Cosas cansinas:
Niños de tres años berreando en los aviones. Teleoperadores de Jazztel. Los vendedores de pañuelos que se ponen en la salida para el agujero de gusano Neptuno-X777gT38/[[.
Escritores en las redes sociales.
Cualquiera que se mueva mínimamente por el septuagésimo círculo del infierno también conocido como mundo literario sabrá muy bien de lo que hablo: promoción para escritores. Compramilibrocompramilibrocompramilibro. Un mantra que se repite hasta la extenuación y muerte, agravado por la nueva oleada de publicación digital, autopublicación y la presencia del artista 2.0 que ahora tiene que buscarse la vida en todo lo que a publicidad se refiere. Y claro, ninguno de nosotros es cinturón negro en mercadotecnia. Porque todo el tiempo que otros han dedicado a estudiar mercadeo nosotros lo hemos dedicado a escribir.
Es inevitable que haya promoción mal hecha. Promoción que se carga una de las que considero las reglas básicas del sistema publicitario en general:
Una promoción efectiva es aquella donde alguien ofrece un producto o servicio a alguien que lo necesita.
Esto es muy bonito. ¿Pero cómo ofrecer un producto para el que hay poca demanda a un público que cada vez ofrece menos de su moneda más importante (atención) en un entorno saturado de oferta? Necesitamos libros, pero no necesitamos TODOS los libros. ¿Y cómo podemos saber, como consumidores, qué libros merecen esa moneda?
No hay una respuesta definitiva (si la hubiera, todos la usaríamos y habría de nuevo saturación del sistema y tendrían que encontrarse nuevos modos, en un ciclo interminable). Pero cada vez veo más claro lo que NO debemos hacer. Conceptos como el branding (convertir al autor en marca), mal entendidos, han hecho mucho daño. Hacen que olvidemos lo fundamental: que somos personas y estamos tratando con personas. Y como tales merecemos un respeto, tenemos una dignidad y debemos respetar la dignidad (¡y el tiempo!) de los demás.
En el último envío a mi lista de correo, les pregunté a mis suscriptores qué tácticas de promoción les resultaban más desagradables por parte de escritores. También lo pregunté en Facebook (podréis imaginaros la de participación que tuvo ese hilo). Y alguien preguntó: ¿pero qué tácticas SÍ funcionan? Así que, en mi limitada experiencia, voy a intentar ofreceros una alternativa a cada una de estas tácticas horribilis. Ya he hablado en el blog de todo lo que estamos haciendo mal, en general, en las redes sociales, pero hoy me voy a centrar en técnicas muy concretas que despiertan el aborrecimiento de nuestros lectores potenciales.
1. El amor de nuestra familia
Por supuesto que nuestros amigos y familiares están orgullosos de nosotros (o les parecemos lo bastante raros como para hablar de nosotros de vez en cuando, como quien se compra un jarrón con una forma algo guarrilla para tener tema de conversación con las visitas). El otro día un tipo al que no había visto en mi vida me dijo «ah, sí, tú eres Gabriella, la escritora», porque tengo unos amigos que no me los merezco que me comparten en Facebook y que lo han puesto al día de mis peripecias e (in)fortunios. Normalmente respondo a este tipo de comentarios poniéndome roja y farfullando algo sin sentido. Esta vez el tipo además tenía pintas molonas, así que farfullé más incluso que de costumbre y empecé a contarle algún rollo inconsecuente sobre mi gato.
(Soy una casanova nata, lo sé. No sé cómo no tengo a todos los hombres y mujeres del mundo a mis pies, regalándome ramos de flores y chocolate. No me gustan ni los ramos de flores ni el chocolate, por cierto. Soy más de cosas sencillas, originales, regaladas con el corazón, como las esmeraldas y los rubíes. Por cierto, José Antonio, que hoy es nuestro aniversario. Ya sabes: cosas sencillas, originales, regaladas con el corazón. Y no, no me sirve que me traigas un corazón real, todo pringoso y sanguinolento, que nos conocemos).
A lo que iba. Cuando publicamos (¡sobre todo si autoeditamos!) necesitamos ese apoyo de amigo y familiares. De hecho, van a ser los que compren nuestros libros, por lo menos al principio. Pero cuidado con las recomendaciones, con pedirles que compartan a diestro y siniestro. Amazon, por ejemplo, tiene una política estricta de eliminar comentarios que sospeche que provengan de alguien a quien conoces (porque Amazon hace magia y sabe esas cosas). Pero eso es lo de menos: lo de más es que nos encontramos Facebook lleno de la portada de un libro que no nos interesa porque todos tus amigos y familiares lo están poniendo por todas partes; que se empeñen en gritarnos en nuestros muros, una y otra vez, que eres lo mejor que ha parido madre (y probablemente la que te lo grita lo sabe, porque te ha parido ella); y que Goodreads se llena de cinco estrellas brillantísimas de todos los que viven en el apartamento de tu tía Hermenegilda. Es que se nota. Los lectores no somos idiotas (bueno, no mucho). Las lecturas subjetivas, condicionadas, le restan credibilidad al autor y, por tanto, al libro.
Si yo, que tengo familia irlandesa (que sale a una media de 18 primos nuevos al mes), no hago uso de mis fabulantes poderes de nepotismo, tampoco debéis hacerlo vosotros. Más que nada porque llenarle los muros a la gente de cosas en otro idioma no sirve de mucho. Pero sobre todo es eso: pierdes credibilidad. Y no hablo ya de los que utilizan a amigos y familiares para darles malas puntuaciones a libros de la competencia, porque cualquier lector inteligente lo va a captar al vuelo.
Además de que si tengo que decirte que no hagas eso, no sé qué haces leyendo mi blog. Eres una mala persona y me das miedo, vete.
