No lo sabéis, pero esta mañana ha tenido lugar una dura batalla en mi casa.
Ha sido entre mi cama y vosotros.
No os engaño: teníais todas las de perder.
Mi cama es tremendamente lujuriosa. Tiene un colchón finito y mullido encima del colchón normal; es una delicia a la escandinava que conseguí en unas rebajas de Ikea. Tiene un bonito cobertor de jacquard y una manta peludita y muy suave. Tiene varias almohadas y cojines. Es una cama con un poder de seducción inconmensurable (y creo que con esto ya he gastado las veces que se nos permite a los escritores utilizar la palabra inconmensurable). Hasta tiene un gato negro encima, que de vez en cuando se estira y me mira con ojos de incredulidad. No, él tampoco entiende cómo puedo salir de ese paraíso.
La batalla ha sido dura, amigos, pero, contra todo pronóstico y apuesta, al final habéis ganado vosotros.
No es que yo vaya a levantar el país con este artículo, ni voy a cambiar vuestras vidas. Pero a veces sueño con que sí. Tengo fantasías disparatadas en las que alguien lee este artículo y escribe la Gran Novela Española. Y luego me escribe para restregarme que ha ganado algún premio nacional y yo lo odio y me arrepiento enormemente de haber escrito este artículo.
Pero mejor no sigo con ese hilo de razonamiento.
Hoy vengo a hablaros de los siete métodos más comunes para planificar una novela. Son los más comunes, supuestamente, porque son los que suelen dar mejores resultados. No os preocupéis, ahora analizaremos por qué.
Recordaréis que el viernes hablamos del método de Chandler Bolt para planificar un libro, utilizando el braindumping y el mindmapping y todos esos anglicismos tan molones. Al poco de escribirlo, dándole vueltas al tema de la planificación de novelas, encontré este infográfico de NowNovel y fui a compartirlo, pero luego me di cuenta de que se podría ampliar bastante el tema, explicando uno por uno cada proceso. En el blog de NowNovel también hay un artículo (en inglés) sobre ello, y os recomiendo echarle un vistazo si os defendéis con el idioma. Pero, como quiero haceros la vida más fácil, en este artículo mío voy a explicar un poco en qué consiste cada método y cómo puede aplicarse, en mi experiencia y escasa sabiduría, a la creación narrativa.
Antes de nada, una anotación. Generalmente se suele clasificar a los escritores en dos tipos: escritores de brújula y escritores de mapa. Los escritores de brújula tienen todo muy claro en su cabeza, pero se dejan arrastrar por las musas, a ver qué ocurre en la historia. Los de mapa planifican. También hay cosas intermedias, como servidora, pero quiero dejar claros estos dos conceptos para que analicéis qué tipo de escritores sois y veáis cuáles de los métodos que veremos a continuación se adaptan mejor a vuestro proceso.
Hay quien dice que ser escritor de brújula es abocarse al desastre, pero conozco al menos dos escritores de brújula que escriben sin esquemas y que lo hacen muy bien. También es cierto que suelen dedicar mucho tiempo a planificar escenas y personajes en su cabeza antes de ponerse a escribir. La mayoría de las personas necesitamos apuntar toda esa información para no volvernos locos. En serio, porque haya dos personas capaces de escribir a lo suicida, no cometas el error de creer que eres uno de ellos, sobre todo si no tienes la experiencia de varias novelas a tus espaldas que te lo confirmen. Uno de los problemas más comunes que he visto en los autores que conozco es que a la hora de corregir y editar se topan con atascos gordos de coherencia y contenido que les quitan mucho tiempo y les dan grandes quebraderos de cabeza. Con una buena planificación, esto no ocurre. Puede ser incluso peor: puedes verte tirando 90000 palabras a la basura por no planificar de forma adecuada. Sí, estáis hartos de que os cuente mi gran tragedia. Lo siento. Vayamos a la lista de métodos.
¿Preparados? ¿Seguís conmigo? ¡No me hagáis arrepentirme de haberos elegido a vosotros en vez de a mi maravillosa cama!
1. El método tradicional
(O: Mejor me organizo un poco antes de empezar)
Seguramente este sea el método que más usamos todos. Se trata de ordenar lo que vamos a escribir en secciones, normalmente capítulos. También hay quien divide por escenas, un método que se asocia más a lo que se conoce como escaleta.
¿Qué es la escaleta?
Me alegro de que me lo preguntes. Bueno, no, no me alegro nada, porque responder a eso ya pueden ser unas 500 palabras más en este artículo.
Veréis, la escaleta es una de esas cosas misteriosas que, según a quien le preguntes, varía. Sí, una escaleta cinematográfica es algo muy claro y definido. Pero ¿cómo aplicarlo a la escritura de una novela? En una simple búsqueda en Google encontraréis como mínimo cuatro o cinco versiones diferentes de cómo enfocar y realizar una escaleta narrativa. Pero suelen coincidir en la división del texto por escenas, por lo que yo la incluiría en este apartado.
En el fondo, todo vuelve a lo mismo: en el método tradicional, se ordena la novela por secciones: ya sea por ideas (ordenadas cronológicamente), pasos, capítulos o escenas. Es la forma más utilizada. Yo la uso cuando escribo con otra persona, por pura supervivencia de ambos. Para escribir en solitario, suele ser un método que utilizo a posteriori, cuando ya tengo escritas todas las ideas y recortes y resúmenes de escenas, para ordenar todo el barullo en mi cabeza.
Hay muchas maneras de aplicar este método. Es común usar tarjetas, porque luego puedes cambiarlas de sitio y experimentar con un orden diferente; además es una forma muy visual de tener toda tu trama delante. Con programas como Scrivener, ni siquiera es necesario tener tarjetas de papel, el programa te proporciona un tablón virtual donde organizarte. También puedes usar un cuaderno, con una hoja por cada capítulo (donde pondrás el resumen de escenas). Sospecho que esto explica por qué gente como Gloria T. Dauden o Victoria Álvarez está convirtiendo su casa en una sucursal de PaperBlanks.
Este método también ayuda mucho a los que necesitamos controlar la extensión de cada capítulo y de la obra en general, por aquello de exigencias editoriales y facilidad de lectura.
