¿Vosotros también os encogéis un poco cuando leéis artículos o libros que prometen un plan infalible para alcanzar el éxito?
Sabemos que lo que funciona para uno no funciona para todos.
Que aquellos que escriben planes infalibles para alcanzar el éxito están haciendo dinero vendiendo planes infalibles para alcanzar el éxito, que ese es su plan infalible para alcanzar el éxito.
Que no podemos fiarnos de todo lo que reluce, que casi todo lo que parece demasiado bueno para ser verdad es mentira.
Excepto esto. Esto es verdad.
Resuenan en tu cabeza las palabras de otros que te dicen qué tienes que hacer. Y te repantigas en el sofá a ver los resultados de esos otros, ver si esas palabras tienen sentido. Algunas las tienen, pero muchas son espejismo, humo y, con frecuencia, ignorancia.
Mi cabeza es un torbellino constante de duda y confusión. ¿Vuestras cabecicas también?
No tengo la respuesta a nada, ni un proceso infalible para alcanzar el éxito, pero tal vez sí pueda ofrecer un pequeño mapa que suele conducir, si no al éxito (o lo que sea que signifique eso) a la consecución de los objetivos más comunes del escritor.
La pareja que siempre quisiste tener
Hace tiempo tuve una amiga que siempre se quejaba de que todos los hombres con los que se liaba le salían rana. Ella quería conseguir a un tipo apuesto, guapetón y fornido, alguien de quien pudiera presumir por la calle. Cuando lo conseguía, ese tipo resultaba ser un elemento de cuidado.
También tuve un amigo que decía que quería una mujer con sus mismos gustos, con quien poder tener una relación divertida, interesante y equilibrada. Pero luego siempre acababa con chicas cargadas de problemas, intolerantes y egoístas, con quienes no tenía nada de lo que hablar. Eran guapas. eso sí.
Estos dos ejemplos no son para ilustrar que el mundo está lleno de gente superficial y vanidosa. No tiene nada de malo buscar a una persona muy atractiva, si eso es lo que quieres, si esa es tu prioridad.
Tampoco tiene nada de malo buscar un éxito comercial, económico, si eso es lo que quieres y si esa es tu prioridad. Bueno, tal vez sí tenga algo de malo. Podríamos hablar largo y tendido de cómo afecta a la producción en cadena de ruido cultural, pero mejor eso lo dejamos para otro día.
El problema aparece cuando tu propia identidad no se corresponde con aquello que buscas. Y esto ocurre tanto en el amor como en la escritura.
Hay una historia que me encanta, de Darren Hardy, que escribió a lo largo de los años una lista de los atributos de su mujer ideal. Hardy apuntó hasta el color del cabello de esa mujer. Era una lista muy larga, muy muy exigente. Y entonces Hardy vio la lista y se dio cuenta de algo esencial: ¿por qué iba una mujer así a fijarse en un hombre como él?
Decidió hacer una lista de todo lo que él mismo tendría que ser para gustarle a esa chica etérea. Luego apuntó lo que tendría que hacer para convertirse en esa persona. Puso en ello todo su empeño. Y conoció a una mujer exactamente como la de aquella lista y se enamoraron y se casaron y chimpún.
Esta no es una historia sobre lo feo que está querer una persona perfecta, ni es una metáfora sobre lo ridículo que es quererlo todo: escribir libros de alta calidad y superventas. Es una historia sobre coherencia.
Mi amiga quería a los chicos más guapos sin preocuparse ella misma por su aspecto, y esperaba bondad y sensibilidad en personas a las que seleccionaba solo por criterios físicos. Mi amigo decía querer chicas inteligentes, sin preocuparse por refinar él mismo sus capacidades intelectuales y moverse en círculos que le proporcionaran a ese tipo de persona: al final se dejaba guiar por criterios facilones e impulsivos, con resultados lógicos.
Si quiero libros de alta calidad y superventas, si lo quiero todo, tengo que convertirme en el tipo de personas que produce libros de alta calidad y superventas. Tengo que convertirme en ese unicornio imposible.
Cuidado si esto te lo propone una pareja: es posible que no estén hablando de tus libros.
El unicornio no es imposible, solo improbable. A fin de cuentas, solo hay que mirar de soslayo (y algún vinico encima) a algún rinoceronte especialmente atractivo. Pero ese caballito de melena grácil y colorida te va a exigir algunos cambios.
¿Qué cambios necesito, necesitamos?
Ahí van mis propuestas (y me encantaría leer las vuestras, también, en los comentarios).
1. Asumir que esfuerzo no es equivalente a dinero
Puedes esforzarte todo lo que quieras: no recibirás una remuneración acorde a dicho esfuerzo. Si este no se encamina hacia una dirección que plazca al mercado, estás perdiendo tu tiempo, por lo menos a nivel económico.