ALTERNATIVA: Consigue que te recomienden y hablen de ti lectores de verdad, lectores influyentes. Regala libros a todos los blogueros que puedas, establece relaciones con ellos a través de encuentros, emails de apreciación por su trabajo, comentarios en sus blogs, etc. Pero recuerda siempre que ellos también son personas, con tiempo limitado. Piensa en qué puedes ofrecerles a ellos, qué puedes aportarles. ¿Es mandarles caramelos con tu libro chantaje emocional? Por supuesto. Pero ya es más de lo que hace la mayoría.
2. Menciona que te menciona
Confieso que pocas cosas me irritan tanto como andar dando brinquitos felices por Twitter, ver una notificación (¡bien!) y ver que es alguien a quien no conozco de nada (¡que ni siquiera me sigue!) diciéndome que compre su libro, poniéndome un extracto de su obra o compartiendo conmigo un microrrelato (¿eh?). Y no son solo las menciones sin venir a cuento en Twitter. Vas pegando brinquitos felices por Facebook, ves una notificación (¡bien!) y ves que es alguien que te ha etiquetado en una foto de una puesta de sol preciosa con versos de su último poema (donde sale mucho la palabra alma, seguida de cerca por amor, labios y corazón).
BLOQUEAR. BLOQUEAR. BLOQUEAR.
Los timelines y muros de las redes sociales son nuestro espacio personal. Mencionar a alguien a quien no conoces para enseñarle algo que nada tiene que ver con él/ella, es como derribar la puerta de la casa de alguien y pegarle un folleto de tu pizzería en la cara.
Voy a revelarte un secreto: no va a pedirte una pizza. Nunca.
No vamos a llamar a la policía por allanamiento de morada. Pero la sensación de que has invadido nuestro espacio personal permanece.
(Otro consejo para autores: ciertas preguntas y comentarios es mejor hacerlos en privado. Cuestiones como las políticas de funcionamiento de un blog, tarifas para determinados servicios o qué le ha parecido a un lector tu libro es mejor preguntarlo de tú a tú, si es posible. Esa última pregunta, además, puede reventarte en la cara: «Me ha parecido que escribes con el culo. ¡Escuchadme todos, este tipo escribe con el culo!»).
En resumen: usad la sensatez, el sentido común y la educación. Tratad las redes sociales como si fueran comunicación real (¡es que lo son! ¿Por qué nos empeñamos en diferenciar?). ¿Le preguntarías a gritos a alguien por la calle cuánto cobraría por arreglarte el grifo? No, ¿verdad? ¿Te pondrías delante de esa persona, te abrirías la gabardina y le enseñarías, delante de sus niños y anciano padre, todo lo que tienes que ofrecer? Tampoco (o por lo menos no deberías). Esa es la alternativa: tratar a los lectores como personas reales, con educación y respeto. El «trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti» suele funcionar para estas cosas.
ALTERNATIVA: ¿Qué puedes hacer en vez de mencionar a la gente? Para empezar, buscar contenidos que realmente puedan interesar a tus contactos. No solo compartas lo tuyo: busca cosas que les puedan gustar, enséñales que en tu muro/timeline/página están a salvo de publicidad agresiva y que van a encontrar asuntos que les interesen. Crea una relación con las personas antes de andar enlazándoles libros por todas partes. Piensa en lo que quieren ellos, no en lo que solo quieres tú. Y aunque tú solo quieras hablar de tu libro, debes entender que te han aceptado en Twitter/Facebook/su blog/loquesea con el acuerdo tácito de que tienes algo más que ofrecer que mensajes continuos sobre un único y repetitivo tema.
Recuerda: como lectores, muchos tenemos una pila grande de libros por leer y muy poco tiempo para leerlos. Como dice mi amigo Juan: «Explíqueme qué me ofrece que yo pueda querer y, si no le importa, por qué tengo que darle prioridad a usted antes que a Palahniuk o Borges». Vas a necesitar algo más que ochenta menciones molestas para convencer a alguien de que mereces un hueco en esa pila. Lo cual nos lleva a…
3. No somos tan amigos
No le pidas amistad a alguien en Facebook si es solo para mandarle un mensaje privado vendiendo tu libro, para llenarle el muro de publicidad. No sigas a alguien en Twitter solo para que te siga de vuelta y poder también acribillarlo a privados. Y por favor, por lo que más quieras, no uses conmigo mensajes automatizados.
No soy un número. Soy una persona. No me gusta que se me envíe el mismo mensaje-plantilla programado que les has enviado a todos. De nuevo, antes de actuar, piensa en lo que me interesa a mí.
Intenta, además, tener un poco de tacto y buen gusto. No uses un evento trágico como excusa para promocionar tu libro; no estés pendiente de los avisos de Facebook de los cumpleaños de tus contactos para ponerles tu libro en el muro y sugerirlo como regalo perfecto. Podría mencionar muchos ejemplos más. No seas esa persona. Al igual que en cualquier encuentro social, debes saber cuándo viene a colación hablar de tu libro y cuándo no pinta absolutamente nada.
ALTERNATIVA: Convierte a tus contactos y seguidores en amigos de verdad. Habla con ellos, participa en sus conversaciones, contesta a las preguntas que lanzan. Comparte sus contenidos (si son relevantes, claro; no compartas por compartir). Durante toda esta «maniobra» no pienses en ellos como clientes potenciales, deja de ver a la gente como numeritos. Si no, qué sentido tiene. Crea relaciones sinceras. Unas cuantas ventas te llevarás, por no hablar de un buen puñado de gente interesante y genial.
