En Nueva Zelanda cogieron a un grupo de 49 personas y les hicieron escribir a diario unos 20 minutos, durante tres días seguidos. Escritura expresiva, lo llaman. Debían escribir sobre hechos o actividades diarias que les molestaban y estresaban. Dos semanas después, se les practicó una biopsia.
No es que se les practicara una biopsia como parte del experimento. Ya se la iban a hacer de todos modos, lo prometo.
Once días después, un 76% del grupo que había escrito esos tres días concretos tenían su lesión totalmente curada, frente al 42% del grupo de control.
Conocemos muchísimas ventajas de la lectura. Pero sí, escribir es bueno, también.
Escribir sobre nuestras preocupaciones ayuda a reducir estrés y por tanto reduce el efecto negativo que este tiene sobre nuestro sistema inmunológico. Si escribes y te liberas de lo que te angustia, también duermes mejor. Y una mayor calidad de sueño también ayuda a nuestro cuerpo en general.
No entro ya en los efectos positivos a nivel puramente psicológico, que de esto ya se ha escrito mucho y muy bien. Hace poco di con un concepto que me llamó la atención, el de las morning pages de Julia Cameron. No he leído El camino del artista, pero lo cierto es que últimamente leo a gente comentando ese libro por todas partes. Sospecho que será un tanto elevado y espiritual para mí, pero eso no significa que no pueda aprovechar algunas de sus ideas, que me vienen recicladas a través de buenos artículos como este de Chris Winfield.
Hay muchas variantes y formas de hacerlo, pero la práctica de las morning pages funciona de la siguiente manera: coges papel y boli y escribes tres páginas seguidas. Puedes escribir sobre lo que quieras: sobre lo que estás pensando, sobre qué harás durante el día, sobre los nidos voladores de los pájaros de guerra de Tombuctú. Sobre nada. Sí, puedes escribir sobre nada. La idea es despertar tu creatividad y de paso quitarte cualquier ansiedad que tengas pasándote por la cabeza en ese momento. Lo ideal es hacerlo al poco de despertarse, cuando tu subconsciente no se ha retirado todavía de crearte sueños y cosas rarunas en la cabeza.
¿Lo habéis probado? Yo pienso darle una intentona la semana que viene, cuando se me estabilice un poco otra vez la rutina (este mes, por razones variadas y pesadas de contar, todo ha estado manga por hombro). Os contaré, como en todos mis experimentos (ya sea por aquí o en los emails que mando a la lista de correo).
Esto nos lleva a otra pregunta: ¿puede la escritura «normal», la escritura de ficción, aportarnos también beneficios?
Boffard y los beneficios de la escritura
Depende. Si sufres escribiendo, si no consigues apagar al editor interno y disfrutar de lo que haces, dudo que escribir te aporte nada positivo. A mí me daba estrés. Después de mucho tiempo como artista maldita, he aprendido por fin a reservar la fase del sufrimiento para la etapa de corrección y edición. Escribir tiene que ser divertido para mí, ahora. Puede ser duro, claro, y escribir y reflejar tus miedos y traumas es difícil (aunque tiene efectos muy positivos a largo plazo). Pero la bendición de escaparte un rato a un mundo de fantasía que es solo tuyo… ah, eso se lo recomiendo a cualquiera.
Pero no es solo eso. No tienes que ser escritor para disfrutar de la escritura. Muchos gustan de escribir como algo que les permite desconectar de su vida profesional. Y no tienes que escribir solo sobre tus traumas, cualquier tipo de escritura ayuda, como dice aquí el escritor Rob Boffard, en un artículo muy interesante sobre qué beneficios nos aporta escribir ficción:
Hay base científica para la noción de escribir como evasión. En un estudio de 2005 sobre escritura expresiva como modo de lidiar con trauma, los investigadores descubrieron que la mayoría de los participantes se beneficiaban del hecho de escribir, ya escribieran sobre la misma experiencia traumática o sobre experiencias diferentes en cada sesión de escritura. Había un beneficio evidente del acto de escribir, fuera cual fuera el tema.
Volviendo a lo que decía de que la parte horrible, en realidad, es editar, me gustaría añadir que no es solo trabajoso editar lo propio, sino también, claro está, lo de los demás. Más todavía cuando mucha gente no entiende muy bien la labor de editores y correctores de estilo.