Imagínate que, una vez más, acabas de lamentarte en alguna red social por lo poco que has ganado escribiendo tu último libro. Analicemos este hecho:
- Quieres recibir dinero por tus libros.
- Esta es una transacción comercial: tú vendes un libro y alguien te lo compra. No es una transacción de servicios ni estás ofreciendo un valor esencial a tu comunidad (es decir, algo que adquieren para cubrir sus necesidades básicas de alimentación, seguridad y, por supuesto, wi-fi).
- Esto implica que aceptas la naturaleza mercantil del hecho. Aceptas también la naturaleza secundaria de tu producto (no es comida, bebida ni wi-fi).
- Implica que aceptas que, como producto de ocio, debe competir con otros productos de ocio de consumo más atractivo (por ejemplo: Netflix, Overwatch o Instagram).
- Te enfadas porque tu libro no es lo bastante sexi para suficientes lectores como para conseguir unas compras que hagan rentable tu trabajo.
- Te enfadas porque tu libro no responde a los gustos del propio mercado. Ofreces una manzana podrida o azul o cuadrada al consumidor habitual de manzanas, ¡y te enfadas porque no te la compran!
Veo este proceso ilógico a diario, una y otra vez: autores que se enfadan con el mundo y no mueven un solo dedo por cambiarlo. Tu público no va a comprar manzanas azules solo porque tú se lo digas.
Por supuesto que la industria tradicional es una máquina que engulle autores y los escupe hecho pedacitos. Pero nadie te pone una pistola en la sien para que a) escribas y b) escribas para una editorial tradicional.
El mercado está cambiando, por suerte. Dicen por ahí que, históricamente hablando, es el mejor momento para ser escritor. No sé si es el mejor, pero desde luego es el más interesante.
Algunas cosas básicas, no obstante, no cambian. El mercado sigue respondiendo a la necesidad y a la conformación de sus usuarios.
La dura realidad de lo que vendemos
¿Por qué vendo más 70 trucos para sacarle brillo a tu novela que Lectores aéreos? Porque hay más escritores que odian corregir que personas a las que les atraen los cuentos de fantasía oscura.
Yo puedo lloriquear todo lo que quiera al respecto, pero este es un hecho sobre el que tengo escaso control. Puedo modificar algunos aspectos de mi comportamiento y marca. Puedo crear una plataforma y una imagen enfocada exclusivamente al nicho de fantasía oscura. Y pedirle a algún científico loco que me clone, para así poder con todo. Pero aun así, el mercado seguirá dando prioridad a lo que necesita sobre aquello que meramente lo entretiene o que satisface algún requisito estético.
Tal vez ese sea nuestro problema: queremos controlar algo que no depende de nosotros. Escribimos lo que queremos y esperamos que mágicamente aparezcan lectores cargados de billetes para complacernos.
No abogo por vendernos, por dejar de trabajar en aquello que es hermoso e importante para nosotros, solo por hacer dinero.
Pero sí abogo por ser prácticos y asumir que un libro de cuentos de fantasía oscura venderá menos que una novela de romántica o histórica… o que un libro destinado a resolver un problema común. Podemos emitir juicios de valor al respecto (¡o incluso morales!), pero eso no cambiará nada.
El mercado aguarda, impaciente, que salga un libro sobre cómo encontrar calcetines desaparecidos. No sé a qué estáis esperando.
Te pido que te hagas las siguientes preguntas:
- ¿Quieres conseguir ventas o escribes por el mero placer de hacerlo?
- Si quieres vender, ¿escribes para un género o sector con demanda? ¿Escribes de un modo que es atractivo para una mayoría de lectores?
Si la respuesta a lo segundo es no: da igual, eso es igualmente válido. Pero deberás aceptar que no obtendrás el tipo de éxito que obtendrá otro tipo de escritor, si tu medida del éxito está en el terreno del dinero o de la fama.
2. Encontrar tu público
Puedes compartir tu libro de poesía todas las veces que quieras en un grupo gigante de lectura en Facebook: si está repleto de lectores de suspense que se dedican mayormente a compartir enlaces a páginas pirata, no vas a conseguir gran cosa.
¿Dónde están tus lectores? ¿Quiénes son, qué edades tienen? Esto es difícil, lo sé, pero pongamos un ejemplo más o menos sencillo: la fantasía juvenil. Busca a otros autores de éxito en fantasía juvenil y mira su estela: analiza en qué redes están y quiénes los siguen; lee sus blogs, investiga en qué editoriales publican. Puedes hasta examinar qué pasos han dado para llegar hasta dónde están. ¿Son pasos que te ves dando? ¿Qué tienes que cambiar de ti mismo/a para darlos?
