Hay una falacia ahí fuera, una mierda en la que muchos emprendedores (y escritores, y editores y cualquiera que se aventure en la oscura dimensión de vender un producto o servicio) hemos pisado.
La idea es que, en lo que a publicidad se refiere, si tiras suficiente dinero a una campaña o anuncio, venderás los suficientes productos.
Las reseñas de libros siempre han sido entidades independientes, animales curiosos y mitológicos que admiramos y tememos en la lejanía. Pero las reseñas son anuncios, también campañas de promoción (ya sea buena o mala) y, no, tirarles el suficiente dinero, o tiempo o esfuerzo, no resulta en ventas. Si fuera así, las grandes editoriales solo tendrían que apartarse un presupuesto concreto para promoción reseñística y repantigarse en sus metafóricas* butacas para ver entrar el dinero con todas las obras que sacan. Y sabemos que no es así como funciona la cosa.
He leído muchos artículos y he escuchado muchas impresiones de críticos, editores y autores que decían que no, que las reseñas no sirven para vender libros. Pero también he visto editoriales que funcionan, en gran medida, gracias a su excelente trabajo de promoción mediante las reseñas.
Lo chachipiruli de la pregunta «¿sirven las reseñas para vender libros?» es que la respuesta está determinada por muchos factores. Sí, sí, ya sabéis que todo lo que merece la pena en esta vida es complicado y oscuro y está envuelto en nieblas de incomprensión y mucha gente que grita diciendo que la única verdad es la suya. Vamos a meternos en materia, queridos lectores. Porque parte de esa complejidad es que la eficiencia de las reseñas depende (y esto seguro que no sorprende a nadie) del sector del libro reseñado.
No zampa reseñas igual un trekkie que un fan de taylor swift
Cada sector es un mundo y responde de forma diferente al tirón de las reseñas. Ahí van algunas de mis apreciaciones por lo que he podido leer y comprobar entre diferentes lectores y géneros:
–Algunos sectores especializados, como la ciencia ficción, suelen tener lectores que otorgan gran valor a su criterio propio, por lo que un manojo de buenas reseñas no tienen por qué convencerles de nada (de hecho, he visto a lectores de ci-fi que han dejado de leer un libro precisamente porque las buenas reseñas les habían creado demasiadas expectativas. Nada echa atrás tanto a un lector de ci-fi como el hype).
-Por otro lado, en el sector juvenil la lectura tiene un papel inmenso de socialización. Hay una influencia determinante por parte de grandes presencias del booktube o del blog tradicional, hasta el punto de que no suele encontrarse una gran disparidad de opiniones (o por lo menos esa es mi percepción al comparar la crítica realizada en juvenil con la realizada en sectores de adulto). El consumo de libros es algo que se disfruta con pasión en este sector, pero también es un modo de acercamiento a otros compañeros lectores con intereses similares: lees sobre todo los libros que leen tus amigos, para poder compartir esa pasión con otras personas. Aquí las reseñas tienen mucho peso, sobre todo si llegan de mano de ciertos blogueros clave. No obstante, también es común un factor de seguimiento falso, por el que la blogosfera se llena de alabanzas hacia un libro que nadie está comprando, sobre todo si no tiene una gran visibilidad comercial (presencia en centros comerciales, facilidad de compra, disponibilidad presencial del autor, etc.). Mi ejemplo favorito de seguidores fantasma son todos los lectores entusiasmados y muy fans que se habían leído La canción secreta del mundo en versión digital… cuando ese libro todavía no existía en eBook.
–En el sector de romántica, el lector o lectora de reseñas parece tener otro tipo de interés: me da la sensación de que no le importa tanto qué le ha parecido la obra a quien reseña, sino que prestan más atención al contenido de dicha obra, buscando saber si se adapta a sus gustos (y la romántica y la chick-lit juegan con fórmulas más que probadas: muchos lectores lo que quieren saber es si los libros siguen esas fórmulas y cómo lo hacen). De este modo, el seguimiento y conversión a ventas es muy distinto al de los sectores mencionados antes.
Rara es la vez que un libro sostiene sus ventas en reseñas (aunque en ciertos sectores, un número X de reseñas pueda asegurar un mínimo de ventas). Es algo a lo que le he estado dando muchas vueltas: ¿cómo «consumimos» las reseñas? ¿Nos empujan realmente a comprar?
¿Compramos más los libros más reseñados?
Ya he dicho que el asunto es muy complejo como para responder con un simple sí o no (tener un blog te vuelve bastante habilidosa en esto de cubrirte las espaldas, lo sé). Primero, tenemos en cuenta lo que ya he mencionado sobre el público al que se dirige una obra. Pero luego entra otro factor importantísimo, que es la visibilidad.
Un solo anuncio casi nunca te hará adquirir un producto, a no ser que sea el producto exacto que andabas buscando y que necesitabas. Lo que funciona es la exposición repetida, siempre que se haga de un modo no intrusivo (porque ahí entramos ya en el spam, lo que puede producir más rechazo que atracción). Si leemos cuatro reseñas que ponen bien un libro, que además es de un género y formato que nos interesa, y además lo vemos en primera plana en la librería que frecuentamos, las posibilidades de que lo adquiramos se multiplican por diez.
Hace algún tiempo, una lectora de juvenil me explicaba el complejíismo proceso que la llevaba a decidirse a comprar un libro: una combo de recomendaciones, reseñas, visibilidad y argumento que haría santiguarse al más veterano de los publicistas. Los adolescentes (como muchos adultos) tienen muy poco dinero para gastar en libros y pocas formas (legales) de acceder a ellos. Esto es algo que se nos olvida a los que llevamos un tiempo en el sector editorial: para nosotros los libros ya no son gastos imposibles (recibimos copias gratuitas para reseñar, ejemplares de cortesía de nuestras editoriales, nos tragamos manuscrito tras manuscrito… hasta el punto de que a veces ni nos paramos a pensar en comprarnos el libro que realmente SÍ nos apetece leer). Un adolescente puede comprar por impulso (sobre todo si se trata de un libro que leen sus amigos y quieren comentarlo con ellos), pero las obras que adquieren sin presión externa implican una elección consciente de entre cientos de títulos atractivos. Y esos cientos de títulos son los más visibles: aquellas novedades anunciadas por editoriales especializadas en libros de juvenil, que aparecen gloriosas y brillantes en montañas efímeras de libros en hipermercados, y en esa otra forma de anuncio, sí: las reseñas de blogs especializados.
Así que si eres escritor, da igual del tipo que seas, puedes dedicarle tiempo a conseguir reseñas, pero tus esfuerzos se verán multiplicados por diez si además cuentas con esa visibilidad extra. Si has publicado por la vía tradicional, más te vale tener tu obra distribuida a nivel nacional. Si eres autopublicado, más te vale haber trampeado, trasteado y muchas otras cosas terminadas en -ado, para que tu obra esté entre los más vendidos (y por tanto, visibles) de Amazon. La diferencia entre tipos de ventas es exponencial: los que venden poco no llegan a vender mucho más; los que venden mucho venden cada vez más. El efecto boca a boca, la mayor visibilidad del superventas y esa peer pressure que nos impulsa a consumir lo mismo que los demás lo harán todo.