Estas relaciones no se construyen en un día, ni en una semana. Pero me consta, por varios escritores a los que conozco, que cuando pasas meses y meses haciendo amistades, compartiendo, comentando, tienes derecho sobrado para, el día de la verdad, mandar un privado que diga «oye, acabo de sacar un libro y necesito ayuda para promocionarlo. ¿Sería mucho pedirte un RT?». Después de todo ese tiempo, de todo lo compartido, hay muchas posibilidades de que esa persona no solo te haga un retuit, o te comparta en Facebook. Hay muchas posibilidades de que también te compre el libro, aunque tú no se lo has pedido. Porque este no es el libro de un desconocido. Es el libro de alguien que te cae bien, alguien cuyas habilidades más o menos conoces, alguien que merece la pena.
Se habla mucho en blogs y webs para escritores y profesionales de todo tipo sobre la importancia de crear amistad con influencers. Dicen que cuantos más seguidores e influencia tenga la persona con quien desarrollas esta relación, más beneficios puede traerte a largo plazo. Pero también es más difícil que te haga caso para empezar (cuanta más influencia tenga una persona, más se requiere de su atención y tiempo, y más exigente es con la información que procesa). Personalmente lo de perseguir a una persona solo por su poder de convocatoria me produce cierto repelús. Lo importante, como ya hemos dicho, es tratar a todo el mundo del mismo modo, como personas y no como meros medios para un fin. Y si realmente sientes que NECESITAS que alguien de peso te haga caso, vas a tener que estrujarte mucho los sesos para dar con algo que a esa persona podría interesarle o venirle bien.
Otra manera de crear una relación estrecha con posibles lectores es llevar una lista de correo. Ten en cuenta que estás mandando correo solicitado, de personas que tienen interés en conocer tus novedades. Tener una lista con actualizaciones exige también su trabajo: nadie va a permanecer mucho tiempo suscrito a una lista que se limite al «compra mi libro» de siempre, una y otra vez. Vas a tener que ofrecer bastante más.
La publicidad ética y respetuosa implica mucho más esfuerzo (y conocimiento del medio), tal vez por eso se ve tan poco. Pero a la larga creo que consigues algo que ni cien mil menciones en Twitter pueden conseguir: la confianza de tus lectores. Y no sentirte como una mierda ultracapitalista deshumanizada, que para algunos de nosotros resulta que es importante.
4. El mismo mensaje en todas partes
El sistema metralleta, os lo digo ya, no es nada eficiente. Repetir lo mismo, con los mismos enlaces, en todas partes, no sirve de nada. ¿Cuántas veces hemos visto al mismo tipo diciendo lo mismo, en Facebook, Pinterest, Twitter, LinkedIn, en el foro de cocina de tu abuela y en Sexoparadelfinófilos.com?
A los lectores nos pasa un poco como a las chicas monas de barra en las discotecas. ¿Cómo tienes más posibilidades de ligar: concentrándote en una chica y diciéndole lo interesante que parece, o diciéndole a todas las chicas de la barra que te parecen muy interesantes? No sé vosotras, demás chicas monísimas de barra, pero si yo ya he visto al mismo caballero entrarle a mis cuatro amigas con el mismo argumento, si me viene a mí no me voy a sentir nada especial. Ya puedo llevar tres años sin ver a nadie desnudo que no sea mi vecino el octogenario nudista, que se me van a quitar todas las ganas de juerga. Si les sueltas el mismo rollo a todas, ¿qué tengo yo que hace que te intereses? No soy más que el quinto plato de un gran banquete. Y si lo tuyo son las orgías a lo bacanal, con comida por todas partes, genial, pero si no, no es nada práctico.
ALTERNATIVA: Cada red social, cada medio, tiene sus propias necesidades y funcionamiento. Lo que funciona en G+ no tiene por qué funcionar en Twitter, lo que funciona en el foro de cocina de tu abuela no tiene por qué funcionar entre gente demasiado aficionada a toquetearse viendo vídeos de delfines. Trata de comprender las necesidades, intereses y etiqueta de cada sitio. Por ello recomiendo concentrarse poco a poco en una red social, entender (y estudiar) un poco cómo crecer en ella, antes de apuntarse a otra. En Twitter puedes seguir a mucha gente que tenga intereses afines a los tuyos, y hay muchas posibilidades de que te sigan de vuelta, sobre todo si les aportas contenidos dentro de sus campos de interés. Pero en Facebook la gente se lo va a pensar dos veces antes de aceptar una solicitud de amistad o una invitación a una página. Del mismo modo, en Facebook no tienes tanta obligación de contestar a comentarios, me gusta y etc., pero en un blog queda un poco feo no responder a tus lectores (¡respondo a los que tengo pendientes hoy mismo, lo prometo! ¡Decís demasiadas cosas interesantes y me hacéis pensar demasiado!).
5. muchas presentaciones de libros
Lo reconozco, no le veo mucho sentido a las presentaciones, lo he dicho muchas veces. Vas, hablas de tu libro, intentas decir cosas interesantes para que la gente los compre. La mayoría de las veces no hay nadie. Es muy deprimente todo y aburrido para los que asisten. Los de la librería te miran con asco: «otro libro del que no voy a vender ni un ejemplar». Empiezan de nuevo a preguntarse por qué no se dedicaron a la caza de elefantes lanudos, como querían sus padres y abuelos, y antes de que te des cuenta eres responsable de una migración masiva de libreros a la colonia esa que tenemos en la Luna de la que solo saben los científicos de NASA y las logias sagradas de empleados de Casa del Libro, sí, esa donde han revivido genéticamente a los elefantes lanudos. Y a ver qué hacemos sin libreros, que son el último baluarte entre nosotros y Amazon.
