Esta semana también ha sido movida, pero he conseguido rapiñar algunas notas que creo que son de interés. Para más enlaces y contenidos, ahí tenéis la página de Facebook, donde voy compartiendo todo lo que me llama la atención y que creo que podría gustaros.
Ahí van los extractos de lo que he ido leyendo y rumiando estos últimos días:
Mike Sowden y el horror de que las cosas empiecen a funcionar
Es su artículo en Fevered Mutterings sobre el ciclo de confianza/desconfianza en sí mismo del emprendedor, el escritor de viajes Mike Sowden habla del último punto, aquel donde nos quedamos paralizados por algo imprevisto: la alucinante posibilidad de que algo funcione.
De repente algo empieza a funcionar, de una manera que no puedes ignorar. Y, enfrentado a esta evidencia, tu corazón lo celebra junto con el resto de tu cuerpo (y empieza a propornerte algunas ideas salvajes, que probablemente deberías apuntar), pero luego, al rato, dice: «Bueno… bueno, vale. Parece que ha pasado. Pero eh, seamos realistas. ¡Es casualidad! Un buen premio de lotería, pero no seas tonto. Huye mientras puedas. CORRE. ¡AHORA! ¡HUYE, IDIOTA!
A veces que las cosas funcionen y vayan bien es tan estresante y difícil de asimilar como cuando van mal. Tenemos miedo. Miedo a confiarnos y a que todo sea una gran broma de los dioses, justo antes de mandarnos ese rayo gigantesco que destruye a nuestra casa y toda nuestra familia.
Ahora que el blog está creciendo de forma exponencial, reconozco que yo también tengo algo de miedo. Miedo a que sea algo casual, a que algo vaya horriblemente mal y desaparezcan las visitas, o a que me pase cualquier cosa que me impida actualizar y todo el mundo se aburra y se marche, a que todo sea una gran pérdida de tiempo y trabajo. Empiezan, como en cualquier página con cierto afluencia, los comentarios desagradables, las críticas sin mucho sentido, mi síndrome del impostor. Hay una voz persistente que murmura que todo esto se va a quedar en nada y que moriré de hambre en una esquina. Pero esa voz nace de muchas experiencias que decidí, en su momento, interpretar como negativas, sin querer verlas desde otra perspectiva mucho más útil: como escalones de aprendizaje por los que poder ir subiendo poco a poco.
y la sabiduría de las moscas
En su excelente análisis de las nuevas formas de prescripción literaria, Bernat reflexiona sobre la media, la estadística, la opinión de la mayoría y la recomendación horizontal. Habla del enfrentamiento entre la potestas, el poder coercitivo de unos pocos, y la auctoritas, la autoridad que otorga una comunidad cuando reconoce en alguien cierta capacidad (en la literatura actual, se trataría de la crítica oficiosa de toda la vida, de periódicos y suplementos culturales, frente al poder de la masa, representada por blogueros, reseñistas de redes literarias y etc.). Bernat se queda con lo segundo; como él dice, el criterio de la mayoría no es infalible (ni mucho menos), pero se acerca más a la media, al cálculo real. Vamos, que mejor un bombardeo de información para que cada uno se haga su opinión propia, que seguir a rajatabla la prescripción de unos pocos, controlados con mano firme por determinados intereses en vertical:
Peter Hessler y la permanencia frente al cambio
En un artículo brillante sobre su experiencia como escritor publicado en China, el autor Peter Hessler habla de la censura y de sus paradojas, y del rápido cambio de mentalidad en aquel país. El artículo entero no tiene desperdicio, pero tal vez sea este mi párrafo preferido:
El tema que una vez me preocupó, aquella representación clara de la pobreza, ya no parecía ser un tema sensible, por la rapidez con la que había cambiado China. «Con la distancia del tiempo ―me escribió Emily, en 2011―, todo lo que había en el libro resulta encantador, incluso esas flores sucias y cansadas». En la gira que tuve hace poco, los periodistas con frecuencia hablaban de nostalgia, y decían que el paso implacable de la vida en China hacía que fuera difícil documentar este tipo de cosas. «A veces, en China, tienes una sensación de ahogo, y es difícil notar todas estas cosas», me dijo Zhang Lijiao, un reportero de Beijing para el Diario de la Juventud China. «A lo mejor, como eres extranjero, puedes estar un poco separado. Tal vez es más fácil estar quieto. Tenemos una frase, yi bubian ying wanbian (puedes sobrellevar el cambio si sigues siendo el mismo). Si no te mueves, notas todo lo que se mueve a tu alrededor».
Hessler también habla de cómo su traductor original (un colega profesor que fue obligado por el gobierno chino a traducir una sección de su libro) se convirtió después, gracias a traducciones posteriores, ya para Hessler, en un traductor de inmenso éxito, debido a que, por su falta de formación profesional como traductor, mantenía la afición por un lenguaje más clásico, menos «rápido», que encantó a una nueva generación, ilusionada por el futuro pero a la vez nostálgica de lo que sus padres y abuelos habían visto y descrito. Tal vez es esta historia del traductor la que más me emocionó del artículo: de cómo alguien destacó precisamente por su amor y respeto al lenguaje.
La poesía cuántica de Joanna Tilsley
Descubrí a esta bióloga y poeta gracias a un artículo en Brain Pickings, y me declaro muy fan. Una de las cosas que me encanta de Maria Popova, la redactora de Brain Pickings, es su ojo para encontrar a talentos desconocidos, además de saber reinterpretar y analizar a los grandes de siempre. Maria nos cuenta como Tilsley realizó un compendio de 30 poemas (uno por día del mes del NaPoWrimo, como el NaNoWriMo pero con poesía) inspirados por conceptos científicos. Su trabajo artístico, esa recopilación de imágenes antiguas e ilustraciones olvidadas de todo tipo de manuales y científicos, es realmente espectacular. A continuación os dejo un ejemplo, con una muy pobre traducción que no le hace ninguna justicia, pero que os dará una idea de la belleza de las composiciones. Lo he elegido sencillamente porque era el más fácil y rápido de traducir, pero os animo a que le echéis un ojo al resto de los poemas:
Todo lo demás tiene su yin y su yan
pero tú… ¿qué tienes tú?
Tu singularidad geodésica no da cuartel.
¿Cómo es que eres inifinitamente vasto
e infinitamente pequeño?
¿Es este el punto en el que los magos pierden su cordura?
(XYZ/05 Agujero negro)
Siempre me ha fascinado la combinación de elementos aparentemente fríos y matemáticos con la subjetividad de la poesía, y es algo que estoy intentando aplicar a algunos de mis poemas más recientes, por lo que este libro de Tisley, quien escribe bajó el pseudónimo de xYz, me parece una auténtica maravilla. Los vende en su tienda de Etsy (¡sí, creados a lo casero!). Va derecho a mi lista de los deseos.
Y eso es todo por hoy. Ya sé que hoy he sido más breve, estoy segura de que encontraréis en vuestros corazones un hueco diminuto para perdonarme.
Yo, no perdono ni a Dios.
Es que eres especial <3