La gracia está, claro, en que una de las maneras más comunes de llegar a la lista más visible de Amazon es tener muchísimas reseñas. No sé si habéis estado siguiendo el curioso caso de Aftermath, la nueva novela del universo Star Wars escrita por Chuck Wendig. La novela ha tenido muchísimos detractores, por una serie de razones en las que sería muy largo entrar (resumámoslo en tres palabras: estilo, canon, LGTB). Y ha sido invadida por un buen montón de indignados que se han dedicado a darle la mínima puntuación en Amazon, con la intención de bajarle la nota lo más posible y evitar que tenga más compradores.
Es desternillante, cuando lo piensas, porque tantísima nota negativa ha puesto la novela de Wendig en portada de Amazon, lo que le ha procurado muchísimas más ventas. Me imagino las lágrimas de frustración de Wendig ante tanto insulto y crítica negativa, mientras va de camino al banco a cobrar otro cheque de regalías.
¿Quiere esto decir que da igual si tus reseñas son negativas o positivas? No, claro que no. Pero sí puede ser funcional en determinados sistemas. Y, por el contrario, tener muchas reseñas de «OMG, este libro es la p**a p**a» no te garantiza ser un éxito en ventas, aunque sí puede significar que la vida útil de tu libro sea más larga que la del título medio (ya que el libro se sigue recomendando y disfrutando). Tampoco te garantiza nada aparecer reseñado/a en medios que antaño aseguraban un buen puñado de ventas, como prensa nacional, radio, televisión, etc. (a no ser que salgas en Sálvame). Ahora los prescriptores son otros, y suelen estar más en los blogs que en los diarios.
Y ya vamos (¡al fin!) a lo práctico.
Creo que hay una conclusión clara de todo lo anterior: las reseñas son útiles cuando consigues muchas, y aun así no son tan útiles como crees (a no ser que tengas otras formas de visibilidad). Pero si quieres vender algo, si quieres que te compre alguien que no sea tu madre, vecino o profesor de guardería, las vas a necesitar.
Tras toda esta retahíla de reflexiones, he de confesar que no soy nadie para hablar. No he hecho ni de lejos todo lo que tenía que haber hecho para conseguir reseñas que le dieran visibilidad a Lectores aéreos, porque, sinceramente, aunque os parezca increíble, no me da tiempo a todo y porque sí, soy una cobarde. Me da vergüenza y miedo pedir reseñas. Con El fin de los sueños, la editorial se ocupó del tema e hizo un trabajo fantástico (Plataforma destina un número impresionante de libros a reseñas en blogs y creo que es una inversión que les compensa con creces). Pero la autoedición, como sabéis, es un monstruito muy diferente.
Para intentar compensar este pecado mortal, me he estado haciendo una lista de cómo conseguir reseñas, sacada de mi propia experiencia y de todo lo que he leído por ahí, y me gustaría compartirla con vosotros. No dejéis de añadir más ideas en los comentarios o de comentar vuestros propios resultados:
1. Pide directamente
Creo que este artículo del Libro del escritor resume muy bien el proceso ideal para solicitar reseñas de manera directa. Piensa que la búsqueda de reseñas es similar al acercamiento a un editor: debes presentar tu obra de la forma más atractiva posible y debes incluir información gancho (sinopsis, una breve presentación, etc.). Tienes que convencer al reseñador de que tu libro merece su tiempo y atención, (y todo eso sin quedar como un arrogante capullo y sin caerle mal). En términos comerciales, podríamos decir que este es un acercamiento a puerta fría. Los blogueros o críticos no te conocen y tienes que aplicar todas tus habilidades de marketing, todos tus esfuerzos por llamar su atención, para que tu libro se gane un puesto en su pila de pendientes.
El proceso del Libro del escritor es práctico: creas una lista de páginas de mayor a menor influencia, y vas tachando conforme te lleguen negativas, bajando por la lista. Obviamente, si eres autoeditado o si publicas en digital tus posibilidades son menores (hay tantísima porquería en estos sectores que los reseñadores, naturalmente, desconfían). Una buena presentación y un diseño profesional ayudarán mucho a convencer a los indecisos.
2. Sigue a reseñadores en Twitter
Esté método lo leí en Live Write Thrive. Lleva tiempo y trabajo, y no puedo abogar por los resultados a corto plazo, pero, como cualquier método que implique networking, probablemente tenga una alta rentabilidad a largo plazo.
La idea es que haces una búsqueda avanzada en Twitter de reseñadores (puedes buscar por palabras como booktuber, reseñas, blog, libros, etc.), y empiezas a seguir a los que veas que tienen un buen seguimiento (y que pertenezcan a tu sector, claro. De poco sirve seguir a un reseñador de terror si escribes infantil, a no ser que seas Santiago Eximeno). Creas una lista privada (es importante que sea privada, puede ser contraproducente que se vean en una lista llamada «gente a la que hacerle la pelota para que reseñen mi libro»), a través de la cual puedes ver lo que dicen y comentan entre ellos (para esto es recomendable usar algún programa tipo Tweetdeck). La cosa está en comunicar con ellos, entrar en sus conversaciones. Al fin y al cabo, si son de tu sector, hablarán de cosas que a ti te interesen y tendrás algo que aportar. Según Live Write Thrive, esto hará que se interesen por ti y que te pidan tu libro para reseñar.
¿Problemas con este método? Bueno, allá vamos…
Primero, no a todo el mundo le gusta que se le cuelen en las conversaciones en Twitter, sobre todo si tus habilidades sociales son nulas (acabas pareciendo un stalker peligroso). Luego, te sorprenderá descubrir que igual ni te contestan, sobre todo si son blogueros influyentes, porque si tuvieran que contestar a todos sus seguidores no tendrían tiempo para hacer todas las cosas que hacemos los bloggers, como salvar la galaxia o hacer crowdsurfing sobre las olas de nuestros fieles.
Segundo, nadie (o casi nadie) se va a interesar por tu libro solo porque hayáis conversado un poco en Twitter. Más te vale tener toda la demás parafernalia (una web profesional o un blog interesante, una cuenta de Twitter que sirva para compartir algo más que fotos de tu cocodrilo [aunque si tienes una cuenta en Twitter con fotos de tu cocodrilo, no sé qué haces perdiendo el tiempo intentando vender libros], etc.).
Hagas lo que hagas, si quieres algo, vas a tener que pedirlo. Y eso encaja con el siguiente método, que en general me parece el más útil de todos:
3. Crea una relación personal con personas influyentes
Odio la palabra influencers. En el fondo es así como se llama a personas que son nodos de redes comunicativas. Un influencer no es más que una persona que puede ampliar tu red, que puede ponerte en contacto con una cantidad mayor de personas de tu sector.
