Respecto al relato, seguro que crees que ya lo has oído todo.
Escribe buenos personajes, crea diálogos interesantes y escenarios muy visuales. ¡Necesitas un conflicto! Etc., etc., etc.
También recordarás lo que te decían en el cole: para escribir un cuento necesitas exposición, nudo y desenlace (y otras cosas que, cuando te has hecho mayor, descubriste que no eran tan exactas como te las pintaban).
¿Y si diéramos con un solo factor que le diera forma a tu cuento? ¿Un solo concepto que te permitiera crear verdadero impacto emocional en tus lectores?
¿Y si ese concepto estuviera escondido en un librito en inglés de un profesor de escritura que igual ni te suena?
Pues aquí estoy yo, tu lectora favorita (espero) de libritos olvidados, para desenterrar ese concepto.
Es una idea tan clara que cuando la veas dirás: "aaaah, ¡pero eso es evidente, Gabriella!". Y sin embargo muchas veces ni la tenemos en cuenta. Los cuentos que he visto que fallan o que he olvidado a los cinco segundos tienden a cojear en este punto (por muy bien escritos que estén).
Vamos a verlo en el vídeo de hoy.
(Y, por cierto, si la llegada de septiembre te tiene como con ofuscación y aturdimiento, recomiendo muy mucho mi vídeo de hace dos semanas, que es sobre cómo hacer un reseteo para enfrentarte con motivación renovada a lo que queda de año). |
El secreto para escribir un buen relato
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