2. La sinopsis
(O: Voy a soltarlo todo de golpe pero en pequeñito)
Otro sistema bastante común. Es, básicamente, hacer un resumen de tu novela. Aquí no te preocupes por capítulos ni separación de escena, tiras millas y lo sueltas todo. Al tener una cualidad más narrativa, menos estructurada, este sistema funciona mejor para autores que sienten que las escaletas y similares ahogan su creatividad.
Esta sinopsis o resumen es para tu uso particular, claro, pero es muy útil a la hora de componer las sinopsis que tendrás que mandar a editoriales, agentes y etc. Saber resumir tu obra de manera atractiva es una habilidad crucial para un escritor que busque editor, o para un escritor que necesite hacer un poco de copywriting para embaucar atraer a su público.
Este ejercicio puede combinarse además con el freewriting o escritura libre. Si todavía te faltan partes de tu novela por decidir, puede liberar tu imaginación y actuar como una tormenta de ideas dirigida, que te dejará mucho más claro todo lo que no terminabas de encajar. Se parece un poco al método del borrador cero (que veremos más adelante), pero la idea no es simplemente escribir todo lo que pasa en tu texto, sino crear una sinopsis convincente y luego irla desarrollando.
3. El método copo de nieve
(O: Soy programador informático, pero también escribo)
Ya se ha hablado mucho de este método, y aquí os dejo una explicación pormenorizada de cómo se utiliza. Parte de una sinopsis ultrarresumida (una sola frase) y la va ampliando, nivel a nivel, hasta ir formando escenas, capítulos, etc. Imagínate una célula que se multiplica, una y otra vez, creando un cuerpo complejo multicelular. O una madriguera con dos conejos que se dedican a tener conejitos, que a su vez se dedican a tener conejitos, que a su vez… Eso.
Lo bueno de este método es que le proporciona una buena organización a todo el trabajo de creación previo: te enseña a crear buenas hojas de personajes y otros recursos que sirven para ampliar tu worldbuilding. Es muy útil para gente que gusta de tenerlo todo muy estructurado y que trabaja con novelas con un orden bien definido. No es apto para aquellos que necesitan cierta libertad creativa durante el proceso de escritura, para los que trabajan con novelas experimentales, vanguardistas ni para los que eligen la subcategoría «posmodernismo» en Amazon*.
Otro aspecto interesante de este método es que no solo sirve para planificar desde cero: también puede utilizarse para darle estructura y coherencia a una novela ya escrita o en proceso.
4. El método de los tres actos
(O: Si ya le funcionaba a Aristóteles, por algo sería)
Esto es lo que nos enseñan en el colegio: las novelas (y relatos) se dividen en exposición (o introducción), nudo (o desarrollo) y desenlace (o conclusión).
Es una estructura que sigue utilizándose, bien porque funciona o bien porque nos hemos acostumbrado tanto a ella que ya cualquier otra cosa nos resulta un poco extraña.
¿Cómo aplicarla a tu novela?
Hay mucho debate acerca de qué escenas meter en cada parte, de hasta dónde llega cada una, etc., etc, etc., por la simple razón de que una de las formas más comunes que tenemos los escritores de procrastinar es hablar y opinar sobre escritura. En NowNovel lo explican así:
Lo que se resume en esto:
- Con esta estructura, el primer cuarto de tu novela será el primer acto (exposición). El último cuarto será el tercer acto (desenlace). El 50% que queda en mitad será el segundo acto (nudo).
- El primer acto necesita de tres elementos principales: 1) La escena de apertura ya presenta al personaje, al entorno y al conflicto; 2) el evento desencadenante ocurre pronto, y pone a tu personaje en el camino que lo llevará al conflicto principal; y 3) el conflicto principal o primer punto de inflexión se presentará al final del primer* acto. También se conoce a este punto como el punto de no retorno para el personaje.
- En el segundo acto, la acción deberá llegar a su clímax justo a la mitad. A veces esto se conoce como inversión, porque lo cambia todo. El segundo acto finaliza con un nuevo punto de inflexión.
- El tercer acto llega a un nuevo clímax y finaliza con una resolución del conflicto.
¿Complicado? Sí, pero muchas novelas siguen este esquema tal cual (en novelas de fantasía, sobre todo, está clarísimo). Es un sistema eficaz, un modo de mantener el interés del lector y el buen ritmo. Creo que puedes adoptarlo si lo que buscas es una lectura rápida y que se venda bien, pero estoy muy lejos de considerarlo obligatorio. Mantener la tríada básica exposición-nudo-desenlace puede ser importante, pero considero que todo lo demás queda al gusto del autor. Recuerdo una reseña que leí a una buena novela que se pasaba el esquema antes enumerado por sus partes más íntimas, y donde se le criticaba, por ejemplo, que no presentase personaje, entorno y conflicto en las primeras páginas. El reseñador estaba claramente enfadado porque no se seguía un dictamen que le parecía indispensable (y esta es la razón por la que es preferible que no te reseñen escritores).
Otro ejemplo que me parece interesante es La cosecha de Samhein (ya, ya, tiro de lo que mejor conozco, perdón), el primer libro de El ciclo de la luna roja. Se le criticó que tardaba en enganchar, ya que no se presentaba el conflicto ya en el primer capítulo. Y sí, es cierto, tarda en enganchar. Pero el juego de empezar presentando tópicos de la literatura juvenil para luego darles la vuelta al completo con la presentación de Rocavorancolia y el rollito prejuegosdeljambre de «vamos a morir todos» a mí (y a muchos otros lectores) me cautivó. Me pareció original. En este sentido, se sacrificó salida comercial (enganchar al lector desde las primeras páginas, que no abandone el libro) en aras de una mayor riqueza textual. ¿Arriesgado? Sí, desde luego.
No, este sistema no es indispensable. Es útil si quieres vender más libros y tener enganchados a tus lectores, pero no es indispensable para hacer una buena obra, os lo prometo.
Lo que sí podría ser indispensable (si quieres vender más de tres libros), repito, es respetar la clasificación básica: exposición, nudo, desenlace. Todo lo demás depende de tus ganas de jugar al juego al que quieren jugar tus lectores (y pocos quieren jugar al ajedrez, eso te lo aseguro).