Adamus y algunas nociones ridículas sobre editores y correctores
En el blog de Chuck Wendig, el editor/corrector John Adamus menciona algunas creencias extendidas que tienen los escritores sobre el tema de la edición de contenidos y la corrección de estilo que me hicieron reír.
Me hicieron reír porque son muy ciertas y por puro y desahogado alivio, porque por fin ha llegado el momento en mi vida en que puedo dejar de lado, aunque sea por un tiempo, la corrección de estilo. Que no es que no me guste (de algún modo, produce satisfacción ayudar a otra persona a sacarle el máximo rendimiento a su texto), pero es trabajoso con ganas y si quieres hacerlo realmente bien, acabas invirtiendo una cantidad de horas que no hay forma de cobrar de manera realista. Hala, ya lo he dicho.
En EEUU, con editor pueden referirse a editores de contenido (content editors) o a correctores de estilo (line editors), así que usaré editor/corrector en nuestro idioma, para que os hagáis una idea. No estamos hablando de editores a la española (la persona que decide que te va a publicar y que, si es bueno en su trabajo, te sugiere algunas modificaciones para mejorar la obra antes de sacarla al mercado), sino más bien de correctores de estilo y de contenido. En la experiencia de Adamus (y de miles de correctores por todo el mundo), esto es lo que muchos autores creen que hace un editor/corrector:
- Que el editor/corrector simplemente le da a F7 y le pasa el corrector ortográfico del Word a un documento.
- Que cualquier otra persona puede hacer lo que hace un editor/corrector, porque se trata simplemente de lidiar con palabras, como en el cole.
- Que la corrección/edición es una parte innecesaria de escribir un libro, porque, cuando un autor consigue a un agente, este se encarga de editar el manuscrito, o la editorial tiene un editor/corrector que se ocupa de ello. (La de veces que he visto esto: autores que creen que no tienen que preocuparse de la ortografía, por ejemplo, porque para eso está el corrector de la editorial. No se dan cuenta de que con un manuscrito lleno de faltas difícil será que los acepten en ninguna editorial, para empezar).
- Que cualquier procesador de texto que uses te va señalando tus errores de ortografía y gramática, así que los correctores sobran (muchos escritores no tienen en cuenta un problema fundamental de Word, por ejemplo, que es que no entiende el contexto de las palabras. Es decir, para Word un amo es correcto, porque esa palabra existe, aun cuando la frase donde se encuentra sea: «Bajo las ocho lunas de esa noche espectacular, el hechicero espacial amo a la mujer venusiana con todas sus fuerzas»).
- Que el editor/corrector es el enemigo del escritor, o algún tipo de obstáculo para que demostrarle al mundo su calidad como escritor, lo que convierte la interacción con el editor/corrector en un ejercicio innecesariamente bélico (esto también se lo he tenido que explicar a más de un cliente: no estoy aquí para acusarte de nada, puedes elegir seguir mis recomendaciones o pasar olímpicamente de ellas. Es tu texto y yo estoy aquí para ayudarte. Incluso hay escritores que parecen no querer que se sepa que han usado de los servicios de un corrector, porque ello implicaría que su texto era imperfecto para empezar).
Si queréis saber más sobre por qué los correctores son imprescindibles para vuestros libros (y mucho más en esta nueva cultura de autopublicación), leed este excelente artículo de Antonio Rivas para La Linterna del Traductor.
No sigo hablando de corrección. Respiro y recuerdo que esa parte de mi vida queda atrás. Ahora vamos a hablar de descripción. Argh.
Starr Thomson y la importancia de la calidad sobre la cantidad en descripciones
Todos sabemos lo difícil que es dar con un punto medio atractivo para el lector en lo que descripciones se refiere. Tienes que ser un genio estilístico para no aburrir a tu lector si te pasas con las descripciones; pero la falta de entorno, de ambientación, deja a tu texto cojo, vago. La editora y escritora Rachel Starr Thomson escribió un artículo muy útil donde apunta que lo más importante al describir se resume en dos factores:
- Calidad sobre cantidad (es decir, dar información importante y evocadora, en vez de llenar párrafos de datos innecesarios) y
- fortalecer la subjetividad de las descripciones mediante el punto de vista.