Si escribes en distintos géneros y para públicos híbridos (como es mi caso), todo es más complicado. Un día estás hablando de niños y dragones en un colegio, rodeado de chavalillos ruidosos de once años; al día siguiente estás hablando de la relación entre el sexo y la violencia en una mesa redonda sobre relatos weird. Es, cuanto menos, confuso.
Ese es el sacrificio de quienes amamos experimentar con diferentes estilos literarios: la confusión. Ay, la confusión. Centrarse es mucho más productivo y creo que David Olier lo explica aquí muy bien. Especializarse es necesario.
Por ejemplo, si lo tuyo es el cosplay de alienígenas flamígeros que se reproducen mediante trenzas de pelo gigante con frases en la cabeza y utilizan argollas metálicas sobredimensionadas que les cuelgan de las orejas para atrapar a sus presas-amantes, ¿quién soy yo para juzgarte?
Si no quieres especializarte, si no quieres limitarte a un solo público y un solo género o sector, elige por lo menos uno de ellos al que dedicar tu atención prioritaria. Yo elegí esto, este blog, porque me permite tratar temas que responden a mi propia lucha como escritora. Son apasionantes para mí. Elige siempre aquello que te apasiona, porque de lo contrario lo abandonarás en cuanto todo se ponga difícil. Y se pondrá difícil. No sabes cuánto.
Día habitual del bloguero-escritor medio. O a lo mejor es una foto de alguien con poderes mentales, no había muchos datos en el banco de imágenes de personas atribuladas y no estoy del todo segura.
No cometas el error de pensar que por abarcar más campos tendrás más posibilidades. Ocurre exactamente lo contrario. Si escribes romántica y quieres empezar un blog como parte de tu estrategia de contenidos, no lo hagas sobre tu vida, ni sobre la vida de tu vecina ni sobre los milagros de la astronomía. A no ser, claro, que tu vida o la de tu vecina parezca el argumento de una novela romántica de éxito o si tu romántica se desarrolla en escenarios ci-fi. Tiene que estar vinculado a la romántica y pensado para interesar a lectores de romántica.
Toca de nuevo hacerse esas preguntas tan duras:
- ¿Para quién estás escribiendo?
- ¿Estás llegando a esas personas?
- ¿Qué maneras tienes de crear contenidos que interesen a esos lectores potenciales, para llamar su atención?
3. Elegir el camino
Hemos comenzado a dibujar nuestro mapa, pero nos encontramos con una encrucijada determinante. Podemos elegir uno de dos senderos. Sabemos que hay meandros y senderillos intermedios, pero iremos pisando hierba y bregando con árboles, y los resultados, indecisos, no serán muy llamativos.
Estas son nuestras dos opciones:
- El camino del escritor introvertido
- El camino del escritor extrovertido
Debe de ser una decisión trampa, ¿verdad? ¡Todos sabemos que el 90% de los escritores son introvertidos! ¡No podemos cambiar nuestra naturaleza!
Pero la decisión, en realidad, es otra. ¿Prefieres dedicarte por completo a tu trabajo de escritura o consideras que necesitas tener un reconocimiento público, una presencia, para que otros lean tus libros?
Cada vez es más frecuente leer aquello de que el escritor 2.0 tiene que estar presente en todas partes, darse a conocer, hacer marketing. Y esto es cierto casi siempre, sobre todo si eliges el camino de la autopublicación.
Pero eso no quita que exista un tipo de autor que cree solo en su obra y se dedica solo a ella. Este autor elige el camino tradicional de mandar manuscritos a editoriales y rezar por conseguir una oferta. Este autor deberá asumir que sus ventas y lecturas dependerán del poder promocional y distribuidor de su editor.
Estos autores existen. Muy pocos viven de sus libros, evidentemente, ya que un éxito puntual no garantiza otro, los anticipos son cada vez más bajos y los porcentajes de regalías dan mucha risa. Pero muchos están satisfechos con esto (y alguno da en el clavo, produce una obra que encaja en su mercado, vende a mansalva y todo son risas y parabienes). Muchos son autores excelentes, ya que dedican su tiempo a mejorar sus habilidades en vez de a compartir spam por Twitter.
Pepe no ha terminado todavía su primer libro, pero en Twitter ya lo han bloqueado 30651 personas
El autor extrovertido no tiene esas limitaciones de mercado, ya que puede controlar su propia plataforma y enfocar sus obras a sectores con demanda. Por desgracia, la cantidad de tiempo que debe dedicar a esto limita el tiempo dedicado a mejorar su arte, con los resultados nefastos que todos hemos visto ya en Amazon y similares.
Puedes combinar publicación tradicional con autopublicación. Pero debes decidir si vas a crear una estrategia de promoción personal o no, porque simplemente hacer un par de presentaciones de libros y tener una cuenta en Instagram con 100 seguidores no va a serte de ninguna ayuda.
