Leo muchos artículos. Es difícil saber de antemano qué artículos te van a cambiar la vida y cuáles te van a dejar indiferente. Los títulos ayudan, pero cuántas veces nos mienten. Cómo perder diez kilos en un mes sin hacer dieta ni ejercicio. Socorro.

Hay autores que rara vez decepcionan. La Popova, James Clear, Eguaras, Belmar, Austin Kleon… Uno sabe lo que se va a encontrar. Calidad, contenidos útiles e interesantes. Y si no son útiles, por lo menos te divertirás y te emocionarás y asentirás con fuerza.

Y luego hay autores a los que lees sobre todo por el estilo. Me pasa eso con James Altucher. Altucher fue el primer bloguero que me enseñó que escribir artículos no solo tenía que ser funcional, que podía ser divertido. Más aún: que tener voz y estilo propio era válido, aunque hablases de física cuántica o de cómo enganchar anillas para hacer cota de malla bizantina. Y más y más: que esa voz no se obtiene de un día para otro, que viene de forma natural y progresiva y con la práctica, y que aquel profesor de literatura tuvo razón al bajarme la nota al intentar explicarle el contexto de la literatura del XVIII en España a través de un retrato graciosete del petimetre medio.

Bueno, no, no tenía razón. Yo me habría dado un diez. Qué narices, me habría dado una matrícula. Es lo menos que merezco por haberle hecho más amena la tarea de corregir porrones de exámenes en Granada en julio.

A lo que íbamos.

Si Altucher sacara un libro sobre los hábitos reproductores de la hormiga de fuego, yo me lo leería. Publica muy a menudo en su blog y envía mails a su lista de correo casi a diario (por cierto: entre ayer y hoy envié mi email especial a todos los suscritos a la lista de correo. Si estás suscrito/a y no te ha llegado, asegúrate de mirar en tu carpeta de spam o promociones). A veces sus artículos son repetitivos; a veces no dicen gran cosa. Pero vuelvo a ellos por las joyas. Como algo que publicó hace poco.

Altucher habla de un concepto que me encanta, que es el idea math. Lo leía y asentía; leía y asentía. Aquí os dejo el enlace, pero no vayáis todavía. Id al final, cuando terminéis con este artículo. Si no, no tiene mucho sentido todo lo que os voy a contar.

Tras leer el artículo, caí. Todo estaba muy bien. Muy útil para empresarios y emprendedores. ¿Pero qué ocurriría si lo aplicásemos a la escritura? No ya a la escritura de ensayo, donde las aplicaciones son evidentes, sino a la ficción. ¿Cómo podríamos revolucionar las convenciones de cada género, los tópicos y los clichés?

Voy a intentarlo. No sé si terminará de salir del todo (lo de aplicar las ideas de Altucher en este artículo, no lo de revolucionar las convenciones de cada género, que suena muy cansado), así que sed pacientes. Ahí va.

7 fórmulas para escribir ficción y destrozar los tópicos

destrozar los tópicos

1. Suma de ideas

Dice aquí Altucher:

Take an old idea. One that is big and popular. Maybe millions of people love it. Believe it. It’s like a religion. Add something to it.

Coge una idea vieja. Una que sea grande y popular. A lo mejor a un millón de personas les encanta. Creen en ella. Es como una religión. Añade algo.

Los clichés existen porque funcionan. Hay temas que son viejos como la vida misma, y siguen funcionando dentro de la narración. Sexo. Muerte. El hermano pequeño que engaña al mayor para quedarse con la herencia. La chica virgen y un poco idiota que entra en una casa encantada. Cuanto más grande y manida sea la idea, más posibilidades tienes de construir sobre ella. Aporta algo nuevo a una religión, a una historia básica y antigua. Sé Neil Gaiman en American Gods. Coge El señor de los anillos y reescríbelo desde la perspectiva de los orcos. A Kiril Yeskov le funcionó muy bien. Agarra a un par de vampiros purpurinos y enfréntalos a la acojonante industria del confeti. Convierte un triángulo amoroso en un dodecaedro. Etc. Etc.

Suma y sigue.

2. Resta de ideas

Take an idea that seems impossible. Take the execution. Subtract the reason you can’t.

