Tengo una lista en Evernote donde recopilo las preguntas que me hacen por email o mensaje privado. De vez en cuando la imprimo, hago papeletas con cada pregunta, las tiro al aire al son de I’m So Excited y la que cae encima de mi gato es la que meto en la sección de Consultorio.
Está bien. Vuelvo a empezar.
Cuando algunas preguntas se repiten en mi correo suelo apuntarlas para hacer un artículo sobre ellas. Tal vez no un artículo muy completo ni muy largo, pero sí una respuesta general que pueda servir a otros escritores que visiten este humilde, modesto y estrambótico blog.
Últimamente me han llegado varias preguntas técnicas sobre el tema de los libros de relatos. Y ya digo que son preguntas que he recibido unas cuantas veces, como si yo supiera cuál es la respuesta a todo solo por haber sacado un libro de cuentos (que tenéis aquí en digital y aquí en papel, ejem).
Por cierto, sí sé cuál es la respuesta a todo: es 42. Pero, sobre libros de relatos, veamos si puedo arrojar algo de luz a un mundo tenebroso, espinoso, calamitoso y otras cosas terminadas en -oso que poco tienen que ver con la familia ursidae.
¿Cómo se ordena un libro de relatos?
La primera cuestión la plantea David Olier, al que probablemente conozcáis por su blog centrado en escritura de ciencia ficción, El rincón de Cabal:
(…) estoy terminando de corregir 13 nuevos relatos de ciencia ficción para una nueva antología de relatos y sigo sin decidirme sobre cómo ordenarlos.
Mi problema es que no sé dónde colocar mis favoritos: al principio, al final, repartidos,… Así que he estado revisando varios libros de relatos, entre los que estaba tu Lectores aéreos. Aunque claro, es fácil sacar una conclusión de esos libros basándome en los que me gustan a mí, pero esa conclusión no tiene ningún valor sin saber cuáles eran tus favoritos.
¿Cómo decidiste ordenarlos tú? ¿Chicha al principio? ¿Chicha al final? ¿Chicha al principio, en el medio y al final? ¿Otras configuraciones del cubo de Lemarchand?
No sé vosotros, pero yo preferiría no tener que acceder a dimensiones alternativas ni infiernos de sadomasoquismo extremo para elegir el orden de mis relatos. Así que le conté a David mi secreto, que no es, me temo, ni la mitad de glamuroso o mágico de lo que cabría esperar.
Yo me vi en las mismas que David con Lectores aéreos, porque una cosa son los relatos y cómo me impactan a mí, y otra distinta es cómo impactan a los demás. Le pedí a mis lectores cero (tengo muchos, generalmente más de diez) que ordenaran todos los relatos por orden de preferencia, empezando por el que más les gustara y terminando por el que menos (así, en el caso de 13 relatos, su relato favorito tendría un 13, el siguiente un 12, luego un 11… el que menos les gustara tendría un 1).
Sumé las puntuaciones de cada relato y saqué la media.
Insertar aquí momento musical donde la prota hace cálculos complejísimos en una pizarra sucia, que borra con la manga de su jersey holgado pero atractivo.
Pude ver cuáles eran los relatos favoritos en general (que irían al principio y al final del libro). Los que menos gustasen irían intercalados con otros más populares. De ese modo, el libro se abriría y cerraría con lo mejor (para que el lector siguiera leyendo tras las primeras páginas y para que se quedase con buen sabor de boca al final), y el interés no decaería en ningún momento.
En teoría, esto es, que luego cada lector es un mundo y no hay nada seguro que podamos hacer para triunfar en esa conquista planetaria.
Reconozco que fue un poco arriesgado cerrar con Y diente por diente, porque era el favorito de unos y el menos favorito de otros. No obstante, marcaba el tono general del libro y yo buscaba que el lector terminase con cierta inquietud y mal cuerpo en general.
Conclusión
Mi consejo es: guíate por las puntuaciones de la mayoría, pero también por las sensaciones que busques producir en tus lectores.
