Ayer se cumplió el último día del desafío de 30 días Escribir sin excusas. Es decir, ayer hice mi día 30 de escribir un mínimo de 200 palabras diarias. Un mes de escribir sin parar.


¿De qué trataba el desafío y cuál era su objetivo?
Aquí tenéis el enlace al post original donde se describía el desafío. Las reglas eran las siguientes:

-Debes escribir un mínimo de 200 palabras al día, todos los días, durante 30 días.
-El desafío dura 30 días, da igual cuándo. No tiene que coincidir con el día 1 del mes. Puedes empezar cuando quieras.
-Si es posible, haz público tu desafío y progreso para que lo podamos compartir contigo, ya sea en tu blog, redes sociales, etc., o déjanos un comentario por aquí y lo iré compartiendo en este mismo blog.
-Yo he elegido escribir ficción, para separarlo de lo que es trabajo (ensayo), pero claro está que sois libres de elegir el género y formato que prefiráis. Que igual este desafío os viene genial para trabajar en una tesina, por ejemplo.
-¿Qué ocurre si uno falla, si no escribe un día? Obviamente esto queda en manos de quien quiera participar, pero yo diría que lo justo es tener que empezar otra vez de cero. La intención es conseguir una racha de 30 días seguidos 😉

Con este reto pretendía empezar a grabarme a fuego el hábito de escribir a diario. Hasta ahora escribía de forma arbitraria (ficción y poesía, se entiende, por trabajo y afición ya escribo ensayo casi a diario), y de manera desorganizada. Decidí aplicar aquello de probar un hábito durante 30 días para ver si merecería la pena implementarlo a largo plazo.

¿Cómo ha sido de difícil?
Ha sido más o menos sencillo. Ha habido días más complicados, como aquellos en los que estuve de viaje o los días de fiesta navideña. Pero 200 palabras no son muchas, y la idea es que te obligues a sentarte a escribir, no tanto que escribas el Quijote.

¿Prueba superada?
Sí, lo he hecho a lo largo de 30 días. ¡Conseguido!

¿Ha funcionado?
Ha sido muy útil, desde luego.  Además, se ha convertido en un inicio de rutina muy eficiente; me levanto, desayuno y me hago un té, me siento delante del ordenador y escribo, antes de nada (bueno, a veces tras cotillear un poco en las redes sociales, ejem). Aunque al principio cuesta, me ayuda a despertarme, y pone a mi cerebro en acción para enfrentarme a otras tareas posteriores. Por lo general justo después del ejercicio de escribir es cuando llevo a cabo las tareas más complejas o que menos me apetecen del día.

¿Vas a seguir haciéndolo?
Sin duda. Hoy ya es mi día 31 de 60. Así es, pienso extender este reto otros 60 días. Os invito a acompañarme, ya sea ampliando vuestro propio desafío de escritura o empezando de cero. Os dejo de nuevo el enlace al grupo de Facebook,  para mí ha sido un apoyo muy divertido a lo largo de estos 30 días. Y no nos comemos a nadie, muy al contrario.

¿Cuál es el siguiente reto?
Ese mismo. Seguiré con el mismo reto otros 30 días. Para realmente meterse un hábito en el cuerpo muchos recomiendan tres meses, 90 días. Ese sería el objetivo ideal. Tengo otros retos, propósitos para el año nuevo y todas esas cosas, pero prefiero ir poco a poco, concentrándome en la menor cantidad de asuntos posible. En el 2012 ya empecé a reducir el número de actividades, que eran demasiadas como para poder dedicarles a cada una el tiempo y esfuerzo necesario.  Este desafío puede parecer más o menos anodino; no voy a salvar el mundo ni mucho menos. Pero sí que es un paso más, necesario, en metas a largo plazo.

¿Alguno de los presentes (aparte de los que ya están en el grupo de Facebook y de los que comentaron mi post original) ha intentado hacer este desafío? ¿Cómo os ha ido? ¿Os gustaría empezar algo así para iniciar con buen pie el año nuevo? Al fin y al cabo, esos propósitos abstractos de «perder peso», «comer mejor» y «hacer más ejercicio» puede que se pierdan en el tiempo, pero escribir durante 30 días un mínimo de 200 palabras no es tan difícil. Fijaos, hasta yo he podido hacerlo.

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