Por muy útil que sea para algunos, nunca voy a abogar por hacerse amigo de alguien para que promocione tu libro (y si lo hago, tenéis derecho a pegarme en la cabeza con un castor muerto mientras recitáis letras de Pablo Alborán. Prometo que no mencionaré ni una vez las palabras Convención de Ginebra, porque me lo habré merecido). Recordad, amigos escritores, que lo único que os distancia de los comerciales engominados de dentadura reluciente del mundo del libro es el respeto del individuo como persona, no como medio ni producto.
¿Debes buscar a reseñadores y bloggers influyentes? Puede. Puede que te caigan bien, puede que te caigan mal. Yo empecé a hacer una lista para seguir a reseñadores en Twitter y me di cuenta de que una cantidad asombrosa de ellos me dejaban indiferente. A pesar de movernos en sectores continuos, no teníamos mucho en común, y hay un límite de abreviaturas y hashtags que estoy dispuesta a tragar para que reseñen mi libro.
También me he dado cuenta, gracias a este ejercicio (y a tantos otros), de que mi público objetivo es pequeñito y delicado y fenomenal, pero no me importa. Ya el próximo libro será para un público más hambriento).
Creo que es más agradable y eficiente mirar más allá de listas de blogueros populares en Twitter. Busca a los blogueros que te caen bien, que te gustan. Cómete la vergüenza e interactúa con ellos. Y sí, llegado el momento, puedes preguntarles si considerarían reseñarte. Porque no son influencers, ni medios para un fin. Son personas cuyo trabajo admiras y compartes, y para ti sería un honor y una genialidad que leyeran tu libro. De esos ya me he encontrado unos cuantos, y estoy muy contenta por ello.
Y si dicen que no, no te enfades ni insistas. Ese contacto y esa amistad sigue mereciendo la pena.
4. Haz un llamamiento en tu lista de correo
Este es otro consejo que he leído mucho. Agarra tu lista de correo (porque te has estado currando una lista de correo, ¿verdad?) y diles a tus lectores que estarás encantada de ofrecer ejemplares de cortesía a aquellos que se comprometan a reseñar tu libro en su blog o web de reseñas. Ah, sí, también te recuerdo que vas a necesitar tener muchos ejemplares de cortesía.
También tengo sentimientos encontrados respecto a esto. Puedes acabar regalando una gran cantidad de libros (y si son ejemplares físicos, eso implica un gran gasto, ya sea para ti o para la editorial) a personas que posiblemente ni te reseñen, o que hablen de tu libro en blogs o webs con diez visitas diarias. En mi caso, mi libro es digital y, aunque tengo una lista bastante grande, recibí mensajes solo de un pequeño puñado de personas interesadas en realizar reseñas. Podría también haber ofrecido ejemplares de cortesía para reseñar en mis redes sociales, pero tampoco quería restarle valor al libro en sí ante personas dispuestas a gastarse el precio de compra (que, por cierto, es bajísimo: solo 3 euros).
5. Regala libros a mansalva
Esta táctica es eficiente sobre todo para aquellos que ya tienen unos cuantos libros en el mercado y tienen pleno control sobre sus obras (es decir, autoeditados). Puedes contactar con todos los reseñadores que encuentres y también con todos tus seguidores: regálales libros con la única condición de que te puntúen en Amazon, Goodreads y similares (pero sobre todo en Amazon). La visibilidad obtenida puede darle un buen empujón a tus demás libros, lo que en teoría resulta en mayores ventas.
¿Cuál es el problema con esta táctica? Es útil si tienes un prestigio y calidad probada, pero eso de regalar libros está tan visto ya, hay tantos libros gratis, que muchos lectores se dedican ya a descargar y descargar y no leerse ni la mitad de lo que tienen en el Kindle. Hay más probabilidades de que lean libros físicos, que todavía tienen ese peso de elemento sagrado (por muy mala que sea la portada) con el que nos hemos criado, pero el coste para ti o para tu editor será difícil de asumir. Esta estrategia, por tanto, puede funcionar para autores con cierta trayectoria, o para novatos con mucha paciencia y con la vista puesta en la meta muy lejana, autores a los que les interesa más conseguir lectores que compradores. Esta es una estrategia que deberá acompañarse de una entrega grande a dichos lectores: una presencia atractiva en redes sociales, un networking intensivo en todo tipo de convenciones y encuentros, etc., etc., etc.
Pero entonces, ¿qué nos recomiendas, Gabriella?
Ya veis, no hay una solución definitiva. Estas son cinco vías que pueden funcionar (o no). A la larga, vistos los resultados obtenidos por otros autores, considero que estas dos podrían ser las más productivas en lo que se refiere a la búsqueda de reseñadores:
- Ofrecerles un producto muy atractivo (edición de lujo, edición física acompañada de buena presentación y sinopsis) a personas con un amplio espectro de influencia (reseñadores con muchos lectores), para conseguir pocas reseñas en lugares de gran alcance, u
- ofrecer productos de bajo coste para ti (eBooks de cortesía, por ejemplo) a muchísimas personas, a cambio de que te realicen reseñas en Goodreads y, sobre todo, Amazon, lo que ampliará la visibilidad de tus libros. Este es un sistema que le funciona muy bien a autores como S. J. Scott, que llega a regalar TODOS sus libros a los que pertenecen a determinada lista de correo, con la petición de que valoren sus libros a cambio. Al ofrecernos estos libros a los que estábamos en su lista de correo normal, lo único que tuvimos que hacer fue decirle que nos apuntábamos a la lista exclusiva. Así, Scott sabía que somos lectores que abren y leen sus emails, y por tanto somos lectores dispuestos a interactuar y a apoyarle. La estrategia le funciona admirablemente bien.
También puedes combinar los cinco puntos enunciados: «cortejar» a reseñadores, que ya te conocen porque has interactuado con ellos en Twitter y en otros medios; a la vez regalar libros estratégicos a tus seguidores para conseguir esa visibilidad que necesitas.
¿Entendéis ahora lo que dije más arriba de que no he tenido tiempo de buscar reseñas? Lo sé. Vosotros estáis en las mismas: mantener un blog, escribir, leer y encima intentar ingresar algo de dinero con que alimentar a tus muy hambrientos gatos y novio no es para débiles.
Yo soy un poco débil y un poco cobarde. Así que si queréis leer y opinar sobre mi libro, solo tenéis que decírmelo (ahí tenéis el formulario de contacto). Si os comprometéis a puntuarlo, yo os lo regalo, en serio.
Decidme: Gabriella, tengo un blog de reseñas, o de restauración de micromachines, o no tengo blog pero luego me voy a Amazon o a Goodreads y digo cosas como «este libro apesta tanto que hasta en el Congo se están poniendo pinzas en la nariz» o «este libro está bien, salen palabras» o «este libro es lo mejor que me ha pasado en la vida desde que mi novia decidió que las mujeres también molaban». De paso, dame el email de tu novia. Es para regalarle también mi libro y que lo valore. Para nada más, lo juro.
