Por ejemplo, prueba a coger un episodio cualquiera de Succession y simplemente describe la trama. No es terriblemente complicada: pasa A, pasa B y luego C. Pero los diálogos, los gestos y el entorno nos están contando D, E, F... y X al cuadrado.
Y ahí, ahí está el secreto detrás de esa literatura que nos emociona, que nos deja temblando, incluso de esa literatura que tiene a los críticos tocándose con alegría durante muchos años más. Ishiguro, Mantel, Unamuno... todos nos están contando A, B y C, sí, pero madre mía todo lo que nos está colando entre esos puntos de acción sencilla. |
Cómo planificar una novela: la escaleta
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