Es decir: acabarás tomando alguno de esos dos caminos. Ninguno es perfecto, pero creo que es conveniente tomar esa decisión lo antes posible.
La pregunta, aquí, es cuál de esos caminos encaja contigo. O, mejor aún, ¿qué cambiarás de ti mismo para encajar en uno de ellos?
la comodidad de ser nosotros mismos
Creo que «sé tú mismo» no es un consejo tan bueno como nos quieren hacer creer. Para contar chistes absurdos sobre unicornios y mantícoras puede tener su utilidad, pero como refugio para evitar aquello que nos da miedo o pereza es realmente nefasto.
Yo soy introvertida. También soy bastante tímida. Nada me gusta más que quedarme en casa trabajando sin que nadie me moleste. Cuando se lo digo a gente que me ha visto en mil conferencias, talleres, fiestas de disfraces y demás, se ríen y agitan la mano (siempre consiguen echarme algo de sidra encima, los cabrones) y me llaman mentirosa.
No traiciono a mi ser más íntimo cuando hablo en público, cuando doy un curso o cuando charlo con alguien a quien admiro, respeto y que me da un poco-mucho de miedo. Simplemente aprendo a dosificar mi energía social. Aprendo a enfrentarme a las cosas que me dan un poco-mucho de miedo. Como me da pánico hacer el idiota en vídeo, grabo un vídeo haciendo el idiota (si os preguntáis qué vídeo, lo habéis visto al principio de este artículo). Como me da pánico que alguien ataque a mi trabajo, a mis hijos-libros, pido expresamente a los lectores que reseñen mis obras.
Busca tu pánico y pregúntate qué está evitando que consigas. La gran mayoría del pánico es lógico y razonable y hay que hacerle caso. Pero no siempre.
Hablemos de cambio, again.
4. Desarrollar hábitos para los días de lluvia
No hablo desde la facilidad y la motivación eterna de quien escribe bailoteando con pájaros a lo Disney. Si tienes la picazón irresistible que te impulsa a buscar una vida extraordinaria, eso no se traduce siempre en la energía y la motivación que aparece en las películas.
¿Alguna vez os habéis visto en una situación imposible, irremediable? La necesidad, el agotamiento, la depresión, la ansiedad o el dolor crónico pueden borrar nuestros esfuerzos de un plumazo. No son meras excusas. Sé muy bien lo que es trabajar en algunas de estas situaciones. Puedes buscar maneras de superar ese muro, por imposible que parezca.
Se habla de que para triunfar en la escritura tienes que encontrar tu porqué. Eso es importante, lo es, pero os aseguro que un porqué no vale de nada cuando estás atrapado en un brote depresivo. Lo que te hace escribir cuando sufres de depresión, ansiedad o cualquier otra dolencia que te incapacite para una vida normal es la costumbre, obsesivamente implementada, de escribir todos los días. Si tu rutina incluye escribir a primera hora de la mañana, con que seas capaz de salir de la cama (algo en apariencia simple, aunque muchos sabemos que no lo es tanto), eres capaz de hacer lo siguiente, lo más importante para ti: trabajar en tu escritura.
He escrito mucho en este blog sobre cómo formar hábitos duraderos, porque para mí fueron la llave para escalar esos muros que parecían inquebrantables. Espero que para ti también funcione. Tal vez el artículo que resume mejor la implementación de un hábito básico, el de la escritura, está aquí.
5. Cambiar radicalmente tu enfoque*
Este paso es crucial y a la vez muy, muy complicado.
Como ya sabéis, recibo emails. ¡No en todos me piden cosas! También me escribe mucha gente que me cuenta sus dificultades, sus sueños y esperanzas. Es una gran responsabilidad y medito mucho mis palabras cuando respondo. Con tantos emails empiezo a reconocer ciertos patrones. A veces, con leer solo un par de frases del email ya tengo cierta sospecha sobre si esa persona llegará a algo en la escritura o no. ¿Cómo lo sé?
Se trata de la mentalidad. Más que nada, se trata del enfoque.
Hoy en día (y cada vez más), todo está enfocado a la distracción y al entretenimiento. Cuando terminas un capítulo en Netflix, pasa automáticamente al siguiente. Facebook favorece el alcance de publicaciones que te mantengan dentro de Facebook, que no te hagan pinchar en elementos externos: alimenta la sensación de recompensa en nuestro cerebro mediante notificaciones (y nuestra bandeja de correo hace algo similar), crea la misma adicción que cualquier droga. Se nos eliminan las decisiones, se alejan las posibilidades de concentrarnos y enfocar nuestra atención en una sola tarea más o menos difícil.