Pensad en la de listas y listas de tuiteros influyentes y de influencers blogueros a los que ya no tendré que enviar patas de jamón ibérico. La de tiempo que ahorraré para poder traeros más y más artículos sobre escritura, creación, productividad y cocodrilos.
Y ahora me vuelvo a mi agujero. Hay muchos de esos artículos que escribir, muchos libros sobre los que informar, muchas novelas que acabar y un escritor-novio hambriento que acaba de quitarle la comida a mi gato**.
Mirad, ahí van los dos, peleando por un palito de cangrejo falso.
*O no tan metafóricas. Alejo Cuervo, por ejemplo, tiene un trono de hierro hecho de espadas que pinchan. Y Cristina Macía tiene un sofá mágico hecho de la melena de pegasos multicolores y de las lágrimas de fanboys: os lo digo yo, que he estado en su casa.
**Iba a poner una foto de mi gato para rematar el chantaje emocional, pero entonces veríais que tiene una gran barriga y diríais que es mentira lo de que esté hambriento. Y sí, seguimos con el gran misterio de dónde está alimentándose este gato para tener esa barriga, que en casa come menos que el público de primera fila de la pasarela Cibeles.
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70 trucos para sacarle brillo a tu novela: Corrección básica para escritores. ¿Has escrito una novela o un relato y no sabes cómo enfrentarte a la revisión? ¡Yo te ayudo! Disponible en Amazon.
- Puedes ver reseñas del libro en la propia Amazon y en Goodreads.
Lectores aéreos (relatos con toques de fantasía tenebrosa): Disponible en Amazon y Lektu (¡solo 2,99 €!).
- Puedes leer un avance gratuito aquí.
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- Si tienes un blog o web de reseñas y te apetece leer y reseñar este libro, puedes pedirme un ejemplar de cortesía en gabriella(arroba)gabriellaliteraria.com.
Puedes ver más libros míos aquí.
Muchas gracias por mencionarnos :3 ha sido una sorpresa muy grata porque ha sido rollo: «Mira, mamá, salgo en la internete».
Al final, sacrificar dinero en promoción será un requisito indispensable, especialmente si eres autoeditado.
El tema de los influencers… hay de todo, pero sí que es cierto que hacerle la pelota a alguien que ni tragas solo para que hable de tu libro roza la pérdida de la dignidad. Si haces vida normal en Twitter al final acabas conociendo a gente muy maja que está dispuesta a hacerte una reseña sin jamones a cambio ni nada.
(En este artículo nos han faltado más fotos inspiradoras con pies de foto divertidos)
A mí también. Con estos temas serios no me salen. Solo encuentro fotos de escritores llorando.
Me ha encantado este artículo, Gabriella. Yo soy como tú, me da verguenza pedir reseñas (incluso a los twiteros con los que tengo una gran relación). Cuando tenga un tiempo (yo también tengo un perro hambriento y una novia que alimentar), quizá me haga una lista de reseñadores de calidad. ¡Buen trabajo!
Uf, pues me han dicho que los perros hasta comen más que los gatos. ¡Suerte!
Estoooo…siento decírtelo, pero los que decían que se habían leído «La canción secreta del mundo» en digital decían la verdad. Está escaneada y pirateada desde hace mucho tiempo (Lo siento porque sé lo que jode). Lo sé porque encontré un enlace pirata a mis novelas y ahí estaban las de muchos autores, entre ellos, Cotrina.
Me ha gustado mucho el artículo, como siempre. Yo soy parte de ese público pequeñito y delicado que adora leerte 😀
Es que a eso precisamente me refería. A que esos que aclamaban el libro se lo habían pirateado. Lo cual es un punto de reflexión: porque tengas fans no significa que te compren 😉
Gracias por ser parte de ese público delicioso <3
«Porque no son influencers, ni medios para un fin. Son personas cuyo trabajo admiras y compartes, y para ti sería un honor y una genialidad que leyeran tu libro. De esos ya me he encontrado unos cuantos, y estoy muy contenta por ello.
Y si dicen que no, no te enfades ni insistas. Ese contacto y esa amistad sigue mereciendo la pena.»
Me permito copiar aquí esa parte de tu artículo para contarte que es eso exactamente lo que yo hago: me relaciono con gente que me aporta muchas cosas en este ámbito, que si reseñaran mi libro sería genial, pero no lo busco como fin último, porque hablar con ellos me enriquece, y eso ya es ofrecer mucho a cambio.
Es como cuando alguien me cita en su blog, como Ana González Duque hace nada, jamás se me ocurriría pedirle que hiciera una cosa así, si me relaciono con ella es porque lo que tiene que aportar es muy valioso. Ahora bien, que me haya mencionado ha sido un puntazo; y no tiene el mismo valor que me mencione ella a que lo haga una persona con tres seguidores, aunque si me cae bien, me relaciono con esa persona también.
Además, intentar que alguien interactúe conmigo y me mencione me obliga a superarme y a hacer las cosas mejor, es como si tiraran de mí en esos días en que no me quedan fuerzas para esforzarme un poco más. Ayer hice un post para la semana que viene y cuando lo terminé pensé: «Esto Gabriella no lo incluiría en los recortes de los viernes ni de coña», y lo he vuelto a redactar. Hora y media me pasé rehaciéndolo, cuando antes hacer un post me llevaba media hora. Y cuando por fin lo terminé me dije: «quizá esto tampoco sirva para un recorte de los viernes de Gabriella dado la temática que suele incluir, pero está mucho mejor y estoy mucho más orgullosa.»
Lo que quiero decirte con esto, Gabriella, es que yo no pretendo vivir de vender libros, y por eso mi opinión no vale un comino, pero me ha gustado leer la tuya 🙂
Biquiños!
Creo además que hay algo que nadie parece tener en cuenta, que es que si un bloguero tiene cierto éxito es porque sus seguidores confían en la calidad de contenidos que comparte. Así que pedirle a alguien que comparta algo porque sí, cuando tal vez no encaja en su sector/exigencias/temáticas, puede ser hasta incómodo para el que tiene que decirte que no. No puedo hablar por todo el mundo, pero intento evitar compartir cosas «porque sí», y me resulta irritante cuando alguien que ofrece contenidos de poco uso o interés para mis seguidores me lo pide (pero comparto encantada si veo que son contenidos que merecen la pena para los que leen mi blog, Facebook o Twitter).
Lo de tu reflexión sobre los recortes de los viernes me parece curioso, la verdad. Si te está convirtiendo en una maniática como yo que echa seis horas por artículo, creo que igual no soy una buena influencia, jajajja.
Respecto a los recortes de los viernes, hay algo que no viene mucho a cuento ahora, pero que siempre se me olvida comentar. Suelo hablar y compartir contenidos de autores anglosajones, porque a los españoles ya os comparto en redes sociales (y evito, por lo general, compartir contenidos en inglés en redes, porque ahí no puedo traducirlos para aquellos que no tengan buen nivel en ese idioma).
interesante síntesis de las verdades del barquero sobre las reseñas.