(Coge una idea que parezca imposible. Mira su ejecución. Réstale la razón por la que no sea posible).

¿Quieres escribir una saga tremebunda con miles de personajes entrelazados, pero sabes que no la terminarías nunca? Intenta escribirla en un relato de una página. Lo peor que te puede pasar es que acabes con una sinopsis bastante decente. ¿Quieres escribir sobre una colonia en Marte, pero todo el aspecto de las interacciones sociales en entornos hostiles se te escapa de las manos? Deja a un hombre solo, escribe El marciano. Elimina personajes, elimina escenario, elimina sentido, espera a Godot. En las restricciones a veces está el éxito, lo verdaderamente original. Ya lo sabía el Dr. Seuss, escritor infantil, cuando su editor le propuso crear un libro usando un vocabulario de solo cincuenta palabras. El resultado, Green Eggs and Ham, sigue siendo uno de los libros infantiles más vendidos en el mundo. Ya lo sabe Belmar, y qué jarticos debéis de estar de que enlace a ese hombre.

Piensa en lo que quieres escribir, en lo que estás escribiendo. Mira las complicaciones, los obstáculos. Si te estás volviendo loco con el wordbuilding, prueba a hacer que toda la acción se desarrolle en una sola habitación. Si los personajes secundarios se te están yendo de las manos, elimínalos o, mejor, mátalos de forma interesante y divertida. Creo que el relato es especialmente versátil para este tipo de cosas: nos permite experimentar sin perder años de nuestras vidas ni arrancarnos demasiado pelo (¿sabíais que todos los novelistas en realidad somos calvos? Sí. Pelucas. Todos).

Elimina los obstáculos y mira a ver con qué te quedas. Los resultados podrían sorprenderte.

3. Ideas exponenciales

Idea Exponentials can lead to a book being written in five days.

(Las ideas exponenciales pueden llevar a un libro escrito en cinco días).

Erm, bueno, ya, Altucher, no te pases. Si lo tuyo son eBooks de 15000 palabras con títulos chachis para ventas rápidas en Amazon, estupendo. Pero nosotros somos novelistas serios. (¿Lo somos?).

Pero esto no quita lo interesante del método. Altucher piensa en ensayo y no ficción, pero si escribimos narrativa, bien podría funcionar como una variante divertida del copo de nieve. Creo que hacerlo con ideas aleatorias (no relacionadas en principio) podría dar resultados realmente espectaculares.

La versión básica sería esta:

  1. Escribe diez ideas, que puedan ser el esquema de tu libro
  2. Al día siguiente, escribe diez ideas para cada una de esas ideas iniciales.
  3. Al día siguiente, diez ideas para cada una de esas diez ideas.
  4. Rellena los huecos entre ideas.

Casi me pican los dedos de las ganas de intentarlo. Pero repito: creo que podría ser aún más divertido si las diez ideas iniciales fueran completamente aleatorias, sin relación aparente entre sí. De la creación de un hilo unificador podría salir una historia extraordinaria.

Pero también podéis hacerlo a la vieja usanza, simplemente desarrollando una historia con un orden narrativo clásico.

Que sería lo más lógico, fácil y normal.

4. Ideas negativas

Idea negatives challenge me to be open-minded. Challenge me to carve out new space in the world.

Sí, las ideas negativas nos obligan a ser más abiertos de miras, nos desafían a crear nuevos espacios en el mundo. Nos obligan a mirar un problema desde una óptica diferente.

Por ejemplo, imagínate que has escrito un relato sobre un asesino en serie que se dedica a ir persiguiendo jovencitas para violarlas y matarlas. Ahora escribes esa historia de nuevo, pero esta vez sobre un hombre que persigue a jovencitas para obligarlas, a punta de pistola, a que lo violen a él, e intentar conseguir que alguna de ellas lo mate, que es su fantasía suprema. ¿Retorcido? Oh, sí. Y un desafío, un giro de tuerca, que probablemente no te habrías planteado.

