Tal y como os prometí, arrancamos la semana con un sorteo, además doble. Aquí tenéis todos los datos importantes:
¿Qué se sortea? Dos libros en formato digital (ebook): Luna de locos, de José Antonio Cotrina y Perdimos la luz de los viejos días, de Isaac Belmar. Ambos autores han tenido la amabilidad de cederme ejemplares/descargas de cortesía para el sorteo.
¿Cómo puedo participar? Entrarás en el sorteo de forma automática solo por estar inscrito/a en mi lista de correo antes del viernes 21 de noviembre. El nombre del ganador se comunicará a la lista el lunes 24.
¿Cómo me suscribo a tu lista de correo? Muy fácil, solo tienes que poner tu nombre y correo electrónico en el cuadro de este menú que tienes a la derecha. Si accedes desde móvil o tienes cualquier otro problema para ver el cuadro, simplemente mándame un email a gabriellavc(arroba)yahoo.es con LISTA DE CORREO en el asunto.
¿Para qué sirve esta lista de correo? Para muchas cosas buenas.
¿Vas a sortear dos libros todos los meses? No sé si siempre serán dos. Sortearé un libro cada mes como mínimo entre mis suscriptores, algunos meses serán más.
¿De qué van estos libros y por qué los estás sorteando? Como ya os comenté, quiero sortear y promocionar libros escritos por hispanohablantes que me parezcan realmente interesantes, libros que me hayan emocionado, me hayan hecho reflexionar, me hayan divertido. Libros en los que considero la pena invertir mi muy escaso tiempo de lectura. Sortearlos es una forma de compartirlos con todos vosotros. Eso sí, aunque no ganéis os recomiendo que os deis un paseíto por Lektu y los compréis. Entre los dos no os costarán ni seis euros.
Y ahí van mis explicaciones y notas respecto a ambos títulos:
Perdimos la luz de los viejos días obtuvo un accésit en el premio Oscar Wilde de novela corta. No sé cómo serían los ganadores, pero sospecho que jugó en contra de esta obra de Belmar el hecho de que metiera la patita en el terreno de la fantasía, y desde luego esta novela corta no encaja en la visión clásica de novela negra. Muchos podréis discutir si es o no fantástico su texto (o si roza más bien un realismo mágico extravagante, cómico en ocasiones), pero utiliza algunas de las mejores herramientas del género para construir su narración.
No quiero hablaros demasiado del contenido, porque creo que es una de esas obras que ganan cuando no sabes nada sobre ella, cuando te va colando sorpresas tras cada esquina. Os diré que el texto funciona a dos niveles complementarios: uno, el de la forma, de lo más engañoso, con una prosa en apariencia coloquial y simple. Otro, el del fondo, inquieto y triste, que se desliza a través de la prosa con un curioso sentido gris de la maravilla. Las descripciones y diálogos son cinematográficos: rápidos, limpios, sin excesos. Y las imágenes son como la buena fotografía: esa luz apagada, extraña, de un mundo muy normal que, sin embargo, es postapocalíptico; esas historias de lo más normales que convierten a un hombre bueno (un hombre triste) en un antihéroe de los bajos fondos y de la venganza. Un perdedor, que dirían los estadounidenses, un quejica cobarde que queremos que gane, sea como sea. Y es que este perdedor quiere ganarle, ni más ni menos, a la propia vida, y para ello tendrá que enfrentarse a las nuevas nociones de sueño y muerte que surgen en un mundo nuevo, un mundo que no murió cuando le tocaba.
¿Tiene defectos el texto? Desde un punto de vista puramente técnico, sí. Encontramos erratas y leves errores de puntuación, pero estos pequeños titubeos no afectan a la fluidez de la lectura (que, por otra parte, es casi líquida, gracias a la melodía llana del texto, el ritmo rápido y ameno, y a un contenido que atrapa desde la primera frase). Algunas ideas centrales se convierten en constantes, algunas reflexiones del protagonista se hacen repetitivas (aunque imagino que esto es inevitable; responden a la propia naturaleza obsesiva de una perspectiva en primera persona). Habría agradecido la presencia de personajes femeninos más interesantes, más allá de las dos secundarias: la mujer idealizada moribunda y la mujer malvada y promiscua. El personaje del economista/abogado, por ejemplo, uno de los mejores secundarios, habría sido una economista/abogada fascinante, aunque entiendo que el entorno en el que se mueve el protagonista no lo habría permitido. La obra no va a pasar el test de Bechdel, pero su corta extensión tampoco permite un gran desarrollo de personajes más allá de la perspectiva del protagonista. Y es por eso por lo que nos encariñamos con este: los secundarios en realidad no importan, lo vemos todo a través de sus ojos, incluso la luz extraña de esos últimos días.
Perdimos la luz de los viejos días es, en resumen, un texto que miente, que engaña con su claridad, que esconde alevosía en cada párrafo. Y os aseguro que lo leeréis de una sentada. Está a la venta en digital aquí y aquí, y en papel podéis encontrarlo en la web de la editorial. Podéis leer sobre su proceso de escritura en la web del autor, que es de lo más recomendable.
Respecto a Luna de locos, tengo un problema, y es que tengo por norma no realizar demasiadas valoraciones sobre textos de amigos, familiares o amantes (por lo menos en público). Es Cotrina, qué más os voy a contar. Luna de locos es ciencia ficción cargada de imaginería fantástica; es una historia de heroísmo inconsciente, de revolución no planificada, aderezada de pinturas rupestres, robots obreros, imperios autoritarios, personajes condenados y matemáticos locos. Es precioso y punto. Podéis comprarlo aquí.
Venga, animaos. Estos dos libros pueden ser vuestros. Si no estáis apuntados ya, tenéis hasta el día 21 para hacerlo y entrar en el sorteo. Yo diría que merece la pena.
[…] supuesto, quedan aparte los libros que he recomendado y sorteado en el blog: Luna de locos, de José Antonio Cotrina, Perdimos la luz de los viejos días, de Isaac Belmar; El rey lansquenete, de Santi G. Albás y Letal como un solo de Charlie Parker, de Javier Márquez […]
[…] Reseña de Perdimos la luz de los viejos días en Gabriella Literaria […]