Os lo explico, porque además es un problema que encuentro en muchos manuscritos de escritores noveles. Mirad este párrafo:
Carlos era alto, guapo, con el pelo rubio. Tenía los rizos alborotados y unos ojos grandes, muy azules. Estaba musculado y era ancho de hombros, apuesto. Vestía pantalones oscuros y una camisa de color crudo, con mocasines relucientes a juego.
¿Os hacéis una imagen del personaje? Sí, pero imaginaos que os encontráis descripciones así de todos los personajes del libro. Estos datos nos dicen cómo es el personaje a nivel físico, pero es difícil para el lector retener tanta información que, en el fondo, tampoco aporta gran cosa a la historia. Mirad ahora:
A Elena siempre le había parecido que Carlos vestía con gusto. No solo eso: era guapo, guapo de película, guapo de libro. Su compañero era un estereotipo de novela romántica: rubio, fuerte, ojos grandes y azules. Qué lástima que también fuera gilipollas.
Si estos dos párrafos fueran extractos de dos libros distintos, ¿cuál preferiríais leer? Sea como sea, vuestra imagen de Carlos será mucho más clara en el segundo ejemplo; además, hay más posibilidades de crear vínculos emocionales con Elena al ver a Carlos desde su filtro personal, a través de su mirada.
Dice Starr Thomson:
Calidad contra cantidad
Un error común en la descripción visual es dar una lista interminable de características físicas, como si tuvierais que tachar toda una serie de cualidades de la lista. Pero es difícil encontrar detalles importantes en una multitud de detalles que no lo son, y los lectores de todas formas rellenan por sí mismos muchos huecos, tanto que les puede resultar molesto que se les describa cada detalle de la cara de alguien.
La clave en la descripción visual es dar solo un par de detalles, pero haz que esos detalles cuenten.
Y recordad que, para saber cuántos detalles conviene dar para cada cosa, puede ayudar mucho la regla de tres.
Hoy cierro un poco antes, que estoy agotaíca y encima me han dicho que es puente o algo.
Stegner y lo poco que ha cambiado la industria editorial
Os dejo con una recomendación: En lugar seguro, de Wallace Stegner (podéis ver mi opinión en Goodreads). Ha sido especialmente divertido ver como la industria editorial apenas ha cambiado en los últimos setenta años. El protagonista es escritor y se dan varias conversaciones acerca de la tiranía de los superventas, el ínfimo gusto popular y la difícil supervivencia de las editoriales… todo alrededor de 1940:
Al ser una mesa de académicos, empezamos a lamentar el nivel del gusto popular. Parecía que solo la basura vendía. ¿No había mercado para los libros buenos, serios, inteligentes, bien escritos? Tenía que haberlo. ¿No podíamos contar con que un buen libro encontrara su público, pequeño, tal vez, pero suficiente para sacarlo adelante?
Terminamos aquí con las cosas profundas y recortadas. Hoy cierro con una sección nueva que espero mantener en los artículos de final de semana: una de agradecimientos a todos los que han mencionado Gabriella Literaria esta semana. Si tú también has enlazado a mi blog en estos 7 días y no te ves aquí mencionado, ¡no dejes de avisarme! Echad un ojo, porque aquí hay material interesante:
Gracias
- En La aventura de escribir, Eva me incluye en su lista de blogs favoritos. Leedlo si podéis, hay muy buenas páginas en esa lista.
- Techleo ofrece un artículo muy completo sobre financiación de libros mediante crowdfunding y similares, y para ello enlaza también a mi artículo sobre el tema.
- Marcos Llemes habla de la dificultad que tuvo para escribir la sinopsis de su libro, Anatema, y menciona mi artículo sobre cómo hacer buenas sinopsis y biografías de autor.
- Azahara, de Música y libros, también me incluye en su lista de blogs recomendables.
- Víktor Vallés le da más vueltas al tema del branding para escritores, y hay aparición estelar de mi texto al respecto.
- Alister Mairon me incluye en su lista de artículos sobre legalidad y marketing para escritores (en concreto, incluye mi artículo sobre cómo convertir tu blog en un atrapalectores imparable).
Y ya está bien, que es viernes. Id, celebrad y sed felices.
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70 trucos para sacarle brillo a tu novela: Corrección básica para escritores. ¿Has escrito una novela o un relato y no sabes cómo enfrentarte a la revisión? ¡Yo te ayudo! Disponible en Amazon.