5. El método del viaje del héroe
(O: Sí, voy a seguir hablando del ciclo de la luna roja)
Basado en el estudio de mitos de Joseph Campbell, este método parte del hecho de que muchos mitos comparten ciertos elementos (Propp también tiene muchas teorías interesantes al respecto, como seguramente sabréis). Se supone que puede haber hasta 17 pasos, pero el viaje del héroe se divide, en su esquema más básico, también en la tríada aristotélica de exposición-nudo-desenlace. Campbell define a estas tres secciones como separación (o partida), iniciación y retorno. Y se desarrolla así:
- En la primera sección, el protagonista recibe una llamada a la acción y la rechaza. Luego se encuentra con un mentor o entidad sobrenatural y cruza a un mundo diferente. Así pasa a la segunda sección.
- En la segunda sección, el protagonista sufre todo tipo de pruebas y tentaciones, está a punto de morir o de perderlo todo y entonces recibe una gran recompensa.
- En la tercera sección, el protagonista debe regresar al mundo normal y puede que allí tenga una gran persecución o enfrentamiento, pero triunfa al final.
Aquí El ciclo de la luna roja también realiza un juego interesante. La cosecha de Samhein es, totalmente, sobre el encuentro de los personajes con el nuevo mundo mágico. En Los hijos de las tinieblas, vemos todas las pruebas y tentaciones, todas esas casi-muertes (o muertes a secas, ejem). En La sombra de la luna, esperamos, por tanto, el regreso al mundo real y la batalla última, donde los héroes se enfrentan al adversario.
Nos sabemos tanto esta estructura que nos gusta cuando le dan un giro inesperado bien hecho. No quiero estropearle a nadie el final, así que me limitaré a decir que en la tercera sección (La sombra de la luna), este mandamiento se pone patas arriba.
Lo bueno de esta estructura, como veréis, es que se sigue utilizando porque funciona, pero ese uso repetido permite que el autor se tome libertades y juegue con las expectativas del lector. Siempre que sepa hacerlo bien, claro, que trastocar fórmulas ancestrales es un deporte peligroso.
6. El método de la pirámide de Freytag
(O: Cómo usar una pirámide o un hoyo para vender libros)
La piramide de Freytag es otro método que parte de estructuras reconocidas de narrativa y no es muy diferente de los puntos anteriores. La novela se dividiría en los siguientes puntos:
- Exposición: Se ofrecen los datos más importantes para empezar a entender la obra.
- Desarrollo: Comienza a ampliarse la trama.
- Punto decisivo: Una decisión fundamental, una gran revelación… se trata de un momento de cambio importante.
- Clímax (punto culminante): El momento de mayor tensión, resultado del punto anterior.
- Desenlace: El clímax va bajando y vamos conociendo sus consecuencias.
- Final: Se cierra la trama.
Por seguir con el ejemplo anterior, el clímax de El ciclo de la luna roja estaría en el momento en que sí, FINALMENTE, sale la dichosa luna que ha tenido tan preocupados a todos los pobres niñitos perdidos en Rocavarancolia. Como es evidente, las consecuencias de la salida de la luna serán las que acelerarán la acción en dirección a una gran batalla que culminará en la resolución final. En esta imagen de la Wikipedia podéis ver la representación gráfica de esta estructura:
¿Os suena? Hay otra forma de verlo, invertida, concentrada en el conflicto. Hablo del «hombre cae en agujero» de Vonnegut. En el fondo, considero que son más o menos lo mismo, si bien uno pone el enfoque en ir poco a poco aumentando la tensión dramática y el otro en ir poniéndole las cosas cada vez más difíciles al personaje (esto es: exactamente lo mismo). Lo importante es la presentación de un conflicto para crear tensión hasta el punto de clímax, y luego ir solucionando dicha tensión hasta llegar a la resolución final.
O por lo menos es lo importante para crear un libro comercialmente apetecible, según Vonnegut. Matthew L. Jockers analizó el tema a fondo, estudiando las estructuras de grandes novelas y llegó a la misma conclusión. Escribí más sobre el tema aquí.
7. El método del borrador cero
(O: Cómo planifico si soy escritor de brújula)
Considerado el mejor método para aquellos que gustan de ir por libre y no planificar nada, también se conoce como borrador de descubrimiento. La idea es que vas descubriendo de qué va tu novela conforme vas escribiendo un primer borrador resumido y guarro. Este método es además fenomenal para cargarse inseguridades y bloqueos, porque sabes que luego ya te tocará volver y convertir tu borrador en algo que merezca la pena.
Según NowNovel, puede ser un borrador muy extenso, incluso de 100 o 200 páginas. Sí, es casi un libro, solo que te saltas los detalles, escribes rápido y dejas muchas notas de cosas que luego tendrás que comprobar, documentar y ampliar (ya sabéis, notas como: «investigar cuánto se tarda a caballo entre Neptuno y Plutón», «describir palacio de la reina de las hormigas mutantes» o «insertar escena de doble penetración aquí»).
Lo bueno de este método del borrador rápido para planificar tu novela es que descubrirás enseguida si hay aspectos de tu trama que no se sostienen, sin tener que dedicarte luego a una edición compleja y desquiciante para arreglar todos los problemas del libro (si es que pueden arreglarse). Te encontrarás con posibles problemas antes de ponerte a escribir el libro definitivo, y eso vale su peso en oro, aunque, al ser un concepto abstracto, no pesa nada y por tanto esa es una comparación realmente mala, Gabriella.
8. BONUS: Escribir desde el centro
(O: Encontrar primero la chicha y luego escribir el resto)
Aparte de los siete métodos propuestos, me gustaría exponeros otro del que ya os he hablado en otras ocasiones, el método de James Scott Bell. Bell analizó un buen montón de novelas clásicas y modernas de alta calidad y encontró que tenían algo en común: la esencia de la trama se revelaba en el centro físico de la novela, en un momento de reflexión (consciente o no) que él llama momento del espejo. Para Bell, era evidente que estos escritores tenían muy claro cuál era el corazón de su argumento y eso les facilitaba crear un texto multicapa que realmente llegaba al lector.
Así que se planteó lo siguiente: ¿por qué no empezar al revés? En vez de analizar cuál es la esencia de nuestra novela una vez la hemos terminado, ¿por qué no encontrar esa esencia y construir la novela alrededor? Os recomiendo muy muchísimo su libro, donde detalla este método, pero os lo resumo aquí, muy brevemente.
