Es que no falla.

Cada vez que alguien me habla de sus problemas en la escritura, hay un momento en que sale el tema de: «Es que de niño/a me dijeron X y eso me marcó para siempre».

«De pequeña mis padres me dijeron que no tenía talento para escribir». «Un profesor me dijo que no tenía imaginación». «En el colegio me avisaron de que no valía para esto«. ¿Te suena alguna de esas frases?

Creo que las personas que lanzan ese tipo de juicios (casi siempre con buenas intenciones: quieren darnos «un baño de realidad») están muy lejos de entender la creatividad: qué significa y cómo funciona.

¿Qué narices?

Lo que nos dicen de pequeños influye de una manera TREMENDA en si nos consideramos personas creativas, artísticas (¡y escritoras!).

Esto es tan común que he creado un vídeo donde analizo cómo nos afecta y además investigo sobre qué significa realmente eso de «ser creativo»… y cómo cualquiera puede optimizar su creatividad.

¿Será que eso que nos decían de pequeños NO ERA CIERTO?


Notas al vídeo:

  1. Sobre la polémica de tirar o no tirar libros y aquello que dijo supuestamente Marie Kondo sobre solo tener treinta libros en casa: qué tirón tuvo aquello, ¿verdad? Y eso que ni siquiera lo dijo. Hablé sobre el tema y sobre por qué tenemos tanto apego (o no, en mi caso) a nuestros libros aquí.
  2. Una cuestión que no comento en el vídeo es por qué la definición de creatividad habla de combinar cosas «que conocemos». Esto vuelve a un asunto que he tratado una y otra vez, y que me parece fundamental: escribir (si quieres que te lean) es comunicar. Para que alguien considere que tu escritura (o pintura o escultura o lo que sea) sea creativa tiene que tener un mensaje mínimamente comprensible. Por eso consideramos creativo que el niño convierta un rayajo en monstruo (reconocemos al monstruo, entendemos qué ha hecho con las rayas), pero no que pinte dos rayas al azar en la mesa. Sí, tal vez esté intentando transmitirnos el poder cabalístico del número dos o esté reflexionando sobre la dualidad del ser humano, pero ante la imposibilidad de reconocer ese mensaje, solo pensamos que es un niño haciendo rayas sin más.

    ¿Consideraríamos creativa una novela escrita con la misma palabra una y otra vez? A no ser que haya una intención artística claramente especificada, probablemente lo consideraríamos un experimento sin gracia y poco más. Volvemos de nuevo a la delicada frontera entre crear para nosotros y para los demás: el objeto creado debe ser reconocible y para ello los elementos usados deben ser reconocibles también. El mensaje no puede estar tan distorsionado como para perder todo su significado.

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¡Hasta la próxima!

Nos vemos el viernes que viene. Sé amable con el mundo: tráenos buenas ideas y mejor escritura.

Créditos

Las imágenes y vídeos de archivo que ves en mi blog y mi canal de Youtube se utilizan con la licencia de Canva Pro. Utilizo esta versión de pago de Canva, soy afiliada y la recomiendo muchísimo.