- Puedes ver reseñas del libro en la propia Amazon y en Goodreads.
Lectores aéreos (relatos con toques de fantasía tenebrosa): Disponible en Amazon y Lektu (¡solo 2,99 €!).
- Puedes leer un avance gratuito aquí.
- Puedes leer reseñas aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y aquí. Y hasta en 20 Minutos, aquí.
- Si tienes un blog o web de reseñas y te apetece leer y reseñar este libro, puedes pedirme un ejemplar de cortesía en gabriella(arroba)gabriellaliteraria.com.
Puedes ver más libros míos aquí.
Totalmente de acuerdo con lo de que escribir es sano…cuando estoy preocupada por algo lo que más me calma es ponerlo por escrito. Grandísimo artículo, como siempre 😀
Bueno, hoy tengo ganas de discrepar con Gabriella (vaya! justo cuando está agotaica) a ver si me aguantará mis berrinches.
Me he propuesto acabar un relato (por fin!!) de pocas páginas para mandar a un concurso que organizan en mi pueblo.
Escribirlo esta semana no ha sido NADA beneficioso para mi. Me ha costado un huevo, horrores acabarlo. He sufrido en mis carnes y he sentido una presión intensa sobre mis hombros (nada que ver cuando escribo solo y para mi), hubo momentos que me agobiaba, sabiendo que habrá personas que lo van a leer y puede que alguien se anime a criticar. Ahora que ya está mandado ya no hay vuelta atrás ¡que miedo! (aunque al mismo tiempo feliz de haber terminado un cuento)
Iba a soltar un par de tacos para desahogarme pero va a ser mejor que no que igual Ebo me mete unos zarpazos….
PD: Tener un plazo de entrega me ha hecho espabilar de carallo 😉 y añadir mas presión extra a mi psique. Algún trauma se me va a quedar.
Jajaja, pero eso no es por escribir. Eso es por la presión horrible de nuestra propia inseguridad y el esfuerzo lamentable que implica intentar escribir medio bien.
El hecho de escribir en sí, libremente, es muy positivo. Pero tener el editor interno puesto lo destroza todo 😛
«he aprendido por fin a reservar la fase del sufrimiento para la etapa de corrección y edición».
a ver si aprendo esto. sea una maravilla o una puta mierda eso de los borradores ^^
¡Me siento muy ofendido de que hables de lo bueno que es escribir para la salud y no hables de mi artículo sobre la influencia del texto para el lector! El cual ni siquiera sé si te he pasado o has leído y el cual no tiene nada que ver con todo esto.
XD ahora en serio, buen artículo. Luego tienes que reunir todos los prejuicios que hay sobre el mundo de la lectura y escritura para que nos riamos un rato, porque eso tiene tela.
Me siento identificado con eso del sufrimiento.
«Luego tienes que reunir todos los prejuicios que hay sobre el mundo de la lectura y escritura para que nos riamos un rato, porque eso tiene tela».
https://www.gabriellaliteraria.com/siete-cosas-que-muchos-creen-sobre-el-mundo-editorial-y-que-son-ciertas/ 😉
No están todos, pero sí los peores, creo.
Recomiendo totalmente las morning pages. Escribir con el flujo del despertar (sin normas, reglas o propósito) se convierte en un hábito, me animo a decir que en una adicción. Y en ese caso, mucho más sana y productiva que otras :-). En mi opinión, escribir es bueno para la salud, para elevar la inteligencia emocional, para despertar la creatividad (y no sólo escribiendo, sino en la vida) y sobre todo, para poder expresar lo que verbalmente no podemos (no siempre, al menos). No hablo de «ser escritor», sino de escribir con el mismo fin por el cual hacemos ejercicio físico o nos cuidamos la salud.
Muy bueno Gabriella, como siempre. ¡Gracias!
Saludos creativos.
Bueno, llevo ya un par de días haciéndolo y no sé si estoy más creativa, pero diría que sí que he rebajado los niveles de ansiedad en general 😉
Ayuda. Ya verás con el tiempo lo que sucede. Promise!
Tengo que admitir algo Gabriella… es que me tienes totalmente obsesionada con tu blog,
Lo he descubierto esta semana y es primera vez que comento o eso recuerdo.
