No recuerdo muy bien cuándo escribí mi primera entrada en mi primera bitácora. ¿Fue en el año 2000, 2001?
Hace mucho.
Me resulta inconcebible haber tardado tanto en empezar a comprender qué herramientas y actitudes son las que hacen que un blog empiece a crecer. Tal vez es porque solo he comenzado a ver mi blog como una posible plataforma de autor en el último par de años. Miro atrás y me llevo las manos a la cabeza. Seguramente mi yo del futuro, mi yo de dentro de cinco años con peluca azul y extrañas ropas blancas y futuristas, mirará atrás, me verá y se llevará también las manos a la cabeza (¿usabas el color turquesa? ¿Había TEXTO? ¡Pero en qué estabas pensando!).
Por mi salud mental (y la vuestra) procuraré concentrarme en el presente.
Hoy quiero hablar de las razones principales detrás de un hecho terrible e inevitable que te trae de cabeza, oh, querido escritor: nadie visita tu blog.
Considero que tengo una perspectiva curiosa: la de bloguera o autora que ha aprendido algo de muchos de sus errores, y la de una lectora ávida de blogs que no dedica más de dos segundos a una web que no cumpla unos requisitos mínimos. Leo muchos artículos al día y no puedo permitirme perder tiempo en contenidos que no me aporten nada nuevo ni interesante. Soy una bloguera que está, por fin, aprendiendo de los palos (¡o eso espero!) y a la vez una lectora exigente de blogs.
Hace poco di con un acertado artículo de Víktor Valles, que consistía en una lista de puntos a tener en cuenta en un blog de escritor. Estoy de acuerdo con todo lo que apunta, pero me quedé con ganas de comentar bastante más sobre el asunto. A continuación os ofrezco el fruto de mi intersección productora/consumidora de contenidos, una lista de los doce errores que yo he cometido y que otros siguen cometiendo, de diez razones por las que nadie visitaba mi página, y por las que tampoco están visitando la tuya.
Víktor, por suerte para sus lectores, se enrolla bastante menos que yo y ofrece una lista más concisa, pero también tiene un 100% menos de dracoleones, así que podéis ir corriendo a ver la suya y luego venir aquí a complementar, por qué no.
1. Tu diseño me marea
Si el contenido es el rey, el diseño, desde luego, es la reina. O no, espera. La reina es la promoción. ¿El diseño sería como el niño bastardo del que nadie habla y que luego se convierte en un guerrero fuerte y valiente que vuelve para reclamar el trono?¿O sería la típica amante pesada del rey que no descansará hasta acabar con la reina legítima y el príncipe heredero?
No sé. Dejémoslo en que el diseño es tela de importante.
No es necesario un diseño avanzadísimo: cuanta más sencilla sea tu plantilla y más fluida presente la lectura, mejor. Si llevas años con esto de tener blog y quieres experimentar, es posible que te apetezca, como a mí, gastarte algo de dinero en una plantilla profesional (y conseguir que alguien te ayude a implementarla y personalizarla), pero no es obligatorio. WordPress y Blogger (y ahora también Medium) ofrecen temas básicos y gratuitos, con fuentes bien grandes y buena implementación de imágenes, donde nadie tiene que dejarse la vista.
¿He dicho ya lo de las fuentes grandes? Ah, sí. Uno de mis errores en blogs anteriores fue utilizar una letra pequeña en un formato estrecho. La claridad y limpieza visual no solo depende del tamaño de la letra, claro. El uso de imágenes atractivas ayuda, de la misma manera que es muy útil no escribir párrafos muy largos (la vista se cansa, el lector se aburre). Los grandes bloques de texto le gritan «¡mucho trabajo!» a nuestro cerebro.
¿Sabes por qué funcionan tan bien las listas en internet? No es solo porque al ser humano le gustan, le gustan mucho, es porque nos gusta poder leer en diagonal. Con las listas, o cualquier texto que use encabezados bien claros que separen las partes, facilitamos esa primera lectura rápida donde el lector puede decidir si se queda o se va. Y si tu contenido merece la pena, se quedará.
2. Tus artículos son demasiado cortos / demasiado largos
En el mundo del blog siempre ha habido discusiones sobre cuáles son los límites de extensión por artículo. Aunque siempre se ha pensado que los artículos cortos captan mejor a un público con déficit de atención (es decir, cualquier usuario de internet), no se puede negar el atractivo de los llamados longform, artículos largos que los lectores no leen de pasada, sino que se guardan para luego o que se sientan a leer con detenimiento. Ya que los longform suelen ofrecer más valor (sobre todo si son guías o tutoriales), tienden a crear un seguimiento más fiel.
¿Qué formato es mejor? Eso es algo que debes elegir según dónde estén tus habilidades y con qué te sientes más cómodo. ¿Tienes capacidades narrativas como para enganchar a un lector durante más de 500 palabras? ¿Tienes capacidad para producir muchos artículos cortos? Los artículos cortos deben producirse más a menudo para animar al lector a regresar, y tienen mayor peligro de obsolescencia; los más largos suelen tener una vida mucho más larga y pueden reutilizarse. Los primeros exigen menos esfuerzo, pero un esfuerzo más frecuente; los segundos implican mucho más trabajo, pero hay blogueros con seguimiento masivo que pueden actualizar solo una vez al mes con este tipo de formato.
Hagas lo que hagas, es importante que estructures bien tu artículo. Que un post sea corto no es excusa para que se produzca uno de los errores fatales de un mal artículo: mucha introducción sin contar realmente nada, con un cierre apresurado que no ofrece ninguna conclusión práctica. Y un post largo incrementa ese peligro: si no enganchas a tu lector desde el primer párrafo, verá todo lo que le queda por leer y se largará a otra web (probablemente Facebook).
