Siempre digo que la perspectiva lo es todo.
Al final, a lo Viktor Frankl, solo tenemos control sobre eso. La vida nos puede lanzar toda la porquería que quiera, pero solo nosotros tenemos la responsabilidad de cómo nos sentimos al respecto. Ahí radica, creo yo, nuestro verdadero poder.
Solo vengo con este párrafo sentencioso y seudofilosófico a decir que ante las cosas que menos nos apetece hacer, ante esos proyectos o tareas que nos producen bloqueo, frustración, resistencia, solo nos queda un cambio de mentalidad.
Esto es: podemos hacer las cosas a disgusto, rezongando (qué bonita palabra, ¿verdad?) o podemos convertirlas en un juego.
Si te suena todo eso de la gamificación o ludificación, el vídeo de hoy te va a gustar. Analizaremos qué tácticas usan los videojuegos para enganchar e intentaremos llevar algunas al terreno de nuestras tareas más complicadas (¡y nuestra escritura!). Vamos a exprimir a los videojuegos para tu productividad:
Como siempre, vengo rauda al blog a dejar algunos apuntes que creo que enriquecen el vídeo, notas que se quedaron fuera y que pueden ser de ayuda.
Otra táctica genial de los videojuegos que podemos aprovechar
Al poco de crear el vídeo, hice lo que hago casi todos los días antes de comer: abrí el Candy Crush. ¿Por qué lo abro todos los días, aunque no acabe echando partidas siempre? Porque el Candy Crush usa un truco muy feo… pero muy efectivo.
En Candy Crush hay una máquina que te regala a diario un premio aleatorio. Cuantos más días entres seguidos, más posibilidades hay de que te toquen premios buenos. Pero (y aquí está el truco) si no entras un solo día, te penalizan. La máquina pierde «mejoras» y (si no recuerdo mal) necesitarás otros cinco días seguidos abriendo el juego para que vuelva a estar optimizada.
¿Podemos usar esto en nuestro trabajo diario? ¡Yo diría que sí!
En la implementación de hábitos es muy común hablar de recompensas cuando cumplimos con una tarea diaria y de penalizaciones si no cumplimos. Algunas personas funcionan mejor con recompensa, otras con penalizaciones. Algunas combinan ambas, como hace el Candy Crush.
Prueba a aplicar esto si realizas escritura diaria, por ejemplo. Si fallas un día, te quedas sin Netflix (o la plataforma de streaming a la que hayas huido ahora que Netflix no te deja compartir cuenta) durante cinco días. Pero si haces una semana del tirón, date una recompensa más grande de lo normal en el fin de semana (una comida especial, horas extra de ver series o de leer un buen libro… lo que para ti sea un «bonus»).
Esto no tiene que ser con la práctica diaria. Puedes aplicarlo a tus tres días semanales de gimnasio, por ejemplo. Pero creo que pillas la idea.
Cómo aplicar la táctica del azar
Expliqué esta táctica solo de forma teórica en el vídeo, por no enrollarme demasiado, pero mi querido novio me dijo que echaba en falta algún ejemplo práctico. Este tema lo traté en el taller que di en el festival Celsius el año pasado y resultó ser de bastante interés, porque mucha gente no conoce el «efecto tragaperras».
La razón por la que enganchan las máquinas tragaperras (y las famosas cajas gacha de botín en videojuegos) es que de vez en cuando obtienes recompensas excelentes, pero no siempre. Esto es más estimulante para el cerebro que si cada vez que le dieras a la máquina saliera un premio: eso se haría aburrido enseguida y nuestro cerebro tiene una capacidad alucinante para pillar tolerancia a lo bueno.
Por desgracia esto conduce también con rapidez a muchas adicciones, ya que siempre estamos buscando el «subidón» de los mejores «chutes». Pregúntale a un fumador cuántos cigarrillos realmente disfruta o a un alcohólico cuántas copas le dan lo que ansía; están buscando esa recompensa aleatoria sin parar: el cigarrillo perfecto en el momento perfecto; la copa que te da esa sensación tan agradable de relajación o euforia.
En los videojuegos, nos llaman más las cajas sorpresa que aquellas donde sabemos exactamente qué nos va a tocar. En la implementación de hábitos, por ejemplo, puede ser más efectivo otorgarte recompensas aleatorias que siempre darte la misma.
Si después de una sesión de escritura te das un trozo de chocolate, al final lo que quieres es el chocolate, no tienes por qué asociarlo siempre a la escritura. Por eso, si bien las recompensas ayudan, es más recomendable aprender a disfrutar la tarea en sí, que esta sea su propia recompensa. Del chocolate o bien nos cansaremos, o subiremos la porción, o acabaremos tomando ese premio sin haber realizado la tarea/hábito que queríamos implementar. Para evitar esto, aparte de intentar apreciar el proceso en sí, podemos darnos recompensas aleatorias.
Mete en un bote varios papelitos con recompensas distintas (y que algunos de los papelitos no tengan recompensa, que estén en blanco). Tras tu tarea, sesión de escritura, etc., saca un papelito. Tal vez te toque una buena recompensa, una flojita o ninguna. Eso te estimulará más y te animará más a realizar esa tarea que si te recompensas todos los días con lo mismo.
Tienes todo esto explicado también en un hilo-sinopsis en este post de Twitter.
Gabriella, eso de las subtareas que mencionas en el vídeo se parece a lo de las listas de verificación
¡Gracias por fijarte, yo también lo he pensado!
Si dividimos proyectos en listas de tareas por niveles como muestro en el vídeo, podemos reaprovechar estas listas luego como listas de verificación cada vez que tengamos que volver a enfrentarnos al mismo proyecto.
Pongo un ejemplo: el lanzamiento de un libro. La primera vez que publiques un libro, tendrás que crear esa lista de tareas desde cero. Pero una vez creada, te será de mucha utilidad para el lanzamiento de tu siguiente libro (con las modificaciones que necesites, claro). Proyectos grandes como ese tienen tantos pasos y piezas que es muy fácil que se nos escape algo. Una lista de verificación nos ayuda a que todo vaya como la seda.
(O como un satén arrugado, que ya sabemos la de obstáculos inesperados que pueden surgir lanzando libros).
Para más información sobre cómo usar listas de verificación en esto de los procesos creativos y en qué se diferencian de las listas de tarea de toda la vida, echa un ojo a mi artículo aquí.
Y comimos perdices
Ya está bien por hoy. Sed felices, escribid mucho y con gusto, montad vuestros propios videojuegos y volved el viernes que viene para otra Gran Aventura Gabriellina (TM).
Por cierto, todo esto de hacer vídeos tiene su coste y hay bastantes materiales que necesito conseguir/mejorar para que queden cada vez mejor (un NAS para que no se pierdan mis archivos, una cámara, mejor iluminación, etc.). Si te gusta mi trabajo, te resulta útil y quieres ayudarme, puedes echarme una mano aquí: ko-fi.com/gabriellacampbell
Créditos y otras cosas importantes:
- Todas las imágenes se utilizan con la licencia de Canva Pro. Utilizo esta versión de pago de Canva, soy afiliada y la recomiendo muchísimo. La excepción es la imagen de Candy Crush, tomada de la wiki de su fandom.
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¿Te falta fuerza de voluntad, te puede la resistencia y no consigues sentarte a escribir? ¡Yo te ayudo! Tengo un cuaderno creado especialmente para implementar el hábito de la escritura.