Scott Bell expone dos métodos, uno para escritores que gustan de planificar con orden y lógica, y otro para los que escriben con brújula.
Para los planificadores:
Bell habla de signpost moments, momentos clave o señal en la novela. Esta sería la estructura propuesta, compuesta de estos momentos clave:
- Problema de apertura: Cualquier conflicto o problema, que se presenta ya en la primera escena.
- Personaje afectivo: Presentación de alguien que se preocupa por el protagonista, alguien importante para él/ella.
- Argumento en oposición a la transformación: El personaje expresa alguna idea o convicción que se habrá transformado para cuando lleguemos al final de la novela. Es un punto que marca el inicio de la transformación del personaje. Un ejemplo claro está en todas esas novelas donde el personaje está loco/a por salir de su pueblo natal, pero al final tiene unas ganas de volver a casa que no puede con ellas.
- Se aproxima una tormenta. Debe de haber alguna indicación de que todo no va a seguir tan tranquilito como hasta ahora.
- Puerta de no retorno 1: Lanza al personaje a los enfrentamientos del segundo acto (nudo).
- Patada en la espinilla: Al intentar avanzar y resolver el problema, el personaje se enfrenta a un nuevo problema que le pone las cosas aún más difíciles.
- El momento espejo. Este es un momento clave en la estructura de Bell, ya que es el momento en que el personaje se mira en el espejo (no literalmente, aunque también puede hacerse) y se pregunta en qué se está convirtiendo, quién es. Este es el momento en que se refleja la esencia de la trama, el corazón de tu obra. Es una clave autorreflexiva fundamental, y para entenderla recomiendo, una vez más, que se lea el libro completo de Bell.
- Acaricia al perro. Aun metido en un embrollo terrible, el personaje ayuda a alguien más débil, muestra su humanidad. Considero que esto puede ser muy eficiente para provocarle un poquito de empatía al lector, incluso hacia el personaje más despreciable.
- Puerta sin retorno 2: El personaje realiza un descubrimiento o encuentra una pista clave, que lo dirigirá inevitablemente al enfrentamiento final.
- Se acumulan tropas: El adversario, a sabiendas de que el personaje ya se ha puesto en marcha, acumula fuerzas/tropas/maldades en preparación.
- Se apagan las luces: El momento más oscuro para el personaje, en que parece que todo se ha perdido.
- El factor Q: Llamado así en honor al personaje Q en las aventuras de James Bond, que siempre le daba artilugios que luego lo sacaban de los peores apuros. El personaje consigue salir de ese momento oscuro del punto 11 usando alguna herramienta (física o metafórica) que se le ha proporcionado al principio de la novela. Para esto recomiendo que leáis este artículo de Víctor Selles en el blog de Lecturonauta sobre el foreshadowing o la anticipación en la narrativa.
- La batalla final: ¿Superará el personaje a su adversario (sea, también, una persona física o un conflicto moral)? ¿Tomará las decisiones correctas?
- Transformación: Normalmente el último capítulo del libro nos muestra de algún modo lo que ha cambiado el personaje, ya sea para bien o para mal. El tipo de transformación será lo que más afectará al impacto emocional en el lector.
Y, para los escritores de brújula, propone las siguientes preguntas:
- ¿Cuál es tu personaje principal? ¿Cuál es su problema?
- ¿Tiene tu personaje principal un defecto moral que está haciendo daño a otros? Si no es así, ¿puedes otorgarle uno?
- Una vez integrado este defecto, analiza qué lo ha causado. Métete a fondo en su trasfondo para averiguar de dónde procede.
- ¿Quieres terminar el libro con un final positivo? Entonces, ¿cómo supera ese defecto y se transforma? ¿Cómo será esa escena?
- ¿Quieres escribir un final oscuro? ¿Cómo encontrará tu personaje su oportunidad de transformarse y cómo lo rechazará?
- Y ahora, lo más difícil: diseñar el momento espejo. Si tu personaje estuviera frente a un espejo, justo a mitad de la novela, ¿qué se diría a sí mismo/a?***
Aunque me gusta la planificación, reconozco que estas preguntas de Bell me han explicado mucho sobre la novela que ahora estoy corrigiendo. El hecho de que el final parta, precisamente, de una decisión moral del personaje, me proporciona una guía clara de cómo ha llegado hasta ese punto y me permite dejárselo también un poco más claro al lector. Creo que estos conceptos que expone Bell pueden servir también para novelas en proceso u obras ya terminadas.
Ahí los tenéis, 7 (+1) métodos más comunes (y posiblemente eficientes) para planificar una novela, basados en estructuras de novelas y narraciones de gran éxito (ya sea comercial y/o de calidad). Repito que podéis añadir a estos el método de Chandler Bolt, que además integra el trabajo diario como herramienta indispensable. Como veis, escribir es un acto libre y creativo, pero también puede beneficiarse de una construcción deliberada y ordenada de trama. No dejéis de contarme en los comentarios los métodos que habéis probado vosotros y cuáles os funcionan mejor.
Y ya veis, ya estoy en pie, habéis alejado de mí el dulce canto de sirena de una cama tentadora (que, por cierto, sigue sin hacerse).
Ahora igual toca quitarse el pijama.
*Vale, es posible que no exista esa categoría en Amazon. Pero debería. También abogo por una sección de «libros donde el narrador se saca pelusas del ombligo durante más de 300 páginas» y «mujer blanca heterosexual se casa con un hombre que le pone los cuernos y dedica el resto de la novela a reencontrarse consigo misma con ayuda de sus amigas, un amante cachas y mucho helado de chocolate».
**En el texto original dice segundo acto, no primero, pero imagino que será una errata.
***Obviamente, no tiene que estar físicamente frente a un espejo. Este no es más que un recurso para que el protagonista se analice y exprese sus pensamientos en esta etapa de su camino.
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Como siempre, un artículo fantástico, Gabriella.
En mi caso, me he dado cuenta al leerte de que yo mezclo un poco varios de estos métodos. Me gusta mucho la estructura en tres actos, así que la que suelo utilizar bastante (mis tres últimas novelas largas terminadas son así, y también las dos que tengo entre manos actualmente, así que está claro que es de mis favoritas). Una vez elegido lo más importante que pasará en cada acto, utilizo el «método tradicional», y hago un resumen de capítulos por acto. Sin embargo, me gusta experimentar. Por ejemplo, a veces lo hago en plan mapa total, decidiendo capítulos exactos y todo lo que pasa en cada uno antes de comenzar a escribir, y otras hago una mezcla mapa/brújula: tengo decididos algunos puntos clave que no quiero que cambien, pero el resto de cosas las dejo para cuando escribo, para no cerrarme demasiado a posibles arrebatos de creatividad.
