Hablaba en la web de la revista Windumanoth sobre el tema de la creación de mundos o worldbuilding, ya que ahora está tan de moda. Y esto de las tendencias es así: hoy todo el mundo habla de ambientación, mañana hablan de diálogos y pasado tocan los personajes.

Hemos leído mucho sobre la construcción de personajes. Crear un personaje complejo tiene el mismo peligro que crear un mundo complejo: puede ser una excusa para no ponerse a escribir. Todo lo que sea planificación es importante, siempre que no sea una manera de evitar enfrentarse a la inseguridad y el perfeccionismo que acompañan muchas veces a la escritura en sí.

No obstante, tengo la teoría de que un buen personaje puede superar incluso una trama tibia o una ambientación mediocre. Tengo la sospecha de que los personajes son el verdadero corazón de la historia. Si puedes empatizar con un personaje, todo lo demás es secundario.

Algunos personajes entorpecen la trama

Creo que un buen ejemplo de esto es la serie The Expanse. Tiene un worldbuilding casi perfecto (tanto que a veces me la pongo de fondo, solo para fijarme en la ambientación mientras hago otras cosas), pero la trama no termina de engancharme. Sé que no soy la única. ¿Por qué?, me preguntaba, porque soy muy de preguntarme estas cosas en voz alta mientras veo series, por lo cual nadie quiere nunca ver series conmigo. No está mal hecha, si bien algunos puntos son predecibles. Y entonces me di cuenta: fallan los personajes. Muchos de ellos son aburridos, planos, no tenemos una historia lo bastante interesante de cada uno (aunque reconozco que solo he visto la primera temporada: puede que su desarrollo posterior solucione esta carencia).

Pero hay personajes que enriquecen. En The Expanse hay algunos que destacan, porque mantienen una línea clara dentro de su obvia densidad, o porque tienen características que los distinguen con fuerza del resto. Esto ocurre, por ejemplo, con la vestimenta colorida y el carácter manipulador y práctico de Chrisjen Avasarala:

Chrisjen_AvasaralaEsta señora

¿Qué hace que ella destaque? Es una olla en ebullición, un crisol de caminos: cuando crees que la conoces, te sorprende, pero nada de lo que hace falla a la coherencia total del personaje. Muchos escritores que empiezan creen que un buen personaje sale de la nada. Te lo imaginas, buscas una imagen por internet de una cara que te gusta y se la pones. A lo mejor hasta le haces una hojita de datos y cualidades, como en el rol. Y se sorprenden cuando los lectores no consiguen meterse en la historia. Algunos hasta dicen que no se han podido identificar con los personajes. Lo sé, me ha pasado.

Los lectores no son narratólogos, así que con frecuencia no saben realmente expresar lo que están sintiendo. Muchas veces el «no me he podido identificar con tu personaje» significa que has creado un personaje plano, con matices escasos, o has dado con una mary sue: alguien tan perfecto que ningún lector puede quererlo. Pero eso no explica que tantos lectores se enamoraran en su momento del personaje de Superman, por ejemplo (por lo menos, con el original). Aparte de un contexto social y cultural que haga que un personaje sea más o menos popular, creo que el truco está en la coherencia. Por su personalidad y ética, un personaje como Superman no mataría a uno de sus enemigos, y si lo hiciera eso tendría que tener una serie de consecuencias concretas para la trama y el personaje.

El problema no es que tu personaje sea perfecto: si muestras un personaje que en cada una de sus acciones demuestra que es perfecto y lo llevas hasta sus últimas consecuencias, los lectores sí entenderán a ese personaje. El problema de las mary sue no es que sean perfectas: es que el autor proyecta sus propias cualidades, idealizadas. Crea una especie de valle incómodo donde nosotros percibimos como defectos irritantes cosas que el autor considera virtudes.

Hay muchas maneras de crear personajes con cierto grado de complejidad. Y hay una técnica para mantener la coherencia en esa complejidad que me ha llamado muchísimo la atención, tanto que quería compartirla con vosotros.

la creación de un personaje complejo y coherente

Lo escuché en el podcast Self Publishing Podcast, concretamente en este episodio, donde la invitada, Lisa Bloom, analizaba las «historias» personales y reales de los entrevistadores y extraía una serie de conclusiones que pueden aplicarse a la creación de cualquier historia de ficción. Lisa encontraba patrones de comportamiento y pensamiento en aquellos que le contaban sus historias (una suerte de «análisis psicológico de ficción»), basándose en tres momentos cruciales de sus vidas.

