Es jueves, así que ya sabéis lo que toca.
Hoy tenemos con nosotros a Fernando Alcalá.
¿Qué era esto de las entrevistas relámpago? Tengo una lista muy larga de preguntas cortas (ahora mismo va por 90 preguntas y subiendo). De allí, usando random.org, selecciono una secuencia de quince preguntas aleatorias, que le entrego al entrevistado o entrevistada. Este (o esta) elige diez de esas preguntas y responde con frases también breves. Al final, hay una pregunta extra que podrá aprovechar para hablar un poco más de sí mismo/a o para vengarse de la entrevistadora (es lo justo). La semana pasada entrevisté a Rubén Martín, y podéis ver todas las entrevistas publicadas hasta ahora en este enlace. Y ahora, vamos a hablar un poco del entrevistado de hoy:
Fernando Alcalá Suárez nació en Cáceres en 1980 y dicen que solo lloró un poco, pero él prefiere pensar que armó la marimorena. Años después se vio obligado a hacerse pasar por adulto y estudió Filología Inglesa, sufrió la vida de becario y sirvió muchos cafés en la oficina de Relaciones Internacionales de la Universidad de Extremadura. Dice que quería ser actor para convertirse cada día en alguien distinto y así vivir muchas vidas, pero como en Hollywood no han triunfado demasiado los bajitos y él no puede renegar de su escaso metro y medio, decidió pasarse a la literatura. Ahora trabaja durante el día como profesor de Educación Secundaria, mientras que por las noches se pone la capa y escribe, actividad que, de momento, le gusta más que el café (al que es adicto). Sus primeros pinitos los hizo durante el NaNoWriMo, donde dio forma a lo que luego se convertiría en su primera novela: Carlos, Paula y compañía, galardonada con una beca a la creación literaria por la Junta de Extremadura en el 2006 y finalista del premio HQÑ en el 2013. Tras esta llegó Equilátero, una novela llena de traiciones, triángulos (y mal rollo) con la que consiguió de nuevo una beca a la creación literaria en el año 2008. Después llegaron Ne obliviscaris y Tormenta de verano, publicadas por Edelvives, y una adaptación de Sentido y sensibilidad publicada por la editorial Teide en 2014. Como no le gusta perder el tiempo, también ha ganado algún que otro concurso, como el VII Certamen Ibérico Jóvenes Artistas, por el cuento Un tonto de capirote. Podéis encontrarlo en Twitter como @ferlocke.
Fernando es otro compi de encuentros y convenciones. Podríais pensar que nos vamos reencontrando siempre los mismos porque hay pocos escritores de juvenil en España, pero no es así. Lo que pasa es que nos van metiendo en campeonatos chungos a lo Juegos del hambre (¿de dónde creéis que le vino la inspiración a la Collins?), y solo vamos quedando los más duros. True story.
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ENTREVISTA RELÁMPAGO A FERNANDO ALCALÁ
Auntie’s Tea Shop, en Cambridge. O Clarinda’s Tea Room, en Edimburgo. En ambos me siento como si me trasladara a una novela de Los Cinco o a un salón de té de la época victoriana. Y los scones del primero y los toasties del segundo son impresionantes.
2. Libro/s en tu mesilla de noche en estos momentos.
Contra la fuerza del viento, de Victoria Álvarez; La última noche de Víctor Ros de Jerónimo Tristante; La verdad de Terry Pratchett y The Victorians at War (una enciclopedia de la historia militar británica para documentación y que, cual friki que soy, me está encantando descubrir).
3. ¿Escribes de noche o de día?
Me gusta muchísimo levantarme por la mañana temprano y escribir; funciono mejor de día que de noche. Sobre todo, por la mañana me da la sensación de que tengo todo el día por delante y el hecho de tener mucho tiempo me da mucha calma espiritual.
4. El mejor regalo que te pueden hacer
En relación con la pregunta anterior, el mejor regalo que me podrían hacer es TIEMPO.
5. Un truco para enfrentarse a la hoja en blanco
Varios. Depende del tipo de hoja en blanco. Si es la primera hoja en blanco, el comienzo de una historia, ponerte a escribir sin pensar, tipo NaNoWriMo; guardar al editor interior bajo siete llaves y comenzar como buenamente se pueda o se quiera. Luego ya vendrá lo demás. Si el tipo de hoja en blanco viene por algún atasco, a mí me funciona cambiar el punto de vista en la narración o ponerme a hacer algo que deteste. Mi cerebro se las apañará para, de pronto, iluminarme, porque se negará a estar pensando en esa cosa que detesto (como corregir exámenes. O barrer. O fregar los platos).
6. El libro que más te ha influido
Es muy difícil decantarse por uno, pero creo que, a la larga, el libro que más me ha influido es Olvidado rey Gudú, de Ana María Matute. Tengo la sensación de que todas las historias que querría contar están guardadas de una u otra manera en las páginas de ese libro.
7. ¿Has escrito alguna vez desnudo/a?
¡Y vestido! A veces también escribo vestido. Sobre todo en invierno.
8. No puedo vivir sin…
Café. En serio. Tengo un problema muy serio con mi adicción al café.
9. ¿Recuerdas cuál fue el primer libro que leíste?
Es difícil recordar ese primero, pero sí que recuerdo mi primer libro favorito. Lo leí a los siete años y se titulaba Lumbánico, el planeta cúbico, de Cristina Alemparte. Fue finalista del Barco de Vapor en el 1983 y, con el paso de los años, cuando quise recuperarlo porque había perdido el mío, tuve que tirar de Ebay y gastarme un poco más de lo recomendado.
10. El mejor consejo que te han dado como escritor
Que me lo lea todo. Hasta la etiqueta del champú y la caja de los cereales. Igualmente, que aunque lo lea todo, no termine todo lo que lea si no me gusta.
Pregunta extra (seleccionar opción y contestar):
a) El entrevistado se inventa una pregunta, la hace y se responde a sí mismo.
b) La pregunta la hace el entrevistado a la entrevistadora.
c) Ya he terminado, deja que me vaya a mi casa. Por favor.
Fernando dice: ¡Me pido la b! Mi pregunta es la siguiente: si no pudieras dedicarte a lo que te gusta, ¿qué es aquello que no te gustaría hacer por nada en el mundo? ¿Qué es eso que te hace sentir gris?
Cualquier trabajo donde no haya nada que hacer, cualquier trabajo aburrido. Pasé los tres peores meses laborales de mi vida trabajando para una gran empresa que canceló el proyecto para el que me habían contratado; pasé esos tres meses sentada a una mesa sin nada que hacer, teniendo que fingir que trabajaba. De vez en cuando alguien se apiadaba de mí y me daba algún encargo realmente estúpido. Fue horrible. Necesito sentir que estoy aportando algo, que lo que hago es útil.
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Muchas gracias a Fernando por sus respuestas (marcho a hacerme un toastie, que me ha dado antojo), ¡y no os perdáis la entrevista de la semana que viene!
Me ha gustado. No conocía a Fernando (es que me he perdido los saraos esos que dices…), así que me lo apunto para leer sus obras.
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