ella funciona de forma muy distinta), el primero por su poderío crítico y por saber darme exactamente en mi punto personal de descojone, y el segundo por su increíble conocimiento del lenguaje y por su seudorrealismo absurdo, que es inimitable. Rankin no está traducido a nuestro idioma, que yo sepa, pero no me extraña. Traducirlo sería un quebradero de cabeza acojonante.
Ten en cuenta que a muchos de estos autores se les etiqueta por aquí un poco a lo loco, porque en España hay una tradición cómica muy distinta y no se sabe muy bien dónde encajarlos (aparte de Mendoza no te vas a encontrar muchos autores definidos como creadores de fantástico con humor… el género no tiene prestigio y prefieren refugiarse en otras estanterías). En el mundo anglosajón hay una tradición de fantástico cómico muy potente (¡y que vende!), así que tiene más sentido que se haya establecido un género reconocido, imagino.
¡Muchísimas gracias! Me apunto todos los autores.
Qué vista he tenido al escoger género.
Bueno, en realidad es lo que me sale. Me pasa como al sudamericano de
«Amanece que no es poco», que al escribir solo le salían plagios de Faulkner…
Un abrazo.
Uno de tus mejores artículos. Muchos tips para poner en práctica.
¡Gracias! Me alegro de que te sirva 🙂
Las redes sociales son una herramienta fantástica para conseguir visibilidad. El problema es que si sufres de torpeza social en la vida «real», seguramente lo traslades al Matrix de los likes irremisiblemente.
Afortunadamente, la gabardina ondulando al viento nunca pasa de moda.
Me encanta la portada de «El cielo roto», por cierto.
No hay nada tan arrojadoramente atractivo como una gabardina ondulando al viento, eso está claro.
Y sí, estoy de acuerdo en que si tus habilidades sociales no son fantásticas para empezar, lo vas a tener mucho difícil. Pero muchas de esas habilidades se pueden mejorar o incluso aprender. Te lo dice una tímida e introvertida de manual 😉
Me voy dando cuenta con el tiempo que escribir no es escribir y ya. No si lo que interesa es convertirte en escritor.
Y es necesaria una carisma especial para alzarce como un social media, virtud que gracias a que no la tengo me volqué a la escritura y no a la radio, por ejemplo. 😛
Ya veré cómo hago para seguir este invaluable consejo.
Muchas gracias por este aporte!
Como he comentado antes por aquí, lo del carisma es algo que puede desarrollarse. Obviamente hay gente que tiene talento para ello, pero muchas cosas pueden aprenderse. Las habilidades sociales pueden mejorarse, te lo digo por experiencia. Hasta puede uno aprender a hablar en radio 😉
Gracias a ti por comentar, Mariano, y mucha suerte con tu escritura.
Estoy de acuerdo contigo, Gabriella. Las habilidades sociales pueden aprenderse; yo, por ejemplo, mejoré mucho en este sentido, tras apuntarme a un taller de teatro. Me ayudó, también, a dar vida a mis propios personajes, a ponerme en su piel, a ensayar sus voces.
La cuestión del carisma no la tengo tan clara. Hay personas que tienen luz, que tienen una personalidad que atrapa. Otras resultan más grises. Como asesora literaria lo veo amenudo, aunque, evidentemente, con ayuda, siempre es posible mostrar lo mejor de uno mismo… Yo lo intento con los autores a los que trato de ayudar a crear una imagen de marca.
Acabo de abrir mi facebook de escritora gracias a tus consejos que sigo desde hace dos años, y ya me está cambiando la forma de ver mi profesión. Antes no quería publicar contenido personal porque pensaba que no se vería profesional. Tampoco me sentía cómoda publicando sólo contenido sobre mi profesión porque a mis amigos, en su mayoría, pasan del tema, como es normal. Yo tengo un amigo frigorista y, aunque lo quiero mucho, su trabajo me la refanfinfla. Este es un camino largo, pero cada vez aprendo algo nuevo gracias a gente como tú que se explica tan bien.
Creo que has dado un paso importante. Además, el oficio de escritor es muy solitario. Nuestros amigos y familiares nos consideran rarae avis… En las redes se encuentra gente maravillosa con la que compartir las derias. Y siempre hay alguien dispuesto a echarte una mano cuando tienes alguna duda sobre el oficio. Visitaré tu facebook.