Todo esto presuponiendo, claro, que no haya hilo conductor ni temático que una los relatos, en cuyo caso habrá un orden más razonable que se base en el efecto de crescendo/temático/cronológico/gastronómico que pretendas infligir en tus lectores.
Por otra parte, Alba Porta también me mandó una pregunta muy relacionada:
¿cómo debe ser un libro de relatos? ¿y dónde lo coloco?
Me han sugerido editar un librito compendio de relatos cortos. Me ha parecido una idea más interesante (y accesible, ya que los relatos cortos soy más capaz de escribirlos y terminarlos que una novela) y me preguntaba sobre el proceso, entre otras cosas. ¿Cuántos relatos o páginas debería tener una recopilación de relatos? ¿Podrían ir con imágenes? He investigado un poco sobre editoriales que pudieran estar interesadas en publicar algo así y de la temática de la que son, pero soy bastante noob y no me queda claro nada. ¿Podrías darme alguna dirección que poder tomar?
Alba parte de una premisa muy común, pero no necesariamente cierta: escribir relato es más sencillo, y un recopilatorio de relatos tiene menos trabajo y esfuerzo que una novela, por lo que podrá escribirse y publicarse antes.
Pero ¿dónde colocar un libro de relatos?
La respuesta, claro, es en la estantería.
O igual en la mesita de noche o sobre la mesita del café, si es un libro especialmente decorativo.
¿Encajará aquí, con los diccionarios? ¿Pegará con mi estiloso chaleco y mis anillos de brillantes? ¿Hacerse fotos con libros solo sirve para salir en blogs de libros? ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿¿Dios existe??
Ahora me gustaría daros una respuesta un poco más útil. Más que nada porque mi casa está vieja ya y no sé si aguantaría otra lapidación por chiste.
Lamentablemente, en mi experiencia y en la de muchos autores y editores que conozco, publicar un libro de relatos (por lo menos, publicarlo de manera tradicional) es bastante más difícil que publicar una novela, por la sencilla razón de que el relato se consume menos que la novela; vende menos que la novela.
Tanto es así, que yo preferí autopublicar mi compendio de relatos. Era consciente de las cifras que iba a obtener en cualquier editorial pequeña o a demanda, que probablemente serían las únicas interesadas en algo así.
Y ahora, un pequeño inciso, que se desvía del tema que nos atañe pero que podría ser importante si no tienes mucha experiencia en esto de publicar cosas.
¡Atención! Se aproximan notas intermedias que apenas vienen al caso!
Tal vez os lo he comentado ya, pero la gran ventaja que veo a la edición tradicional es la distribución física en librerías. Si no obtengo una buena distribución nacional, me suele compensar más publicar un libro por mi cuenta. Es por eso por lo que no me suele interesar publicar con editoriales que no distribuyen a nivel nacional o que solo funcionan a demanda*, pero, ¡ojo!, ese es mi caso particular. Si no tienes un buen seguimiento ni lectores que ya te conozcan, una editorial de ese tipo es ideal para ti (y para tu libro de relatos).
Otra nota importante, ya respecto a relatos individuales: cuidado con editoriales que crean antologías solo para hacer beneficio con sus participantes. No vayáis corriendo a la primera convocatoria que veáis: analizad qué remuneración tiene. Hay momentos en los que trabajar gratis compensa, pero la pregunta que siempre ayuda es: ¿cuál es la intención de quien organiza esto… y dónde está el dinero? Si realmente la intención es promocionar a una serie de autores, maravilloso, pero cuidado con aquellos que buscan, simplemente, hacer beneficio con la ilusión de esos autores, que querrán comprar ejemplares para familia y amigos. Esto ocurre, como es lógico, sobre todo con escritores que están empezando.
Y volvemos al tema del relato:
No digo que no debáis escribir relato. Son muy útiles para concursos y para darse a conocer en revistas y antologías. Son criaturas muy diferentes a la novela, que merecen todo nuestro cariño y atención. Soy de la opinión de que el relato es el primer sitio donde conviene empezar a practicar la narrativa.
