Y seguimos con esta serie de posts en los que recopilo para vosotros lo más interesante y curioso que encuentro por ahí del mundo de la escritura. Hay un caudal de información tan rico en el mundo anglosajón (no digo que en español no lo haya, pero eso ya lo podéis encontrar y leer vosotros sin problema) que creo que merece la pena hacer una labor de adaptación (nunca hago traducciones directas, por razones obvias), compendio y explicación para todos aquellos que no se lleven al 100% con el inglés. Vamos, que quiero facilitaros las cosas.

Precisamente de facilitarle a los demás las cosas va el blog de Leo Babauta, Zen Habits, una fuente de información e inspiración espectacular que goza de un éxito tremendo, y con razón. Por si fuera poco, Leo ha decidido renunciar a todos sus derechos de autor en cuanto a los contenidos de su blog. ¡Está loco!, diréis. A Leo no le importaría si alguien cogiera los contenidos de su blog y los publicara con otro nombre, por ejemplo (aunque esto sería difícil debido a que es bastante conocido), por dos razones: Primero, cree que si eso ayuda a compartir con más gente sus ideas, genial. Así que si lo citas al utilizar sus contenidos, maravilloso, pero si no lo haces tampoco va a perder el sueño por ello. Y segundo, porque ya hace pasta a raudales con sus megablogs y sus ebooks que, francamente, están de puta madre (me compré uno hace poco y tiene una pinta estupenda).
Uno de los artículos de Babauta que más me llama la atención es su guía para escritura rápida. Estamos hablando de un tipo que vive de lo que escribe, así que tiene que escribir MUCHO. Obviamente necesita de muchas revisiones y es muy exigente con la calidad de lo que él mismo publica, pero reconoce que en ocasiones necesita simplemente escribir, sin parar, de un modo similar a como hablamos en el artículo del freewriting. Creo que la técnica de Babauta es también muy interesante, práctica y lógica. Afirma que puede escribir un libro corto en tan solo 3 días (?). Hay que tener en cuenta que el género que practica sobre todo es el ensayo, la no ficción, pero aun así se trata de una afirmación extraordinaria. Así es como lo consigue (los puntos a seguir son suyos, las chorradas que vienen como explicación son de servidora):
  1. Se pone un límite de tiempo. Babauta escribe mayormente libros cortos de temas muy concretos, así que sus periodos de trabajo son breves, a lo mejor de tres o cuatro días, pero los meros mortales necesitaremos algo más. Pongamos, por ejemplo, que queremos escribir una novela corta en una semana. Babauta propone un mes para una novela (personalmente me parece una barbaridad. Considero que podría ponerse un mes como reto para lo que es escribir la novela. El trabajo de revisión, edición y corrección debería llevar otro mes más, como mínimo. Al fin y al cabo, la idea de escribir rápido es no autoeditarse demasiado, no pararse en cada duda, sino soltar todo el material y preocuparse luego de todos los cambios; pero considero que esta no es una excusa para escribir la novela corriendo y luego ofrecerla tal cual. Aparte de efectividad queremos calidad, una calidad apabullante). El concepto me recuerda mucho a desafíos tipo NaNoWrimo, muy efectivos para crear una disciplina y obtener mucho material con el que trabajar.
  2. Compartir el desafío con los demás. Si les dices a los que te rodean (tanto en el mundo real como en el virtual) cuál es tu límite de tiempo y cuál es tu desafío, será más difícil abandonarlo, ¡no querrás queda mal! (Sí, un poco como yo con el Clutterfuck, ejem). Ya si encuentras a otra persona que quiera hacerlo contigo, la hostia.
  3. Tenlo todo preparado antes de empezar. Ocúpate de la documentación, de las notas que necesites, etc. Lo ideal es que tengas a mano todo lo que necesites sin tener que recurrir a Internet mientras escribes. Porque Internet es un gran agujero de tiempo, como bien sabréis. Si estáis escribiendo novela vendrá bien tener notas a mano acerca de vuestra trama y personajes.