Y ya que hemos hablado de frecuencia…
3. Es que no actualizas
¿Cuántas veces os ha pasado esto? Cogéis el blog con ganas, estáis megainspirados de la muerte, escribís cuatro posts magistrales del tirón, y luego… bueno, viene tu tía abuela de visita. Y hay que llevar al dracoleón al veterinario. Y a tu mejor amiga le han clonado a su hermano pequeño y ahora tiene la casa llena de tíos iguales que solo quieren comer Doritos y jugar a la XBOX.
Y te olvidas del blog. Cuando te pones, ya no estás inspirado y ahí se queda la cosa. Hasta que pasan cuatro meses, lees en algún sitio que todos los escritores necesitan tener un blog, publicas un artículo y…
Nadie. No te visitan ni los clones del hermano de tu amiga, que ya les vale, con lo que te gastaste en Doritos.
En el fondo da igual que actualices mucho o poco. Lo importante es que siempre actualices con la misma frecuencia, los mismos días. Así tus lectores sabrán qué esperar y entrarán en tu blog por costumbre, no porque llenes las redes sociales con lo último que has puesto (que juras y rejuras que será el nuevo principio de una etapa de publicación frecuente en el blog, otra vez).
Como, hemos dicho antes, la frecuencia de publicación dependerá del tipo de artículo que escribas. No esperes tener mucho seguimiento si publicas un artículo de 300 palabras, trivial, cada dos semanas. Eso sí, si publicas longform cada mucho, asegúrate de ir recogiendo emails de tus lectores para poder avisarles de cada publicación. Decidas lo que decidas, sé fiel a esa decisión. Puedes ser como Seth Godin, famoso por publicar algo corto todos los días, o como Mark Manson, que publica cada mil-millones-de-cuando-a-mí-me-da-la-gana, pero cuyos artículos están tan currados que tiene a toda su lista de correo pendiente del próximo artículo, para ir corriendo a leerlo en cuanto aparezca (y esto se lo puede permitir ahora, al principio blogueaba de forma periódica, como todos). Personalmente opto por algo intermedio, escribir longform dos veces a la semana, con una entrevista por medio, pero eso es lo que me funciona a mí. Del mismo modo, invierto una cantidad de tiempo en el blog que no es muy recomendable, porque me encanta hacerlo. Pero cualquiera puede empezar a hacerse su seguimiento con un buen artículo cada semana, o incluso cada par de semanas, siempre que tenga manera de recordarles a sus lectores que sigue publicando (para esto están las listas de correo y las redes sociales).
4. Me estás bombardeando
Un poco de publicidad está bien. De hecho, el problema de algunos blogs de autores es que no tienen suficiente. Se olvidan de que es un blog de escritor y no tienen sus textos ni sus libros a la vista.
Ahora, si una página me abre ocho pop-ups con tu libro, tiene tu portada como gran imagen de fondo, está lleno de banners de empresas porno, de cuadritos AdSense y de enlaces publicitarios a lo largo de todo el texto… no voy a durar mucho. Si eres de los que viven aún en los 90 y se creen que todavía se puede hacer uno millonario con los banners interactivos, genial, pero no cuentes conmigo. A mí las cosas que parpadean y me hablan me dan o ganas de marcharme corriendo (si son carteles publicitarios o, por ejemplo, mi gato) o de quedarme (si son una persona excepcionalmente atractiva metida en mi cama). Pero tu blog no es una persona excepcionalmente atractiva, así que mala suerte.
No tiene ni que decirse que si este método de bombardeo se emplea también en las redes sociales, se conseguirá un efecto de rechazo. La gente no suele pinchar en un enlace solo porque alguien a quien no conoce se pase el día pidiéndoselo en Twitter. La opción «bloquear» es más rápida y satisfactoria.
Del mismo modo, algunos blogueros se obsesionan demasiado pronto con eso de la monetización de su blog, e intentan todas las tácticas habidas y por haber para exprimir su página (¡y todas a la vez!). El arte de vender es extraordinariamente complejo, y tu manía de intentar venderme una cámara mientras reseñas un libro y me hablas de tu último curso de puericultura no me termina de convencer.
Tampoco ayuda que te note tan… disperso/a. Y eso nos lleva al siguiente problema:
5. No sé de qué va
Puede que pinche en alguno de tus artículos, porque el tema que estás tratando me interesa. Pero si tu blog no está enfocado a ese tema, es muy probable que ya no regrese. Es importante dejarle claro a tus lectores qué has venido a comunicarles, y para eso tienes que tenerlo muy claro tú también. Mi blog era un mejunje de reflexiones variadas y un poco idiotas; no fue hasta que por fin me decidí por un hilo conductor (primero la productividad, luego la escritura) que empecé a hacerme con algunas personas que no solo leían un artículo, sino que regresaban a la semana siguiente a por más.
Una buena forma de saber cuál será el tema de tu blog es pensar en qué público estás buscando. Si eres escritor de novela histórica, te interesa un público que lee novela histórica, así que no tiene mucho sentido que hables de música. Si eres escritor de romántica, tus reseñas de cine gore podrían no terminar de funcionar. Esta es otra cuestión dura de aceptar. Y es por eso también por lo que creo que el siguiente punto es determinante:
6. Tu tono no te representa
La objetividad no tiene nada de malo, y desde luego es mucho mejor que una subjetividad falsa y sobreactuada. Pero si lo que quieres es darte a conocer como escritor, ¿por qué escribes tus artículos como si te hubieran metido una escoba por el culo y alguien se dedicara a darle vueltas? Si quieres que los demás lean tus libros, ofréceles textos que representen cómo escribes. Si eres escritor de novela negra, tienes que demostrar que sabes mantener el suspense, tentar al lector con buena intriga. Soy escritora de fantasía y por ello no me corto al colar referencias fantásticas y algo exageradas, como son todos mis textos. Tal vez lo único que separe mis textos del blog de mis textos de ficción sean mis ganas de cachondeo: mi ficción suele ser mucho más oscura. ¿Pero qué mejor manera de convencer a alguien de lo que sabemos hacer con la prosa que usándola para obligarlos a leernos en este gran marco abierto que es internet?
