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«El secreto del éxito es levantarse temprano, trabajar hasta tarde y encontrar petróleo» (cita de John D. Rockefeller en The Economist).

Suena el despertador.

Abres los ojos, sales de un maravilloso sueño sobre flores y mariposas y pezones y champán (eh, no juzguéis mis sueños), con el cuerpo muerto y el cerebro lleno de pensamientos homicidas hacia ese terror que es tu móvil/alarma/gato/lo que sea.

Y te preguntas, una vez más, por qué no puedes ser como tu amigo X, que se levanta de un salto con felicidad y energía, porque tú tienes el síndrome de la fase del sueño retrasada o cualquier cosa parecida y tu mente no empieza a despertarse hasta mediodía.

Bienvenidos a mi vida. O más bien a lo que era mi vida.

Es algo contra lo que he combatido siempre. Daba igual que fuera para ir a clase, a trabajar, donde fuera: era incapaz de levantarme a la hora necesaria. Siempre desperdiciaba la mañana, o llegaba tarde o cosas peores. Hasta ahora, claro.

Ahora, un 70% de las veces me levanto antes de las 8 de la mañana. El 30% restante ocurre cuando salgo, o me acuesto tarde, o estoy de viaje y vuelvo a las viejas costumbres y acabo levantándome a las once o peor. Pero para mí ese 70% ya es un gran logro. Y ese 30% me deja muy claro que lo de levantarse temprano es, más que nada, un hábito que se une a otros hábitos. Vamos, que si hago algo fuera de lo normal (salir, beber por la noche, acostarme tarde, ir de viaje, dormir con otra persona, beber cafeína después de la hora de comer), es inevitable que recaiga en las malas costumbres.

¿Y cómo he llegado a ese maravilloso 70%? Siguiendo estos trucos. Cuando no los sigo, me levanto a las mil y me siento culpable, poco productiva y, ante todo, cansada. Espero que os sirvan de alguna ayuda, para mí han sido utilísimos, y son fruto de años y años de prueba y error. Muchos los habréis escuchado y visto por ahí miles de veces, pero estos son los que veo que realmente funcionan:

1. Haz algo que te guste a primera hora

Esta no la encuentro nunca en las recomendaciones para madrugar, y para mí es el consejo definitivo. Me di cuenta de que me levantaba tarde porque la idea de levantarme y enfrentarme a un nuevo día era mucho menos apetecible que quedarme en la cama soñando calentita. Así que busqué algo que me apeteciera mucho y era lo primero que hacía por la mañana. OJO: Esto sirve para crear el hábito de levantarse temprano. No es recomendable seguir utilizándolo a largo plazo, porque no es muy productivo; pueden ir cambiándose las actividades una vez se establezca el vínculo mental de levantarse=placer. Si te pones a hacer algo que te gusta, caes en el peligro de quedarte demasiado tiempo haciendo ese algo que te guste, y dejas de lado otras tareas. La idea es dar con algo que no solo te guste, sino que te espabile, como leer en el exterior (la luz del sol te activa) o hacer algo de ejercicio que disfrutes (dar un paseo, hacer yoga, etc.). En mi caso, empecé jugando a algún videojuego, de ahí pasé a leer al aire libre y, ahora que me levanto aún más temprano y el sol todavía no ha asomado, me pongo a escribir en cuanto puedo. Eso sí, con una taza de mi té favorito. Lo importante es que con lo de los videojuegos establecí el hábito, uní la idea de levantarme con la de hacer algo que me gustase.

2. Pon el teléfono o reloj muy lejos

Este seguramente lo habréis escuchado ya, pero es que funciona. Tener que levantarte para apagar el despertador te espabila, y hay menos posibilidades de que vuelvas a acostarte. Eso sí, si regresas a la cama, es fundamental que no te lleves el móvil o la alarma porque entonces acabarás dándole al…

3. Snooze

Ese botón de “avísame de nuevo en 5 minutos”. NO. NUNCA. Es el mal. Si crees que esta es tarea imposible, tengo una buena noticia: puedes practicar hasta conseguirlo. Como por las mañanas no regimos y hacemos las cosas de forma automática, le damos a ese botoncito sin pensar siquiera. Pero puedes ensayar mediante siestas de media hora justo después de comer, que sientan fenomenal. Después de media hora todavía no estamos tan dormidos como nos ocurre a primera hora de la mañana, así que podemos “practicar” a despertarnos y a levantarnos de un salto, sin que haya botoncito que valga.

4. Antes de dormir, piensa en lo que quieres hacer al día siguiente

Puedes incluso escribir una lista. Esto es útil para quitarte preocupaciones por la noche y dormir mejor, y le mandas un mensaje a tu cerebro de que al día siguiente tiene que estar alerta. Por la mañana somos muertos vivientes, pero tu cerebro tenderá a obedecer esa “orden” previa de forma automática si no haces nada consciente por detenerlo (como volverte a la cama).

5. Duerme suficiente

Parece una obviedad, pero hay montones de estudios y estadísticas que demuestran que la mayoría de la gente no duerme tanto como necesita. Algunas personas tienen suficiente con 6 horas, otras con 9 (varía según el día, el nivel de actividad física, emocional y mental, etc.). Seguramente ya sabes cuánto tiempo necesitas para levantarte despejado. Respeta tu hora de acostarte y pide a los demás que hagan lo mismo.