También he hecho alguna vez otra cosa en relación a esto último, que es la siguiente: primero, hago mi división típica en tres actos, pero desarrollo solo el primero y decido tan solo los puntos clave de los siguientes. Cuando termino de escribir el primer acto, desarrollo el segundo en base a los puntos clave que ya tenía y a lo que haya escrito, y así me aseguro de que las líneas argumentales que hayan podido surgir se mantengan a lo largo de la historia y no queden olvidadas. Y cuando termino de escribir el segundo, vuelvo a hacer lo mismo con el tercero. Puede parecer un método algo caótico, pero a mí me funciona. Me proporciona los «puntos de agarre» suficientes como para no perderme en la historia y quedarme sin saber cómo continuar, y al mismo tiempo me da bastante espacio para no ahogar mi creatividad.
Y todo esto suelo mezclarlo un poco con el método del «borrador cero». Me explico. Yo soy una persona que siempre está imaginando historias, desde hace muchos años, pero mi tiempo para escribir es limitado. Eso significa que, cuando escribo una historia, muchas veces lleva en mi cabeza desde hace años. Hace unos días he acabado una novelita corta infantil basada en un relato que escribí hará cinco o seis años, y que llevaba queriendo ampliar desde entonces. La novela que voy a publicar en enero llevaba en mi mente desde 2011. La primera novela que fui a escribir en su día, con 17 años, la dejé aparcada para más adelante en favor de otra, pero tengo intención de escribirla en algún momento (y ya han pasado más de siete años desde entonces). Tengo historias imaginadas desde que estaba en primaria, que fueron evolucionando durante la secundaria, y que tengo bastante claras desde la universidad, y aún no sé cuándo las escribiré.
Me enrollo como las persianas. Lo que quiero decir es que, cuando empiezo una historia, normalmente lleva tanto tiempo conmigo que estoy deseando acabarla, no por quitármela de encima, sino por las ganas de tenerla terminada. Es por eso por lo que hago un primer borrador que podríamos llamar «sencillo» (o simple, como quieras), y que me obligo a continuar hasta que acabe. Una vez terminado, básicamente hago correcciones hasta hartarme, pero no son las típicas correcciones. En esas correcciones me dedico a ampliar y desarrollar cosas que no hice la primera vez. Es como si el borrador fuera los huesos de la historia, y en las correcciones añado la carne a ese esqueleto básico.
Por ponerte un par de ejemplos, la novela que voy a publicar en enero la envié al premio de Plataforma Neo el año pasado, y entonces tenía unas 67.000 palabras. Ahora son alrededor de 84.000, y la considero infinitamente mejor que esa versión (que ya tenía algo de carne, ojo). La novela que con la que quedé finalista en el premio de Plataforma Neo del año pasado tenía entonces 240 páginas. Ahora son unas 360, por lo que ha aumentado sobre un 50%. Con este método puedo centrarme primero en «quitarme lo gordo de encima», y después puedo ahondar más en descripciones, diálogos, sentimientos, pensamientos, etc. Para mí es una forma también de asegurarme de que profundizo lo suficiente, pues en cada corrección pienso con cada escena cómo podría mejorarla, cómo podría darle más profundidad. Sé que quizás pueda ser un método extraño, y que seguramente desesperaría a muchos escritores, pero a mí me funciona bastante bien, que es lo que cuenta, ¿no?
Y como me he enrollado bastante y a lo mejor ni recuerdas el principio del comentario, lo vuelvo a repetir: un artículo fantástico.
«Sé que quizás pueda ser un método extraño, y que seguramente desesperaría a muchos escritores, pero a mí me funciona bastante bien, que es lo que cuenta, ¿no?».
Así es, lo importante es lo que le sirve a cada uno. De hecho, el método que describes se parece mucho al mío. Tras realizar los esquemas básicos (después del proceso caótico-creativo de gestión de ideas que ya comenté en el artículo) y la escritura del armazón, voy luego reescribiendo y rellenando en varias fases de corrección. Puede que no sea un método muy común, porque la mayoría de los escritores tienden a sobreescribir, pero yo tengo el problema contrario y prefiero quitarme todo de encima, como bien dices, y luego pintar las escenas.
La verdad es que hasta que has comentado tu caso no conocía a nadie más que hiciera lo mismo. Puede que esté asociado con el hecho de que en algunas profesiones estamos acostumbrados a trabajar por fases (en mi caso como correctora y en el tuyo como traductor), con primeras revisiones/trabajos rápidos y luego revisiones/trabajo más en profundidad. También tiene que ver con los tiempos que tienes disponibles para escribir. Yo tengo días en los que tengo que escribir mal y corriendo y no me queda energía mental para escribir «bien»: me limito a avanzar en lo básico y dedicar luego tiempos de mayor concentración a la reescritura.
Hola! Muchas gracias por este artículo. Fíjate que yo sí creo que vas a cambiar alguna vida, como la mía por ejemplo, que desde que retomé esto del escribeo (sé que esta palabra no existe, pero tengo una tarde de aquella manera) vengo mucho a tu blog, cuando no vienes tú por Facebook o email, y me rescatas de los días malos. Voy a hacer con esta entrada lo que hice con la última tuya que leí («Cómo planificar tu libro usando el «braindumping»): imprimirla, para leerla y releerla. Gracias de nuevo por tu trabajo. Si algún día vienes por Granada te llevaré de tapas y leeremos juntos «Sortilegio», de Clive Barker… planazo. Y hasta sin tapas.
Me alegro muchísimo de que sirva para algo, en serio, Óscar. Y ya sabes que el que alguien hasta se imprima un artículo mío me parece un gran honor 😉
Un artículo de risa. ¿Por qué de risa? Aparte de las épicas batallas entre la seductora cama y los lectores, y de los subtítulos de los métodos, me he reído mucho por dentro al darme cuenta de una de las dos novelas que estoy reescribiendo sigue casi punto por punto el esquema de Scott Bell.