Cocinar se vuelve imposible en esta nueva época de deshumanización alienante y tostadoras con HBO por Bluetooth.
En esta economía delirante de la atención, en este tiempo de contenidos rápidos e imitativos, encontramos pocas personas con una mentalidad real de aprendizaje y reflexión.
Escribir no es solo ponerse delante del papel o la pantalla y soltar palabras. Es un compromiso diario de aprender técnicas, estrategias, ejemplos, para hacerlo mejor. Es un compromiso de estudio periódico para encontrar el modo de poner lo mejor de ti delante de tu público. Sin excusas, sin aquello de «no tengo tiempo para escribir, pero tengo tiempo para responder a este idiota en Twitter». Me temo, sí, que eso además implica gastar dinero en productos y servicios que puedan ayudarte en tu camino (¡increíble, pero cierto!). Si no dispones de ese dinero, más te vale encontrar contenidos gratuitos excelentes.
Si tu enfoque está en crear y en aprender en vez de en consumir y distraerte (y todos sabemos lo doloroso que eso resulta, con lo fácil que es agarrar un bol de palomitas y tirarse en el sofá a ver la tele), te convertirás en el tipo de persona que construya algo que merece la pena.
Con ese cambio de enfoque llega otra modificación importante. Empiezas a ser consciente de que tu éxito o fracaso está solo en tus manos. No se debe a terribles factores externos que se niegan a darte la recompensa que mereces. Dejarás de resentirte con el mundo (aunque nunca del todo) y recolocarás todo en el mapa para responsabilizarte de cada paso que das y que has dado.
Esto, a su vez, te obligará a desarrollar prioridades que otros no entenderán (y eso puede traer quebraderos serios de cabeza).
Cambiarás. Sin cambio, es difícil aprender y evolucionar. El progreso es imposible.
Cambiarás. Construirás algo digno de tu cambio, digno de ti. Digno de ser leído.
Tal vez, algo digno de ser recordado.
*La idea de cómo un cambio de enfoque de distracción a aprendizaje nos condiciona me vino gracias a un artículo de Anthony Moore, quien casualmente también cita la historia de la mujer perfecta de Darren Hardy, que yo ya había leído antes en otra web. Si leéis en inglés, echad un vistazo a su post en Medium, donde desarrolla todo este tema.
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Créditos de imágenes:
- Imagen de unicornio de Shutterstock.
- Imagen de calcetines desparejados de Shutterstock.
- Imagen de chica con trenza gigante de Shutterstock.
- Imagen de bloguero acosado por la terribilitá de la vida, de Shutterstock.
- Imagen de señor feliz con gráfico en Shutterstock.
- Imagen de chica con tostadora rebelde, en Shutterstock.
- Imagen de portada de mujer contra cielo estrellado, en Shutterstock.
Una entrada la mar de interesante.
Me voy a ese rincón oscuro de ahí a hacer la digestión, porque tiene mucha enjundia y cosas sobre las que pensar.
PS.—Que sepas que Lechuguita me cae mal. ¿Qué es eso de hacer público un secreto que tanto me había costado averiguar?
Lechuguita no tiene vergüenza, qué le vamos a hacer u_u
Genial artículo, Gabriella.
No sé si sentirme culpable, idiota o unicornio, pero el caso es que has dado con muchas de las cosas a las que me enfrento (yo, al menos) en este momento de mi vida.
¡Gracias, besitos, y unicornios!
Creo que nos enfrentamos a muchas de estas cosas siempre. Los cambios se producen si queremos, pero no son finales y siempre implican esfuerzo.
Creo que la clave de todo esto está en esto de que, si no te funciona el camino que estás siguiendo para alcanzar tus objetivos, tienes que cambiar ese camino. Seguir haciendo lo mismo una y otra vez suele dar los mismos resultados, pero todos sabemos lo difícil que es salir de la zona de confort… Aunque no nos esté llevando a ninguna parte.
Gran artículo (¡y gracias por la dosis de motivación!) ♥
Creo que fue Einstein el que dijo que hacer lo mismo una y otra vez esperando diferentes resultados era la definición de la locura. Es una frase que tengo muy pero que muy presente.
Un besazo, Elena, y muchas gracias por pasarte y comentar.
ME ha encantado este artículo, GAbriella. Gracias por compartir este mapa. Poco puedo añadir a todo lo que has escrito que mejore tus aportaciones. Sigues siendo una brújula maravillosa en este laberinto de «consejos para escribir mejor».
Y déjame decirte que compré, devoré y disfruté con Lectores Aéreos y siempre que puedo lo recomiendo.
Saludos!