Tampoco digo que no debáis buscar editorial para una recopilación de vuestros relatos. Solo insisto en lo ya dicho: sed conscientes de que son más difíciles de colocar como compendio en una editorial al uso que una novela.
ahora, vayamos a lo técnico
No hay una cantidad determinada de palabras ni páginas ni relatos que tenga que contener un compendio. No hay ninguna regla no escrita. Hay libros de relatos de veinte páginas, libros de relatos de cien mil palabras y antologías de Cortázar tan gordas que servirían para desnucar a alguien.
Inspector, inspector, ¡hemos encontrado el arma homicida!
Por supuesto, tus relatos pueden ir ilustrados si te apetece (sobre todo si, como Alba, le das bien a eso de dibujar). Sí que es posible que a determinadas editoriales les interese más la extensión y la ilustración que a otras (por ajustar el precio frente a los gastos de una posible impresión en color, o por el número de páginas), pero eso es algo a negociar con cada editorial en cuestión. Por lo general, lo que se suele hacer (o por lo menos lo que más he visto hacer, y lo que me interesaría en caso de seguir dedicándome a la edición) es una propuesta de publicación, donde indiques todo lo que tienes planeado: la extensión pensada, las posibilidades de ilustración, número de relatos, etc., y donde envías una pequeña muestra (por ejemplo, un solo relato), preocupándote de añadir que estas características pueden adaptarse a las necesidades de la editorial.
Otra opción es presentarse a concursos de relato organizadas en colaboración con editoriales e intentar negociar luego con ellas una antología completa en caso de salir ganador, aunque esa es bastante más complicada, por razones obvias. Diría que es de más provecho jugar al Euromillón, que las posibilidades son las mismas y por lo menos con el dinero que obtengas puedes publicarte tú mismo. O comprar tres editoriales.
Otro apunte: cuando habléis de la extensión de vuestra obra con editores y otros profesionales (correctores, maquetadores, etc.), mencionad el número de palabras y/o de caracteres (espacios incluidos). La extensión de una página puede variar, según el formato en que se encuentre, pero las palabras y caracteres siempre son los mismos. Generalmente, los editores tienden a entenderse con un número de palabras, mientras que correctores, traductores y otros profesionales del sector utilizan caracteres para poder definir presupuestos, tiempos, etc.
Y llegó el final
Pensaba hacer un artículo cortito con un par de apuntes breves sobre aspectos técnicos de los libros de relatos, pero al final, como siempre, me he liao. Si lo que buscabais era información sobre cómo escribir relato o por qué, mejor echadle un vistazo a este otro artículo que escribí para el blog de Víctor Selles.
Como decía Jim Morrisson, this is the end. Pero si sirve para que tengáis las ideas un poco más claras, me doy por satisfecha, beautiful friend.
Si es que es posible tener claridad en esta nebulosa extraña y extraordinaria que es la realidad tal y como la conocemos.
*Se aleja volando, envuelta en purpurina, tostadoras brillantes y música dramática*
*Por si hay alguna duda, a demanda es como llamo a las editoriales que producen un libro con cada venta, en vez de tener una distribución real en librerías físicas. Hay muchas editoriales que no pueden permitirse hacer una tirada de libros grande como necesitaría una distribuidora, así que hacen tiradas de 100, 200 o 300 ejemplares y luego van produciendo ejemplares sueltos según van recibiendo pedidos. Esto es perfectamente normal, pero tiene la desventaja de que tu libro no tiene una presencia física en librerías, por lo que su visibilidad es un poco más reducida.
**La fotografía de un Guerra y paz demoníaco pertenece a Jill Clardy: https://www.flickr.com/photos/jillclardy/2769211423
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- También tengo una lista que es solo para lectores de género fantástico.
¡Muchas gracias por hacerme sentir bien en vez de mal por ser un preguntón :P!