ALTERNATIVA: Intenta que tus presentaciones estén enmarcadas dentro de otras actividades (ferias, convenciones, etc.), y que no sean muy largas. Así, tendrás oportunidad de que a esas presentaciones vayan otros escritores y lectores que acuden al evento en general, y las posibilidades de hacer buenas amistades y contactos es mayor. Procura que tu presentación sea amena y original: no te tires hora y media hablando de cómo decidiste ponerle el nombre de tu gato a la moneda de tu mundo inventado (a quién se le ocurriría algo tan idiota). Dale numeritos a cada asistente y sortea un libro al final: menos posibilidades de que la gente se marche a media presentación (aunque si tienen ganas de marcharse, algo no estás haciendo bien). Ocúpate de que vaya gente, aunque tengas que llevar a tu familia de las orejas. Cuanto más movimiento se genere, cuantas más personas vayan, más curiosidad despertará en otras y más posibilidades tienes de un lleno total.
Asegúrate siempre de agradecerles a los de la librería su trabajo (incluso puedes llevarles algún detalle). Para ellos a veces es una tarea más de las muchas que tienen, y un «gracias» puede significar que esa noche vuelvan a sus casas y les digan a sus hijos: «vale, nos quedamos en la Tierra un mes más». Volvemos a lo de siempre: sé educado/a y trata a los que te ayudan y leen como a personas, no como a numeritos y porcentajes. Los marcapáginas también son buena idea; puedes dejarlos en la librería y así puede llegar promoción de tu libro a personas a las que de otra forma no conocerías. Recuerda que los marcapáginas siempre son mejores que dossieres de prensa, folletos y etc. No suelen tirarse a la basura.
Recuerda: tú tienes muchas ganas de hablar de tu libro, pero los asistentes pueden aburrirse con facilidad. Intenta crear un ambiente entretenido y participativo, donde se sientan a gusto y libres de hacer los comentarios y/o preguntas que quieran. Del mismo modo, plantéate otros tipos de presentación: una opción es el blog-tour, donde acuerdas con blogs especializados publicar contenidos de calidad en sus webs relacionados con tus libros.
En cualquier caso, ahí va el secreto definitivo: si en tu presentación hay comida, será un éxito. No tiene más.
Tal vez no un éxito de ventas. Pero llenar se llena, seguro.
Conclusión y algunas sugerencias
Muchos de vosotros andaréis asintiendo y diciendo: ya, yo nunca haría eso. Y lo malo es que también decís: es que yo no hago promoción de ningún tipo. Me corto. Me siento sucio.
Creedme que os entiendo. Es dificilísimo saber dónde está la línea que separa el spam, la publicidad no deseada, el cansinismo, de una publicidad discreta, tan discreta que no sirve de nada. Llevo tiempo experimentando, y ante todo he aprendido que no hay atajos ni caminos fáciles. Los mejores resultados los he obtenido con un crecimiento muy paulatino, y aun así no son resultados espectaculares, ni de lejos. En mi experiencia, funciona mejor ofrecer poco a poco contenidos trabajados, preocuparse por comentar y compartir a otros, que perder el tiempo automatizando mensajes de compracompracompra. Casi todas mis ventas las he realizado a personas que me conocían del blog y tenían interés en leerme fuera de él. No creo que haya obtenido ninguna venta de las veces que ha compartido sin más mi libro en Facebook o Twitter.
Está bien que nadie se olvide de ti, que nadie se olvide de que tienes un libro a la venta. Pero de ahí a pisar el farragoso terreno de lo peñazo hay un paso pequeño, muy pequeño. Si tienes que forzar a tu público a mirarte, tal vez no le estás vendiendo el producto adecuado al público adecuado. Ya hablé de qué hay detrás de un superventas, y es muy complicado conseguir buenas ventas simplemente haciéndolo todo uno mismo, corriendo de aquí para allá en las redes intentando captar lectores. No es solo complicado, sino incluso humillante (a veces tienes la sensación de que estás suplicando por una pequeña migaja de atención, por que alguien considere siquiera la opción de leerte). Aunque sea comprensible (somos muchísimos escritores y no tantos lectores, y el sistema está saturado) a veces es difícil evitar esa sensación de frustración, de injusticia (¡con lo que trabajo! ¡Con todo lo que hago, y mira de lo que me ha servido!). Pero en vez de dejarnos llevar por esa ira, por esa indignación, toca recalibrar, pensar en qué estamos haciendo mal, y reorganizar nuestras prioridades. Ser flexibles, como juncos al viento y etc. Verlo todo con mentalidad científica (si esto no funciona, ¿por qué?). Y, ante todo, huir de las promesas de lo fácil (¡diez mil seguidores en Twitter en 30 minutos! ¡Páganos y te convertiremos en un autor megafamoso! ¡Reúne las bolas de dragón y te concederá un deseo!).
Primero, porque la mayoría de esos métodos no son nada fiables (algunos ni siquiera son del todo… morales).
Y segundo, porque lo que realmente merece la pena, esa cima dorada de nuestros sueños, nunca se alcanza en un paseíllo en llano de cinco minutos al solecito primaveral del paraíso de un mundo perfecto.
Lo que realmente merece la pena duele, cansa, desespera. A veces. Porque si seguimos adelante con inteligencia y valentía, las recompensas pueden ser espectaculares.
Os lo digo yo, que hoy por fin he conseguido hacer la vela (sí, yoga, soy monotemática, lo sé) y he cumplido cuatro años con mi escritor favorito.
Algunos días son como para hacerse pasar por librero y largarse a la Luna.
Otros, a pesar de las agujetas, son una recompensa en sí mismos.
Nota: Os he colado como mínimo tres enlaces publicitarios en el artículo de hoy, así que seré buena, os daré un descanso y no pondré mensajito promocional de fin de post. De nada. Para que veáis que pienso en vuestro bienestar.