Saludos al gato Ebo
Ebo emite en respuesta un maullido lastimero y agudo (nunca le cambió la voz, sigue teniendo maullido de gatito chico).
Otra vez unos recortes que me plantean el dilema «¿qué puedo comentar de todo lo que ha dicho para que no me quede un comentario larguísimo?».
Totalmente de acuerdo en los beneficios que aporta la escritura. Gabriella, confío en que tendrás más constancia que yo para llevar a la práctica los «morning pages», pero también lo voy a intentar. No prometo nada. La constancia, los sudokus y la cocina nunca han sido lo mío :).
Al menos a mí, la escritura sí me ha ayudado a canalizar emociones (unas positivas y otras no tanto). De un enfado con mi madre, nació un relato inquietante, oscuro y precioso del cual estoy orgullosa. Y en mi etapa como psicóloga en consulta, solía trabajar mucho con la escritura terapéutica como herramienta. Para los pacientes era un trabajo muy poderoso para motivarles al cambio o hacerles tomar conciencia de cómo se veían a ellos mismos/su alrededor/su futuro.
En cuanto a las descripciones, creo que es un arte saber dosificarlas. Una vez dejé de leer un libro en el que describían a un millonario sofisticado durante un párrafo de diez líneas. Tal vez al autor no le pareció suficiente narrar cada una de las prendas que vestía ese personaje describiendo color, tejido, textura, tipo, marca presuntamente cara de la prenda.
Entonces llegué a la frase «Se echó unas gotas de Clive Christian en el cuello». Tuve que dejar de leer para buscar en internet qué marca era Clive Christian (una muy, muy cara). Y es que encima soy anósmica (nací sin capacidad para oler), así que nada, ni siquiera puedo imaginar a qué olor se refiere; por eso me hubiera facilitado más leer algo como: «se echó las últimas gotas del frasco de perfume caro que tenía sobre la cómoda». Entre eso y que tras 180 páginas no sabía hacia donde iba la historia, lo dejé.
Pero vamos, que esa es mi opinión como lectora. Nadie es perfecto y no voy a ser yo quien tire la primera piedra.
¡Buen fin de semana!
Lo de las marcas es peliagudo, además, porque en teoría (¡en teoría!) estamos intentando escribir un libro que dure, que no sea flor de un día. Y ya te imaginas a lectores de dentro de treinta años preguntándose quién diablos en Kim Kardashian y qué es eso del Whatsapp 😉
Tratas tantos puntos en tu artículo que no sabría por dónde empezar, así que lo hago por el principio: los beneficios de la escritura y el escribir por la mañana.
Yo lo hago. Me levanto dos horas antes de salir de casa y escribo. Puedo asegurar que el mundo de ahí fuera cambia cuando te metes en él. Tu cerebro aún lleva consigo reminiscencias del universo ficticio que acabas de abandonar y cierra la puerta de casa con el buen regusto que deja ese otro mundo en el que has estado viviendo durante las dos primeras horas del día.
Y dura, de verdad. No se olvida en cuanto te pones a tarrear el ordenador en tu trabajo. Cuando menos lo esperas, un retazo de tu mundo matinal vuelve a ti, se pasea por tu mente con toda libertad y, durante un instante, vuelve a meterte en él. Te recuerda que ese otro mundo también existe, lo bien que lo pasas en él y que mañana habrá otra oportunidad para vivir una existencia distinta durante dos horas.
Es genial. Como tu artículo, una vez más.
No sigo hablando del resto de los puntos, porque entonces tendría que escribir un comentario tan largo como tu post ;-p. Eso sí, destaco, junto al primero, el de la descripción. Importantísimo elemento en una novela que poca gente sabe manejar bien.