Genial artículo, incluso diría que más útil que de costumbre. Te superas, este es de difusión obligatoria XD
Es un esquema que probablemente tendrás bien implementado, porque lo vemos muy a menudo en libros que funcionan 😉
Me ha gustado mucho el artículo, sobre todo porque siempre tengo dudas de cómo planificarme al escribir (a mi siempre me han dicho que empiece por el final) y siempre escribo sin planificación.
Y lo de tener una ligera planificación-estructura para los desordenados como yo también mola, que ya el año pasado intenté completar el desafío de nanowrimo y a los pocos días eso era un barullo de ideas que pa qué.
¿Por cierto podrías hacer una entrada sobre el tema de las novelas? Es algo que me parece importantísimo y que nadie parece prestarle demasiada atención. Y Miguel tiene dudas.
Buenísimo el artículo Gabriella.
Me ha dejado un poco mal cuando he visto que la novela que estoy escribiendo no me encaja con ninguna (quizás sea porque no tiene protagonista) pero bueno, me consuelo sabiendo que para la próxima el artículo seguirá aquí. ¡Saludos!
Querido Ebo: Nada que comentar, pero dile a Gabriella que este artículo de hoy ha sido legendario.
Gabriella, seguro que no seré yo quien escriba la Gran Novela Española, pero igualmente te agradezco enormemente el gran trabajo que has hecho con este artículo. A mí me has ayudado mucho y aclarado muchas cosas. Así, que he de decirte que has tomado una gran decisión y como premio por tu gran labor, mañana puedes quedarte en la cama un ratito más, jeje.
En cuanto ponga en marcha estos métodos os diré cuál me ha funcionado mejor.
Ah y por cierto yo también tengo un gato negro, precioso animal.
Hola Gabriela. A parte del escritor de mapa y de brújula, existe el anarcocaótico? Díme que sí o tendré una crisis de identidad. Bromas a parte, soy incapaz de continuar ningún método a pesar de comenzar con varios, por eso te agradezco tantísimo tus posts tan geniales.
Un placer leerte Gabriella, como siempre.
En mi caso, siempre he utilizado el primer método (la escaleta) para mis novelas. Lo hago de una manera algo particular: una vez tengo la idea completa en mi cabeza, la desgloso en capítulos, y estos a vez en escenas. la particularidad es que lo hago en word, y diferencio los capítulos con colores MUY fluorescentes (a veces lo odio hasta yo).
Aunque tengo que decir que, mientras te leía, en la novela que estoy a punto de terminar he aplicado, sin ser consciente, el truco de la pirámide 🙂 ¡Todo un descubrimiento!
Yo también he estado tirando de Word y usando todo tipo de métodos para diferenciar contenidos, pero ahora que tengo Scrivener creo que será una opción mucho más cómoda. Lo malo es que todavía no he tenido ni tiempo de terminar de ver el tutorial, ¡ups!
Pues sinceramente te recomiendo que dediques una mañana al tutorial de Scrivener. Es una MARAVILLA.
Después de años manejando textos académicos gigantescos en Word y sufriendo por casi cualquier cosa que hubiera que hacer… descubrir Scrivener fue como recibir una cervecita fría en un día de 40 grados sin sombra.
La organización que puedes llevar de los textos, el poder reordenarlos sin sufrir, las tarjetas con resúmenes, la analítica de lo que escribes… y todas esas opciones de compilación (pdf, word, rtf, epub, mobi…) en las que puedes hacer casi cualquier cosa…
Si, estoy enamorado de ese programita 😀
Un saludo!
Jaja, sí, le estoy echando tiempo cuando puedo.
Pero es que últimamente de eso tengo tan poco… va a tocar reestructurar prioridades again, me temo.
¡Ánimo! Yo creo que el tiempo invertido a futuro te va a ahorrar muchos quebraderos de cabeza…
¡Hola! Buen artículo, como siempre. Siempre me hace gracia (de la buena) ver lo fácil que se identifican esas «partes» en las novelas cuando sabes lo que buscas 🙂
Yo soy muy planificadora y sí que me hago una especie de escaleta. Y borradores. Y notas. Creo que no sería capaz de no apuntarlo todo para ir planificando (en papel o en Scrivener). También afecta usar una línea temporal larguita…
Uf, sí, lo de las líneas temporales a mí me mata. Tengo que apuntarlo todo mil veces y aun así meto la pata.
Desde luego que estoy de acuerdo con varios comentarios anteriores. Gabriella, cada día te superas más y esta vez lo has vuelto a conseguir. Es super completo y con muchas variantes. Lo pondré en favoritos e incluso lo imprimiré para tener una guía cuando vaya a empezar una novela o incluso para repasar la que tengo en el tintero.
Mi método es más el de la pirámida de Freytag pero aun así tengo un poco de ambas, tanto de escritora brújula como de mapa. También me pasa como a ti, escribo y luego añado, según que días más y otros menos, todo depende de la inspiración, de las ganas o del tiempo que tenga.
En definitiva, explendido.
A este paso voy a tener que sacar los artículos en papel y vendéroslos, a ver si así os ahorro tiempo y de paso me saco unas pelillas… 😛
Lo mejor, creo, es que todos acabamos descubriendo poco a poco cuáles son los métodos que mejor nos van a cada uno. Pero cosas como la pirámide de Freytag son interesantes para entender mejor cómo funciona la narrativa (sobre todo la comercial).
Besos.
¡Siempre había querido saber cómo hacen los escritores para organizarse! Este es el tipo de entradas que necesito. Para el día que por fin reúna todas mis fuerzas y pueda dedicarlas a escribir (en el momento actual de mi vida creo que va a ser imposible). Yo creo que usaría uno de los dos últimos métodos… o todos a la vez.
Besos.
Ese es el peligro, que dan ganas de probarlos todos 🙂
Hola Gabriella, muchas gracias por difundir el artículo, animar a las personas a escribir, me parece un acto bastante generoso, y artículos de éste tipo, a muchas personas que están en duda, les puede servir para dar el salto.
No sé si mi caso es común o no, porque hace poco terminé mi primera novela. No he utilizado ningún método, y no he desarrollado programación alguna, cuando comencé con la historia ni tan siquiera me lo planteé.