Estimada Gabriela, has escrito una entrada sencillamente genial y con un delicioso sentido del humor. No dejes de escribir así y gracias por hacerte eco de los dulces sobornos de algunos de nuestros estupendos autores. 😉
¡Muchas gracias! Ya os comenté que me parecieron promociones muy originales y me gusta mucho vuestro concepto de convertir en una entidad física el eBook. Os llevo siguiendo la pista desde que un amigo me habló de vosotros, mucha suerte con vuestros proyectos 🙂
Me ha encantado. Aparte de reírme a mandíbula batiente, me ha faltado muy poco para hacerte la ola. Qué sabiduría
Sabiduría no sé, pero si te he hecho reír, me doy por muy satisfecha 🙂
Genial entrada. Cada nueva publicación me engancha más a tu estilo, tan especial y adictivo, de escribir. Por cierto, muy buenas ideas. Y las últimas frases son para enmarcar. Llevo una racha malilla con mi no-publicada novela y me ha subido la moral lo de «lo que realmente merece la pena, duele, cansa, desespera», y no sabes cómo. Gracias, de verdad 🙂
No me hables de novelas no publicadas, grrr. Impresionante lo que marean las editoriales. Siento tu dolor. Pero creo que una novela no es más que un ensayo para la siguiente: la mejor manera de alejar la frustración de una novela no publicada es ponerte YA con otra. ¡Funciona!
Un besazo y gracias por pasarte por aquí.
Genial el artículo, tan útil que me lo guardo. Para este fin de semana me compraré (por fin *.*) El fin de los sueños, por tener algo que leer mientras me voy a irlanda.
¡Bieeeen! ¿Te vas al norte o al sur? Lo digo porque si es el norte hay un 99,9% de posibilidades de que sea pariente lejano mío.
Creo… que es sur, pero bueno, yo solo sigo a mi tía y ya está que es la que tiene casa allí.
De todas formas si veo alguien leyendo porno de dinosaurios sabré que son parientes tuyos.
No creas, nosotros somos más de tántrico interestelar.
Vaya…
Ahora que conoces «la colonia esa que tenemos en la Luna de la que solo saben los científicos de NASA y las logias sagradas de empleados de Casa del Libro» y puesto que también sabes de la existencia de clones de elefantes lanudos, tendré que matarte en uno de mis libros…
¿Qué tal este intengo de promoción? 😀
Genial artículo, como el hilo de Facebook del otro día. Yo también, como Ana Gonzalez Duque, estoy partida de la risa en el sofa, pero me anoto ciertos puntos que, aunque sabidos, hay que tener presente siempre.
Me parece un buen intento: ¿quién no querría leer acerca de su propia muerte?
Hola, Grabriela:
He conocido tu blog gracias a una amiga de Facebook que compartió este post. Me ha gustado mucho la entrada y me he sentido menos bicho raro, pues he comprendido que hay más gente que piensa que ser un paliza no ayuda. Muchas gracias por la aportación.
Gracias a ti por leer y comentar, María 🙂
El tema de la publicidad me parece muy delicado, sobre todo viendo que gente que ha estudiado la carrera o ha hecho cursos de marketing a veces meten la pata. Así que da un poquito de miedo promocionarse, yo reconozco que me cuesta mucho darle un poco de visibilidad a los relatos que publico en antologías y revistas. Intento encontrar el término medio, pero tengo la sensación de que siempre me quedo corta. Es como todo, a base de estudiar y practicar se aprende.
Gracias por artículos como estos, siempre aprendo un montón contigo 🙂
Por cierto he llegado ya a la mitad de «Lectores aéreos» y me está encantando, no puedo parar de leer. Me gusta mucho como tratas el tema de la sexualidad y de la diversidad en los relatos, también esa mezcla de Fantasía, Terror, Ciencia Ficción, por el momento mis favoritos son: Ir a morir, Paredes como gargantas, Musa, El día en el que desaparecimos y Black Magic Woman.
Cuando lo terminé escribiré una reseña en mi blog ^^
¡Abrazos!
«Intento encontrar el término medio, pero tengo la sensación de que siempre me quedo corta. Es como todo, a base de estudiar y practicar se aprende».
Y tanto. Anda que no he perdido yo tiempo haciendo promoción a lo tonto y a lo loco…
«Cuando lo terminé escribiré una reseña en mi blog ^^».
Yo siempre tengo ganas de que la gente se lea el último, que es mi favorito 😉 ¡Gracias por adelantado por la reseña!
Gran entrada, Gabriella. Ya la he compartido en redes sociales y la he recomendado. Cuando lo dice una escritora tiene más mérito, por ejemplo, que si lo digo yo 😛 Y más aún cuando la dosis de humor es alta y genial. ¡Felicitaciones!
¡Mil gracias, Mariana! Aunque no seas escritora, por tu ocupación estoy segura de que habrás sufrido en tus carnes todo esto y más 😉
Odio a quienes envían mensajes automatizados en Twitter y a quienes me etiquetan sin conocerme de nada, aunque sea por la indiscutiblemente humanitaria razón de que no me pierda sus fabulosos libros. Últimamente he dejado de seguir a varios plastas que lo único que publican son enlaces a Amazon… y ninguno a mis ebooks.
Al principio de entrar en el septuagésimo círculo del infierno me agobiaba bastante comprobar que casi nadie se descargaba mi maravillosa primera novela. Era joven, cándido e inexperto. Creía que dios Amazon era la salvación para todos los escritores independientes (entonces no sospechaba que fuéramos tantos). Afortunadamente para mi salud mental aprendí pronto dónde me había metido y decidí que lo más juicioso era escribir, confraternizar sin intereses comerciales mediante, y, en definitiva, disfrutar del camino.
Total, que la batalla de la promoción casi que ni la disputo. No es que haya abandonado, cuelgo fotos de mis libros en escaparates, hago concursos, comparto los artículos de mi blog, de vez en cuando pongo algún enlace a Kobo y Amazon, informo de mis progresos…, pero procuro no hacerme el plasta, porque, como tú y tantos otros, ya he comprobado de sobra que la autopromoción machacona es muy cansina.