  4. Encuentra un lugar libre de distracciones, que asocies con el acto de escribir. Una costumbre que he perdido, y que me encantaba, era la de ir a escribir siempre fuera de casa, a bares y cafeterías. Al principio me daba un poco de corte estar ahí con mi té, escribiendo sin parar (esto fue antes de tener portátil ni nada parecido, así que tenía que hacerlo a mano) pero enseguida me acostumbré, y acabas haciendo cómplices, en cierta manera, hasta a las personas que te atienden. También lo he hecho con el Proyecto Poema y los resultados son muy productivos. Estar en un sitio distinto, donde no tienes mil obligaciones y distracciones, te ayuda a concentrarte. Ahora vivo en un sitio que me separa a una media hora de paseo de la civilización, por lo que, simplemente por una cuestión de tiempo, ya no me resulta muy práctico, pero es un hábito que me gustaría recuperar en el futuro cercano: es muy pero que muy útil. Las bibliotecas también son ideales, si tienes alguna cerca.
  5. Inspírate. Siempre he pensado que no hay nada que inspire tanto para escribir como el acto de leer. También ayuda leer cosas como esta lista, que te motiven, o cualquier otro artículo sobre hábitos de escritura y trucos para escritores. Babauta habla de escribir con música, y no podría estar más de acuerdo. El Sr. Demiurgo elige la música según lo que va a escribir, y acaba a veces haciéndolo con cosas como Iron Maiden (¿entendéis ahora por qué mueren tantos de sus personajes?); yo prefiero cosas tranquilas: música clásica o cosas suavitas con letras intensas, sobre todo cuando escribo poesía.
  6. Escribe por rachas. Con éste estoy muy de acuerdo. De hecho, ya os he hablado antes del taskboxing, el método por el que se “encajonan” tareas en determinados bloques de tiempo, con descansos por medio. La idea es que te concentras muchísimo más si sabes que dispones de un tiempo limitado para llevar una tarea a cabo, además de que es una manera ideal de ponerse a hacer cosas que no apetecen nada: no es lo mismo pensar “tengo que limpiar la casa” a “voy a dedicarle 20 minutos a limpiar la casa”. Luego descansas y haces otro bloque de 20 minutos de limpieza y así, hasta que al final la casa acaba limpia. O directamente te pones y ves que a los 20 minutos quieres seguir limpiando. Sea como sea lo importante es ponerse. Babauta suele trabajar en bloques de 15 o 30 minutos, parando para descansar 5-10 minutos, durante los que se levanta y estira las piernas (buena idea también para evitar lo malísimo que es estar mucho tiempo seguido delante del ordenador en una silla, en la misma postura sin moverse). También aconseja marcar descansos para pasear, ya que andar ayuda a despejar la mente y reflexionar sobre lo que hemos escrito y vamos a escribir. A mí me ayuda mucho a “desatascarme” cuando me encuentro con algún problema o falta de inspiración, y si tengo a otra persona al lado con la que comentar mi atasco, mejor que mejor.
  7. Comparte tus resultados. Todos los días, informa a tu público (ya sea familia, amigos, conocidos de Facebook…) de tu triunfo al completar el objetivo del día. También si fracasas. Aunque te avergüence reconocer la derrota, servirá para que le pongas más ahínco al día siguiente y te hará realmente responsable de tu trabajo.
Todo esto está muy bien y es muy útil, ante todo para conseguir una buena disciplina de trabajo y una gran cantidad de material con el que trabajar. Pero no evitemos que los buenos libros son papelera, papelera, papelera, como diría mi amigo Francisco Javier Casado (si no habéis leído nada de su poesía a vuestra vida le falta algo), y una obra realmente buena lleva años de escritura. Observad también que Babauta habla de escritura, no de documentación, una labor que deberá realizarse aparte (si bien los trucos que apunta para escribir pueden ser útiles también para esta tarea). Así que quiero que quede claro que no estoy animando a nadie a escribir una novela en un mes y enviársela, tal cual, a una editorial. Porque así es como llegan cosas como Crepúsculo al mundo, y deberíais sentiros avergonzados. Vale, lloraréis en vuestros Ferraris y os lamentaréis en vuestras mansiones de Miami construidas con oro y la sangre de decenas de inmigrantes ilegales, pero siempre tendréis el odio de la crítica y de los buenos lectores. Por no hablar del 99,9% de posibilidades de que la editorial os mande, directamente, a la mierda (¿sabéis lo que cuesta una corrección de estilo, malditos?).
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