Un blog no tiene que ser un sitio aséptico, aburrido. Dótalo de tu personalidad, de forma excesiva incluso. Habrá gente a quien eso le eche para atrás, pero a los que les guste les gustará en grandiosas y amorosas cantidades.
7. No me ofreces nada de valor
Si quieres tener un blog como si fuera un diario, perfecto. De ahí viene, precisamente, lo de blog, de weblog. Un log es un diario, una anotación constante. Y los primeros grandes blogs de éxito fueron, aparte de páginas de tecnología y algunos otros bombazos, blogs personales.
Eso fue antes de Facebook, claro. ¿Para qué quiere alguien leer sobre tu vida si puede ver millones de vidas en las redes sociales? Por eso había quien decía que el blog había muerto. En cierto modo, era cierto. Ya no era como antes, que abrías una paginita en ya.com y, cuando te querías dar cuenta, tenías a quinientas personas de lo más interesadas en qué habías desayunado. Ahora existe Instagram y poco podemos hacer para competir con sus paisajes en sepia, sus selfies borrosos y sus cupcakes de ensueño.
Lo personal se revaloriza cuando ofrece contenidos originales, diferentes, cuando aprendemos algo, cuando nos es útil. Los blogs personales de mayor éxito ahora son aquellos donde sus autores viven en lugares exóticos y narran experiencias que nos parecen divertidas y extrañas; de lifehackers que se apuntan a desafíos extremos solo para ofrecer información y emoción a sus lectores; de apasionados de la creatividad que comparten a diario sus esfuerzos mediante guías y aplicaciones prácticas que pueden ser muy útiles para otros.
La palabra clave en promoción, ya se aplique a los blogs o a cualquier otra cosa, es valor. ¿Qué valor le aportas tú a tus lectores? ¿Por qué alguien querría leerte? A mí me encanta hablar de las cosas que leo y reflexionar sobre ellas en los artículos de recortes de los viernes, pero son los artículos de martes los que obtienen más visitas e interacción, porque suelen contener información que puede ser más relevante para otros escritores (ya sea por tratar aspectos prácticos, o por hablar de temas que a todos nos preocupan y/o entusiasman).
Fue entender esto lo que hizo que mi blog diera un giro de 180º (aunque el proceso de crecimiento fue, claro, muy paulatino, y lo sigue siendo). El momento en que dejé de usar mi blog para lloriquear sobre el triste estado de las cosas y empecé a usarlo para compartir lo que había aprendido con otras personas que podrían necesitarlo fue cuando empecé a tener una interacción mucho más productiva con mis lectores.
8. Ni compartes ni sé cómo compartirte
¿De qué sirve escribir un gran artículo si nadie sabe que existe? Compártelo en tus redes sociales, y asegúrate de que se vea claramente cómo pueden compartirte otros (pon esos botoncitos tan monos de compartir en algún sitio visible, bien al final o comienzo del artículo). Asegúrate de que en Facebook salga tu enlace con una gran imagen, de que en Twitter quede claro de qué va el post en concreto. Si no tienes ninguna red con mucha visibilidad, tal vez puedas plantearte ampliar alguna un poco. No hace falta que te pongas como loco/a a compartir en Google+, Pinterest, LinkedIn y la cuerda de tender de tu vecina, sino que te concentres en alguna red en concreto y le dediques un poco más de atención y tiempo. Para esto, un par de consejillos:
–Evita grupos o foros donde veas que la tendencia es solo a compartir y no a comentar ni a leer el trabajo de otros. En este sentido no recomiendo grupos de Facebook ni de Goodreads, a no ser que sean comunidades concebidas desde un principio con una política de interacción clara.
-Como en cualquier plataforma, la mentalidad de escupir solo tus propios contenidos no te servirá de nada. Solo comentando y comunicándote con otros usuarios obtendrás un rendimiento útil. Nadie va a seguirte porque sí. Lee acerca de y analiza el funcionamiento de tu red social favorita. Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti (¡nada de spam!). Y por favor no pongas mensajitos automatizados en ninguna parte. Recuerda, nadie va a seguirte solo porque se lo digas en un mensaje privado de Twitter; te seguirán porque ven claramente que les ofreces contenidos que les interesan.
9. ¿He dicho ya que no compartes?
Bueno, sí, es que hay otro «compartir» que hay que tener en cuenta. No basta, como ya hemos visto, solo mostrar lo propio. Aquellos que te siguen no solo esperan leer lo tuyo. Cuanto más valor les proporciones, aunque este no esté directamente ligado a ti, más te lo agradecerán.
Hay una ratio que aplican algunos profesionales en Twitter, por ejemplo, que me parece muy válido: el 4:1:1. Esto es: cuatro tuits con enlaces al trabajo ajeno (siempre dentro del enfoque o tema que has elegido, claro) por cada tuit de promoción de lo propio y por tuit personal. Hay muchas variaciones, pero creo que es una buena regla general, aunque no haya que seguirla al pie de la letra (obviamente, en épocas de lanzamiento de un libro esta ratio cambiará un poco, pero es importante no perder esa perspectiva). La idea es que compartas mucho más contenido ajeno que propio, y además que dejes claro que ese contenido lo has elegido por algo (no basta con retuitear o compartir sin más, debes comentar qué te ha llamado la atención y/o por qué lo compartes). No solo transmites el mensaje de que aportas contenidos útiles a los que te siguen, sino que aquellos a los que has compartido te lo agradecerán. No todos te darán promoción a cambio (ni debes esperarla), pero sí que conseguirás de vez en cuando que se extienda tu propio contenido también por sus redes.
10. Tus títulos no enganchan
Tal vez el descubrimiento más importante (y mira que es obvio) que he hecho con esto de tener un blog. Como somos escritores, nos encanta tener títulos en nuestros artículos del tipo: La devoción y la rabia; un análisis complejo de la psique del autor atormentado. Pero la muy triste realidad es que 10 cosas que odiamos todos los escritores va a funcionar muchísimo mejor. Y puedes tener exactamente el mismo contenido.