¡Aish! Muchísimas gracias, me hace mucha ilusión que me digas eso ^_^
¡¡Uufff temazo!! Buenísima reflexión y da para largo análisis. Me reconocí en muchas de las cosas que mencionas. Tanto en las positivas como las no tanto (menos mal). Pensaba que era una loca obsesiva con eso de dedicarme solo a un segmento e intentar hacerme un espacio en posibles lectores, pero parece que no. Que bueno porque el trabajo del blog que tengo es bastante jejejeje.
Muchas gracias por su guía, ha sido un norte en mi camino desde hace un tiempo y he crecido mucho contigo.
Besotes desde Chile
«Pensaba que era una loca obsesiva con eso de dedicarme solo a un segmento e intentar hacerme un espacio en posibles lectores, pero parece que no».
Para nada, en realidad es lo mejor que puedes hacer. Eso sí, si tu nicho consideras que es demasiado pequeño, ahí ya puedes ampliar un poco y buscar lectores potenciales en un sector que se «cruce» con el tuyo 🙂
Buenas de nuevo. Qué pena que no tenga suficiente tiempo para pasar más por aquí. Que por cierto, cada vez que digo: si es que Gabriella ya nos lo ha contado todo, no puede quedar más!, vuelves a sorprenderme. En fin, iba a tirar de mis característicis highlights pero desde el móvil lo he visto demasiado chungo ^^, así que aquí lo dejo. Un saludo 😉
¡Muchas gracias por pasarte! 😉
Cualquier cosa que se desea requiere un cambio. Incluso el precioso vestido de Zara requiere el cambio de aceptar ser un poco más pobre. Creo que ya estoy experimentando ese «cambio». No tengo Netflix. No veo la tele, apenas mientras desayuno. Ya no conozco a mi marido, que duerme en otro cuarto. Siento que vivo en una realidad alternativa, pero cada día me siento mejor. Este primer borrador me está desangrando. Y sin embargo, me siento más viva que nunca. ¿Será algún tipo de criatura vampírica que me visita por las noches? Ja ja ja
Jajajaja. ¡Bienvenida al maravilloso mundo de la escritura!
En serio, cada vez que alguien me dice «qué bonito» cuando le digo a qué me dedico, me sacan un lado agresivo que desconocía 😛
He de decir que me he reído mucho, con lechuguita y con el hombre ese que parece tener poderes, porque creo que el bloguero tiene más cara de empanao mental.
Es muy útil leerte, porque te hace ver ciertas cosas que ya veías, pero que ignorabas y dejabas a un lado. Yo como tú, no me decanto en ningún género en concreto, pero sé que ganaré más escribiendo romántica a escribir sobre gallinas. A lo mejor algún día me lanzo y escribo ese libor sobre como encontrar el otro calcetín.
Creo que lo fundamental es trabajr en nuestra escritura, lo primero es escribir bien. Y después vendrá el marketing, pero no ese machacón del twitter que nos hablas.
En fin, voy a ver si escribo algo.
Un abrazo.
«Creo que lo fundamental es trabajr en nuestra escritura, lo primero es escribir bien. Y después vendrá el marketing, pero no ese machacón del twitter que nos hablas». Ambas cosas son necesarias, pero sí, es una lástima ver aquellos que se obsesionan con su escritura pero no mueven un dedo por promocionarse y aquellos que no hacen más que promocionar su libro escrito con el culete 😛
¡Hola Gabriella!
Tienes esa habilidad para expresar los problemas que nos afectan a todos con una soltura que no voy a negar que me produce un poco de envidia (y una necesidad bastante importante de ponerme las pilas a tope).
Supongo que entender que la relación entre lo que haces y lo que logras vender no depende al 100% de uno es difícil de asumir. Hay gente que lo logra con mucho esfuerzo (y muchas hostias), gente que lo asume de serie (pocos) y gente a la que no le importa lo más mínimo.
Y creo que el mercado está movido por una tipología de productos, de rápido consumo, que dan la sensación de ser sencillos, cuando detrás hay una maquinaria enorme. Supongo que a mucha gente que escribe le cuesta entender que para estar en la pantalla, hay que pasar millones de horas en la sala de máquinas, produciendo como un poseso y que, encima, no hay seguridad de que te vayan a llamar, en la vida, para un papel.
Pero este es el mundo que nos ha tocado vivir, lleno de oportunidades para el que sepa entender el juego y esté dispuesto a poner mucho de su parte.
Gracias por el artículo, es una genialidad.
Un saludo.
«Y creo que el mercado está movido por una tipología de productos, de rápido consumo, que dan la sensación de ser sencillos, cuando detrás hay una maquinaria enorme».
Exacto. Y entiendo que es difícil entenderlo, cuando a veces lo que sale al mercado parece elegido por una gallina picoteando maíz esparcido sobre un teclado 😛
Hola Gisela (es coña),
Hola Gabriella,
Me ha encantado el artículo. En parte me he sentido identificado con lo de la multiplicidad de géneros.