En fin, que muchas gracias por el artículo, con el que estoy de acuerdo al 100%, así que voy a compartirlo. Un par más como éste y te compro el libro. 😛
Un abrazo.
«Creía que dios Amazon era la salvación para todos los escritores independientes (entonces no sospechaba que fuéramos tantos). Afortunadamente para mi salud mental aprendí pronto dónde me había metido y decidí que lo más juicioso era escribir, confraternizar sin intereses comerciales mediante, y, en definitiva, disfrutar del camino».
Sí, eso es justo lo que pienso. Cuando leo artículos sobre networking me dan escalofríos, máxime cuando empiezo a darme cuenta de que algunas de esas tácticas las usan otros conmigo. Una llega incluso a volverse un poco paranoica. No me gusta ser un medio, una herramienta, de la misma forma que intento no tratar a otras personas como tales.
«Un par más como éste y te compro el libro».
Jaja, pues será por artículos largos en este blog… 😀
Ale, ya lo tengo en mi Kindle. 😉
¡Gracias! Espero que lo disfrutes 🙂
Me encanta el consejo de dejar marcapáginas en las librerías, no se me había ocurrido pero es genial…
Marketing… hay que dura la vida del escritor, ¿verdad? Aunque por otro lado, los juglares medievales también se tenían que patear Europa para ganar dinero contando historias. Así que…
Ah, por cierto, ¡no me había dado cuenta de que los ‘ebos’ en el fin de los sueños eran por tu gato… LOL
Sí, lo pusimos como coña, al principio, como «placeholder» hasta que se nos ocurriera algo mejor, pero nos acostumbramos y ya se quedó con lo de ebo 🙂
[…] escribir cientos de artículos sobre promoción para escritores. Y alguno he escrito. La red está llenísima de gente diciendo lo mismo: que si sorteos en Goodreads, que si grupos de […]
Hola Gabriela ¡excelente artículo!
Trabajo como publicista para una autora americana de superventas para más señas que solo ha sacado una serie que le ha vendido +150 mil copias, ella tiene poco más de 20k en facebook y quiere que constantemente este promocionando esa serie que tiene su tiempito ya. Te juro que no sé que más hacer porque matemáticamente siento que todos esos suscriptores son parte de ese universo de compradores entonces ¿para que insistir?
¿Qué me recomiendas? Además de paciencia, un valium o un cambio de cliente. Creéme que las tres las he considerado juntas y separadas
Mil gracias de antemano
Jaja, si llevas a una autora superventas probablemente sepas mucho más que yo de todos estos temas, pero entiendo tu dolor. No es una mala pregunta la que planteas.
Esa promoción no está perdida, en el fondo, ya que es una manera de recordar a los fans la existencia de la serie y que sigan recomendándola, que no quede en el olvido. Pero sí, desde luego habría que estar buscando otras formas de promo para atraer a nuevos lectores. Debido a que tenéis tanto seguimiento en grupos de Facebook, podría ser interesante hacer un networking de páginas. Busca otras páginas de Facebook similares (de lectores del mismo tipo de libro) y proponles un intercambio de publicidad (yo hablo de tu libro en mi grupo de 20K si tú hablas del mío en tu grupo de 20K). Así atraerás a público objetivo y nuevo desde otras páginas; y además le haces un favor a los que ya son fans al recomendarles otros libros que podrían gustarles también. Y evitas estar siempre hablando de lo mismo. Procura dinamizar también al grupo que tienes compartiendo cosas que no sean solo sobre la serie: así continuarán siguiéndote y no se aburrirán.
Cabe la posibilidad de que la autora a la que publicitas no quiera hacer esto, porque tenga una mentalidad celosa de «no quiero que se hable de productos que sea el mío». En ese caso tu problema es con tu cliente y me temo que poco más puedes hacer.
Besos,
G.
[…] En ese sentido, creo que una campaña de mecenazgo, ya sea un Kickstarter o un Patreon, tiene que ofrecer un producto muy atractivo. O dar con formas de promoción ineludibles. Y aun así caemos en el exceso, en la saturación. Llega el momento en que nos cansamos de ver a autores gritándonos que pongamos dinero para su campaña, del mismo modo que nos hartamos de que nos pongan enlaces a sus libros en Amazon. […]
[…] no seas pesado. No caigas en los errores típicos de escritor en las redes. No uses esas tácticas que a todos nos fastidian, cansan y mosquean. No le comas la oreja a todo el que te encuentres sobre tu libro. Sigue tu estrategia con respeto […]
Quiero empezar a escribir, pero hay un muro invisible de vagancia que me lo impide y no consigo terminar de romper, y siempre acabo leyendo artículos de ejercicios para novelistas o sobre cómo escribir. Al final siempre doy con lo mismo: «escribe lo que sea, llegará un día que escribirás bien». Me lo estoy empezando a creer. Pero entonces leo esta entrada, que me motiva y me frena a partes iguales. Y mi mente se confunde – ahora aplico la regla de tres mientras me coloco bien las gafas – y sigo perdiendo el tiempo, a veces consciente de ello.
Entonces un día me pongo a escribir (¡aleluya!), pero al cabo de un rato releo lo que he escrito y lo borro todo. Así una y otra y otra y otra vez.
Ya no me acuerdo de lo que te iba a preguntar.
Por cierto, me peleo con mis personajes cada vez que les tengo que poner nombre (esas veces que me pongo a escribir). Suena tan bien en inglés – Harry, John, el pequeño Timmy – y tan horrendamente mal en español… Y eso sin hablar de los apellidos.
Maldita sea, más que un comentario esto parece una queja. Vale, termino con una pregunta de verdad.