Ya he explicado el atractivo de las listas. Por mucho de que todos se quejen de que están muy vistas, siguen siendo una buena forma de exponer contenido de manera clara e intuitiva. También funcionan aquellos que prometen solucionar un problema (Cómo darle una pastilla a un dracoleón). Hay otros titulares que funcionan mediante la intriga: Nunca averiguarías qué le dijo este escritor a su mujer antes de morir (devorado por un dracoleón); o incluso el miedo: Cómo podrías estar matando a tus hijos mientras duermen (con un dracoleón) y no saberlo. He de reconocer que los que juegan con el tema emocional me producen cierta aversión, sobre todo porque, por lo general, al pinchar, no ofrecen la misma emoción intensa que prometían. Esto se conoce como clickbait, y puede funcionar para conseguir visitas de golpe, pero te puedo asegurar que tendrás poco seguimiento si no consigues estar a la altura de esos titulares tan prometedores. Si tienes un título atractivo, pincharé. Si tu título es claramente un gancho facilón, lo más seguro es que pase.
Aunque hay artículos incontables sobre la forma más recomendada de ponerle título a un artículo de blog, el mejor método es siempre probar tú mismo. Verás pronto qué titulares atraen más visitas y cuáles son el equivalente de esa planta seca que rueda por el suelo en los decorados tipo Lejano Oeste.
11. Vives solo de virales
Otro error en el que he caído con frecuencia en el pasado. Imagínate que escribes un artículo alucinante sobre la vida sexual de los pastores de la Alemania de entreguerras. Tu artículo se comparte como la sífilis en un burdel de tercera, y antes de darte cuenta eres portada en Menéame y tienes unos tres mil comentarios de dueños de perros insultándote por haber utilizado el término equivocado para referirte al testículo izquierdo de un pastor alemán (ya, la gente no se lee bien los artículos, qué le vamos a hacer).
Has triunfado. ¡Te has vuelto viral!
Pero luego la vida pasa, sale alguien importante por Twitter contando un chiste de mal gusto en el 2003, y todos se olvidan de tus pastores enamoradizos (normal: eso de viajar en el tiempo es bastante más llamativo). Tu artículo queda ahí, condenado al olvido, presente solo en alguna búsqueda de Google realizada por historiadores aburridos que no saben de qué hacer la tesis doctoral. ¿O no?
No desperdicies tu mejor contenido. Rescátalo de vez en cuando, actualízalo, reescríbelo, ponle una imagen bonica y dale vida nueva. Los que te siguen hoy no tienen por qué seguirte desde hace tres años. ¡Se perdieron tu trabajo de aquel entonces! No todos los lectores de un blog se leen todos los archivos antiguos. Encuentra maneras de traer a la palestra tus artículos de tiempos pasados para revitalizar tu blog y encontrar lectores nuevos.
Además, la importancia de los virales no es que durante tres segundos has salido en la tele (o lo que sea). Lo importante ahora es conseguir enganchar a los que visitaron tu web por dicho viral, intentar que pasen de lectores fugaces a seguidores entusiasmados. No es nada fácil, pero si los pierdes, es posible que nunca vuelvas a verlos de nuevo.
12. Horrortografía
Vale, puede que esto sea solo cosa mía. Pero hay un buen puñado de blogs en los que varias veces he pinchado y me he marchado, aunque el contenido me interesara, porque tengo un límite para las comas detrás de sujeto, las mayúsculas puestas por lotería, los extranjerismos mal escritos y las tres erratas por párrafo. Está claro que el nivel de exigencia gramatical y ortográfica que tenemos para un artículo por internet es mucho menor que el que tenemos para un libro. Primero, estamos ante contenidos gratuitos; segundo, entendemos que nadie puede invertir el tiempo necesario en asegurarse de que cada artículo esté absolutamente perfecto. Pero, como escritores, tenemos una obligación de intentar mantener un nivel mínimo de corrección. Si no eres capaz de redactar y repasar lo redactado, ¿cómo serán tus libros?
13. Te repites demasiado
Sé que es difícil mantener un contenido de calidad que además sea original. A mí me pasa. No solo busco temas que no se hayan hecho mil veces ya por toda internet, sino que busco temas que creo que pueden ser atractivos. Claro que hay veces que me apetece hablar de algo que, en el fondo, a nadie más le importa (y lo hago a veces, porque algunas cosas hay que compartirlas, aunque sea con la arena y el viento y la planta esa mencionada). Pero cada vez doy más con blogs que cogen un solo tema y le dan todas las vueltas posibles, haciendo artículo tras artículo sobre lo mismo. O con blogs que escriben un artículo sobre algo de lo que miles de otros blogs ya han hablado hasta la saciedad. Esto, por sí mismo, no tiene nada de malo. Este artículo, precisamente, no es de lo más original, pero me apetecía aportar mi punto de vista. Las perspectivas están bien. Lo que no está tan bien (o por lo menos a mí me obliga a abandonar un blog enseguida) es hablar de lo mismo que habla todo el mundo, desde el mismo punto de vista que lo hace todo el mundo y casi con las mismas palabras.
No digo que se recurra al copypaste (que haberlos haylos, oh, sí), pero muchos blogs tienden a coger una idea popular e insistir una y otra vez en lo mismo. Un artículo que sea un tanto original siempre llamará más la atención de sus lectores. Incluso en un sector donde parece que está todo dicho, si cruzas los temas de siempre con otro tema de un sector distinto, pueden salir cosas extraordinarias. Por ejemplo, hay miles de artículos sobre escritura. Y hay miles de artículos sobre repostería. Pero si escribes un artículo donde enseñas tartas hechas con símbolos y motivos literarios, ya tienes algo más atractivo.
Es difícil dar con temas diferentes (o simplemente dar con temas). Hay que estar en todo, leer mucho y darle muchas vueltas a esto de escribir y comunicar. Todo eso quita tiempo y energía.
Y te decían que, como escritor, tener un blog era fácil. Que te daría una plataforma donde conseguir lectores.