¡Muchas felicidades, Gabriela! Me ha encantado tu artículo, que suscribo al cien por cien. Te sigo desde hace un tiempo. Soy asesora literaria y editora de mesa. No sé si estás de acuerdo conmigo, pero cuesta Dios y ayuda convencer a los escritores noveles de la importancia de tomar las riendas de la promoción y difusión de sus obras y de su imagen profesional.
Estoy encantada de charlar contigo. Me gustaría que te pasaras por mi casa y echaras un vistazo al trabajo que hacemos. Después de veinte años trabajando como editora de mesa para editoriales y agencias, nos hemos echado a la piscina: nos hemos reconvertido en asesoría literaria. Tenemos un proyecto de escuela de escritura y oficios de la edición y, pronto, sello editorial propio.
Además, nos encanta nuestro trabajo, y colaborar y compartir ideas con otras personas que comparten el oficio y el amor por la palabra escrita.
¡Un abrazo!
M. Luisa Penín
Editora en Historias donde Vivo
http://www.historiasdondevivo.com
Muchas gracias por este articulo. Pondre en pratica estos trucos a ver que tal me va.
Me pasa un poco como a Daniel y Mariano. Nunca he sido de mayorías en la vida real, así que lo veo difícil en el mundo online.
Aunque dices que tú también eres tímida e introvertida, yo te veo muy desenvuelta 🙂
Por otro lado, he de reconocer que me resulta más fácil conectar con la gente en redes sociales que en la vida real.
Recuerdo una frase que tuiteaste una vez, algo como que los escritores quieren contarte una historia pero sin mirarte a los ojos.
Será por eso…
Por cierto, ¡tengo una contractura…!
No, en serio, tengo las cervicales fatal xD
Dices que te sientes un poco tonta con este artículo sobre redes.
Ay, jamía! Yo me siento MUY tonta, porque para mí ha sido un descubrimiento, ja ja ja.
Y es que yo me tomaba el blog como la salita de mi casa, donde tomo cafeses con los amigos. Y ya ves… un blog es otra cosa.
Ahora voy a tener que reflexionar un poco, a ver qué quiero exactamente de mi blog. De momento, procuro mantenerlo medianamente activo, que ya es mucho para mí… pero sí, creo que soy una meformer que ni siquiera habla de sí misma por poco interesante.
Jo, ya no sé ni lo que soy… acabo de tener una crisis de identidad, ains!
Voy por unas valerianas y sigo leyéndote, que he abierto en pestañas distintas todos los enlaces que has puesto en el post.
Un besote!
Informer o meformer…o «El poder de un prefijo» jejeje.
Útil y como siempre: necesario, para recordar que las redes son herramientas a nuestro servicio y que son una ventaja, si así lo sabemos ver. Por mi experiencia, he comprobado que en cuanto empecé a tomarme en serio lo de interactuar con otros bloggers o tuiteros, aumentaron mis visitas. Pero ¡ojo!, el objetivo nunca fue aumentar visitas sino dejar de ser una voayeur en redes. Atreverme a dar ese paso para hablar con gente con la que comparto la misma pasión por la lectura/escritura, fue un acierto. No recibo retribución alguna por los likes que recibo pero me satisface pensar que algo de lo que publico le resulta interesante o que le aporta algo a otras personas.
Por otro lado, siempre he creído que la honestidad se puede oler en las redes. Y que ya puedes retuitear como si no hubiera un mañana, o comentar con palabras (vacías) cualquier post de ese bloguero tan influyente (obviamente me refiero a ti, Gabriella xD),…si no eres sincero, se acabará notando.
Me parecen especialmente interesantes las preguntas del final, sobre todo la de cómo responder a comentarios positivos. A veces tengo la sensación de que respondo lo mismo a todo el mundo o que «me he quedado corta» con la respuesta. En fin, sigo aprendiendo.
Estaré atenta al que publiques sobre cómo gestionar críticas negativas.
Saludos!!!