¿Por qué es tan difícil dejar de procrastinar?
«Por cierto, me peleo con mis personajes cada vez que les tengo que poner nombre (esas veces que me pongo a escribir). Suena tan bien en inglés – Harry, John, el pequeño Timmy – y tan horrendamente mal en español… Y eso sin hablar de los apellidos».
Creo que por eso empecé a escribir fantasía. Puedes permitirte llamar a tus personajes Hjsdosdlad88f** y ya tienes nombre y de paso contraseña para el correo electrónico.
Nota: Esa no es mi contraseña de correo electrónico.
«¿Por qué es tan difícil dejar de procrastinar?»
Por todo lo expuesto en este artículo 😉 https://www.gabriellaliteraria.com/acabar-con-la-procrastinacion/
Yo tenía una estrategia de promoción un poquitín diferente:
Salir a la calle con una playera publicitaria de mi libro y una pala y golpear personas aleatorias en la cara, la gente que fuera golpeada notaria inmediatamente y presencia y la publicidad en la playera.
Los desadaptados sociales que quieren golpear gente con palas comprarían mi libro solo para justificar sus actos.
Pero creo que mejor regalaré libros.
Saludos. Toda la razón en el artículo, y muy divertido. Generalmente no suelo comentar (Falta de tiempo, lo siento) pero en esta ocasión me gustaría matizar algo, con permiso. Soy partidario del enfoque a las soluciones y no a los planteamientos.
Hay redes sociales y redes sociales, y cada una tiene sus códigos internos. Solo hablo de Twitter, por ser la red que mejores resultados comprobables ofrece, la más abierta, y la más exigente al mismo tiempo. Un ejemplo: El tiempo de vida de un tuit es de 5 min. de un post de FB de 15 min. y el de una foto en Pinterest de 2 días. Google plus ya sabemos que no existe. Y ahora voy a lo de la «frecuencia» de los mensajes, el spam, y «lo moral». (Algo que no incluí en el libro de Twitter): En Publicidad el concepto de frecuencia es básico, junto al de «impacto», al de «audiencia»,.y al de «percepción». El error de la mayoría de los escritores profanos en publicidad y promoción, casi todos, obvio, es no manejar esos conceptos en su conjunto. Y así se ven esos tuits seguidos, a veces en el mismo minuto, para «manchar» el TL con la promoción, y resaltarlo en el TL de los demás, las menciones, etc.
Tampoco es la misma percepción de un TL de alguien con 100 followers que otro con 10.000. El primero percibirá como spam tres tuits a diferentes horas hablando del mismo libro porque a él le aparecen casi seguidos. (El 80% de los usuarios no leen Twitter por listas y acuden al TL. Gran error.) Cuando se realiza una promo hay que saber esas cosas, como los horarios de máxima audiencia de la propia cuenta (Vean Tweriod.com) la medición del impacto y el contenido (Qué funciona y qué no) y algunas otras.
Efectivamente, un escritor no debería ser un publicista. El quiz es «debería». Desgraciadamente hoy en día SI DEBE SERLO, aún publicado en Random House o Planeta, como bien saben algunos amigos. Y no queda otra que aprender todas esas cosas y aplicarlas bien.
Gracias por el artículo. Nos leemos.
«Google plus ya sabemos que no existe».
Yo diría que Pinterest (en el mundo hispanohablante) no sirve de nada, segurísimo. Pero de Google Plus no estoy tan segura. Estoy viendo algunos casos curiosos. Hablaré del tema cuando tenga tiempo de experimentar un poco (o sea, tal vez nunca).
En lo de la frecuencia según el tamaño del usuario tienes mucha razón. Y en la medición. Herramientas como Tweriod son útiles, pero al final es más productivo probar por uno mismo y ver qué da mejores resultados. Y estoy convencida de que los resultados y procesos deben ser muy diferentes según el tamaño de tu cuenta. Creo que una cuenta que está empezando no debe preocuparse tanto por el klout, prestigio y todas esas cosas, e intentar crecer lo más rápido posible (eso es lo que tendría que haber hecho yo, me habría ahorrado mucho tiempo). Una vez una cuenta pasa de los 1000 seguidores, cualquier maniobra de crecimiento es muchísimo más efectiva. Del mismo modo, cuentas con muchos más seguidores, como la tuya, imagino que tendrán tácticas muy distintas a las de los que nos movemos en 3000-5000 seguidores. Para empezar, la programación y organización por listas son mucho más importantes.
«Efectivamente, un escritor no debería ser un publicista. El quiz es “debería”. Desgraciadamente hoy en día SI DEBE SERLO, aún publicado en Random House o Planeta, como bien saben algunos amigos. Y no queda otra que aprender todas esas cosas y aplicarlas bien.»
La pena es que, además, ya casi no te queda tiempo después de tanto marketing para escribir. Por lo menos el blog lo puedo usar para las dos cosas.
Como decía el Alcalde Rockero en su canción:
«Dónde estabas tú, mujer,
cuando alianza popular
no era todavía el PP».
Traduzco: que ojalá hubiera sabido de la existencia del blog hace tres años cuando empecé con la autoedición digital.
La de de disgustos que me habría ahorrado.
Muy buenos consejos.
Un saludo.
Bueno, hace tres años yo tenía menos idea que ahora, que tampoco es que tenga mucha.
Vuelve dentro de tres años, que igual es más productivo 😉
Sin palabras ^_^
Solemos confundir las redes con el todo vale y no. Son una extensión de nuestra vida real y no deberíamos hacer o decir nada a través de ellas que no haríamos o diríamos en nuestra vida no virtual.
Además no somos conscientes de que con cada acción en redes estamos construyendo nuestra marca personal, esa que se recordará por nuestra actitud invasiva y despersonalizada.