Puede hacerlo, en serio. Pero creo que la mayoría de los que lo intentan no son conscientes de estas tres cosas:
- Del trabajo e inversión de tiempo que hay detrás de un blog con seguimiento.
- De la cantidad bruta de seguidores (fieles) que necesitas para ver alguna conversión real a ventas (si lo que buscas es vender tu libro).
- Que aquello de lo que al escritor más le gustaría hablar (sus creaciones) y compartir en su blog (sus creaciones) es, de entrada, lo que menos le interesa al lector medio. Que deberá enganchar a dicho lector con otros temas y textos relacionados. Cuanto antes asumamos que el mercado del libro de ficción tiene tal exceso de oferta que necesitamos algo realmente excepcional para vender el nuestro, mejor.
Un blog debe ser para un escritor un lugar donde su público puede encontrarlo y, tal vez, conocer mejor su obra y su persona. No es una herramienta mágica y sencilla desde la que conseguir ventas (y eso lo dejaron bastante claro varios expertos en este artículo). Este objetivo puede cumplirse con una web simple con información básica. Si lo que pretendes es crearte una verdadera plataforma, hacer que otros se interesen por ti y por tu obra, prepárate para leer mucho a la competencia, a los grandes del blogging y, cómo no, a tus propios lectores. Como en cualquier iniciativa vital, hazlo solo si te vas a tirar de cabeza.
O no lo hagas por la plataforma, por las ventas, por el seguimiento. Hazlo porque te gusta contarle cosas a los demás, porque te divierte y te apetece.
Que yo sepa, es la mejor razón para hacer algo.
Si te gusta el contenido del blog en general y quieres leer más cosas mías (o simplemente echarme una mano), prueba a hojear alguno de mis libros:
70 trucos para sacarle brillo a tu novela: Corrección básica para escritores. ¿Has escrito una novela o un relato y no sabes cómo enfrentarte a la revisión? ¡Yo te ayudo! Disponible en Amazon.
- Puedes ver reseñas del libro en la propia Amazon y en Goodreads.
Lectores aéreos (relatos con toques de fantasía tenebrosa): Disponible en Amazon y Lektu (¡solo 2,99 €!).
- Puedes leer un avance gratuito aquí.
- Puedes leer reseñas aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y aquí. Y hasta en 20 Minutos, aquí.
- Si tienes un blog o web de reseñas y te apetece leer y reseñar este libro, puedes pedirme un ejemplar de cortesía en gabriella(arroba)gabriellaliteraria.com.
Puedes ver más libros míos aquí.
Bueno, estas cosas ya las he pasado yo desde que empecé con los blogs. Desde el primer día tuve cuidado con el diseño, utilizo fuentes grandes, estructuro las entradas para que sean cómodas en su lectura, pongo imágenes que enganchan (pechos, cuerpo semidesnudos, eso tiene que atraer por narices xDD). Y tengo muchas visitas. En especial en la página de Facebook del blog, que sin hacer nada (en serio, no hago nada, publicar de vez en cuando), he llegado a pasar de los 350 me gusta. Supongo que lo que más corta a la gente es el contenido, por eso tengo pocos comentarios. Tampoco me importa ya tenerlos o no. Entre blog, FB y Wattpad, está todo bastante condensado.
Así que no sé cuál es mi problema, ¿que no comento en otros blogs y por eso nadie comenta el mío? Ays, ya pasé esa fase, solo comento dónde me apetece (aquí, por ejemplo!).
Besos!
A mí ese consejo de comentar en otros blogs para que comenten en el tuyo no me parece que tenga mucho valor, la verdad. Funciona si acabas creando una relación de ida y vuelta con el bloguero en cuestión, pero un comentario suelto en un blog ya masificado no va a marcar ninguna diferencia. A nivel de inversión de tiempo y esfuerzo le veo escasa rentabilidad. Yo comento, como bien dices, donde me apetece y ya está.
Sobre tu blog, sobre todo publicabas tus relatos, ¿verdad? ¿Qué tal has visto el funcionamiento de tus artículos en comparación con tu ficción? En mi experiencia, tienen bastante más respuesta. No es cuestión de dejar de escribir relatos, pero puedes incluir contenido más «práctico» para enganchar a visitantes nuevos.
Yo diría que las páginas de Facebook tienen que tener bastante seguimiento para tener algún beneficio. Por el EdgeRank de Facebook, un porcentaje muy bajo de seguidores va a ver tus novedades. Para llevar visitas al blog necesitas asegurarte de que hay interacción (comentarios, likes) y acumular el mayor número de seguidores posible.
Tengo una duda poco off-topic, aunque relacionada. ¿Qué opinas de mudar un blog (o hacértelo nuevo) si quieres darle una vuelta de tuerca con este tipo de ideas que mencionas? Es decir, ¿se puede aprovechar la migración de un blog para re-publicar las entradas de otro más viejo, se podrían o deberían reescribir para reciclarlas, es una mala idea o un suicidio digital?
«¿Se puede aprovechar la migración de un blog para re-publicar las entradas de otro más viejo, se podrían o deberían reescribir para reciclarlas, es una mala idea o un suicidio digital?»
Creo que eso depende del seguimiento que tengas. Si tienes un blog que no tiene muchas visitas, un relanzamiento con artículos viejos actualizados podría venirte fenomenal. Pero si ya tienes cierto seguimiento fiel, esa migración podría dejarlos a todos muy despistados, a no ser que encontraras modo de redirigir todas las páginas de ese viejo blog al nuevo.
Entiendo. Gracias por orientarme, Gabriella.
Buenos consejos y, como bien dices en el propio artículo, contados desde un punto de vista distinto, que también se agradece.
Como decía Carlos Chaouen: «Todos somos aprendices» (¿o era Hemingway?). En ocasiones me veo intentando encontrar el equilibrio entre el SEO y yo mismo. Usar técnicas SEO te da más visitas, pero a costa de perder algo (originalidad, por ejemplo). Ya cedí en lo de las listas y en lo de los títulos, pero a veces me suelto con determinados temas que a mí me fascinan, sabiendo que la respuesta de mi lector habitual va a ser tibia en el mejor de los casos.