Es cierto lo de que muchas reseñas positivas no garantizan necesariamente un boom de ventas.
A mi con Imposible pero incierto (una novela de horror có[s]mico) me ha pasado, el libro está bien valorado en Goodreads, Amazon, varios blogs, canales de youtube, pero no es que haya sido un superventas.
En cuanto a los libros gratis, regalarlos en Amazon de algo sirve, eso sí, asume que de 500 libros descargados te comentará con suerte una persona, y encima puede que sea un comentario negativo, todo un detalle por su parte (me ha pasado).
Y vete preparando para ver el libro pirateado.
En cuanto a reseñadores, los de blogs pequeñitos son accesibles, los famosos suelen tener mucha afluencia de libros, así que el tema está más complicado.
Lo bueno es que, si vas probando a ofrecer el ibro, luego puedes entablar contacto con los que accedan para futuros lanzamientos.
Yo tengo muy buena relación con mi pequeño círculo de reseñadores.
Un saludo
Lo del libro pirateado creo que lo tenemos ya todos más que asumido, sí. Ay.
«Lo bueno es que, si vas probando a ofrecer el ibro, luego puedes entablar contacto con los que accedan para futuros lanzamientos».
Sí, estoy de acuerdo. Los primeros libros no te van a dar un seguimiento y ventas brutales, pero sirven de plataforma sobre la que ir construyendo un público acumulativo para futuras obras.
Hola Gabriella.
Soy exactamente igual que tú -también mis tetas son blanquitas y pequeñitas (leí tu entrevista relámpago a Antonio Calvo 😛 )-.
A lo que iba. A mí también me da vergüenza y miedo pedir reseñas para mi libro. Y más aún a personas que no conozco de nada, o que apenas conozco un poco por sus blogs, como es tu caso.
Lo bueno en mi caso es que soy alérgico a los animales, y no puedo tener ni perros ni gatos. Ni siquiera un mísero canario que me cante mientras escribo. En fin, algo es algo. 😛
Interesante artículo el tuyo, por cierto. Un abrazo. 🙂
Me alegra saber que no soy la única del club de tetitas, Pedro u_u
También es importante saber a quién y cómo te diriges para pedir reseñas. Yo suelo dejar bastante claro que no acepto libros para reseñar, porque si en el blog hiciera recomendaciones ya no dormiría ni vería a mis amigos. (Ah, no, espera, que a mis amigos no los veo). Pero alguien que tenga un blog de reseñas está más que acostumbrado a recibir peticiones de reseña, así que ahí no debería darnos vergüenza, siempre que lo hagamos con respeto por el tiempo y esfuerzo del reseñador 🙂
Dios Gabriella, lo bien que me lo paso leyendo tus artículos. Haces que sea tan divertido estar al día.
Gracias, Adriana <3
Hay una técnica que no has mencionado pero que sí aprece en Write. Publish. Repeat. O sea, la de regalar algo a quien escriba una reseña y luego te mande en vínculo a la misma. Yo pienso hacer eso con mis dos próximas recopilaciones de relatos: a quien las comente y me mande el vínculo (con el cartelito de «Compra verificada» en Amazon), le regalaré un ejemplar del mismo libro pero con un relato extra, como si fuera el «bonus track» de un CD. A veces la falta de comentarios no es por falta de lectura o porque a la persona no le haya gustado el libro. Es por PEREZA. Tener que entrar a la página, escribir, ver si Amazon te aprueba el comentario… blegh. Un rollo. Pero si te premiaran por eso… no sé, a mí me suena mejor. Ya contaré si el experimento funciona 😀
Muy cierto, Gissel, ahí hay muchas técnicas relacionadas con el libro regalo como medio de promoción. Otra que te puede conseguir algún que otro comentario es poner al final una nota para el lector pidiéndole que te deje una valoración en Amazon o Goodreads. De nuevo, la cantidad de gente que lo hace es mínima, pero algo es algo 🙂
Lo que está claro es que cuantos más libros tengas en el mercado más fácil es hacer este tipo de «extra» (siempre que tengas pleno control sobre tus obras, claro).
Lo de pedir comentarios al final de cada libro ya lo he hecho, pero sí, la respuesta es mínima. De ahí que planee lo de los premios a quienes sí lo hagan.
Pues ya me contarás qué tal la experiencia 🙂
Lo haré saber a todo el mundo si funciona, para que los demás lo apliquen. Cualquier cosa que estimule la lectura y la adquisición de libros en forma legal 🙂
Muy buena entrada. Muy completa.
Yo que escribo y sigo muchos blogs literarios me he dado cuenta de la gran influencia que tienen olas reseñas en mis objetivos de compra.
Hay cientos de libros que no habría leído si no hubiese leído sobre ellos.
Saludos.
Gracias por comentarlo, Carmelo. Cada lector es un mundo, es cierto. ¿Qué tal han sido tus experiencias leyendo libros recomendados? ¿Ha habido blogs que te han decepcionado en ese sentido?
Llevo tiempo siguiendo tu blog, pero apenas hoy me atreví a comentar. Te agradezco los métodos que ofreces. Últimamente he pensado en acercarme a bloggers para que reseñen mi novela. El problema es que esto de pedir favores no se me da bien, no por temor a que me dejen una mala puntuación, sino porque odio pedir cosas. Es algo que me tengo que quitar.
También quería decirte que hago reseñas en mi blog, pero no tienes que darme una copia gratis porque compré tu libro el 29 de septiembre a través de Amazon y comenzaré a leerlo este mes. En cuanto lo haga, te mando el enlace 🙂
Por último, fui una de las descaradas que se descargó el eBook de La canción secreta del mundo cuando este todavía no existía y luego compré el libro en físico porque necesitaba tenerlo. Podría culpar mi costumbre de descargar antes de comprar a la falta de plata y al hecho de que vivo en Estados Unidos, por lo que tengo que pagar precios incluso más altos que los españoles. En realidad, lo menciono porque sería interesante leer un estudio sobre los hábitos de compra de los piratas en el contexto del mercado hispanohablante y cómo podrían aprovechar las editoriales dichos hábitos. ¿Sabes si existe tal cosa?
«También quería decirte que hago reseñas en mi blog, pero no tienes que darme una copia gratis porque compré tu libro el 29 de septiembre a través de Amazon y comenzaré a leerlo este mes. En cuanto lo haga, te mando el enlace :)»
Aish, muchísimas gracias.
«Por último, fui una de las descaradas que se descargó el eBook de La canción secreta del mundo cuando este todavía no existía y luego compré el libro en físico porque necesitaba tenerlo. Podría culpar mi costumbre de descargar antes de comprar a la falta de plata y al hecho de que vivo en Estados Unidos, por lo que tengo que pagar precios incluso más altos que los españoles. En realidad, lo menciono porque sería interesante leer un estudio sobre los hábitos de compra de los piratas en el contexto del mercado hispanohablante y cómo podrían aprovechar las editoriales dichos hábitos. ¿Sabes si existe tal cosa?»