O tal vez tienes una historia de fantasía en la que el héroe tiene que encontrar un objeto mágico para salvar su mundo. ¿Y si no encuentra ese objeto, y el mundo se va a la mierda, y el héroe tiene que lidiar con el peso de su responsabilidad, con la creación de un grupo de resistencia al nuevo Imperio tiránico cuando ya nadie confía en él? ¿Y si resulta que el Imperio no es tan tiránico como parecía; es el héroe el que resulta ser un terrorista desquiciado?

Coge una idea típica, conocida, y mírala desde el otro lado. Encuentra su negativo y explótalo.

5. División de ideas

First divide so much that you are a monopoly, then build.

Divide tanto que seas un monopolio, luego construye.

Creo que esta noción es aplicable a lo que entendemos como nicho. Puedes crear un género tú solo: concebir algo tan sumamente extraño que nadie lo haya concebido nunca.

Un buen ejemplo es la literatura erótica con dinosaurios.

¿Totalmente absurdo? Tal vez. Pero Christie Sims se está haciendo de oro vendiendo novelitas cortas de un tema tan escandalosamente concreto y absurdo que a nadie se le habría ocurrido probarlo. Y, una vez constituida su franquicia, la chica escribe, escribe, escribe, publica, publica. Si te levantas un día y piensas oye, hoy lo que necesito es una buena dosis de porno con velocirraptores (lo que nos pasa a todos a diario), sabes que Sims es tu dinochica.

Nada es lo bastante raro o reducido en el actual mundo literario. Puedes intentar gustar un poco a todo el mundo o puedes intentar gustar mucho a un grupo muy muy especializado.

Pero no pruebes con el porno de dinosaurios. Ese nicho ya está copado.

Tampoco le des a la novela negra de ci-fi victoriana concebida para hombres muy machos amantes de un buen pastel de carne y de los corsés demasiado apretados en combinaciones de encaje rojo y negro (no steampunk). Ese ya me lo he pedido yo. Y Neal Stephenson, pero para eso están los duelos a muerte entre escritores.

Esto nos lleva a la siguiente fórmula.

6. Multiplicación de ideas

Taking one idea and replicating it. Scaling.

(Coger una idea y duplicarla. Escalar).

Una vez vemos qué funciona, qué nichos responden mejor a nuestros escritos, podemos empezar a jugar de verdad y a probar cuán profunda es el agua, cuáles son nuestros límites. ¿A tus lectores les gustan tus relatos románticos? ¿Cómo reaccionarán si subes un poco la temperatura e introduces más escenas eróticas? ¿Qué les parecerá que el siguiente cuento se desarrolle en un entorno de fantasía? ¿Y si a los personajes los enfrentas a situaciones más duras (ejem) para subir el nivel de tensión? Puedes ir tanteando, comprobando cómo abrir tu nicho a otros, ir viendo cómo lo que funciona puede ser un gancho para más tipos de lectores.

Se trata de coger esa idea sencilla, aquello que has conseguido mediante la resta y/o la división, y ver cómo puede ir creciendo, modificándose, a partir de ahí.

7. Sexo de ideas

Idea sex is hard to fail. When you take two good ideas and merge them into one.

(El sexo de ideas es difícil que falle. Cuando coges dos buenas ideas y las unes en una sola).

Hablando de cosas escandalosamente absurdas y concretas…

Este es, sin duda, mi punto favorito. Si tienes la costumbre de apuntar todas tus ideas (y si no la tienes, tal vez va siendo hora de planteárselo), tendrás a mano una libreta, app o baúl mágico que podrás abrir en cualquier momento al azar.

No hay nada como coger dos ideas de forma aleatoria y probar a ver qué pasa cuando las unes.

Dinosaurios + porno.

Un triángulo amoroso + zombis. Y que dos del triángulo sean zombis. Y que el tercero sea sacerdote. O vampiro. O pterodáctilo.

Guerra encarnizada entre el bien y el mal + un bocadillo de jamón serrano. Una batalla épica protagonizada por hormigas de dos facciones, aparentemente maniqueas (aunque al final se revelará que no tanto) por los restos de un bocadillo abandonado y la supervivencia de su hormiguero.

Bueno, dije que las ideas tenían que ser buenas. Igual el bocadillo de jamón no fue la mejor que pude encontrar en la libreta.

Igual solo tenía hambre.


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