Al final, puede que lo más importante sea considerar el blog como un objetivo en sí mismo. Yo me divierto mucho escribiendo mi blog, y seguiría blogueando sobre literatura aunque no tuviera un objetivo promocional (y, de momento, no lo tiene). Pienso que si te diviertes con lo que haces, publicas contenido útil y tratas de ayudar a los demás y no extresas demasiado con los followers, la mayoría de los blogs van haciéndose un hueco.
«Usar técnicas SEO te da más visitas, pero a costa de perder algo (originalidad, por ejemplo)»
Sí, es una decisión complicada. Creo que un caso muy evidente es el de Etsy, ya que la gente pasó de ponerle títulos creativos a sus productos («Luz de luna en primavera») a cosas sin sentido que buscan más visitas y más compradores potenciales (collar verde aventurina cierre corto). Casi parece que vas a comprar un telegrama en vez de una pieza de artesanía. Con los blogs a veces pasa igual y es difícil encontrar ese bonito término medio. A mí a veces me apetece escribir artículos sesudos sobre temas que solo me interesan a mí, y da pereza al saber que casi nadie los leerá. Por lo menos al artículo de recortes cada vez se apuntan más lectores, una vez se van acostumbrando a leerlos, porque si no no tendría dónde soltar mis inquietudes más aburridas, jeje.
Lo importante es divertirse, eso desde luego, y no me imagino escribiendo sobre un tema solo porque es popular (para eso ya están los trabajos remunerados). Pero también es cierto que las visitas y la interacción son lo que me animan a seguir publicando cada semana.
Como fan reciente de tu blog, debo confesar que, al principio, lo de «recortes» no me sonaba para nada interesante. No recuerdo si fue porque le agregaste algo llamativo al título, o si se me habían terminado los artículos para leer (y no tenía ganas de levantarme de la silla para ponerme a hacer otra cosa), que miré uno y terminé tomándole gustito. Hay temas bastante interesantes ahí,así que ahora los miro XD
Has dado en el clavo, Denise. Los títulos y los ganchos son fundamentales. Desde que empecé a ponerle títulos más atractivos a los recortes la gente ya se los toma de otra manera. Al principio me daba igual, porque los escribía sin mucha intención de que atraer visitas con ellos. Tal vez los escribía para mí, sobre todo (y creo que se nota que son bastante más personales). Pero bueno, todo cambia 🙂
Gracias por leer y comentar.
Uff, yo llevo desde 2005 y le he dado unas cuantas vueltas…
En lo que se refiere a diseño he estado buscando plantillas molonas y trabajando con ellas (el diseño actual es hecho «a mano»), y creo que pronto daré el salto. He probado con una plantilla modificada para el blog de la asociación de la que soy secretaria y me he quedado muy contenta con el resultado.
Por otra parte, supongo (sé) que cometo muchos errores, sobre todo en lo que a temas interesantes se refiere, a la homogeneidad de contenidos y demás, ¡pero es que me cuesta mucho eliminar ciertas cosas! No quiero dejar de publicar algún poemilla de vez en cuando ni de compartir los W.I.P. de los cuadros… y al mismo tiempo tengo muchas ganas de lanzarme a hablar de productividad, escritura, creatividad… Habrá que seguir dándole vueltas, pero esto lo haré seguro.
Sin embargo, no es atraer más lectores (del blog) lo que me preocupa, sino contar cosas interesantes sin eliminar el pasado que hay en el blog. ¿Será posible esto?
Y lo que más me cuestiono… ¿Tendré que hacer esas interminables entradas en dos idiomas? Ainsh. No hay más que dudas en este mundo de blogs.
¡Gran post, por cierto!
Uf, lo de hacer entradas en dos idiomas es muy peligroso. Primero, porque si no dominas al 100% uno de los dos idiomas, corres el riesgo de que tus errores te hagan quedar mal con los lectores nativos. Y luego… es una cantidad de trabajo terrible.
No te cortes al incluir cosas como los W.I.P, que son publicaciones que siempre interesan. Si el tema de tu blog es la creatividad, puede asociarse sin problema a la escritura y a la productividad, por ejemplo. Lo que tienes que acordarte es de asociar una cosa y otra (si hablas de técnicas de productividad, habla de cómo pueden ayudar a los escritores; si hablas de creatividad, lo mismo, y así). De esta manera, aunque hables de temas en apariencia distintos, sigues atada a ese hilo común y tus lectores no se te despistan.
Lo de eliminar el pasado es una buena pregunta. Yo tengo unos cuantos años de blog antiguo importado a este y no sé muy bien si dejarlos o quitarlos, ya que tratan temas que realmente no pegan para nada en este. Por eso mismo no he puesto un widget de tipo «posts antiguos» o aleatorios, porque sería muy raro para alguien leer uno de mis artículos nuevos y luego tragarse un post existencialoide sobre meditación, por ejemplo. He ido recortando lo peor o menos relevante, pero sospecho que tarde o temprano caerán todos.
Gracias por la respuesta, aprecio mucho tu opinión, de verdad.
A nivel de corrección, no me preocupa lo de los idiomas (pensaba en castellano y gallego). Me preocupa más que sea un petardo de entrada (por larga) o ganarme ciertas críticas (que las habría, el sector cultureta gallego es muy suyo). Casi preferiría gallego e inglés y que me quiten lo bailao, jajaja.
Sí que es cierto que quizá sea más una cuestión de cómo enfocar las cosas, centrándome en la creatividad en general, que sí que es el nexo común de las cosas de las que suelo hablar.