«Por mi experiencia, he comprobado que en cuanto empecé a tomarme en serio lo de interactuar con otros bloggers o tuiteros, aumentaron mis visitas. Pero ¡ojo!, el objetivo nunca fue aumentar visitas sino dejar de ser una voayeur en redes. Atreverme a dar ese paso para hablar con gente con la que comparto la misma pasión por la lectura/escritura, fue un acierto».
Es que de eso se trata. Algunas personas se lo toman como una maniobra más de networking y llenan blogs ajenos de comentarios vacíos (he llegado a ver personas que hacen exactamente los mismos comentarios de peloteo a todos los blogs que encuentran). Simplemente no es eficiente 🙂
«A veces tengo la sensación de que respondo lo mismo a todo el mundo o que “me he quedado corta” con la respuesta».
Te entiendo, pero a veces no queda otra. A mí me encantaría contestar a todos los comentarios del blog con respuestas sesudas y encantadoras, pero por desgracia apenas me da tiempo a contestar a algunos. Y es una pena, porque los leo y agradezco todos, pero te sientas delante del ordenador y dices: «¿y hoy qué hago, me pongo al día con los comentarios del blog o termino de corregir mi libro?», y no hay otra.
Besos y gracias por comentar ^_^
Buenas, para empezar, no me parece simplón, auqneu todos sepamos que hacer, o algunos no lo sepan. Se nos olvida, estamos tan centrados en nuestras letras que a veces nos viene bien este tipo de artículos para llevarnos a la realidad.
Muy bueno.
Un abrazo.
Me alegro de que te sirva, María.
Un besazo 🙂
Yo creo que se trata de una realidad compleja. También depende de nuestra actitud. Yo, por ejemplo, soy una persona muy sociable, sin embargo, conectar mediante las redes me cuesta mucho más. Y cuando pienso que, en nuestra profesión es indispensable, me sube la bilirrubina. Vamos, que no todos tenemos la misma facilidad para conectar con otras personas a través de internet, aunque Gabriella nos lo pone un poco más fácil. Sobre todo, porque d la impresión de que disfrutas haciéndolo y eso es lo que nos enamora a tus lectores. Amén de la calidad de tus contenidos, claro…
Sí que disfruto (casi siempre) haciéndolo, pero no ha sido siempre el caso. Como cualquier cosa que nos resulta extraño y complicado, que no nos sale natural, es la práctica la que hace que al final te sientas cómodo/a. A cualquiera que le cueste relacionarse en línea le recomiendo que trabaje un tiempo en algún puesto de atención al cliente: es insufrible, pero es un curso acelerado para aprender a tratar con los demás 😛
Creo que se trata de encontrar el punto donde podemos aplicar nuestro gusto por comunicarnos (y si escribimos, creo yo, es porque buscamos comunicación con un lector) con un lenguaje de interacción válido y funcional, que mantenga nuestra personalidad, pero que a la vez consiga transmitir de manera efectiva nuestro mensaje.
Supongo que cada persona es un mundo, pero creo que en el momento en que el uso de redes o de la comunicación online conseguimos convertirlo en un juego, en el momento en que conseguimos disfrutarlo en vez de verlo como una tarea obligatoria y terrible, en ese momento es cuando nos comunicamos bien: nuestra comunicación es fluida, nada forzada. A mí me ha costado dar ese paso (ya he dicho por aquí que por naturaleza soy bastante tímida), pero he aprendido 1) a divertirme y 2) a intentar guardarme para mí todo aquello que, en realidad, no le interesa a los demás.
Hola desde Panamá… es la primera vez que leo algo tuyo y me encanto… tienes una chispa genial para escribir… se agradece verdaderamente la ayuda, a veces es muy difícil destacar en las redes sociales y más cuando tienes una personalidad tímida, como yo, a mi en lo personal, se me hace muy difícil desenvolverme en las redes sociales… trataré de poner manos a la obra en todos tus concejos… Gracias y que tengas un lindo día
Con artículos como éste, uno aprende muchísimo.