Lo de la piratería es un tema complejísimo. En el caso de consumidores como tú, no veo que la piratería haga ningún daño, al contrario, yo creo que sirve para que el lector pueda probar las aguas antes de comprar (sobre todo en el caso de libros donde no encontramos avances ni lecturas previas en las que ver si el libro puede gustarnos o no). Y mira, si un lector no tiene dinero, yo personalmente no tengo problema con que se descargue gratis mi libro, pero esperaría, por lo menos, que tuviera conciencia de lo que está haciendo y recomendara el libro o lo comprara cuando tuviera la oportunidad. Por desgracia, ese no es el comportamiento de muchos piratas. El caso de La canción secreta del mundo me parece sintomático, porque muchos lectores podrían argumentar que, al no estar disponible en eBook, no podían pagar los 18 euros que costaba el libro en papel (o directamente solo leían en eReader y se negaban a comprar el tocho en papel). No obstante, ahora está disponible a 4,50 € en eBook y no veo que la gente que en su momento lo pirateó vaya corriendo a comprárselo.
Como digo, muy muy complicado.
Es un tema además muy emocional, ya que los autores sentimos que se nos está robando (ya el porcentaje que recibimos por cada venta del libro es ínfimo… si encima nos piratean…), y sí que perdemos algunas ventas debido a la piratería. No sé cuántas, claro, y precisamente por tratarse de un tema tabú y emocional, me parece que será difícil ver estudios realistas de cómo afecta la piratería a nuestros hábitos de compra y lectura.
Yo no sé si la piratería afecta o no a las ventas, pero trato de disuadir a la gente de que piratee por OTRAS razones: en general están beneficiando a un montón de administradores de páginas web piratas que lucran con el trabajo ajeno (ya sea por publicidad o por distribuir malware con el contenido pirateado). En cierta manera es como ir a una feria a comprar artículos robados. No está bien.
Claro, esa es otra cuestión. No es solo que se aprovechen de tu trabajo los lectores, es que encima hay gente haciendo dinero con el asunto. Lo más ridículo que he visto, creo, era un tipo en Google Play que VENDÍA los libros pirateados. Vale que los precios eran bajos, pero, ¿el tema de la piratería no era conseguir cosas gratis?
No sé si tuvo éxito quien vendía los libros en Google Play, pero las webs piratas en general sí obtienen dinero por la publicidad o el malware. De ahí que yo pida boicotearlas. Me molesta menos que los usuarios compartan cosas con sus amigos.
Ahí estamos. Una cosa es que quieras compartir un libro o simplemente no tengas dinero para comprarlo… otra cosa es que encima pretendas lucrarte del trabajo ajeno.
Es un punto de vista muy interesante, aunque del que sólo puedo dar mi opinión como consumidora de reseñas (qué remedio, mi novela la voy publicando por entregas en mi blog, y encima completa :P). Y debo decir algo: definitivamente muchas críticas positivas NO garantizan la compra. Yo desconfío de un libro que tiene sólo críticas positivas y más aun si son de blogs que tratan con las editoriales. Confío más cuando las reseñas, aunque sean positivas, mencionan algún punto negativo 😉
Eso por supuesto. Además, todos hemos visto esos casos de autores que se llenan de reseñas de todos sus amigos y familiares, ¡ay!
Al final voy a tener que ponerme en serio con lo de la lista de correo. Aunque no sé muy bien cómo entrarle a mi público. A ver qué se me ocurre.
Como siempre, una entrada muy práctica y bien argumentada, que rehúye el tono absolutista del tipo «tienes que hacer esto de X manera para obtener Y resultado». Siempre recuerdas que, en este medio y en tantas otras cosas, no hay respuestas plenamente funcionales, pues todo es mucho más complejo de lo que parece y cada uno debe labrarse su propia experiencia.
Quería contarte mi experiencia como lectora de reseñas y de autora reseñada, más que nada porque tampoco tengo las cosas muy claras. Sirvan estas palabras como una reflexión personal extendida.
Como lectora, tiendo a desconfiar mucho del perfil habitual de blog de reseñas. Los textos se me hacen cortos y demasiado superficiales, con una prosa desabrida. Además, suelen reseñar obras de género (en el peor de los sentidos) que no me interesan, y todo de manera muy vaga.
Sin embargo, recientemente he descubierto otro tipo de blogs de reseñas, bastante más elaborados y entretenidos de leer. Blogs que no tienen miedo de criticar dura y fundadamente una obra que no les ha convencido y que no dependen de los envíos de cortesía (y, por ende, de las reacciones del autor reseñado de turno) para tener material. Y como además suelen reseñar cosas que no están de moda en los sectores de género, tenemos la opción de conocer otro tipo de trabajos. Uno de estos blogs es La medicina de Tongoy. Me ha servido mucho para conocer nuevas obras, y su tono, aunque excesivamente mordaz y desagradable para mi gusto, tiene su gracia. Me divierto mucho leyéndolo.
Lo que busco en los blogs de reseñas es una voz crítica en la que pueda confiar, que pueda disfrutar y de la que quizá incluso pueda aprender un par de cosas. Su autor no tiene que ser necesariamente un crítico literario ni una persona con formación en letras; ni siquiera tiene que ser un lector extraordinario. Creo que basta con que sea un lector dedicado y que se atreva a explorar por escrito, sin interferencias externas, su experiencia de lectura. Cuando logro identificar a uno de esos autores de reseñas, confío del todo en sus recomendaciones. Quizá no me termine de gustar la obra, pero no me cabe duda alguna de que incluso así será un desafío lector interesante.
Como autora, he tenido algunas breves reseñas en blogs y espacios de mi país. Han sido textos que han valorado bien la obra, aunque quizá el hecho de que estén asociados a perfiles muy específicos, en donde los lectores esperan la cobertura de otro tipo de trabajos, ha perjudicado su visibilidad e impacto real. Tampoco es que pretenda que muevan a las ventas: quien lea las reseñas y se motive de verdad por la obra, llegará. Es lo que yo hago con los libros que me interesan; no espero otra cosa.
Una experiencia muy interesante al respecto fue lo que sucedió con una lectora española, con quien me comunicaba por Twitter, que agregó mi obra a Goodreads para leerla. Le ofrecí entonces prepararle una versión digital artesanal, por si quería animarse, y aceptó. Por lo que me contó, le gustó y quizá le haga eventualmente una reseña. Eso me hizo feliz, aunque no sea algo seguro.
En contraste, una reseñadora que se especializa en novedades de género de mi país me contó con mucho entusiasmo que quería leer también la obra, pero que no sabía cómo solicitar el ejemplar de cortesía. Le hice el mismo ofrecimiento digital, tras explicarle los pésimos nexos entre mi editorial y yo, pero me dijo que ella se las arreglaría. Y ahí quedó el tema.