Ay, el pasado… Yo tengo 3 blogs: uno obsoleto pero que creo que debe quedar ahí y la versión anterior al actual. El actual arrastra casi todas las entradas. No sé si debería recortar más… Es historia, al fin y al cabo, la mía. Y creo que una vez que se acumulen las nuevas entradas muy poca gente va a llegar al pasado que tanto nos preocupa. Y si llegan, quizá se lo merezcan 🙂 Pero sí, mejor que no sea fácil 🙂
Abrazos!
Creo que si tienes claro cuál es tu nexo, ya tienes media batalla ganada. Es solo cuestión de acordarse de enlazar siempre tus entradas a ese tema, de una forma u otra, y el blog ganará en consistencia 🙂
A mí me da hasta miedo mirar entradas antiguas. No es tanto que me preocupe que se lean o no, es que todo (mi forma de expresarme, aquello de lo que hablaba, mi manía de quejarme por todo) me parece tan extraño que es como si lo hubiera escrito otra persona. Me pregunto si tendré la misma sensación cuando lea entradas de ahora dentro de cinco años.
Pues sí, mi mayor problema es que lo tengo abandonado, creo, casi no se me ocurren entradas con las que llenarlo, pero bueno, creo que también tiraré por los relatos porque es un blog de escritora.
Al final se trata de hacer lo que a ti te divierta y te guste. A no ser que lo que busques es promocionarte como escritora y buscar lectores potenciales, porque ahí sí que te lo vas a tener que tomar muy en serio 😉
Me ha encantado el artículo y lo cierto es que llevo algún tiempo dándole vueltas a algunos de estos puntos. Mi blog es muy de andar por casa, hablo de los relatos que voy publicando en antologías y revistas, hago reseñas y alguna vez lanzo alguna reflexión para animar a participar a los lectores. Es un rincón modesto la verdad, aunque poco a poco voy aprendiendo a llevarlo mejor. La cosa va por etapas 🙂
Un abrazo.
Sí, sin duda hay varias etapas de aprendizaje. Imagino que podrás ver qué tipo de publicaciones te funcionan mejor, y puede interesarte concentrarte en ellas.
O no. Lo que he dicho en el artículo: todo depende de lo que busques para el blog, si es llegar a más lectores y promocionarte o si se trata simplemente de tener un rinconcito donde divertirte comentando tus cosas 🙂
Me ha gustado mucho este artículo, me quedo con eso que dices al final, soy de la misma opinión. Creo que los lectores deben llegar a tu libro a través de ti y no de tu spam. Por cierto, esto me ha parecido genial: «Un blog no tiene que ser un sitio aséptico, aburrido. Dótalo de tu personalidad, de forma excesiva incluso. Habrá gente a quien eso le eche para atrás, pero a los que les guste les gustará en grandiosas y amorosas cantidades.». No me gustan nada los blogs impersonales.
Biquiños!
Más que nada es que el spam no es eficiente. La publicidad sin mensaje, aquella que no nos ofrece nada a nosotros los consumidores, no la registramos. Es como ocurre con los banners en páginas web, es que ya ni los vemos.
Beso grande para ti.
Buenas, es la primera vez que leo un artículo tuyo y creo que me quedaré a leer más.
He llegado desde el blog de Viktor y por una recomendación suya y inmediatamente te he puesto en mi lista de blog a seguir y como no, en Twitter.
Me ha gustado mucho el artículo ya que das en el clavo en muchas cosas. Yo hace unos meses me aparté un poco de el río que me llevaba para buscar más tranquilidad y hacer las cosas a mi ritmo. Hacía un par de años que iba «como loco» intentando hacer cosas en el blog, visitando otros blogs, pero al final he decidido que mi tiempo es mi tiempo y desde entonces las visitas a mi blog han subido. Bien es cierto que llevos unos meses estancado, aunque tampooco tengo un blog para tener muchas visitas, principalmente lo tengo para divertirme compartiendo mis lecturas y de vez en cuando algún artículo.
Lo que sí quisiera comentarte es: ¿crees que se tiene que responder a todos los comentarios que te dejan en el blog y no solo a los que te hacen preguntas?
Lo digo porqué llevo unos meses con la política de no responder a nadie, bueno, solo a los que dejan alguna pregunta directa. También es cierto que el contenido de los comentarios algunas veces no da para mucho.
Un abrazo y felicidades por el blog. Saludos
¡Hola, David, y bienvenido! Ayer vi el post de Viktor y me hizo mucha ilusión 🙂
Creo que a veces es más fácil dejarnos llevar por lo que hacemos siempre, aunque nos quite más tiempo y no nos dé resultados, que analizar qué funciona realmente y darle prioridad. A veces, como dices, merece la pena relajarse un poco con aquello que disfrutamos y concentrarnos en hacerlo a un ritmo que podamos mantener. Si no, de todas formas te quemas y acabas abandonando.
Respecto a lo que me preguntas sobre comentarios, creo que depende mucho del blog. Cuando un blog tiene ya un gran movimiento, puede ser imposible para su administrador responder a todo. Yo procuro responder siempre a todos los comentarios, aunque para ello tenga que tener a los que comentan esperando un par de días, pero sí que empieza a llegar el momento en que no puedo permitirme responder con la atención y profundidad que algunos merecerían, y tal vez llegue otro momento en que no tenga tiempo de contestar a todos. Espero que no llegue, desde luego, porque si alguien se ha tomado la molestia de leer el artículo completo y decir algo al respecto, creo que debo agradecerlo.
Pero eso ya son cosas mías. Lo importante es la política que tengas en general; si no tienes costumbre de responder a comentarios (sobre todo a aquellos que no aportan nada), a tus lectores no les importará. Lo malo, desde mi punto de vista, sería contestar a unos sí y a otros no, ya que puede hacer que los lectores se sientan dejados de lado. Además, un simple «gracias» a los comentarios menos reflexivos realmente no cuesta nada 🙂
Lo dicho, depende del movimiento y del carácter del blog. Si un blog es interactivo y realiza preguntas y CTA (Call to Action) a sus lectores, estos esperarán respuestas. Si es más pasivo, da un poco igual.
