¿Qué he estado haciendo esta semana?
-Muy pronto, entro en colaboración (o pacto cthulhiano, no me han dejado muy claros los detalles) con un proyecto que llevo siguiendo ya desde hace un tiempo y que me encanta. Todavía no puedo decir nada (¿a que es repelente cuando la gente dice eso? Hype! Hype!), pero si todo va bien, la semana que viene empezaréis a ver el resultado.
–Sigo trabajando en Lectores aéreos, intentando implementar algunas de las sugerencias de mis lectores cero. A veces tengo la horrible sensación de que esto no va a acabar nunca, porque cuanto más corriges más cosas surgen para corregir. Paciencia: esa herramienta indispensable del escritor. Ay, paciencia.
-Por lo demás, no hay mucho que contar. No salgo mucho de casa. Peeeero la semana que viene estaré en Santander, hablando en un instituto sobre El fin de los sueños y temas asociados, yéndome de blancos con autores como José Antonio Cotrina y Santi G. Albás, sufriendo las sardónicos comentarios de críticos como Jean Mallart e Ignacio Illarregui, echando el rato con lo mejor de la TerSa (Tertulia Fantástica de Santander) y, lo más importante, disfrutando de la compañía de amigos y de gatos.
Recortes de la semana
–De lo que ando escribiendo ahora, una novela (larga) de fantasía pseudoépica escrita en primera persona. Como si yo estuviera allí. Si yo fuera una jovenzuela mentirosa, maga y posiblemente psicópata en un mundo con gente como esta:
El marqués goza de gran éxito entre las féminas. Los envidiosos dicen que es por la insaciable curiosidad de sus prometidas: él tiene fama de poseer un miembro en buena proporción a su cuerpo y conserva la costumbre de su tierra de no desnudarse ante sus mujeres hasta la noche de bodas. Hay apuestas en la corte desde hace años, desde la llegada del marqués, que solo se cobrarán a la muerte de este, o cuando alguien consiga colarse en su alcoba o sobornar a sus esclavos. Cuando los cortesanos preguntan a sus mujeres, estas simplemente se ríen, tapándose la boca con disimulo.
No tengo intención cercana de contraer matrimonio con el marqués, así que imagino que yo también iré a la tumba sin conocer la medida exacta de su virilidad. Ni ebrio suelta prenda, y dicen las malas lenguas, visto el rostro ruborizado de sus esposas tras las primeras noches de amor, que no tiene un solo miembro, sino dos.
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–Del libro Drinking Diaries, un compendio de historias y ensayos escritos por mujeres sobre su experiencia (tanto positiva como negativa) con el alcohol. Esta cita en concreto es del relato Slake, de Samantha Dunn, acerca del intento fracasado de una hija por entender la necesidad de su madre, alcohólica. Aunque habla del alcohol en particular (y de cómo intenta triunfar en su vida para darle a su madre todo lo que necesita y acabar con la sed que la está matando), creo que puede asociarse a cualquier adicción, o incluso al vacío inmenso que se nos cuela a veces por dentro:
(De alguna manera, obtuve esta idea desde muy joven: que si tenía el éxito suficiente, podría matar a esta cosa insaciable. Pero claro que no).
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–Del libro The Better Angels of Our Nature, de Stephen Pinker, donde reflexiona sobre cómo el alfabetismo y la literatura podrían ser parcialmente responsables de una mayor empatía y una disminución en la violencia y crueldad a nivel europeo alrededor de los siglos XVII y XVIII (¿no es bonita esta teoría?), os dejo con este extracto de una carta de un oficial militar retirado al mismísimo Rousseau, hablando sobre su reacción (recordad, hablamos de un militar en el siglo XVIII) a la novela epistolar Julia o la nueva Eloísa. Para Pinker, la novela epistolar en concreto fue un detonante importante en un paso progresivo entre la indiferencia y la preocupación por los sentimientos y sensaciones de otro ser humano (lo de la relación entre lectura y empatía siempre me ha apasionado). He aquí lo que dice el exmilitar:
(Has hecho que me vuelva loco por ella. Imagínate entonces las lágrimas que su muerte me han arrancado… Nunca he llorado lágrimas tan deliciosas. La lectura ha tenido sobre mí un efecto tan poderoso que bien habría muerto feliz en ese momento supremo).
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–Del artículo de Gregory Ciotti en Sparring Mind sobre si debemos compararnos con otros. Ciotti le da la vuelta a la tortilla habitual de «no te compares con los demás». Argumenta que en cualquier profesión o actividad SÍ debemos compararnos, ya que es la mejor forma de aprender:
(El objetivo no es duplicar el proceso, sino entender el impacto. La reacción. A menudo puedes aprender más estudiando la obra que escuchando al creador describir cómo llegó a existir.
Ten un modelo a seguir. Estudia a los mejores. Pide más. Algún día, si tienes suerte, un ídolo creativo podría convertirse en un rival creativo).
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-Y para finalizar os dejo con una frase que me encanta de El final del duelo, de Alejandro Marcos Ortega:
Algunos enlaces de interés
- Mariana Eguaras habla de la diferencia entre imágenes para impresión e imágenes para obras digitales.
- Alejandro Gamero nos cuenta que para nuestro cerebro es lo mismo leer para nosotros o leer en voz alta.
- Ian McKellen será un Sherlock Holmes ya mayorcito (y algo olvidadizo) en una nueva película. (En inglés).
- Wolf Hall (En la corte del lobo), la fabulosa obra de Hilary Mantel sobre la vida de Thomas Cromwell, ya es una serie de la BBC y parece que el comentario más común de los espectadores es «que no se ve una mierda». (En inglés).
- Raquel C. Pico nos cuenta que los géneros más vendidos en ebook son romántica y erótica.
- Y hablando de ebooks… ¿qué opinan los lectores sobre su precio? Nos lo explica Verónica Juárez.
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