No sé qué conclusiones sacar de estas experiencias. ¿Por qué una lectora española, que apoya el #YoLeoAutoresEspañoles y que tiene un gran listado de obras que elegir, se interesa en leer mi novelita sin que yo se lo pida (y sin mencionármelo inicialmente) y termina haciéndolo? ¿Y por qué una lectora de mi país, que me manda un discurso entusiasmadísimo para decir cuánto le interesaría leer la obra, termina olvidándose de ella para seguir con su rutina de reseñas de otros autores nacionales que le mandan cosas? Creo que tiene que ver con el interés y el perfil del reseñador, esa motivación que va más allá de la pila ordenada de ejemplares de cortesía y de la gula lectora y que te hace preferir (o priorizar) un trabajo sobre otro.
En eso tienes mucha razón: hay que encontrar a la persona adecuada, sobre todo para no sentir que finalmente te está reseñando por caridad o por razones ajenas al interés literario. Y eso es muy difícil, al menos para mí. Pero a veces también es el reseñador el que tiene que encontrarte. Creo que sólo cuando se produce un encuentro de ese tipo es cuando la reseña se vuelve algo realmente valioso, al margen de que mueva a la compra del libro. Después de todo, el reseñador es un lector más y lo que importa es su impresión de la obra, ¿no?
Lamento haberme enredado tanto, pero espero que al menos esto pueda permitir reflexionar sobre algunas cositas relacionadas 🙂
Cariños.
Lo de los reseñadores es un mundo, claro. Hay gente que le da mucho valor a los libros recibidos y los reseña con mucho mimo y conocimiento, y hay quien casi hace un copy-paste de reseñas del mismo libro hecho por otras personas. También hay una gran cantidad de escritores que mandan sus libros a diestro y siniestro sin preocuparse de que tengan una mínima corrección y diseño, por ejemplo. La relación entre críticos y escritores es una relación muy interesante.
Yo lo que busco en un blog de reseñas es una reseña, una opinión, porque por eso es un blog personal y no una web de crítica especializada. Ahora sí, espero que la opinión tenga algún fundamento. Creo que un mínimo de calidad deberíamos intentar mostrar todos en nuestros textos, que para eso los compartimos con el mundo, y no me vale un «me gusta» o un «no me gusta». Goodreads sí que lo veo como un sitio más «libre» y despreocupado, donde la gente puede expresar sus sensaciones con un libro de manera rápida y subjetiva.
No comparto tu afición por blogs como los que mencionas, por la simple razón de que ese tipo de sitios suele recurrir mucho al ad hominem y tengo la impresión de que convierten la crítica más en un ejercicio de estilo que en un análisis útil. En eso soy muy académica: para mí la crítica debe ser a la obra, desde una perspectiva lo más técnica posible; si bien es inevitable, como he dicho antes, que en un blog personal haya una gran cantidad de contenido subjetivo. Ante todo, como escritora valoro el esfuerzo que se invierte en la creación de un libro (aunque sea nefasto) y si hago valoraciones negativas intento que se basen en motivos más o menos objetivos (excepto en las ocasiones en las que no me queda más que encogerme de hombros y decir que algo sencillamente no es de mi gusto, independientemente de su calidad). Realizar una burla gratuita al trabajo de una persona me parece cruel, sobre todo si esa persona entiende tu idioma y puede leer lo que has dicho de ella. Tenemos que ser críticos, eso desde luego. Pero no veo necesaria la crueldad.
Como siempre, nunca me da tiempo a leer el artículo el mismo día que lo publicas (¡maldición!).
Desde mi punto de vista ( desde toda la verguenza que tengo), la de una persona que tiene un blog que no lee ni su madre; me da mucho apuro reseñar libros, por ejemplo el tuyo, y hacer una reseña que casi nadie leera y que no beneficie beneficie al autor, aunque tenga ganas de hacerla. Por lo que espero no ser la única a la que le cohíbe a la hora de reseñar y que la reseña en cuestión no repercuta en el autor.
Entiendo a lo que te refieres. Y sé que muchas editoriales no van a enviar ejemplares de cortesía a blogs con pocas visitas, porque sencillamente no les compensa. Pero para eso se puede empezar poco a poco, pidiendo ejemplares a personas que se autoeditan o a editoriales pequeñas. Hay que empezar por algún lado 😉
En mi caso no tengo problema en enviar eBooks a blogs, aunque tengan pocas visitas, porque no tengo gastos de envío ni de impresión (eso ya sería otra cosa). Sí que me lo plantearía en un blog que llevase tres años sin actualizar, por ejemplo, no tanto porque no lo vaya a ver nadie, sino porque eso me indica que el bloguero no se toma en serio su blog y probablemente ni se irá a leer mi libro.
Lo de las visitas no me preocupa, de entrada. Me han reseñado en blogs con poca interacción y movimiento y me han reseñado en páginas con cantidades obscenas de visitas. La conversión a ventas no varía tanto como uno creería: a veces vale más una recomendación en un blog que leen cuatro personas muy fieles que en un medio con miles de visitas que hagan poco caso de una reseña. Depende mucho de la relación del bloguero con sus lectores, del sector de su web, de su público objetivo, etc. Para mí todas las reseñas implican una dedicación y un tiempo de sus autores, y eso me parece muy importante.
¡Excelente artículo! Es la primera vez que me animo a hacer un comentario aunque tengo tiempo leyéndote, afortunadamente =)
Quisiera contar la experiencia desde el otro lado de la moneda: quienes buscamos hacer reseñas. Hace poco que me he iniciado en este mundo, pues no era consciente de que todas esas horas pegada a los libros podrían tener una utilidad mayor que simplemente disfrutar de una buena historia. Como todo en la vida, cuando comienzas todo resulta un poco complicado, y eso de conseguir libros para reseñar (sobre todo con nivel, no las basurillas – con respeto – que me han dado para leer) ha resultado toda una travesía. Supongo que quienes son reseñadores expertos y reconocidos no han tenido este problema, pero los amateurs sí que nos toca vencer la desconfianza y hacernos buena reputación. Así que los escritores no están solos en la búsqueda de promoción y alcance.
Una herramienta que me parece muy útil es Goodreads. Es la plataforma que utilizo por excelencia para reseñar (y también para hacerme una idea de los libros que me apetece leer, más allá de la sinopsis), además que permite tener un contacto directo con los autores. El problema es que ésta se maneja principalmente en inglés, y puede ser complejo para un hispanohablante conseguir reseñadores o autores similares. Sin embargo, siempre se pueden utilizar los grupos de Goodreads en España, por ejemplo, para hacer la petición de reseñas, y estoy segura que dan mejores resultados. Para garantizar la calidad puedes verificar el perfil de la persona que se ofrece a hacer tu reseña, y así tener una idea sobre si tu libro y esa persona serán “compatibles”. De Goodreads puedes escalar a Amazon, o ponerte en contacto con blogs de reseñas que puedan ser atractivos para lo que buscas.
Espero te sirva (a ti o a quien lea esto).