Besos y gracias por leer y comentar 🙂
Geniale Gabriella, Abrir Un Enlace Porque me interesa de sobremanera el titulo del articulo ya que es lo que andaba buscando y proporciona respuestas a muchas preguntas que me he venido haciendo, abrir el enlace que conseguí en otro blog y ver que me aparece tu nombre de autora es confortante ayer leí mi primer articulo tuyo y me encanto y ya hoy con este siento una sensación de familiaridad.. es de mucho valor lo que publica, vas respondiendo poco a poco las inquietudes yo me hago preguntas tu tienes respuestas jejejej yo esperaba esperar un tiempo prudente para hacerte preguntas y no agobiarte pero resulta que a las interrogantes que yo tengo ya tu te me adelantaste y tienes ya las respuestas preparada en tus artículos 🙂 te seguiré leyendo 😉 enséñame a como compartirte que no encuentro el botón 😉
[…] Más sobre esto y otros temas fundamentales a la hora de llevar un blog aquí. […]
Me viene muy bien este post ahora que recién comienzo con el blog. Creo que lo que más me cuesta a mí es darle personalidad a los posts, hacerlos más propios y menos estilo de libro de texto. Eso y la promoción, sobre todo por Facebook, sencillamente porque la red social me interesa menos que Twitter. Sin embargo, ahí está gran parte de mi público, así que tendré que ponerme las pilas.
Por cierto, leo tu blog de a ratos y por enlaces que veo en Twitter, y me encanta. Uno de estos días me daré el tiempo de explorarlo =)
Aprendí un par de cosas que me hubiera gustado saber hace dos años…
No estoy seguro de qué pero aprendí.
[…] Todas estas rutas son maneras probadas y eficientes de hacer crecer un blog, siempre, claro, que estés evitando fallos gordos que hagan que tus visitas no se queden más de un segundo antes de huir […]
Genial el artículo, ¿dónde estaba esta lista hace un año? Voy a apuntarme unas cuantas modificaciones… Mi gran pelea es ahora con la plantilla web para no tener ese tamaño de fuente tan mono y diminuto, y con postear con más regularidad ¡Enhorabuena por el artículo, con este y otro más te has ganado a un lector!
Ah, las plantillas, ese mundo. Ya sé que muchos se encogen de terror cuando digo algo así, pero yo abogo por plantillas de pago (si te entiendes con el inglés, ThemeForest tiene cosas espectaculares. Los precios rondan los 40-50 dólares).
Besos y muchas gracias por leer.
Hola Gabriella.
Muy buena entrada, muy entretenida.
De acuerdo contigo en muchas cosas, pero sobre todo con la parte final. Creo que lo importante de tener un blog, es que te guste compartir con los demás lo que haces. No se hace tan pesado, no es un trabajo, encuentras momentos y temas que a algunos gustaran y a otros no tanto.
Otro tema que comentabas es el de coherencia en lo que escribes. Lo entiendo y estoy contigo, pero por ejemplo ¿Qué opinas, si como por ejemplo en mi caso, no te identificas en lo que haces con un género concreto y cultivas varios? ¿Descolocas a la gente un poco?
Felicidades, ya sabes que te sigo 😉
Besos
«Creo que lo importante de tener un blog, es que te guste compartir con los demás lo que haces».
Totalmente de acuerdo. Sé que hay muchos creadores de contenido que escriben para sectores que no son los que les apasionan, y eso tiene la recompensa de aprender mucho de otros campos, pero creo que mi mejor trabajo lo hago cuando hablo de lo que me gusta e interesa.
«¿Qué opinas, si como por ejemplo en mi caso, no te identificas en lo que haces con un género concreto y cultivas varios?».
Es una buena pregunta; a mí me ocurre también (aunque al final siempre acabo cultivando fantasía, sea para el público que sea). Creo que ahí es importante identificar al público para cada una de tus obras y dirigirte a ese en concreto. También hay que tener en cuenta que, una vez obtenido una voz propia y reconocible, el género no importa tanto, tus lectores buscarán aquello que responde a esa voz que les gusta. No creo que descoloques a nadie, simplemente tu público elegirá los géneros que más les atraigan. Por ejemplo, todos los que siguen mi blog saben que escribo ci-fi y fantasía, pero muchos de ellos son también escritores, por lo que a lo mejor no comprarían mis libros de ficción, pero sí un libro de ensayo dirigido a autores. Es cuestión de tantear; lo que no creo que es que debas dejar de experimentar con diferentes géneros y formatos solo por miedo a perder a tu público.
Muy Buen post!
Cada uno tiene que ir buscando la forma que mas se adapta a su personalidad, es la mejor manera de transmitir a los demas la escencia de uno y de su trabajo. Ser autenticos es fundamental 🙂
¡Gracias! Por un momento he pensado que hablaba conmigo misma y ha sido algo desconcertante 😛
Me ha encantado este post. A mí tampoco me gustan los blogs cargados de colores y de pantallitas que se abren cada dos por tres.
El diseño de blog nunca termina de gustarme, sigo quitando cosas para hacerlo cada vez más minimalista, pero sin perjudicar al lector o visitante.
Pero reconozco que uno de mis peores momentos es elegir el título de lo que he escrito. Mi blog es muy diverso, escribo mis relatos, y cosas de madres, y aunque cada día lo dedico a una cosa (publico diariamente), no sé si queda suficientemente claro.
En fin, que me lio. Simplemente decir que me resulta muy útil. Algo que nunca me había gustado eran los mensajes automáticos, antes no sabía si hacía bien en no meterlos, ahora que te leo, creo que hago bien.
Gracias por tu post.
Un abrazo.
Los títulos son muy importantes, porque son lo que va a hacer que alguien pinche o no en tu contenido. A ver si hago algún recopilatorio de buenos títulos, que por ahora solo he visto listas decentes en inglés.
Lo de los mensajes automáticos es algo que a algunos escritores les funciona, pero personalmente me irritan muchísimo. Me gusta que me traten como a una persona, no como a un número más 🙂