Gracias por compartir
Gracias a ti por leer 😉
Me gustó mucho tu artículo! A mí también me gustaría arrasar en las redes (bueno, con tener más seguidores me conformo y algún día publicar, pero no cualquiera tipo de seguidor, ni seguidores por coleccionar, me gustaría tener seguidores con los que compartir intereses). Así que hay que aplicar estos consejos. Gracias por compartirlos. 🙂
Hola Gabriella, enhorabuena por tu blog. He llegado aquí desde Isaac Belmar, que tiene un blog más manejable (al menos para novatos como yo) y que tú conoces bien. Tengo que decirte que tu blog es inmenso, es vastísimo, y voy a necesitar mucho tiempo para tan sólo rozar la superficie. He entendido que para aprovechar las redes sociales hay que interactuar y ser honesto y sincero.
Pues ahí va un kilo de sinceridad: he comenzado a escribir ahora hace justo dos meses y nunca he tenido redes sociales. Siempre me ha gustado la lectura (sin ser compulsivo o bibliópata, como leí decir a alguien) y he publicado en una web/red literaria llamada…Chsssss (spam no) y bueno, pensé que de alguna forma tenía que comenzar.
Tengo twitter desde hace dos semanas (y no tengo ni idea), y me acabo de enterar hace muy poco que el c.e. de google me sirve como muro o portal; supongo que debe ser algo parecido a facebook. Sí; ya lo sé ya lo sé, me queda muuucho camino que andar. De momento voy a seguiros a ti y a Isaac y a ver si me aclaro. Algo es algo para empezar ¿no? jajaja. Saludos y gracias.
Hola de nuevo Gabriella. Acabo de leer las p.m.f. y me han encantado, sobre todo la 8 ¡ jajaja ! Se te ve muy expeditiva y resuelta ¡bravo! ¿Te puedo dar yo el mío? ¡ jejeje ! Saludos.
[…] ideas y enlaces de otros te hace ganar por dos lados: primero, no quedas tan informa-yo, se nota que te interesan otras cosas aparte de tus propios productos y, segundo, creas buena […]
Hola Gabriella, acabo de llegar a tu blog a través de Twitter, soy nueva en esto de la Redes Sociales, y me ha encantado tu artículo, creo que peco de informa-yo, espero corregirlo. Estoy aprendiendo a manejarme, y tus consejos son una maravilla. En mi caso me gusta escribir, pero sobre todo me dedico a la pintura, el dibujo, la ilustración. No sé a dónde me va a llevar este experimento, pero desde luego lo estoy cogiendo con ganas. Te felicito por tu blog, voy a seguir leyendo más de tus artículos, ya que me pareces una persona inteligente e interesante. Gracias por tus consejos, intentaré aplicarlos a mi nueva andadura por la redes.
¡Gracias por tus amables palabras! Y mucha suerte en el nuevo camino que has elegido 😉
Yo y las redes sociales tenemos el mutuo acuerdo de ignorarnos cada vez que sea necesario, lo que no ayuda mucho cuando te das cuenta lo importante que es para realzar tu presencia en la web. Gracias por los consejos, los pondré en práctica cuando acabe el borrador de la novela que estoy escribiendo ahora.
Si lo hago antes, no daré abasto.
Buen post. Creo que tienes mucha razón. Hace un tiempo, mientras debatía entre convertirme en escritor por vocación o por hobbie, descubrí que el campo está, precisamente, en el contenido que uno muestra como escritor y persona. La gente se cansa de ver a alguien que está a cada momento vendiéndose, mendigando por una moneda. La gente paga por contenidos, por compartir, por emocionarse y eso es lo que los artistas hacemos (o deberíamos aspirar).
Mantenerse como un «informer» tiene una ventaja enorme de acuerdo a las perspectivas sobre tu propio trabajo. Hace poco comencé mi propia aventura personal y la perspectiva de generar contenido más allá de tu trabajo enriquece tanto a los usuarios como al propio escritor.
Un abrazo.
Muy bien explicado, cosideran que el 95% de la información que publicamos en redes sociales es «ruido» que no sirve para nada. Es cuestión de compartir ese 5% que la gente encuentra útil.
Espero que cuando tengas la piscina invites a esas fiestas molonas 😉
Cuando tenga la piscina os invitaré a todos. Porque la piscina será colosal o no será.
Muy interesante, Gabriella. Da gusto leer cosas así.