¡Un abrazo!
Cierto, usar los grupos de Goodreads podría ser buena idea. El problema es que no sé hasta qué punto ayudan realmente las valoraciones en Goodreads; tengo la sensación de que a efectos prácticos (conversión a ventas), Amazon y los blogs especializados son mejores. Pero oye, me lo apunto, que no lo había pensado. También están los giveaways y cosas así.
Una cosa que me llama la atención es que en inglés la gente sigue las reglas de Goodreads y especifica cuándo han recibido una copia gratuita para reseñarla, pero en español no suelo verlo.
Un artículo excelente y muy acertado. Como siempre 😉 Muchísimas gracias por compartir con nosotros tus conocimientos y opiniones, es un verdadero placer leerte.
Este es un punto que cada cierto tiempo me viene a la mente y me vuelve loco. ¿Cuánto invertir en promoción? ¿Cuánto mendigar por reseñas y críticas? ¿Es algo realmente bueno como para invertir tiempo, esfuerzo y dinero en darle mucho bombo y platillo?
Qué difícil es todo esto cuando tú te lo comes y tú te lo guisas.
Pero algo que has escrito me ha parecido un muy buen consejo: en un mundo tan saturado de opciones, tienes que dar un aspecto muy profesional a tu libro. Tanto en el formato exterior como interior, en las formas en que lo promocionas y en los mails de solicitud que presentes ante cualquiera.
Aunque eso nos lleva al punto del dinero. Porque entre portadas, maquetación, correcciones, publicidad… ¡Qué difícil es este mundo de autopublicaion!
Vaya, acabo de releer el comentario, siento mucho el tono tan negativo de todo esto. Se nota que últimamente ando muy desanimado con el tema, ¿verdad?
Nada, es comprensible. Son taaaantas cosas, que a veces uno tiene ganas de tirar la toalla y dedicarse a algo sencillo, como, no sé, la neurocirujía.
Hace mucho que no comentada, he estado muy liada ^^’
Poco a poco me voy poniendo al día con tus artículos. Como siempre, son todos muy buenos. Me he decidido a comentar aquí porque la parte que más me ha gustado es la de considerar a los contactos (sean cuales sean) personas. Y ojo que no lo digo por mi, yo no tengo blog, pero me parece una pena que en numerosas ocasiones no nos demos cuenta de que detrás de la pantalla hay una persona con su vida, sus intereses y sus emociones. Y esto es aplicable a todos los ámbitos.
Excelente artículo, como siempre.
La verdad es que no sé en qué proporción puede una reseña (aunque sea muy positiva) ayudar a la venta de un libro. Lo digo porque en mi blog lo menos visitado, con gran diferencia, son las reseñas (salvo dos o tres excepciones). Apenas unas cientos de visitas en el mejor de los casos. Vaya, que es lo peor que funciona. A esto hay que añadirle que reseñar, por lo menos para mí, es agotador; me requiere un esfuerzo emocional que no me produce otro tipo de entradas. Tal vez tengo la «tristeza del reseñador» que diría Murakami o algo así, jajaja.
A lo que voy, es a que parece que, en general, las reseñas no son de gran interés para el público, a no ser sean las de grandes webs dedicadas a ello. (También cabe la posibilidad de que a la gente no le guste mi manera de reseñar, claro 😉 ). De ahí mi pregunta de si realmente las reseñas ayudan a vender o no…
Es que reseñar (sobre todo reseñar bien) es una tarea muy compleja. En alguna ocasión he hecho alguna reseñilla aquí en el blog, pero ahora tengo muy claro que para que una reseña tenga visitas y movimiento debe formar parte de un blog dedicado únicamente a esto, que dedique sus esfuerzos a promocionarse y moverse como blog de reseñas.
Sospecho que ahora tienen mucha mayor conversión las reseñas en lugares de compra (Amazon, por ejemplo), que las más elaboradas en un sitio web. Con la excepción, claro, de sectores como el juvenil, donde booktubers y blogueros de peso tienen un gran poder de prescripción.
La Idea De Seguir A Otros Escritores Es Aceptada Únicamente Si Estos Te Simpatizan, Sino, Ni De Broma, Primero Empieza Gustándote A Ti El Escritor, El Blogger, El Reseñista, El Nombre Que Le Demos A Esta Fantástica Persona Que Aclara Tu Mundo, Te Divierte, Te Nutre y Te Entretiene, Primero Se Le Toma Cariño, Parte Como Toda Relación En Donde Primero Te Agrada, Como Es Su Trabajo, Su Simpatía, Su Humor y Su Valor, Luego Te Armas De Valor y Le Envías Tu Material, Con La Suerte De Que Esta/e Lo Visite…
… En Un Principio Uno Lo Que Quiere Es Vuestra Opinión y Después Si Comparten o Mencionan o Te Difunden Es Bonus Extra, Claro Solo Si A Este Le Gusta, Debe De Ser Algo Voluntario y Espontaneo, No Se Puede Pedir (A Mi Parecer); Lo Que Si Puedes Llorar Un Poquito Es Que Te Lea, Al menos Un Vistazo y Te Diga Que Tal Tu Blog, Pero Solo A Ti, Para Tu Hacerte Una Idea Por Que Camino Vas, En Que Eres Bueno En Que Eres Malo, Que Deberías Cambiar, Que Deberías Mejorar y Que Haces Bien A Continuar Asi…
… O Al menos por eso fue que yo te pedí el favor que visitaras mi blog, para hacerme una idea de alguien que sabe y me simpatía que tal es mi blog, de que va y que debo perfeccionar… las reseñas, menciones, comentarios y difusiones quedan de mas, son como dije hace poco: un bonus extra con el cual no se puede contar y que no debería ser la idea principal…
… Al menos este es mi parecer, Si!, Si me muero porque la gente me lea y desde hace 3 días ha empezado a suceder y las 3 opiniones que he recibido son bastante reconfortantes y gratificantes 🙂 pero ya agote mi limite de palabras en este comentario 🙂 no esta de mas decirte que me encantan tus artículos Gabriella y aun mas tu personalidad, no espero nada, solo seguir disfrutando de tu arte a la que le dedico considerables horas de mi tiempo y a mucho placer nos volveremos a ver 😉
¡Muchas gracias por tu comentario, Manuel! Me temo que mucha gente me pida que visite su blog y los asesore sobre cómo mejorarlo y en estos momentos ando demasiado liada de trabajo, así que no puedo ayudarte mucho. Pero así por encima te hago un par de sugerencias:
-Cambia el diseño. Leer letras blancas sobre fondo negro cuesta más ante la pantalla.
-Cuida la ortografía. No pongas la primera letra de cada palabra en mayúscula, dificulta la lectura.
-No abuses de las imágenes.
-Aquí tienes muchas ideas más para hacer que tu blog sea lo más atractivo posible: https://www.gabriellaliteraria.com/blog-de-escritor/
Besos y muchas gracias por pasarte por aquí 🙂