Por qué comencé a escribir?, tuve una idea y la gran necesidad de desarrollarla, una necesidad que día a día conforme iba avanzando y cogiendo cuerpo,me enganchaba de tal forma, que crecía en mi interior, el estímulo necesario para sacar lo mejor que llevaba dentro, sin más.
La experiencia ha sido brutal, me lo he pasado en grade, jamás pensé que escribir me podría aportar tanto, por eso animo a todas aquellas personas, que no se atrevan a que lo intenten.
Un saludo.
Una entrada muy interesante. Yo prefiero ser planificadora y a la vez dejarme llevar por lo que escribo, porque me sabe mejor que no una historia calculada al milímetro.
Pienso que los métodos son muy útiles, pero a veces no son aplicados según la persona (y su costumbre), sino por la idea que hayas empezado a desarrollar. Quizás has pensado un nudo o desenlace, y necesitarás un método u otro para acabar de redondear los sucesos que componen la historia.
No sé si me he explicado bien, pero aquí dejo mi comentario.
Me acabo de dar cuenta con tu artículo de que soy escritor brújula.
Cada día disfruto más tu blog, hice bien esperando un momento de calma para leer detenidamente esta entrada. Estoy peleándome ahora con una de detectives y planificarla es un infierno. Como si la estuviera escribiendo en el Polo Norte, con la brújula dando vueltas y uno de esos mapas desplegables que acaban rompiéndose y nunca consigues volver a doblar como al principio.
De momento, estoy funcionando con el método «sinopsis» tras empezar con algo similar a la escaleta en una línea temporal. En mi caso, necesito constantemente visualizar cómo afecta al total de la estructura cada pista, cada paso, cada diálogo entre personajes. En qué líos me meto siempre… Pero resulta muy interesante aprender sobre estos métodos y los ingredientes necesarios para que una novela funcione. Poco a poco voy encontrando mi geolocalización y hacia dónde tirar.
Un saludo Gabriela. Y otro para Ebo, ¡claro! No tendrá tres cabezas, ¿verdad?
Muy buena entrada, me alegro de haberte encontrado en internet, de verdad me he reído mucho con tus ocurrencias y definitivamente tienes talento para escribir en un blog, porque enganchas enseguida al lector. Mi forma de escribir es sin lugar a dudas, la del borrador desde 0. Yo saco todo lo que tengo en mi cabeza, y lo escribo en un borrador que al decir verdad, muchas veces resulta siendo un cuaderno entero y es por eso que tengo muchos cuadernos y aprovecho las promociones de inicio de clases para comprar mas y más, ya que no me veo frente a la pantalla de mi computador sacando una historia de la nada, y en cambio, apenas tomo cuaderno y un boli, siento como si fuera magia, me llegan las ideas y puedo escribir una historia entera de principio a fin, obviamente dejando las partes como, sentimientos, descripción, diálogos (aunque a veces también los coloco en el cuaderno), todo eso para después, cuando ya tenga que ahondar más en la historia. Lo pesado del asunto es tener que pasar todo lo del cuaderno al computador, porque es más trabajo y más tiempo, pero así he trabajado desde hace rato y me resulta.
Un saludo y gracias por estas interesantes entradas.
«definitivamente tienes talento para escribir en un blog, porque enganchas enseguida al lector».
¡Ojalá fuera talento! Son años y años y años de que no me lea nadie y experimentar con todo tipo de formatos y estilos hasta que alguien empezó a hacerme caso 😛
Lo de pasar todo del cuaderno al ordenador es terrible, sí. Tengo muuuchos textos escritos a mano y transcribirlos me da muuuucha pereza.
Otra interesante y currada entrada. gracias, gabriella 😉
«Tengo fantasías disparatadas en las que alguien lee este artículo y escribe la Gran Novela Española. »
jaja, bueno, si te sirve de consuelo, tu blog a veces me inspira, ciertas ideas, ciertos pasajes…
«El método de los tres actos»
uf, pues mi proyecto no se adapta en absoluto a esto. hay presentaciones, desencadenantes, conflictos, desenlace, etc pero desde luego no hay manera de meterlo en el método de los tres actos o similar. de hecho, muchos de estos elemento ya están presentes desde el minuto 1… ^^. supongo que esto tendrá un nombre también, un método donde meterse. de tener que elegir, me quedaría con el método de James Scott Bell.
«En este sentido, se sacrificó salida comercial… en aras de una mayor riqueza textual».
en varios aspectos yo también voy a tener que tirar de esto ^^
un saludo.
Interesante articulo. Es curioso ver como en el fondo la gran mayoría confluyen en lo mismo, determinadas simetrías, generar tensión en cascada o una introducción al comienzo. En cualquier caso, muy currado el articulo, una gozada leer posts asi.
Sí, supongo que hay ciertas estructuras que funcionan y punto. A mí me irritan a veces, cuando son estructuras muy reconocibles, pero también considero que hay que aprender lo básico, entender bien las estructuras clásicas, antes de ponerte a experimentar.
Gracias por leer 🙂
[…] 7 métodos probados para planificar tu novela […]
Soy un escritor de brújula. Si Nunca he podido mantener una agenda menos podre crear un mapa. planificar … estructurar… Me fastidia ,, me aburre. y simplemente no puedo hacerlo. Me bloqueo :)… así que escribo por impulso descubriendo en el camino lo que sucede y de la mano de los personajes. Pero es verdad, tengo en la cabeza una idea y siempre empiezo escribiendo con el final ya establecido. Se la psicología de cada personaje. Los ambientes (aunque prefiero los fantásticos) Hago mucha investigación antes y durante (me gusta leer) y escribo con imágenes y música. Paso horas bajando fotografías y armando historias con ellas. Así mismo, la música es mi combustible.Es raro que lleve libretas de ideas. No se porque, pero recuerdo todo. Quizás dejé abandonada una historia y la rescate años después (Pero me acuerdo de cada detalle que pensé que incluiría en la historia) incluso puedo contar a otra persona la historia resumida con lujo de detalle e incluso algunos diálogos . Pero aun no he publicado 🙁 pues mi peor defecto es ser demasiado perfeccionista (escritor corrector… una palabra tres correcciones… un capitulo «tres meses» ja ja ja) ) he impulsiva (he borrado novelas casi terminadas, simplemente porque no me gustaban 🙁 así de simple. Eliminar documento y meses de trabajo a la papelera) …
🙂
¡Hola, Mar!