Hay una cosa, sin embargo, que me resulta contradictoria.
En la primera parte del artículo, al analizar el mercado, llegas a la conclusión (que comparto) de que dependiendo del género podrás o no aspirar a tener ventas, por lo tanto (y esto ya es conclusión mía), si escribes ficción transgresiva, pro ejemplo, podrás despanzurrarte haciendo cursos de marketing que no vas a pasar de vender unos cuantos ejemplares, salvo que, como a los tontos y a los pastores, se te aparezca la virgen.
Sin embargo, concluyes el artículo diciendo que el éxito depende de ti y no de factores externos.
Pero creo que no te refieres a el caso de cambiar y escribir lo que se demanda aunque eso no te guste nada. Pero el género que más se demanda es un factor externo.
No sé, creo que me he hecho un lío.
Aun así, me ha parecido un artículo a-co-jo-nan-te de bueno que voy a compartir en Twitter.
Muchas gracias por seguir compartiendo tus reflexiones con nosotros.
¡Saludos!
P. S.: Parece que el ligre que adopté va mejorando.
«Sin embargo, concluyes el artículo diciendo que el éxito depende de ti y no de factores externos».
Depende de ti en el sentido de que no va a venir nadie a regalarte nada, que depende de ti tomar las decisiones respecto a qué tendrás que hacer para conseguir tus objetivos y que no puedes culpar a otros de tu fracaso. A eso me refería, lamento si quedó algo confuso 🙂
Gran artículo. Me duele la cabeza de asentir. Mi contractura te lo agradece (NOT).
Para mí también hay algo crucial, que no sé si tiene mucho que ver con tu entrada pero a mí me ha ayudado un montón: ten clara cuál es tu definición de éxito, y ajústala según te convenga. Cuando sueñas con publicar, normalmente sueles pensar que el éxito es vender miles de copias, hacerte millonaria, ser famosa. Y luego te das cuenta (o al menos a mí me pasó) que solo con recibir una reseña positiva u oír decir a alguien que le ha gustado lo que he escrito ya basta, al menos al principio. Luego ese subidón deja de ser suficiente y quieres más, necesitas una dosis más fuerte de esa droga («¡me leen!, ¡les gusto!»), y la definición de éxito cambia, el objetivo va subiendo. Y así, poco a poco, vas avanzando. «Shoot for the moon: even if you miss, you’ll land among the stars», que decía el otro.
O igual es que yo tengo muy buen conformar y me vale con que el chico sea feúcho, siempre que sea un «salao» y me quiera mucho. Yo qué sé.
«ten clara cuál es tu definición de éxito, y ajústala según te convenga»–> JUSTO. Esto es importantísimo y mucha gente no se da cuenta. Joanna Penn escribió un artículo sobre ello y yo lo adapté aquí: https://www.gabriellaliteraria.com/7-tipos-de-escritores/
¡¡Creo que Lechuguita es mi nueva guru espiritual!! ¿Donde hago fila para entregarle todo mi dinero y volverme su discipulo?
Luego te paso mi… digo SU cuenta de Paypal.
Pero cuidado, es una maestra exigente.
Me ha sorprendido mucho leer tu artículo, porque ha llegado justo en un momento en que precisamente me estaba planteando cambios en mi vida como escritora y en mi blog como los que explicas. Me has aclarado muchas dudas y me has hecho reflexionar. Me quedo con diferentes partes del artículo, aunque se me ha grabado esa que dice que tendré prioridades que otros no entenderán. Hay mucha verdad en esa frase y me siento muy identificada.
Por cierto, me he tirado un buen rato riéndome de la foto de Pepe y el comentario, jajaja. ¡Qué bueno!
Gracias por el artículo. Estupendo y muy acertado, como siempre ^_^
Me alegro mucho, Celia. El artículo es el resultado de años de darle vueltas a todo esto y supongo que en cierto modo es lo que yo misma me recuerdo constantemente para no perder el camino. Así que con que sirva para que una sola persona pueda orientarse un poco en este mar bravío y absurdo de escribir, me doy por satisfecha 😉
Buen artículo. Escribir sobre lo que a uno le gusta es muy gratificante, pero cuando llegan los bajones morales hay que saber cambiar para sobreponerse a ellos y seguir trabajando. ¡Gracias por los consejos!
«hay que saber cambiar para sobreponerse a ellos y seguir trabajando». El problema es que muchas veces no sabemos cómo. Y al final son las soluciones menos atractivas y motivadoras las que funcionan (como la implementación de hábitos que menciono).
Gracias por pasarte y comentar 🙂
Me gusta mucho tu enfoque realista y alejado de la visión de las comedias románticas de Hollywood o similares. Te lo dice una que se está enfocando y documentando.