Saludos y buen finde (laaaaargo) 🙂
La verdad es que yo utilizo mucho la escritura como ayuda o terapia porque me sirve para al menos organizar y aclaras ideas, y ver las cosas de otra manera. E incluso se lo he sugerido a amigos o amigas cuando veían que estaban en un momento de estrés o tristeza. Sin tener ni idea de que realmente tienen un beneficio muy sano y que debería de practicarla más en ese sentido xD
Con lo de los editores/correctores me he ido a acordar de una amiga mía, que lucha mucho porque se valore debidamente su trabajo. Es que tristemente, lo de no valorar lo que hace una persona, ni molestarse en conocer qué es lo que hace, está muy extendido. Me estaba acordando del artículo que compartió una amiga mía la semana pasada sobre cómo las empresas piensan que el hecho de que una persona sea nativa va a traducir mejor que un traductor los textos en inglés (cuando es evidente que no). O de cuando no sé si reír o llorar cuando leo ofertas de trabajo y me doy cuenta de que la mayoría no sabe lo que es un diseñador gráfico…
Y las descripciones… yo llevo algún tiempo pensando en que hay escritores que intentan imitar el estilo de Tolkien y se quedan en eso… en intento. Vamos, porque he leído algunos libros en los que se pasan tres pueblos y más describiendo paisajes y entornos. Demasiado. En un caso fui capaz de dejar de leer la saga cuando vi el plan en el primer libro pero en otro, sí que me leí cuatro libros con muchísima morralla descriptiva, para que encima terminara la historia bastante mal.
Pero también pienso en si no habrá personas que les haya pasado como a mí al principio, cuando era una niña o con mis quince añitos. Al menos a mí en el colegio, cuando te enseñan lo que son los adjetivos y a describir, lo hicieron usando el primer ejemplo de descripción, soltando adjetivos sin más. Y claro sin saber técnica, escribiendo porque te gusta y quieres, pues das por buenas las cosas que aprendes en el colegio. La cuestión es que ya cada uno se dé cuenta, aunque sea leyendo otros libros, que no es la mejor forma de hacerlo.
¡Buen fin de semana!
Como siempre coincidimos en temas, hace mucho explicaba yo el porqué del efecto terapéutico de la escritura.
La explicación tiene que ver con los dos hemisferios cerebrales.
Buen artículo, como siempre.
http://wp.me/p2r4nD-uP
¡Mira como me vengo a enterar que vengo aplicando las morning pages desde hace un buen rato! La verdad es que es el único momento del día donde me puedo sentar a escribir tranquila. Mi reloj interno ya está programado y a las seis abro los ojos mágicamente. Tardo media hora en acomodar las ideas en mi cabeza y empiezo. Escribo hasta las ocho y después parto hacia el trabajo. Y la verdad es que encaro de forma más positiva mi día. A veces hasta me queda sabor a poco y sigo escribiendo desde mi celular durante el día. 🙂
Las palabras de Stegner me hicieron acordar a las conversaciones que tengo con amigos escritores. Siempre terminan igual. Eso me causó mucha gracia.:D
Mira Gabriela , soy nueva en esto de la escritura, lo que te puedo decir que también estoy enamorada de la misma , te contare me inicie a principios de este año, aprox. en Febrero, entrando a un taller de escritura bibliográfica ahora están publicando en face book, algunos extractos del trabajo que desempeñaba en el taller los envié pensando en que podría recibir criticas y así valorar lo enviado, ellos no hacen eso, no corrigen , ni critican solamente publican lo que ahora considero que les llegaba a parecer bueno. Hasta ahorita estoy por terminar mi autobiografía y la voy a enviar a un concurso .. Me pareció muy oportuno entrar a este blog y así poder informarme y estar al tanto de lo que hacen y dicen los escritores como tu, . De los trabajos que teníamos en el taller, empece a escribir y a mandar mis escritos que solo consistían en relatos ,cuentos cortos mas que nada de mis vivencias, pues resulta que todos los que envié a la editorial en donde promueven los textos libres,los publicaron. Esto me ha motivado para seguir aprendiendo. Espero seguirte y poder comentarte mis avances. Muchas gracias y un abrazo.
Gracias por leer y comentar, Nazaria, y muchos ánimos con tu progreso 🙂
Yo también soy nuevo en el mundillo y me parece muy interesante lo de escribir algo símplemente por escribir todas las mañanas. Lo voy a probar como una forma de entrenar la escritura sin estresarme para luego examinar que ha salido. Una cosa de la que se me ocurre es poner verde al jefe que siempre sienta bien 😉
Es broma eh, yo al mio lo quiero mucho.
Un saludo.
Tranquilo, tu jefe no se pasa por aquí. Creo 😉
Al escribir te desestresas, ejercitas al cerebro, despiertas las neuronas.
Al escribir exploramos nuestra creatividad.
Sin embargo Con todos estos beneficios escribo poco por tema tiempo pero empezaré a escribir todos los días.