Cada escritor es un mundo, y entiendo eso que dices de que planificar, de entrada, puede cortar mucho la inspiración. Yo pensaba eso, pero luego me pasó como a ti… bloquearme, tirar 90000 palabras a la basura… Tuve que cambiar de estrategia. Para mí, hacer escaletas y esquemas básicos de lo que quiero hacer me ha ahorrado muchos disgustos. No hace falta hacerlos al detalle, solo lo suficiente para no verte luego enredado en tu propia trama.
Besos y ánimo.
Desde que descubrí tu blog no paro de echarte flores, pero lo que es es.
Ahora me metí desde el Manual de cómo sacarle brillo a tu novela (¡no os lo perdáis, es una joyita!).
Sí, el artículo es muy completo. Suerte tenemos de que te hayas levantado de esa cama fantástica para explicárnoslo tan rebién.
Yo, soy más brújula. Primero borrador espantoso (no sin antes rumiar y pensar y desechar, durante meses). Después lo imprimo y le saco los colores. (Hasta ahora se lo enviaba a mi hermana porque necesitaba otro par de ojos para las faltas de ortografía y dedos para ponérmelos en las llagas. No es lectora cero, pero bastante inflexible, así que volveré a hacerlo si algún día escribo mi tercera novela.)
Entonces viene la reescritura, un proceso muy absorbente para mí. Utilizo una pizarra grande para apuntar todo lo que se me ocurre mientras estoy haciendo otras tareas mecánicas; en ese trance siempre estoy pensando en cómo resolverla. También me gusta dibujar a los personajes y llenar ese espacio, un cartón, de flechas y símbolos, que parece algo medio conceptual pero me sitúa (antes de escribir me dedicaba a pintar, será deformación).
Toca corregir más a fondo; leerlo todo en voz alta; mucha tijera y collage; dudas, todas las dudas… hasta que me obligo a dejarlo ya, a sabiendas de que seguiría cazando gazapos hasta el infinito o casi (pelín obsesiva).
Un viaje del que solo conozco el punto departida y destino. El resto, todo lo que sea, será. Por si acaso, me gusta llevar botiquín, pasaporte, gafas de sol, etcétera; hay etapas duras y arriesgadas, y una nunca sabe con quién puede toparse por esos mundos de dios.
Me encanta tu proceso, Laura. Estoy buscando hueco para ponerme una pizarra grande yo también (por ahora solo tengo una muy chiquitita, muy mona pero poco útil para las cosas de escritura).
La mía es un adhesivo que pegué a la pared y a la que me tiro, tiza en mano, en cualquier momento, un poco estilo muro de lamentaciones pero blanco sobre negro.
[…] 7 métodos probados para planificar tu novela […]
[…] maneras incontables de planificar una novela y ya hablé de algunas de las más conocidas aquí. Todo el que te hable de su método te dirá que es el único y el mejor, pero si tenemos en cuenta […]
[…] 7 métodos probados para planificar tu novela […]
[…] suele llevarle una semana, más o menos. No te lances a tu novela a ciegas; entenderás que hay que planificar algunas cosas antes, para no perderse por el […]
Hace años, un amigo me regaló un programa que me parece fantástico: StoryView 2.0 (luego comercializado como Outline 4D). Desde entonces lo uso para planificar, analizar, escribir y reescribir textos largos. Permite organizar las fichas por jerarquías, asignarles colores y tamaños, lo cual es especialmente útil si se escribe un guión. También permite hacer tracking a los personajes. Es un software que no se ha actualizado desde hace un buen tiempo, pero aún me ofrece la interfaz más cómoda que he encontrado para estas labores.
En vista de sus comentarios, me he propuesto darle otra oportunidad a Scrivener, algún día.
[…] 7 métodos probados para planificar tu novela […]
Pues mira!!!!! Creo que me he enamorado de ti. ¿No pertenecerás tu al Scribbling Society de Jonathan Swift?? Pues a fe mìa, creo que sí. ¿También mezclas en tu sangre las brumas de Albión con el cachondeo peninsular?
Repito: Creo que me he enamorado de ti. Sólo al descubrirte y leer este post, darling.
Hola Gabriella, cómo estás? Es la primera vez que leo un post tuyo y estoy realmente sorprendido. Soy de Argentina (Rosarino, como Messi pero con mucho menos éxito a nivel global). Escribo poesía y estoy embarcándome en mi primera novela con la que estoy teniendo muchísimos conflictos de todos tipos y colores por la falta de formación previa.
Quiero agradecerte y decirte que es el primer artículo de los que vengo leyendo donde encuentro valor y no sólo un conjunto de palabras que funcionan como una cortina de humo detrás de la cual no hay nada.
Un placer, y ahora ya soy tu fan.
Cariños desde el tercer mundo.
¡Muchas gracias, Roda! Me alegro mucho de que te haya sido de utilidad.
Gabriella, este artículo me ha venido de maravillas. Todos tus posts me gustan y me sirven, pero este es especialmente útil. Lo considero un post de referencia. Me llevó tiempo leerlo entero ya que fui explorando los links que sugieres a medida que se presentaban. Concluí que por mi estilo de escribir, los consejos de Bell son los que más me enriquecen.
Tal como dices, si uno no tiene en claro varias cosas al comenzar una novela, probablemente haya que desechar miles de palabras (o mejor guardarlas en el baúl de recursos para incluir en otra creación) y a tener que reescribir escenas dos, tres o más veces. En eso estoy.
Gracias por tu claridad y generosidad al momento de compartir!
Abrí tus consejos Gabiella, los leí, abrí mi ventana y me arrojé por ella y por el camino pensé que en algunas cosas tienes razón. Luego cuando volaba de 12 pisos, y que iba a caer sobre el coche aparcado de mi vecino, me alegré porque con mis 80 kilos le iba a chafar el techo de su Mercedes nuevo… Cuando ya caía me dije coño pero si soy un pájaro…
Una abrazo a todos los escribidores. Ramón Palmeral. Alicante
Solamente leí este artículo y ya me pareces de las personas más geniales del mundo.
Publico este comentario y me voy directito a anotarme a la lista de correo.
Y luego a seguir planificando mi novela, ya que me motivaste a volver a ello. Ahora nadie me va a detener!!
¡Me alegro de que te haya sido de ayuda!