Si aplicamos esto a la escritura, obtendríamos una trama donde las características de los personajes están perfectamente implementadas. Iríamos mucho más allá del clásico «era rubia, de ojos azules y presumida» del escritor aficionado y pasaríamos a una elaboración completamente verosímil de un personaje redondo.

Cómo aplicar esta técnica

Voy a explicaros cómo aplicaría yo esta técnica de Lisa:

  1. Coge a tu personaje (mejor un personaje protagonista) y dale tres adjetivos. Hasta puedes seleccionarlos al azar. Prueba, por ejemplo, esta maravillosa herramienta que crea fichas de personajes de manera aleatoria.
  2. Yo he elegido al azar los siguientes adjetivos para mi personaje (llamémosla Mariví): Mariví es entrometida, vengativa e impaciente. Qué le vamos a hacer, me gustan más los defectos que las virtudes en un personaje,
  3. En ningún momento de tu obra deberás decir que Mariví es entrometida, vengativa e impaciente. Recuerda: muestra, no expliques.
  4. Crea tres momentos cruciales en la vida de Mariví que reflejen ese carácter. Los momentos cruciales suelen ser momentos de cambio, momentos en los que Mariví empieza a ver las cosas de otra forma, tiene alguna revelación personal, etc. No tienen por qué ser momentos de gran crisis e impacto como una muerte, la primera relación sexual, un accidente, etc. Muchas grandes revelaciones personales surgen a raíz de una conversación, una pelea o mientras estás metido en la bañera sin pensar en nada.
  5. Intenta integrar esos tres momentos en la trama (ya sea como recuerdo, algo que le ocurre directamente, algo que aparece en el comentario de otro personaje, etc.). Mariví puede ser consciente de sus patrones de comportamiento y pensamiento y reflexionar sobre ello, o puedes simplemente mostrarla de esa manera: que todo el mundo vea esos patrones, pero ella misma no se dé cuenta.
  6. El resultado es que tienes una actuación clara y coherente del personaje en la trama. Cuanto más complicados sean esos adjetivos, mayor humanidad le darás a la trama. A lo mejor, más que entrometida, Mariví es insegura y quiere ganarse el afecto de los demás intentando siempre hacer cosas por ellos, incluso cuando nadie las quiere ni las pide. Tal vez no es que sea vengativa, es que esa inseguridad lleva a Mariví a pensar que nadie agradece sus intentos de ayudar, y se «venga» de esas personas hablando mal de ellas a sus espaldas. Puede que su impaciencia se deba a que tiene poco autocontrol y quiere cualquier recompensa o reconocimiento AHORA, y de ahí su frustración.
  7. ¿Veis? Si Mariví representa esos rasgos de su carácter en tres momentos cruciales de su historia personal, tendremos una trama muchísimo más consistente y profesional. Sobra decir que en el resto de la trama tendrá que mantener esa línea: no podrás hacer que tenga un comportamiento generoso y compasivo hacia alguien que la ha ignorado, y si lo haces tendrás que explicar el porqué.

A lo mejor tener tanta precisión psicológica os puede parecer difícil. Al fin y al cabo, para representar patrones en un personaje hay que saber reconocerlos en personas reales. Prueba a hacer este juego con amigos o contigo mismo/a, y verás qué pronto le coges el truco:

Cómo practicar esta técnica con personas reales

  1. Piensa en los tres momentos que para ti fueron cruciales en tu vida: aquellos que para ti tienen mucho más significado que el resto, y pregúntate por qué. ¿Qué tienen en común esos tres momentos? Eso que tienen en común define un patrón que posiblemente apliques a otras situaciones en tu vida.
  2. Ahora prueba a hacerlo con un amigo o familiar de mucha confianza. Pregúntale por esos tres momentos especiales e intenta analizar qué tienen en común. Si ves que te cuesta encontrarlo, hazlo con varias personas diferentes hasta que empieces a ver esos puntos clave. Pronto irás viendo qué tienes que mirar exactamente.
  3. Prueba ahora a coger alguno de esos patrones que has descubierto, junto con esas tres situaciones, y crea una trama o historia nueva con esos elementos. Descubrirás que es una trama potente, con mucha más fuerza que una historia que simplemente cogiste de la nada.
  4. Este ejercicio, claro, puede hacerse también al leer cualquier novela. Cuanto más atentos estemos a este tipo de visión de los personajes, mejor desarrollaremos los propios.

Personalmente me parece una técnica fantástica, que puede llevarse a cabo sola o en combinación con otros ejercicios de creación de personajes, y ya estoy analizando algunos de los momentos cruciales de mis protagonistas. Si vosotros lo intentáis, no dejéis de contarlo en los comentarios.


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