¡Me he partido de la risa con el apartado de las presentaciones! Esperemos que entre todos podamos conseguir que los libreros no abandonen sus negocios para cazar elefantes lanudos y que se queden en la Tierra. Es fácil, ser amables, darles las gracias.
Nos ayudas a desviar la mirada de nuestro precioso ombligo 🙂
¡Gracias Gabriella!
«Esperemos que entre todos podamos conseguir que los libreros no abandonen sus negocios para cazar elefantes lanudos y que se queden en la Tierra. Es fácil, ser amables, darles las gracias».
Creo que si la gente entendiera el poder que tiene un simple «gracias», siempre que sea sentido, se diría muchísimo más a menudo 😉
Un besazo y gracias por pasarte por aquí, Tere.
¡¡Gabriella!! no había leído esta entrada. Fue genial. lamentablemente estamos pasando la época de las vacas flacas, cuando engorden un poco tendré que comprar tu libro de manera obligada, es que encantas.
Gracias ¡Gab!
Muchas gracias a ti, Bárbara 🙂
me ha encantado!!! jajaja yo intento buscar el término medio, la verdad es que me diste algunas ideas nuevas, muchas gracias!!!!!
¡Gracias a ti por leer y comentar!
Ayyy esto de la publicidad se me da muy mal.
Me da mucha fatiga molestar a la gente, y también repetir las cosas e intentar hacerme notar. Y no te digo ya de pillar a una persona que se ve ocupada e intentar llamarle un poquito la atención, ¡me pongo a sudar sólo de pensarlo!
Pero las ideas de este artículo son muy útiles, como los marcapáginas, las presentaciones con comida, hacerte una lista de correo y amiguear con la gente, que al menos estás dando algo a cambio, aunque sea amabilidad (Soy muy mala para utilizar al personal, como psicópata no me comería un mojón).
Hubo tres blogueras que aceptaron recibir mi novela romántica-erótico-festiva y hacer una reseña cuando se la terminaran. Les mandé los libros por correo con marcapáginas de regalo, allá por invierno, pero no he tenido respuesta hasta la fecha. Conociendo mi escritura romántica, es probable que hayan perecido vilmente tras leer la primera descripción de mi bandolero descamisado, como las chicas que vieron el video de Samara, la de The Ring. Boca desencajada y todo.
En fin, espero mejorar un poco, y usaré todos estos consejos para cuando termine la segunda novela, que no es ni erótica ni festiva (Soon. Very soon…). ¡Gracias por el artículo, Gabriella! Muy bueno, como siempre.
Te contestaría de forma razonable y mesurada, pero mi amor por ti me ciega.
Como no te publicites tú, te voy a publicitar yo hasta que la gente me mande callar a tortazos.
Esto… me temo que Sexoparadelfinófilos.com no conduce a ninguna web. ¿Podrías corregirlo? Muchas gracias. Por cierto, que lo del marcapáginas sí que me lo apunto. Gran artículo excepto por el error ese. Kikkkikiiiiiii, kikkiikkiii!!!
¡Dioses, cómo he podido equivocarme con algo tan importante! 😉
Gabriella, me ha parecido una entrada sencillamente genial. Yo estoy preparando un blog literario y me estaba haciendo falta algo de perspectiva humana más allá del marketing de contenidos y estrategias variopintas de creación de marca. Efectivamente, la gente no son números ni potenciales estrellas en Amazon, se hace camino al andar. Me gusta mucho más tu planteamiento y dejar que la.cosa fluya en el lado humano de las relaciones interpersonales, aunque sean pc mediante.
Por cierto, que chunga es la vela jajajaja
Te sigo 🙂
«me estaba haciendo falta algo de perspectiva humana más allá del marketing de contenidos y estrategias variopintas de creación de marca»
Justo como a mí. De ahí viene el blog, de intentar quedarse con lo más personal del marketing y que nos pueda servir a todos ^_^
Muy buen artículo. Mucha gente estamos cansados de que nos digan que nunca haremos nada porque no estamos todo el día «compra mi libro» xD. Como bien dices, no solo es una invasión de espacio sino también cansino. En tu blog siempre encuentro un reflejo de los americanos que sigo, algo que me encanta 🙂
De los americanos buenos, ¡espero! 😉
Gabriella es casi media noche en México, y lo último que haré el día de hoy será leer este artículo. Me quedo con una sensación extraña de felicidad y estoy seguro que dormiré con una sonrisa. Haz encontrado el punto perfecto para decirnos que no hacer y que sí hacer al promocionarnos de una manera real, sensible, humana, pensando en nuestro lector como algo más que un cajero automático a nuestra disposición.
Estudio mercadotecnia, y luego es fácil olvidar el lado «humano» del marketing. Es sencillo que te vuelvas una máquina de estrategias y que todo lo quieras hacer automatizado, y olvides que quien está recibiendo tu mensaje es una persona, y por eso hay cosas que no se deben hacer por más sencillas que parezcan. El de copiar y pegar un mismo mensaje es de las cosas más molestas que nos podemos encontrar en internet y aun así parece tan fácil, que muchos caemos.
Y es que, tal como lo planteas, el lector es la pieza más importante en este juego en el que todos participamos. Debemos cuidarlo, procurarlo, llevarlo de la mano y al final llegar a la última casilla juntos, a una meta en la que los dos ganemos. Es la forma más simple y bonita de ver la relación lector-escritor. ¡Gracias por recordárnoslo! 😀
[…] ayuda saber qué tácticas concretas de promoción funcionan y cuáles solo sirven para irritar a los demás. Teniendo todo esto en cuenta, vamos a ver un último apartado: qué podemos preguntarnos antes de […]
Hola Gabriela súper interesante, y me ha hecho reir. Ojalá sea capaz de poner en práctica todo gracias