Justo en los dos cursos para ganar dinero con blogger que me regalo mi mejor amiga y en mi blog hibrido que se dedica a reseñar y ha dar opiniones y tips pendejos ha ha ha ha ha
Lechuguita me ha pateado el alma y tu post me da para sentarme medio riendo, medio llorando, con ese afán de querer ganar dinero con un blog cuando se perfectamente que a menos que haga lo de amazon y el «asin» no va a pasar -a no ser que lance un libro y escriba pero ya ves ha ha ha me falta un resto por aprender-
Pero meh, voy a leer lo que me de la gana, a escribir lo que me de la gana y aprender mucho.
Quizas mi yo del futuro me agarre a putazos pero ¿Que podría perder si no hago esto para divertirme porque no hay mas de blogger para mi que esto?
Buen post.
Saludos.
Tus entradas nunca fallan en entretener, informar e inspirarme. Gracias por poner tu pasión a disposición de todos nosotros.
Ay, Gabriella, qué fantástica y certera eres. Tus artículos siempre me hacen reflexionar un montón. Me quedo con lo de que escribir es un compromiso diario. Me lo voy a poner en un papel en mi corcho para leerlo cada vez que me siente a trabajar.
Un abrazo <3
Cuesta darse tiempo, pero cuando al fin lo consigo, como bien señalas, me sorprendo perdiendo tiempo en Facebook.
En mi caso debo lograr que un perro viejo (yo) aprenda trucos nuevos… y confieso que no es sencillo.
¿Algún secreto que me pueda ayudar a adquirir nuevos hábitos? (o el enlace donde pueda leerlo).
Desde ya muy agradecido por todo.
Es la primera vez que me engancho a un blog. Por algo debe ser.
Beso, Gabriella.
Es un artículo maravilloso, he disfrutado cada palabra, me apareció como sugerencia, le di click y se quede un buen rato como ventana del chrome, no sé como no lo leí antes, pero parece que esperaba por este preciso momento para leerlo, muchas gracias!
Me alegro mucho de que te haya ayudado, Patsy 🙂
Ayer vi la película «Rebel in the eye»-2017- (la vida de Jerome David Salinger) lo que determinó que decida por enésima vez hacer tiempo entre escritos judiciales y empezar a soltar palabras en otra dirección; cuando buceando en la web hallo tu blog que imprevistamente secuestró mi atención para desbordarla en agradecimiento y bastante admiración a la exigencia de tu talento comunicacional.Espero poder lanzarme en este novel recorrido y husmear más seguido tu inspirador espacio. Ah y como termina diciendo la agente de Jerry : «..publcar no es todo», jeje.Gran abrazo desde Argentina.
Siempre eres de inspiración, aquí os dejo el enlace a mi blog por si os gustaría pasaros. http://sigueleyendo.blog/acerca-de-poesiacotidiana
Buenas tardes:
Mi impresión, muy personal -todo lo relativo a escribir lo es-, es que si alguien quiere comunicar algo en concreto, una serie de ideas, en ningún caso puede cambiar sustancialmente su manera de escribir, pasaría a ser otro escritor y dejaría de comunicar lo que quiere comunicar. Se pueden cambiar cuestiones formales, pero, ¿lo esencial?; creo que no.
Javier.
javierluisperal.com
La verdad es que no lo sé. Como personas cambiamos. Cambiamos de tal modo que miramos atrás y a veces no reconocemos al niño o adolescente que fuimos. ¿No tendría sentido que cambiara nuestra escritura también, incluso a un nivel profundo? Da qué pensar 🙂
Cordial saludo. Sus consejos me han llevado a proponerme desarrolar el mismo tema o argumento en varios géneros. Probaré a ver que tal me va.
¡Hola, Luis! No sé exactamente a qué te refieres, pero te recomiendo que tengas cuidado con eso: puede ser mucho trabajo llegar a géneros diferentes (aunque el tema sea el mismo), porque son públicos diferentes. Lo que sí puedes probar son contenidos similares en formatos diferentes (texto, audio, vídeo, etc.), para ver los que mejor funcionan para ti.
He pillado lo del unicornio. Nice.
Habrá que volver a revisarse y volver a evaluar qué es lo que hacemos con nuestra vida y nuestra escritura. La coherencia no se ace sola, por desgracia.
¡Y la constancia tampoco! Suerte con esa revisión 🙂
Hola Gabriella, gracias por este post, me ha despejado muchas dudas. Me anima saber que no soy el único que se enfrenta a sus miedos ante el papel en blanco. Y eso, a escribir cada día. Saludos 🙂
¡Gracias a ti por leer!
Me encanta este post, un gran articulo !Muchas gracias!
Interesante artículo que demuestra el gran conocimiento que tiene la autora sobre el mundo de la escritura.