La verdad es que, cuando no hay un hilo conductor entre ellos, ordenar 7, 17 o 27 historias diferentes es un poco… caótico y doloroso. Un apunte adicional al método que me contaste y que cuentas en este artículo es que, en mi caso, también he buscado «distribuir las diferentes cargas de manera homogénea».
Vamos, que si de los 13 que tendrá mi siguiente libro 4 tienen terror, 3 tienen un mundo posapocalíptico y en 5 salen unicornios rosas con cuernos de disformidad… busqué un equilibrio para que no todos los unicornios estuvieran juntos, no todos los cuerpos mutilados aparecieran apilados y no todas las bombas nucleares estallasen a la vez.
Vaya, ahora que lo escribo… es una verdadera pena no haber incluido unicornios ni bombas nucleares… porque cuerpos mutilados creo que hay alguno 😛
Y para terminar quería hablar del problema editorial que hay con los relatos. La realidad es así de dura como la pintas: **los libros de relatos no funcionan bien**. Se venden poco y pocas editoriales se interesan en ellos.
Sin embargo, sigo creyendo que son un formato MARAVILLOSO para el mundo en el que vivimos. Nos gustan las cosas rápidas, fáciles, directas y sorprendentes. Nos gustan los tuits de 140 caracteres, leer los titulares de las noticias y ojear un artículo en diagonal… entonces… **¿por qué narices no funcionan los libros de relatos?**
Es que es precisamente por eso, por pura pereza.
Cuando empezamos una novela, generalmente tenemos que hacer una entrega de energía y concentración para entrar en el sueño de ficción, para que nos enganche. Hecho este esfuerzo, merece la pena: tenemos horas y horas de entretenimiento por delante (siempre que la novela sea buena). Pero la idea de realizar ese esfuerzo por un texto corto, una y otra vez, no produce la misma recompensa. Y por eso, me parece a mí, no funcionan tan bien los libros de relatos.
¡Vaya! Nunca lo había visto como un gasto de energía… mirándolo desde ese prisma tiene todo el sentido del mundo.
Sin embargo, yo lo veo justo al revés: una novela te introduce en un mundo y te plantea unas preguntas, mientras que un libro de relatos te muestra muchos mundos y plantea muchas preguntas. Eso, desde mi punto de vista, es muchísimo más rico, da muchas más ideas y te deja pensar en muchas cosas diferentes.
Pero claro… yo no veo leer como un «gasto» energía 😂 más bien como una recarga.
También puede relacionarse con esa manía que tiene la gente de no querer que las series y las películas terminen. En Internet he visto comentarios estilo: «quiero saber qué pasó después», o «quiero saber más de ellos», etc. Una vez una lectora me dijo que era malvada (en broma) porque había escrito un micro de terror con final medio abierto y le dije que no lo iba a continuar XD
#Prayforfinalesabiertos
Hola, Gabriella.
Antes que nada, decir que no me había planteado esa mayor complejidad que tienen los libros de relatos en el mercado editorial. Es irónico que muchas veces se recomiende empezar a escribir cuentos, cuando, en mi opinión, el cuento tiene una complejidad muy diferente a la novela, e incluso mayor. Es más sencillo escribir cinco páginas de novela, que cinco cuentos de una página.
En mi método personal, si no existe una línea conductora en los relatos, suelo agruparlos del menos al más fantástico (escribo fantasía). Empiezo por lo que se definirían como realismo fantástico, hasta el relato maravilloso.
En resumen, buenos consejos para los que pretendemos entrar a la publicación clásica con un libro de relatos.
Gracias por la práctica utilidad de estos consejos, Gabriella. Quisiera aportar algunas observaciones en las que he estado pensando a propósito del asunto y que quizá pudieran ser pertinentes a la discusión.
Me da la impresión de que el factor de la extensión puede ser también relevante en la disposición de cuentos, para generar determinado «ritmo interno», por así decirlo. Un texto muy largo al inicio podría desmotivar o inspirar una idea equivocada de una antología que tuviera, en su mayoría, textos más breves. Los cuentos cortos podrían servir también como «pausas» dentro del flujo de lectura entre cuentos largos, se me ocurre.