6. No uses el ordenador/tablet/móvil antes de irte a la cama

Esto me cuesta, pero siempre noto la diferencia. Si he estado viendo alguna serie antes de dormir no consigo conciliar el sueño, y cuando lo consigo la calidad de mi sueño es inferior. Me levanto zombi perdida. Nuestro cerebro interpreta la luz de una pantalla como si fuera luz de día, y cree que todavía no es hora de irse a dormir. Cuesta más dormir, se tarda más en entrar en las fases adecuadas de descanso, y por tanto cuesta más despertarse. Editando: me comentan por Facebook que existen programas que modulan la luz de las pantallas para adaptarse al ritmo lumínico natural. Para Windows/Mac/ios el más conocido es Flux https://justgetflux.com/ y para Android, Twilight https://play.google.com/store/apps/details. Gracias a Moisés Cabello por el soplo.

Recuerda, amiga, la cama es solo para dormir y para posar desnuda con querubines.

Recuerda, amiga, la cama es solo para dormir y para posar desnuda con querubines.

7. Usa la cama solo para dormir y para sexo

Esto también lo había oído por ahí, y nunca le había hecho mucho caso, pero hace poco se nos quedó una habitación libre en casa y la uso solo para dormir (mi dormitorio es también mi oficina y salón, básicamente, así que la diferencia ha sido impresionante). Es preferible intentar usar otras habitaciones para trabajar, ocio y etc., y dejar el dormitorio solo para actividades relajantes.

8. Los consejos de siempre

Cena ligero y temprano, no bebas agua justo antes de dormir, no tomes alcohol (te ayuda a quedarte dormido pero reduce la calidad del sueño), no te eches siestas largas, etc. Todas esas cosas que nos han dicho desde niños pero a las que no solemos hacer mucho caso. Funcionan, sobre todo si se unen a las recomendaciones anteriores.

9. No le pongas un sonido horrible a tu alarma

Si usas tu móvil, busca algún tono suave que vaya en aumento o pon una canción que te guste. Es mucho más efectivo despertarte con un sonido que te agrade que odiar ese chirrido insoportable (aunque el primer par de veces ni oigas el despertador). Por no hablar del susto si estás en sueño profundo. Alguien que yo me sé usa la banda sonora de Juego de tronos a todo volumen y lo de levantarme con el corazón saliendo por la boca no es algo que me agrade, en absoluto.

10. Empieza a definirte como una persona que madruga

Deja de compartir fotos graciosas de Garfield con cara de asco por la mañana. Deja de decir que odias levantarte temprano. No haces más que decirle a tu cerebro que no eres capaz de madrugar y tu cerebro acaba creyéndote. Empieza a tomarte en serio tu higiene de sueño. Al fin y al cabo, es a lo que nos dedicamos durante un porcentaje inmenso de nuestras vidas.

Hay personas que abogan por seguir su propio ritmo biológico, levantarse y acostarse con el sol y etc., y pasar del despertador. No digo que esto no le funcione a algunos, pero también está el peligro de que al cuerpo le encanta dormir, y cuanto más sueño le des más sueño te va a pedir. Y dormir 14 horas diarias tampoco es bueno. Sí que es cierto que, una vez instalados hábitos profundos de sueño, uno se despierta sin necesitar del despertador. Lamentablemente yo todavía no he alcanzado ese nirvana del madrugador, seguramente por ese maldito 30% que todavía me persigue.

¿Os han servido de algo estos puntos? ¿Cuáles son vuestros trucos para madrugar y aprovechar la mañana? No dejéis de contármelo en los comentarios.


Editando a 17/06/15: Siguiendo todos estos trucos, diría que ahora mi porcentaje ha subido al 80% o más (aunque siempre se va a tomar por saco cuando viajo, por las razones comentadas en este artículo). Recomiendo también que le echéis un vistazo al artículo sobre el tema de Gananci, que da un par de puntos más con los que estoy muy de acuerdo.

Cada vez estoy más convencida de las ventajas que me aporta levantarme temprano. Si no hago las cosas importantes por la mañana, por la tarde hay menos posibilidades de que las complete, ya que mi fuerza de voluntad es muy inferior (por ese fenómeno llamado ego depletion, por el que nuestras reservas de voluntad se van agotando a lo largo del día). A primera hora leo, escribo, hago ejercicio y hago las tareas que implican mayor esfuerzo y concentración.

Madrugar para mí significa siempre una multiplicación bestia de productividad, aunque me lleve horas despertarme por completo. Mis mejores días son aquellos en los que me levanto a las seis de la mañana. No tenéis que ser tan brutos como yo, pero considerad qué podríais ganarle al día levantándoos un poco antes. Para aquellos que trabajamos desde casa y no contamos con estructuras rígidas de trabajo impuestas desde el exterior, la disciplina y aprovechar el tiempo que tenemos es fundamental.

Cada persona es un mundo y tiene sus ritmos. Sí, es posible que madrugar no sea para todo el mundo ni ofrezca a todos las mismas ventajas. Pero yo diría que merece la pena probarlo un par de meses. Siempre había pensado que era de esas personas que nunca podría levantarse temprano (ni querría), pero me di cuenta de que solo era cuestión de paciencia y tesón. Puedo decir que, como escritora, es uno de los mejores hábitos que he podido desarrollar.

Recomiendo acompañar este artículo de las reflexiones de Michael Nobbs sobre el tiempo para escribir y tomar una taza de té. Madrugar me ofrece tranquilidad, no tener que andar con prisa para llegar a algún lado o entregar algún encargo. Para mí, ese par de horas para las tareas más importantes del día, cuando todo está callado y el mundo duerme, son un verdadero regalo.

 


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