El mundo está lleno de talleres, clases y páginas de internet que te dicen qué debes hacer para motivarte, fomentar la creatividad (sobre todo cuando estás atascado) y mejorar tu forma de escribir. Yo diría que hay 10 puntos que se repiten, una y otra vez. ¿Estás estancado, sin saber cómo continuar? ¿O quieres acompañar tu disciplina diaria de una serie de prácticas provechosas para tu desarrollo como escritor? Pues creo que esto ayuda:
- Ya hemos hablado del freewriting o escritura libre. Muchos escritores aseguran que, practicado una vez al día, es genial para mejorar la disciplina y darle un buen empujón a las musas.
- Una tormenta de ideas hiperconcentrada: Con el cronómetro puesto, date cinco minutos para escribir las ideas más absurdas y exageradas que se te ocurran: argumentos, tramas, personajes, ciudades, lo que quieras. Hacerlo en tan poco tiempo te produce cierto estrés que te obliga a no pensar tanto en lo que escribes, con lo que los resultados pueden ser sorprendentes.
- Sal a la calle y escucha a la gente. Captura extractos de conversaciones. Utilízalos para otorgarle realismo a tus diálogos. Esto funciona también con retratos y descripciones: párate en un lugar cualquiera y descríbelo con todo el detalle del que seas capaz. También es útil grabar conversaciones de teléfono (con el permiso de los interlocutores, preferiblemente).
- Palabras aleatorias. Esta es una de mis favoritas. Búscate algún programa que te proporcione palabras nuevas cada día y procura encajarlas en lo que estés escribiendo. A mí gusta tirar de la página web The Free Dictionary, que tiene un apartado de vocablos aleatorios.
- Lee. Tal vez el mejor ejercicio que existe para alguien que quiera escribir. Hay periodos de confusión en el que no sabes muy bien en qué está quedando tu estilo (o si tienes estilo siquiera), de desorientación y agotamiento. Lo mejor que puedes hacer es dedicar unos días a leer, preferiblemente algo que no hayas leído ya y que tenga una calidad demostrable. O siempre puedes leer algo realmente deleznable, ya que siempre te queda la tranquilidad de que tú puedes hacerlo mejor (a mí esto SIEMPRE me funciona). Un poco como esas chicas que solo salen con amigas más feas que ella para poder asegurarse de que ligan.
- Teclea párrafos de grandes autores. No se sabe muy bien por qué, pero este es un ejercicio que se lleva a cabo en algunos talleres de escritura y parece ser eficiente. Supongo que la idea es que al copiar párrafos de personas con un gran talento y conocimiento narrativo, uno absorbe de manera subconsciente patrones y formas eficaces de construcción literaria. Un poco como el ejercicio anterior de lectura, pero más intenso.
- Escucha música. Otro que, en mi experiencia, nunca falla. Es poner algo de música y de repente esa prosa aburrida y estancada cobra nueva vida, esos versos repetitivos y horteros se transforman en criaturas versátiles y fecundas. Experimenta con distintos tipos de música hasta dar con la que mejores resultados ofrezca. Para diferentes tipos de texto puede variar la clase de música (en mi caso, tengo varias listas en Spotify pensadas para varias actividades y tipos de escritura; la poesía necesita rock duro y algo de pop alternativo, los blogs y artículos se escriben en silencio, o a veces con algo de música clásica; la prosa últimamente necesita a Amanda Palmer, no sé muy bien por qué).
- Elimina todas las distracciones. Busca un lugar tranquilo y ordenado para trabajar, y hasta puedes desconectarte de internet un rato para evitar las tentaciones de las redes sociales. Algunos escritores gustan de encontrar un lugar que asocien solo con el acto de escribir, como una cafetería, una biblioteca o una habitación en concreto.
- Escribe acerca de cosas que están fuera de tu ámbito de conocimiento, o argumentos que nunca se te habrían ocurrido. Esto funciona de manera similar a lo de la palabra aleatoria, pero con ideas para tramas o escenas. Hay webs que hasta ofrecen argumentos a desarrollar, como ésta (sí, está en inglés, si alguien sabe de algo parecido en español por favor que avise y lo ponemos por aquí). También funciona pedirle una idea de este tipo a alguien con quien no tengas absolutamente nada en común. Obligarte a escribir sobre un tema predeterminado que nunca hayas tratado te obliga a abrir tus horizontes y a desarrollar nuevas habilidades. Otra opción es abrir una página aleatoria de Wikipedia y escribir algo de ficción relacionado con esta página en concreto (los resultados pueden ser sorprendentes).
- Cambia. Plantéate retos. Si sueles escribir en tercera persona, prueba con la primera, o incluso con la segunda. Si lo tuyo es la prosa, aventúrate con la poesía. Si sueles escribir fantasía, prueba con el naturalismo. No se trata de obtener textos perfectos que puedas usar luego, sino de expandir tu visión y narrativa: tu texto se enriquecerá con lo que hayas aprendido de otros géneros y formas.
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Imagen de takomabibelot por Creative Commons.