Otro factor que tal vez sea relevante es el de la temática y efectos. Esto se ha esbozado ya en tu texto y en los comentarios de CabalTC, pero pensaba en una disposición en la que la conexión entre estos elementos no fue tan obvia y moviera al lector a preguntarse el porqué de su cercanía. Esto quizá funcione mejor en proyectos muy específicos. Se me ocurre ahora, como ejemplo, cuentos basados en un mismo personaje y en distintas fases de su vida. Lo más convencional sería disponer los cuentos en sentido cronológico, pero ¿qué pasaría si no fuese así? Quizá leer una experiencia adulta y después una infantil produzca una sensación distinta.
¡Eso!
Cariños.
Gracias, me acabas de evitar preguntarte… 😉
Muy interesante, realmente. El año pasado me tiré a la pileta y autopubliqué una antología de micros en Amazon y otros lugares y me vi frente a este dilema, más que nada por el hecho de que tenía cuentos de diversa extensión, género, tema, estilo, tono, etc. Así que los agrupé por género, puse a cada sección un título que a su vez fuera un micro y los ordené un poco a ojo. Y dentro de cada sección, alterné según la extensión porque, si bien ningún cuento pasaba de las 500 palabras, tenía muchos que promediaban las 70. Como que no me gustaba la idea de poner más de tres de esos seguidos 😛
Este año voy a preparar otra antología, con cuentos de una extensión algo mayor, pero tal vez siga el mismo criterio. Ya veremos.
Yo hace varios años que prefiero leer cuentos a novelas. Una vez leí por ahí que cuando uno madura, deja las novelas y vuelve a los cuentos. No sé si será eso o que ya no tengo tanta paciencia como antes 😛
¡Saludos!
Gracias por el artículo Gabriella. Me resulta especialmente útil, porque tengo un libro de relatos cortos preparado (quiero decir que el libro ya tiene forma física: unos cinco ejemplares que repartí con gente de confianza para recibir feedback). El caso es que lleva un par de años aparcado porque no tengo muy claro como moverlo. Aunque han surgido algunas oportunidades editoriales algo neblinosas, creo que lo mejor va a ser decidirme con la autopublicación. ¿Recomendarías con este fin el uso de plataformas como Lulu y ese tipo de webs para publicación?
Un saludo.
Muchas gracias por tu ayuda, es la primera vez que te leo y me parece que serás una gran compañía. Tengo mucho que aprender del mundo editorial. Te seguiré con interés, mientras sigo con mis correciones. Gracia una vez más.
Interesante entrada. ¡Lástima que me llegue con un año de retraso! Bueno, es cierto que los libros de relatos apenas son vendidos. En septiembre del año pasado, el barómetro del CIS, en España, publicó una encuesta sobre los hábitos de lectura de los españoles. Aparte de lo poco que se lee, y menos que se compra, los libros de relatos tienen muy poca demanda en comparación con la novela, aunque bastante más que la poesía. Por géneros, la ciencia ficción no es que estuviera demasiado demandada tampoco. ¡Así que imagina cómo le fue a mi libro de relatos de ciencia ficción!
Bueno, creo que entre la novela y los relatos una opción que he comprobado que gusta bastante es que las siendo las historias independientes tengan un hilo de continuidad aunque sea muy sutil. Al menos, eso es lo que más destacaron los que me leyeron. Y es que pienso que nos gusta mucho que las historias se crucen, interaccionen, que aunque sean independientes tengo un punto de conexión que de unidad.
Respecto al orden, salvo que tengan una línea argumental, sin duda el mejor al principio. En Amazon el interesado puede visualizar las primeras páginas del libro, es decir que lo primero que leerá para decidirse por el libro es ese primer relato.
Interesante entrada! Saludos
Muchas gracias por el artículo. Muy util porque planeo recopilar casi todos mis relatos y autopublicarlos.